El siguiente relato es totalmente verídico y marco para siempre mi vida, lo he repasado infinidad de veces en mi mente recordando cada momento vivido.

Soy un hombre de 38 años casado con una hermosa mujer llamada Adriana con la que llevo 12 años de feliz matrimonio, ella tiene actualmente 32 años, es de 1.62 mts, de cabello negro, lacio y largo hasta la cintura, tiene unos ojos verdes de mirada tierna, una sonrisa tímida y candorosa, tiene el cuerpo muy bien cuidado a pesar de que tenemos 2 hijos, un niño de 9 años y una nena de 7 que lleva todos los rasgos de su madre.

La apariencia física de mi esposa es la de una ama de casa que atiende a sus hijos y a su esposo, dedicada 100% al hogar, regularmente viste con ropa casual de casa, y utiliza ropa holgada deportiva cuando asiste casi todos los días al gimnasio.

Adriana, siempre ha sido una excelente compañera, buena esposa y mejor madre, de principios morales muy definidos al igual que los míos, somos una familia feliz y muy normal, asistimos regularmente a la iglesia cada domingo, salimos a paseamos con nuestros hijos casi todos los fines de semana, salimos a cenar o bailar una o dos veces por mes. Me considero un hombre hogareño y aunque parezca increíble no me atrevería a engañar a mi esposa ni con el pensamiento.

En cuanto a nuestras relaciones sexuales, considero que también somos muy normales para una sólida pareja de 12 años de matrimonio ya que lo hacemos 1 o quizás 2 veces por semana, nuestro trato intimo es muy conservador ya que nos limitamos a caricias, besos y arrumacos haciéndolo con toda la ternura y el amor acumulado, sin morbo de ninguna clase, jamás hemos recurrido a ver revistas o películas pornográficas para excitarnos, de hecho jamás me atrevería a comprar algo así. En fin la amo y la respeto tanto que hasta en nuestra cama la respeto y me abstengo de cualquier vulgaridad que pudiera ofenderla.

El motivo del presente relato nace aproximadamente 1 año atrás, jamás lo he contado a nadie por lo difícil del tema y por razones naturales no lo puedo contar a nadir cercano a nosotros, sin embargo considero que necesito relatarlo para desahogar lo sucedido en parte como análisis y terapia bueno a malo, no lo sé.

En el verano pasado, por motivos de una convención que mi empresa realiza cada año con los ejecutivos de mayor rango en el ámbito mundial de la firma para la cual trabajo, me traslade a Isla Margarita, Venezuela. En donde ese año seria la convención, asistimos alrededor de 200 personas incluyendo a un gran número de esposas o esposos ya que la empresa nos otorgaba en esta ocasión esa posibilidad como premio al alto rendimiento que nuestra firma había logrado en este año en la mayoría de los países en el que nos colocábamos. (Es una empresa de refrescos).

Era la primera vez que Adriana me acompañaba sin los niños, me costó mucho trabajo convencerla ya que se le hacía muy difícil estar tantos días sin ellos. La verdad mi esposa no es muy sociable, me parece que le incomodaba asistir al evento ya que en nuestros 12 años de matrimonio pocas veces asistimos a reuniones con compañeros de trabajo, además esta es la única empresa para la cual he trabajado, ella ha sido testigo como he escalado puestos hasta llegar al excelente puesto directivo que ahora ocupo, en realidad no logra adaptarse a este estilo de vida y por amor evito siempre comprometerla al grado que ya nadie nos invita.

Los primeros días asistía a los talleres de trabajo durante el día, en las tardes salíamos mi esposa y yo a conocer la Isla, sus calles típicas caribeñas, sus nacientes hoteles. Por las noches cenábamos en el hotel y fue ahí como conocimos a otros ejecutivos y sus esposas, sobre todo a dos parejas con las cuales nos adaptamos muy bien.

