Tania se va de concierto con tres amigos. Todo va normal hasta que llega la hora de compartir la tienda por la noche...
La sesión de sexo en grupo ha sido genial para casi todo el mundo. Yo me he quedado un poco frustrada. Me tomo como un insulto que no me entrase la verga del bajito.
El calentón que tenía ya no sé dónde está. Me he olvidado de todo. Sólo puedo pensar en ese agujero oscuro que tengo ante mí y espera a ser recorrido por mi lengua.
Mi coño arregladito, con mis ingles y mi rajita completamente limpias de bello es el centro de atención. Hasta Cristina me está mirando y preguntándome qué hago en ese estado.
Tania vuelve a casa despues del encuentro en el lavabo de la disco y se lleva una buena sorpresa. Su amiga Cristina esta en casa, pero no sola.
La tengo a un dedo de mis labios. Ya puedo notar su olor. Ese olor profundo, indescriptible. Cada vez que lo huelo intento identificarlo con algo. Pero sólo me recuerda al olor a polla. No hay nada que se le parezca.
Cansadas de morirnos de asco decidimos salir de marcha un sábado a pasarlo bien. Nosotras lo llamamos salir de caza. Nos ponemos nuestros mejores uniformes. Esos que atraen a las presas sin tener que hacer demasiado: