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Cocktail

Cocktail

Dicen que los sueños son la expresión del subconsciente.

Si eso es cierto, no quiero ni pensar lo que mi subconsciente me está diciendo.

Aunque no creo que necesite un psicólogo para que en palabras de Freud me diga el significado de un sueño que se repite noche tras noche.

Sueño que estoy acostada desnuda en una mesa circular, en medio de un salón muy grande. El salón está vacío excepto por la mesa.

Estoy acostada boca arriba con los brazos y piernas abiertas.

A mi alrededor hay varios consoladores de diferentes tamaños y formas.

De pronto se abren unas puertas que están en un costado y se me acercan 10 hombres, altos y fuertes.

Todos están vestidos por completo, usando trajes negros.

Sus caras están cubiertas por unas máscaras de carnaval y tienen sus grandes vergas afuera de los pantalones.

Vienen pajeandose.

Uno, que parece el líder, da una señal y los hombres se forman alrededor de la mesa circular y los tres que me quedan más cerca me ponen sus vergas en la boca y en las manos.

Yo las chupo y masturbo durante un buen rato.

Luego van girando la mesa hasta que he mamado y pajeado a todos.

Hay de todos los tamaños, colores y sabores.

Unas más flácidas que otras, pero no por eso menos ricas.

Siento mi boca adolorida por haber mamado tanto aparato, pero estaba feliz!!!!!!!!!!

Todo esto pasó sin que ninguno me metiera su verga.

El líder hace una nueva señal y yo empiezo a masturbarme.

En ningún momento me había tocado.

Empiezo con mis dedos acariciando mis tetas..

Me los meto a la boca y los lleno con mi saliva.

Vuelvo a pasarlos por mis pezones duros.

Bajo la cabeza para chuparme mis tetas mientras una de mis manos se dirige a mi panocha.

Apoyo los pies en la mesa y abro bien las piernas.

Mis caderas suben para que los hombres vean como brilla mi coño depilado y lleno de mis jugos.

Me pellizco fuerte uno de mis pezones y gimo de placer.

Mis hombres no dejan de mirarme.

Me volteo y me pongo en cuatro patitas sobre la mesa. Bajo mi espalda y siento como mis tetas rozan la fría superficie de la mesa.

Me muevo de adelante hacia atrás arrastrando mis pezones y siento una sensación electrificante.

Meto de nuevo mis dedos en mi boca y los chupo, como si de nuevo estuviera chupando una de las vergas que tengo enfrente.

Ya bien mojados, los llevo a mi culo.

Empiezo a jugar con él.

Muevo mis dedos en forma circular.

Los llevo de nuevo a mi boca para mojarlos más. Luego empiezo a meterme el dedo de en medio muy despacio por mi culo.

Voy sintiendo como entra, despacio.

Empujo un poco más, un poco más, hasta que lo tengo metido hasta el nudillo.

Empiezo a sacarlo y meterlo más rápido.

Voy rozando las membranas por dentro hasta que siento mi culito más relajado.

Tomo uno de los consoladores y me lo meto en la boca.

Lo chupo como antes chupé las vergas de mis hombres.

Agarrándolo por los huevos de goma, me lo meto hasta abajo, hasta mi garganta, luego lo saco y le escupo la punta.

Saco mi dedo del culo y empiezo a meterme el consolador.

Despacio siento como va abriéndose camino entre mis tripas.

Cuando tengo las 6 pulgadas bien encajadas, tomo otro de los consoladores, un cilindro metálico y lo dirijo hacia mi chocha, no necesito lubricarlo, las babas que salen de mi coño son suficientes.

Empiezo a metérmelo sintiendo primero su frío, luego su dureza.

Le doy al botón y cobra vida propia.

Vibra dentro de mí y parece que hace contacto con el que tengo por el culo. Aquí tengo mi primer orgasmo.

Grito como una loca y para callarme, el líder mete de nuevo su verga en mi boca.

Yo parezco sorprendida pues ya me había olvidado que mis hombres estuvieran ahí.

Pero no por eso pierdo tiempo para volver a chupar.

Cuando me pasan los estremecimientos del orgasmo, el líder me ordena que empiece de nuevo.

Entonces, uno por uno los 15 consoladores fueron pasando de mi chocha a mi culo una y otra vez, en ocasiones, dos consoladores en mi chocha, hasta ir usando todos y cada uno de ellos.

Hasta que me quedo con uno metido por mi chochita y otro bien encajado en mi culo.

Entonces mis hombres, que no han dejado de pajearse en ningún momento, empiezan a sacudir sus vergas mas frenéticamente, disfrutando del espectáculo que les estoy dando hasta que todos nos venimos al unísono y siento como si litros y litros de leche me cayeran en todo mi cuerpo.

Y así toda cubierta de leche, me volteo en la mesa y sigo masturbándome y con una mano me recorro el cuerpo para embarrarla y llevármela a la boca para probar ese rico cocktail de leche.

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