Ellos eran una linda pareja madura de Santander, España llamados Sofía y Roberto, Sofía debía tener unos 40 años, una mujer muy atractiva con lentes y aire de intelectual, vestía siempre con traje sastre, Roberto tiene alrededor de 50 o 52 años, un poco calvo, de complexión atlética y cara de buenazo. Así también unos puertorriqueños (Maru y Abdón) muy simpáticos y alegres que nos tenían siempre riendo a carcajada suelta. Maru, de alrededor de 28 años, chaparrita y muy jovial de cuerpo un poco llenito y cara picara, morenita clara, su esposo Abdón tendría unos 30 o 32 años de raza más bien negra de facciones toscas y a la vez agradables, también eventualmente platicábamos con algunos compañeros y compañeras que asistieron solos.

En primer sábado en la isla, se nos ofreció una cena de gala en un lujoso restaurante, para premiar y felicitar a los participantes. Adriana, no tuvo más remedio que asistir ya que Sofía y Maru habían reservado una mesa para las tres parejas y pasarían a las 7.00 a nuestra habitación. Mi esposa se veía muy bella con el vestido negro aterciopelado que traía, que aunque conservador era de buen gusto. Sofía la felicito ya que no la había visto peinada y maquillada.

Esa noche tomamos más de lo acostumbrado, nos la pasamos muy bien, Adriana estaba muy relajada y se adaptó y divirtió mucho en el evento, platico toda la noche con Maru con quien festejaba cada ocurrencia de la puertorriqueña. Después de la cena decidimos visitar alguna discoteca, íbamos las tres parejas y dos ejecutivos solteros caminando por las calles entrando de bar en bar, nuestros guías eran los españoles quien sin consultarnos se metieron a una discoteca tipo casino (se llama Goldfinger por sí visitan la isla).

Pagamos nuestro respectivo cover, subimos las escaleras y de pronto me doy cuenta de que era un lugar para bailarinas exóticas (muy atractivas) quienes se desnudaban en varias pistas, de momento me sentí un poco incomodo con Adriana, pero observé que se reía un poco más con lo que le decía Maru y que yo no escuchaba, pero que seguramente las copas la habían desinhibido.

Nos sentamos frente a unas mesitas pequeñas y redondas, el lugar estaba muy bien montado y decorado, el ambiente era de primera, todo mundo era muy respetuoso a pesar del giro, los clientes se veían gente bien vestida y solvente, me relaje al cabo de unos minutos y pensé que no nos haría daño desvelarnos un poco y tomar esto como una segunda luna de miel y hacer locuras como cuando éramos jóvenes, esto era sorpresivo y así lo tomamos.

El ruido no nos dejaba platicar entre todos así es que yo platicaba con Adriana y esta con Maru quien le quedaba cerca, a mi vez platicaba también con uno de los jóvenes que se nos unieron en el camino.

De repente el otro joven soltero se levantó acompañado de una de las chicas con quien estuvo platicando unos minutos, se dirigieron a otro salón que estaba cerrado con una gran puerta con espejos, lo vimos introducirse tomado de la mano, me molesto un poco su falta de respeto y tacto para con nuestras esposas. Las chicas que bailaban en las tres pistas eran realmente unas bellezas por algunos momentos las observaba cuando mi esposa se acercaba para oír mejor la charla con Maru, Roberto y Sofía estaban muy alegres golpeando la mesa y platicando con meseros y bailarinas que pasaban por su lado muy relajados y desinhibidos.

El joven regreso con gritos de júbilo y le recomendó al otro soltero que fuera que no se perdiera la oportunidad de ver lo que había dentro, lo decía con voz alta y con ademanes, note que estaba pasado de copas y no mostraba él más mínimo respeto, decía que adentro era Sodoma y Gomorra que todas las chicas estaban desnudas, que al le habían bailado dos chicas juntas y que le hicieron un show lesbiano frente a sus ojos, la única condición era no tocarlas pero que ellas si lo podían tocar, en fin dijo de todo, el otro joven no espero más y los dos se dirigieron a la puerta con espejos.

Me moleste mucho con el tipo ese, tome a Adriana del brazo y le pedí que me acompañara al baño para platicar con ella, le dije «mi amor, lo mejor es retirarnos, si gustas vamos a otro lugar invita a Maru y su marido» ella me respondió que como quisiera que en realidad no me preocupara ya que los muchachos estaban tomados pero que si lo prefería nos retiráramos. Asentí y nos dirigíamos a nuestra mesa a despedirnos cuando venían las dos parejas muy animadas y gritando seguidas de meseros y bailarinas en «trenecito» dirigiéndose ni más ni menos que a la puerta con espejo, Sofía y Maru regresaron por nosotros animándonos y no dándonos tiempo a nada, me puse rígido resistiéndome a ser conducido pero Adriana ya iba con las dos mujeres y a mí me jalaban dos bellas chicas y un mesero me indicaba el camino.

