Capítulo 5

Después de lo sucedido aquella noche en el departamento con Marce hablamos poco y prácticamente nada.

Yo volví con Gabriela y ella casi ya vivía conmigo y si la rubia necesitaba algo se lo pedía a su amiga, y a mí me ignoraba.

Hasta que por intermedio de Gaby, que notó que no nos hablábamos (pero no sabía el por qué), por fin un día mi vecina me escribió para preguntarme si la podía acompañar a una visita médica para control de su gestación.

Fué así que retomamos diálogo. Acepté sin dudar y estaba feliz por poder participar de ese lindo acontecimiento.

Llegó el día, la pasé a buscar y partimos juntos.

Estando en el instituto privado entramos. Simulé ser el padre de la criatura y la tomé a Marce de la mano en todo momento y ella confiada como necesitando una presencia masculina no me soltó un instante y entre risas nerviosas me decía al oído que ya no se aguantaba las ganas de hacer pis debido a todo el agua que tomó previamente para poder realizarse la ecografía.

Ya en la sala y después de colocarle un gel frío en la panza pudimos ver cómo se proyectaba en la pantalla esa pequeña vida que Marcela llevaba adentro. Ese corazón latía a mil y en la imagen se dejó ver a la perfección: Marcela estaba gestando una niña … Su segunda niña!!.

Todo estaba muy bien, la milf soltó unas lágrimas de felicidad pero más allá de eso yo sabía que deseaba que a su lado estuviese Nacho, su marido para compartir ese momento.

_Marcela Alejandra dos_ atiné a decir. Estaba tan compenetrado en mi rol de padre que hasta le elegí el nombre a la bebé. Y ella asintió encantada con sus ojos llorosos.

Cuando logró calmarse Marcela le comentó al doctor sobre las contracciones y el dolor recurrente y éste le dijo que era algo propio de la etapa, nada para alarmarse pero que le diera aviso por si se repetían.

Aunque tuvimos si se quiere un llamado de atención antes de retirarnos del consultorio:

_Martín y Marcela por favor nada de sexo.

_Martín ya se que tenés una mujer divina pero por estos primeros meses del embarazo la prioridad es la beba_ dándonos a entender que las molestias de la rubia podían venir por eso…. Pero a decir verdad Marcelita estaba abusando del consolador y eso fué el detonante de todo y lo sabíamos solo ella y yo. Secreto de a dos.

La pasamos tan bien que al salir de allí felices caminamos, miramos vidrieras y después regresamos al edificio.

La noté ansiosa, como que quería decirme algo pero no encontraba oportunidad, entonces me pidió subir a mi departamento porque en el suyo estaban sus tres hijos con la niñera y quería un lugar mas privado, más íntimo para charlar.

La hice pasar y obviamente aproveché para mirarla de atrás. Estaba hermosa y ese culo era una locura con el pantalón de fibrana color piel que traía puesto. Su cuerpo era un deseo y ahora más con esa panza de embarazada.

Fué directo al baño porque seguía con ganas de hacer pis y estuvo ahí como diez minutos. La imaginé sentada en el pequeño inodoro y eso me generó mucho morbo y ya se me paró.

_Mar sos un amor… Gracias por acompañarme y estar conmigo en todo momento_ me dijo apenas regresó y se sentó a mi lado.

_Me sentí muy bien a tu lado y hasta me gustó mucho que seas mi marido suplente_ agregó después entre risas y sonrojada.

_Y respecto a lo sucedido esa noche aprovecho para pedirte disculpas, me dejé llevar tal vez por tus masajes o será porque noté que estabas con el pito parado… Y te juro que me morí de vergüenza cuando descubriste que tenía un juguete íntimo… Así que quiero pedirte que eso sea nuestro secreto, por lo que más quieras no se lo cuentes a nadie. Es que estaba un tanto necesitada y compré esa cosa por internet, porque como imaginarás lo extraño y mucho a Nacho… no te das una idea.

Y para cuando terminó de decir todo eso yo ya tenía una erección al tope.

_Mar… no sé si sos consciente pero tenés ahí abajo algo que no tiene cualquiera_ me dijo apuntando con los ojos al bulto en mi pantalón. Previamente ya la notó que estaba parada y estaba haciéndome a propósito, era muy dominante y sabía manejar los hilos.

_Pobre Gaby… podrías hacerle daño y lo único que te pido es que la trates bien. Hay veces que oigo como la hacés gemir cuando se queda a dormir con vos.

Los dos nos reímos con el comentario, pero después de las risas nos invadió un silencio y tomé coraje y le dije lo siguiente:

-Marce ya que estamos en confianza te voy a confesar algo.

_Desde el primer día que me mudé aquí por las noches escuchaba desde mi departamento cuando hacías el amor con Nacho y se oía todo pero todo y me volvías loco cuando gemías. Me resultaba y me resulta imposible no excitarme con eso… Va, excitarme con vos.

Por un instante Marce se puso tensa y me miró descolocada. Temí que se enoje y tal vez hasta me pegue.

_Marcela me la ponés enorme desde siempre_ le dije ya sin nada que perder.

Me puse de pie y me saqué la remera y tal como se lo dije le mostré la pija totalmente dura debajo del jean y la rubia se prestó al juego.

Y por más que se haga la señora fina y recatada sabía que le gustaba y mucho la pija.

_Lamento decirte que eso que pasó fué lo más lejos que pudimos llegar, ni siquiera hace falta que te lo explique. Estoy embarazada, mi marido y vos se llevan estupendo y Gabriela es mi mejor amiga.

Y al parecer se puso muy nerviosa porque volvieron a aparecer las contracciones y se le endureció la panza nuevamente.

