Tengo 18 años, 1,68 de altura, pelo trigueño, tengo un poco de nariz, bueno me parece, todos dicen que en malla soy una mina que está para darle, he sentido desde hace dos años, expresiones de aprobación desde yegua a encares de lo más originales (uno de ellos de una amiga), me encanta leer los relatos de todo tipo, más los de soledad, algunos me suenan a mentiras o tienen algo de ficticio, no creíbles, pero será que la fantasía siempre es superada por la realidad, que les relato mi experiencia.

Hace poco (un año) que empecé a tener relaciones sexuales, me sentía realmente mal, porque no había encontrado una satisfacción por lo menos lo que yo pensaba, no sé, también puede ser que empezó el calor, verdaderamente estoy queriendo, estar satisfecha continuamente, cosa grave porque todavía no había logrado, sentirme bien «llena» como decimos entre las chicas, no se sí será el mismo profesor, no lo creo, porque soy de una ciudad cerca de Buenos Aires, pero el reta a todos cuando se desperezan ( abriendo los brazos, se sientan mal), pero a mí me miraba con ganas, no me reta nunca, y cuando le muestro mis senos y me desperezo, entre mis pestañas, veo sus ganas de gozarme ,más les digo que le mande un e-mail a una casilla personal, (con otro nombre) con preguntas, no me contesto, no me animo a hablar con él por teléfono, pero las otras noche lo traje a mi memoria, estaba bañándome haciendo un baño de inmersión, cuando recordándolo, empecé a calentarme, en un pequeño escondrijo al lado de la bomba del hidromasaje, mi hermana esconde su consolador, la vaselina, que mi madre tiene en el botiquín, no fue necesaria, calenté el aparato bajo el agua caliente de la canilla, puse el hidro suave, con mis dedos, calentaba mi vagina apoyando mi cabeza sobre el borde levante mí ya a punto vagina y me introduje suavemente «al profesor» lo besaba en mi imaginación, él me sonreía, me levante apoye lo apoye en el borde y me lo introduje todo hasta el tope, estaba llena, lo apreté con mis labios, cedía un poco cerca del tope, lo saque dejando lo más grueso casi fuera, apreté los labios de mi vagina nuevamente, acabando, pensando en él, mi gordito, está hermoso, estoy satisfecha, cuando empecé a recapacitar, me hice un entre y saca, hasta acabar nuevamente, me escuchaba a mí mismo murmurar, dale, dale, quiero más, verdaderamente, no puedo creer como goce, cuan llena estoy con un consolador, pensando en mi profesor el gordo, la antítesis de lo que siempre digo que me gusta de un hombre, abra sido los relatos en estas páginas del profesor, que me llama a calentarme con él, esas miradas? potenciada mi calentura ,mi interrogante mayor ¿ el querrá verdaderamente coger conmigo? puesto que yo, todavía nunca había mamado y si él me lo pide, haría todo y más de lo que simplemente dijera que le gusta o insinuara, todavía no les conté a ninguna de mis amigas del Colegio, sé que tuvo una amante que fue alumna suya, pero después que termino, no sé cuándo, pero, si estoy llena de solo pensarlo, no me alcanzo, ver mi estado, cuando el me goce.

Salí el otro día con mi novio, ambos habíamos planificado encamarnos, puesto eso hicimos, nos fuimos a la casa quinta de su familia y pensando en el profesor, lo mamé, siguiendo la experiencia de otros relatos, la técnica la tenía clara, pero esa no era el pene de mi «novio» lo estaba mamando a él, lo quería gozar a él ,no solo me había masturbado por él, sino me estaba masturbando usando a mi «novio», me tragué, todo si bien gozo, creo que lo asuste, puesto que era casi perfecto, (toda una profesional) y me dijo ¿quién es el «gordo»? ¿Por qué?, porque lo nombras y siempre decías en lugar de un nombre, flaco.

Me sentí, que no podía controlarme, le explique dos o tres tonteras y me lo lleve a la cama, pero estaba claro que solamente era un consolador, tengo que hacerlo con el profesor.

Por ahora uso al consolador de mi hermana y a mi novio.

Cuando me lo lleve, me empale, lo mame, lo estruje, sabré si esta fantasía, es superada por la realidad.