Adentro era otro el ambiente, la música era de menor intensidad y el interior estaba muy cómodo y perfumado, un mesero muy apuesto nos recibió vestido solo con un pantalón y tirantes sin camiseta, él y los otros meseros eran los únicos «vestidos» ya que todas las chicas caminaban entre los cómodos sillones completamente desnudos sobre sus grandes y puntiagudas zapatillas. Nos instalamos en un gran sillón circular en donde nos sentamos cómodamente las tres parejas, Roberto y Sofía en un extremo, Abdón y Maru en medio y nosotros en el otro extremo, en otro extremo del salón estaban los jóvenes ejecutivos con una chica cada uno.

Abracé a mi mujer y le pregunte que como se sentía, me respondió que bien que no me preocupara, que ella me avisaba cuando se sintiera incomoda que por el momento se estaba divirtiendo y que era algo nuevo que no dañaba a nadie, me sorprendió un poco su respuesta, pero considere que tenía razón. Al cabo de 2 copas más me sentí más relajado e incorporado a la plática con las otras parejas, comentábamos sobre el éxito que tienen estos lugares a lo largo del mundo, Roberto nos confesó que antes él era muy afecto a ir a este tipo de lugares en España, sobre todo en las Canarias, Sofía nos dijo que ya le quito la costumbre, Roberto parecía el más joven ya que bailaba y platicaba con las chicas, Sofía se divertía mucho con su esposo, lo besaba a cada rato, Abdón se veía nervioso y ansioso, no había notado el descaro con que veía a las chicas, su cabeza daba giros de 90 grados, tenía abrazada a su esposa quien no dejaba de bromear con Adriana, me preguntaron si en México iba a lugares así, les conteste obviamente que no, que alguna vez fui cuando era muy joven pero que de casado nunca había ido, bromearon acerca de lo «amarrado» que me tenía mi mujer, la plática fue más o menos sobre los mismos términos, cada vez nos teníamos más confianza y yo me sentía cada vez más relajado hasta que cruzaron a un lado nuestro un par de turistas al parecer norteamericanas mayores de 50 años quienes iban guiadas por uno de los capitanes o supervisores, se sentaron en un sillón similar al nuestro justo enfrente de nosotros las señoras estaban bastante alegres, de pronto llegaron dos jóvenes que empezaron a bailar muy cerca de ellas hasta quedar en una diminuta tanga, hasta ahí no había notado que había más hombres bailando en otros sillones inclusive había un hombre bailándole a otro seguramente homosexual, las señoras colocaban dólares en sus tangas hasta que los chicos se quedaron completamente desnudos, me puse de mil colores, sentía una gran pena por el espectáculo que veían nuestras señoras, trate de iniciar una plática para romper el denso silencio de nuestra mesa, solo Maru seguía hablando y bromeando con su esposo, Adriana me abrazo y coloco su cara entre mi cuello, la abrasé con ternura y le dije al oído que nos fuéramos, ella estuvo de acuerdo, me dijo que iba al baño y que yo me despidiera, la acompañe hasta el baño y me regrese con la esperanza de que ellos también decidieran irse, regrese a mi sitio y no pude evitar ver que los chicos batallaban con las turistas ya que ellas querían tocarlos y ellos les retiraban discretamente las manos, solo cuando se retiró el supervisor una de ellas le toco y acaricio el pene a uno de los chicos, de pronto el otro joven subió una pierna sobre la cabeza de la otra señora y le puso abiertamente los genitales sobre el rostro sin dejar de vigilar al supervisor que se encontraba ocupado discutiendo con unas chicas y sus clientes, Roberto y Sofía observaban divertidos desde su posición que era la más cercana a las turistas, Abdón y Maru veían muy serios pensé que molestos, les intente decir 2 veces que nos retiraríamos pero no me prestaron atención, entonces llego Adriana quien me reclamo por qué no fui por ella al baño, me sentí mal por el descuido y le informe que lo mejor era desaparecer y disculparnos el siguiente día, Adriana se levantó para seguirme y Maru le dijo algo seguramente divertido ya que río de buena gana, se sentaron a nuevamente a platicar cara con cara, imagine que se despedían, yo estaba como idiota parado esperando a mi mujer y ella seguía platicando y riendo con Maru, Roberto y Sofia hablaban e intercambiaban bromas con las turistas en inglés, una de ellas tomo el miembro semi-erecto de uno de los jóvenes y se los mostró descaradamente y luego lo beso casi enfrente de los españoles quienes reían, Abdón se incorporó a los festejos también animaba a las turistas con un gran regocijo, Maru se limitaba a darle pequeños golpes sin dejar de reír, Adriana volteaba de cuando en cuando a ver a las turistas que seguían jugando y algo comentaba con Abdón quien hacia ademanes como de chimpancé que hacían reír a Adriana y Maru, Roberto me llamo y me pregunto si me sentía incomodo, le respondí que preferíamos irnos, Sofía consulto a Adriana y Maru al darse cuenta de nuestra intención de retirarnos puso cara de súplica y nos dijo que quizás nunca tendríamos la oportunidad de volver a estar juntos que nos esperáramos un poco más que también ellos preferían irse temprano, Adriana se encogió de hombros y me senté, las turistas se retiraron llevándose consigo a los bailarines, se introdujeron en una segunda puerta y desaparecieron, no sé si era la salida u otro cuarto peor.