Yo quedé inmóvil sin saber qué hacer, entonces me acerqué a la rubia de modo improvisado y froté las manos con fuerza para ponerlas sobre esa panza hermosa y las empecé a mover en círculos relajándola sintiendo la suavidad de su piel, la acosté en el sofá y asi después de mimarla y con suaves movimientos logré que se sienta mejor.

Me arrodillé a la altura de su cintura, después de unos segundos apoyé las manos sobre su vientre y bajé lentamente por esas caderas y muslos.

_Mmm…Mar…gracias… Tus manos son increíbles_ me dijo, y yo ya quería llegar más profundo.

La noté con ganas, se dejaba tocar y acomodándose mejor con los pies desnudos apoyados en el sofá se abrió de piernas.

Haciendo caso a su luz verde desaté el cordón de su pantalón de fibrana y ella colaboró sacándose lentamente. Nervioso aprecié su vedetina blanca y se la corrí y por primera vez.

Descubrí unos labios vaginales hinchados por el embarazo mientras ella ayudando con su mano derecha empezó a explorarse tímidamente aquella zona tan íntima. Marcela tenía ganas, y por los chasquidos que emitían sus dedos al tocar su sexo ya estaba empapada.

A partir de ese momento la milf cerró los ojos para tocarse como si estuviera sola mientras yo imité sus movimientos con las mías justo ahí y motivado enseguida le encontré el ritmo.

En esa parte de su cuerpo tan sagrada mis dedos comenzaron a explorar temerosos. Primero de a poco, despacito… Cuando los metí hasta el fondo, los hacía girar y los volvía a sacar. La rubia estaba tan mojada y dilatada viéndome jugar entre sus piernas y yo por mi parte concentrado como si fuese un niño con juguete nuevo mientras ella me pedía que no dejara de hacer lo que estaba haciendo.

Le gustaba mucho y la sentí gemir de idéntico modo de cuando hacía el amor con su marido y tentado sin importarme nada zambullí la cara entre sus piernas y me recibió gustosa.

Cuando se sació y se sintió satisfecha se sentó y me pidió que me acerque hasta quedar a la altura de su rostro.

Ahora era su turno de devolverme el favor.

Si bien me hizo eyacular con sus gemidos y derramé todo sobre aquella cuerina mullida de color negro mientas me bebí todos sus jugos allí metido entre sus piernas, por obra de la naturaleza seguía con el pene igual de duro que antes pero ya mojado por el líquido seminal, así que Marce entretenida y sin problemas lo tomó y lo deslizó fácilmente en su boca.

Era una experta, me lo agarró de la base y sostenía los testículos mientras chupaba.

Yo como loco la desvestí en la parte de arriba dejándola solo con los lentes puestos y luego de pelear con su corpiño hasta lograr desprendérselo me enamoré de sus tetas. Al principio las toqué con mucho cuidado, tampoco tenía intención de lastimarla, pero a medida que la notaba tan permisiva ya las apretaba más fuerte y me envicié con la dureza de sus pezones rosados.

Marce estaba más que sensible y esos pellizcones y succiones la estaban volviendo loca.

Para todo eso yo de tanto placer gemía y sabía que llegaría lo inevitable: en instantes me iba a hacer acabar.

Saqué el pene de su boca y tenía el morbo de enchastrarle la cara o mejor aún: derramar todo sobre sus anteojos o tal vez hacerlo sobre sus blancas e hinchadas tetas.

Y mientras yo perdía tiempo imaginando posibles finales, Marcela tenía otros planes, ya que volvió a meterse el glande en la boca y justo a tiempo para recibir el primer chorro de leche, y vaya que me salió y mucha.

Después de varias exposiciones Marce ya tenía la boca completamente llena, y para empeorar la situación, un torpe movimiento de mi parte hizo que involuntariamente le empujara la pija mas hacia adentro haciéndola casi atragantar. Se la metí hasta la garganta.

Con arcadas, casi ahogada, la rubia cuarentona empezó a toser escupiendo saliva entremezclada con leche entre sus tetas y un poco en la panza.

Le pedí perdón, y me sentí con una culpa inmensa y pensé con ésto último lo arruiné todo.

Marcela enchastrada y desnuda tomó sus ropas, me pidió una toalla y alborotada fué a bañarse.

Cuando regresó ya toda impecable y vestida como si nada hubiese pasado le pedí nuevamente perdón.

_No pasa nada Mar… fué todo muy loco… pero me encantó_ me dijo y con un beso en la mejilla se despidió y se fué a su departamento.

Cuando se fué no podia creer todo lo que pasó tras una simple confesión. Marce de ahora en más era consciente de que yo estaba loco por ella. Me di una larga ducha, se me volvió a parar y me hice una paja en su nombre recordando todo lo vivido.

Cuando salí de la ducha tuve una videollamada de Nacho desde España dándome las gracias por haber acompañado a su mujer, ya que antes de hablar conmigo lo hizo con ella y la notó más que feliz.

Tragué saliva, hice como si nada pasó pero en el fondo sentí cierta culpa como ladrón en su primer ilícito.

Más tarde sonó el celular. Tenía un mensaje de WhatsApp de Marcela.

_Mar tuve que lavarme tres veces los dientes, pero eso no sirvió para quitarme el sabor de toda tu leche. Estuvo increíble. Me gustó y mucho!! Seguimos en contacto y estate atento por si lo que hicimos no se quiera convertir en antojos y lo tengamos que repetir… Sí?.

Y yo con el pene duro otra vez no veía la hora de que eso se vuelva a repetir…