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Se olvidó de reír

En un momento dado, Carmen le dio un soberbio manotazo, tú no me puedes tocar hoy te enteras, no soy tuya, soy de Alex y hasta cuando el no me disfrute como tu disfrutaste de su mujer mientras estuvo viva; tu disfrutaras de mi cuando el te deje, lo que pasa es que Alex es demasiado bueno y seguro que mojaras pero será si yo te dejo que es muy posible que no lo haga, así que tu

Nacho, Pepi y yo IV: M. Teresa

Nos besamos de nuevo y noto que mi miembro viril estaba de nuevo en orden de batalla y entre beso y beso, me dijo que cómo era posible, que siendo diabético tuviera esa fuerza, que ya sabía que su cuñada y hermano me habían ayudado, pero que le parecía increíble que pudiera ser así.

Nacho, Pepi y yo III

El culo de Nacho estaba más que preparado, y estaba suplicando que no lo hiciéramos sufrir más ,que era un delirio que tenía consigo y no lo soportaba, que tenía que clavársela inmediatamente, porque no soportaba el tener que esperar.

Nacho, Pepi y yo II

Pepi, me quito los pantaloncitos que llevaba, y mi pené saltó como una vara, he inmediatamente empezó a masajearla, primero con mucha suavidad y cada vez más deprisa, la tuve que decir que parara un poquillo, por que si no se abrirían las válvulas de escape y sería un desastre.

Nacho, Pepi y yo I

Tras breves momento me abrió la puerta Pepi, que tras verme, me echó los brazos al cuello y me estampo un beso a caballo entre los labios y la mejilla, detrás venía Nacho, que me dio un fuerte abrazo como si hiciera año que no me veía, y lo cierto es que hacía diez días que faltaba de la ciudad.