La tensión paso unos minutos pero inesperadamente Roberto y Sofía se pusieron a platicar con 1 chica y de la nada se puso a bailar frente a Roberto, el reía muy animado, Abdón soltó a Maru y se acercó a Roberto y Sofía viendo descaradamente a la chica que bailaba, Maru se quedó muy seria y Adriana se recostó en mi pecho pero en esta ocasión viendo lo que sucedía, parecía que nos adaptábamos a cada situación, entonces Roberto hablo con el capitán de meseros y este regreso con un chico alto, delgado y completamente desnudo quien se batía entre risas y un poco apenado o inexperto empezó a bailarle a Sofía ¡!! , Roberto y Sofía parecían chiquillos divirtiéndose en una fuente de agua, Maru volvía a bromear con Adriana y Abdón era ahora el serio, veía fijamente la cara de Roberto y Sofía y en otras a los bailarines, Roberto le dijo algo al chico y este miro para todos lados y subió su pierna sobre la cabeza de Sofía dejando los genitales a escasos 5 cms.

De su cara, la chica por su parte frota su cuerpo en el cuerpo de Roberto, Sofía veía a su esposo entre seria y divertida, la chica animaba al joven quien a todas luces se veía que era quizás su primer día de trabajo ya que asomo una enorme erección que luchaba por esconder, Abdón acerco a Maru a su pecho e hizo que se sentara en sus piernas la besaba y le decía algo al oído, Adriana y yo estábamos absortos ninguno decía nada, de repente como todo en esta noche Abdón jalo al chico y lo puso frente a ellos, Maru veía frente a ella el miembro erecto del joven tapándose los ojos con los dedos pero abriéndolos y gritando, veía a mi esposa quien como siempre todo le festejaba, entonces las cosas dieron un cambio brusco e inesperado ya que Abdón tomo el miembro del joven con sus manos!! Y lo froto en la cara de Maru, todos hasta la chica nos sorprendimos, Abdón parecía poseído ya que no soltaba el miembro e intentaba meterlo entre los dedos que Maru tenía en la cara, Abdón le quito de un brusco golpe las manos y froto libremente el pene desde la frente hasta el mentón de la sorprendida Maru, el joven no sabía qué hacer, bailaba más para ocultar con su espalda lo que sucedía, Abdón no solo frotaba el miembro en la cara de Maru sino que bajaba y subía el glande del sorprendido joven quien se dejaba hacer quizás por miedo a ocasionar un escándalo, Abdón trataba de introducir el pene en la boca de ser esposa quien apretaba los dientes pero termino cediendo un poco, saco la lengua y la paso por la punta del erecto pene, Roberto y Sofía no perdían detalle, desde mi posición no me atrevía a mirar a Adriana quien aparentemente también los veía, la chica se puso a un lado del joven para tapar lo que realmente sucedía, me quería retirar pero una fuerza extraña me lo impedía, Maru volvió a hacer bromas y ya tocaba los testículos del joven y se metía la mitad del miembro en su boca, Abdón se revolvía en su asiento, entonces Abdón guió el pené con las manos a las piernas de Adriana quien las recogió en señal de rechazo y se acercó más a mí, entonces me entro un coraje por reclamarle a Abdón, pero el joven logro zafarse de su mano y el por propia iniciativa se puso frente a nosotros dándose tocándose y jalándose ligeramente el miembro, la chica lo Siguió y volvió a taparlo, el chico se veía muy excitado ya que