Este relato verdadero ha sido supervisado por la otra protagonista del mismo, mi madre.

Primero mi agradecimiento a esta sección de relatos que nos ha hecho comprender que no somos tan raros.

Mi madre tiene 38 años y yo 18 en la actualidad.

Vivimos juntos en una ciudad del centro de ESPAÑA, en compañía de nuestra hija de 2 años. Si, nuestra hija.

Todo comienza cuando vivía aún mi padre con nosotros. Estaba en el salón estudiando sentado en el sofá. Mamá llegó y se sentó enfrente de mí para coser un pantalón.

En esto que de forma casual vi que mamá tenía la falda abierta y se le veían las braguitas.

Mamá no se daba cuenta y yo disimuladamente miraba movido por la curiosidad.

Hasta entonces no había mostrado especial interés por el sexo y jamás había visto a una mujer desnuda.

Me llamó la atención lo pequeñas que parecían las braguitas blancas que llevaba y que apenas tapaban unos centímetros de su piel.

Unos pelitos asomaban por el lateral y me sentí extraño.

Mamá se levantó y se puso ha hacer cosas por la casa privándome de tan bonita vista.

Eran las cinco de la tarde y mamá se mostraba cansada así que decidió echarse un rato hasta que papá llegara.

Seguí estudiando pero no dejaba de pensar en la visión tan nueva y excitante para mí.

Movido por la curiosidad me acerqué al dormitorio que estaba con la puerta tan solo girada y la vi acostada tapada tan solo por una bata de raso blanca. Las piernas desnudas hasta el muslo y la bata casi abierta.

Sin pensar lo que hacía me acerqué y estuve mirándola como dormía un par de minutos hasta que me atreví a apartar la bata hasta ver su braguita nuevamente…. me quedé mirándola embobado. El pequeño triangulo blanco de algodón sujeto por dos finas tiras apenas tapaba el sexo y unos pelitos asomaban por los lados.

Quería tocarla pero no me atreví y tan solo miré. Tan embobado estaba que cuando subí la vista me dio un vuelco el corazón. Mamá con los ojos abiertos me miraba.

¿qué haces?

Yo no contesté, me quedé paralizado mirándola a los ojos a punto de llorar.

¿qué me miras?

Yo no dije, ya que era evidente para los dos… El silencio casi me dolía pero mamá no se cubrió y siguió mirándome un minuto larguísimo.

¿te gusta lo que ves?

Seguía mudo pero ya no miraba sus ojos de puro miedo, tan solo su braguita… Mamá encaló la braguita estirándola hacia arriba y luego con sus dedos introdujo los pelitos que asomaban ocultándolos. Su voz se tornó maternal y dulce….
si querías mirar, solo tenías que decírmelo, no venir aprovechando que dormía…. ¿entiendes?
Si… bueno… yo….
¿querías verme en braguitas?
Si…. ¿no te enfadas?
Bueno, no está bien que vengas a escondidas… ¿ya has visto lo que querías?
Si.

Mamá se levantó y siguió con sus cosas mientras yo intentaba estudiar. Volvió a sentarse enfrente de mí pero ya no podía ver bajo su falda. Mamá volvió a sorprenderme mirándola o mejor dicho intentándolo. Y sonrió.

¿no has tenido suficiente antes?

No contesté. Entonces se subió la falda y volvió a mostrarme las braguitas….

Cariño…. tienes 17 años y tienes mucha curiosidad, pero no debes mirar a hurtadillas, si quieres algo debes decirlo y si está en mi mano yo …. ¿quieres mirarme?
Si… mamá…
¿qué quieres mirar, mis braguitas?
Si…
Acércate…

Y me situé arrodillándome frente al pubis de mamá, cielos que momento tan irrepetible. Su falda recogida y la fina braguita blanca de antes….

¿quieres mirar debajo?
Si…

Bueno, coge los elásticos de la cintura y tira hacia abajo hasta sacarme la braga por los tobillos…

Lo hice temblando mientras miraba el triangulo de vello castaño. Mamá mantenía los muslos cerrados de forma que apenas pude ver más…

este es el pubis… me lo depilo por los lados para que no salgan los pelitos por el lateral del bikini…. ahora antes de ver más he de ir al baño…. espera

Tardó un minuto antes de regresar y ponerse en similar postura. Abrió los muslos y la rosada hendidura apareció ante mí……olía a jabón

esta es mi vulva… si la abres con cuidado podrás ver por donde naciste…. es muy elástica y aunque la ves que apenas puedes meter un dedo puede por ella salir un bebé…

Yo mostraba mi admiración y ocultaba como podía mi excitación. Metiendo como decía muy despacio un dedo…. luego dos….. todo se humedecía a mi paso y se agrandaba… cuatro dedos entraron… mamá me detuvo.

ven….

Tiró de mí hacia el baño, advirtiéndome muy severa que nadie debía saber aquello. Se quitó la falda quedándose desnuda de cintura para abajo. Me hizo desnudarme y sentarme en el bidé donde aseó mi pequeña pollita de niño en la pubertad.

Me giró en el bidé ya limpio y seco y se puso a horcajadas obre mi sentándose poniendo su pubis frente al mío, jugó con sus manos en mi dura pollita y la guió hacia su vulva. Y la fue introduciendo suavemente como un cuchillo en mantequilla.

Tenía toda mi pollita dentro de mamá, esta se movía despacio. Y entonces empecé a sentir un cosquilleo intenso que me hizo casi desfallecer y el primer semen de mi vida brotó en el interior de la vagina de mamá….

Ahora lo se, no solo fue el primer orgasmo de mi vida, también el de mamá con mis dedos dentro de ella.

Mamá estaba radiante y feliz mientras volvía a lavarme la pollita y a lavarse ella misma.

Luego nos vestimos y esperamos el regreso de papá. Mamá me advirtió de que este sería un gran secreto entre ambos y que si lo guardaba celosamente podría verla y tocarla cuanto quisiera y hacer otras cosas.

Las horas que pasábamos solos eran muchas y por ello la oportunidad de repetirlo.

Mamá solía negarse a que yo le metiese mi pollita en su vagina salvo en ciertos días, lo que no me impedía gozar de ella ya que descubrí su boca.

Esto último era lo que más practicábamos ya que podía hacérmelo en cualquier sitio de forma rápida y discreta.

Continuará…