jadeaba sin dejar de bailar muy cerca de Adriana, yo estaba petrificado viendo como acercaba el pene a mi mujer, entonces el siempre entrometido de Abdón volvió a tomar el duro pene del joven y pasando casi por encima de Maru coloco el miembro en la mano derecha de Adriana quien lo apretó y se quedó tensa riendo muy nerviosa y con un rictus entre el llanto y la risa, el joven empezó un movimiento de atrás hacia delante como de 5 minutos en los cuales me quede como idiota sin capacidad de reacción, opte por quedarme quieto y que hasta el día de hoy no comprendo no reaccione, después eyaculo en su mano, Adriana soltó inmediatamente el pene como si volviera de su estado de shock , retiro la mano y trato de sacudir el semen que le quedaba en la mano y el brazo derecho limpiándose con gesto de asco en el respaldo del sillón, sin dejar de verse la mano, entonces Maru tomo el miembro con una mano y termino de exprimir al joven quien se debatía en gestos sordos desplomándose y cayendo de rodillas en el piso.

El vestido negro aterciopelado de mi mujer quedo mojado por una parte del semen, Roberto fue a mi lado y me pregunto que si estaba bien, no le respondí nada , me sentía consternado y humillado, traicionado, lloroso, no me atrevía a ver a Adriana quien instintivamente limpiaba su vestido con una servilleta ayudada por Maru, Sofía saco una servilleta de tela y termino por ayudar a limpiar su vestido, el joven fue descubierto por sus superiores y sacado a empujones por romper las reglas, Abdón discutía algo con Maru, se veía muy alterado, Roberto el más cuerdo y maduro de todos y el que inicio el juego, pasaba de Adriana a mi disculpándose «Señora está usted bien, respóndame por favor» Adriana estaba muerta en vida no decía nada, para colmo de males los ejecutivos que nos acompañaron al parecer se dieron cuenta de todo ya que estaban en el sillón de enfrente, deseaba irme de ahí con mi mujer y echarme toda la culpa, deseaba regresar el tiempo y no haber salido de la cena. Roberto pidió la cuenta y esperamos a Sofía quien por enésima ocasión estaba en el baño y tenía como 20 minutos.

El regreso al hotel en donde estábamos hospedados todos fue en completo silencio, ya era cerca de las 4:00 a.m. pedimos cada cual su llave y entonces Roberto rompió el hielo; «Amigos, porque no nos tomamos una copa más en nuestra habitación, esto que sucedió es necesario que lo hablemos ahora mismo es necesario superarlo, no me gustaría que cuando despertemos tengamos una jaqueca por la juerga y por la moral rota, y que cuando volvamos a casa nos lo reprochemos y afecte nuestras vidas de matrimonio, sugiero que me den la oportunidad de persuadirlos un poco, mi mujer como ustedes saben es terapeuta y muy reconocida en Santander e incluso en Madrid, ustedes deciden, les aseguro que no se arrepentirán». Sofía agrego ‘’ chicos si les parece que lo hablemos, estoy de acuerdo con Roberto nada nos quitara unos minutos de charla, vale¿’’. Maru y su para mí odiado esposo aceptó, todos nos miraron y Sofía nos suplicó ya que quizás nosotros éramos los más afectados, y sin decir más nos dirigimos a su habitación.

Las habitaciones eran amplias con una gran cama King Size, Adriana y yo nos instalamos en un pequeño sillón , Abdón se sentó en el suelo acariciando a su esposa….