Sólo quiero un beso tuyo
-¡¡¡Aleeeeeex….. levántateeeee!!!
Mi madre ya estaba dando el coñazo… uffff… que si levántate, que si ve a comprar, que si saca a la perra, y mil cosas más. Me mandó a que cogiera la moto y fuera a casa de mi tía a recoger la máquina de coser. Joder las cosas que te manda tu madre…
Salí de mi casa, me monté en la moto y… ¡¡¡mierda!!! ¡¡¡No arrancaba!!! Joder, empecé a darle y nada, así que seguí. Tras 12 o 13 intentos la condenada arrancó haciendo un ruido de mil demonios. Me monté y en la acera de enfrente divisé una tía. Joder qué buena estaba, y cómo vestía… con su miniminimini falda y su top ajustado. Entre el calor del verano y el que la tía esa me producía me estaba asando. Ella dirigió su mirada hacia mí y soltó una risita (supongo que sería al verme a mí, un chico normal de estatura, 17 añitos, con ropa destartalada, delgado, moreno y con las pelambreras que llevaba y encima con mi moto-cacharro), a lo que yo sonreí.
Tras 20 minutos al calor del ardiente sol conseguí llegar a casa de mi tía. Llamé un par de veces y me abrió mi prima, medio dormida. Tardó unos 5 segundos, tras abrirme la puerta, en mirarme a la cara, y otros 5 en reaccionar.
-Ah, eres tú.
-Sí, estúpida, que vengo a por la máquina de coser.
-Ah… pues pasa.
Entré con el casco en la mano y me fui directamente a la nevera a tomar algo mientras mi prima fue a buscar la máquina de coser. Suponía que no había nadie, ya que solo vivían mis 2 primas y mi tía, y mi prima mayor (de 16 años) estaba en un cursillo de esos para ir a Inglaterra y mi tía trabajaba en una fábrica casi todo el día. El salón estaba hecho una pocilga: ropa tirada por todas partes, la tele encendida pero sin volumen, una caja de pizza de la noche anterior,…
-Laura, cómo puedes vivir así?
-¿Así cómo? – me dijo ella desde el cuarto de mi tía.
-Así, con todo este desorden, ¿qué ha pasado??
-Nada, que había problemas en la fábrica y mi madre estuvo allí toda la noche. Tranquilo, ahora lo recojo todo.
Me dirigí al cuarto de mi tía con una coca cola en la mano y abrí la puerta al tiempo que abría la puerta para decirle que era totalmente asqueroso entrar y encontrarse ese panorama cuando vi a mi prima agachada para adelante, pero doblando sólo la cadera, dejando a la vista sus bragas y su lindo culito, ya que llevaba únicamente una camiseta. Yo me quedé con la boca abierta contemplando aquella maravilla sin poder decir nada. Ella giró la cabeza al tiempo que decía:
-Oye, que yo aquí no veo nada – y me pilló mirándola boquiabierto, así que se levantó todo colorada -. Que mejor te pasas otro día cuando esté mi madre y se lo pides a ella.
Yo me despedí atontadamente y me marché. En el camino, recordando su culito, casi me como un coche, pero no pasó nada.
Volví por la tarde a recoger la dichosa máquina de coser y sólo me encontré a mi tía, que me la dio y me fui.
Tardé un par de semanas en volver a aquella casa. Teníamos mis padres y yo una comida en su casa, ya que era más adecuada que la nuestra para hacer barbacoas y todas esas cosas porque tenía piscina y jardín, y se está muy bien en verano. Llegamos a su casa a las 12 aproximadamente. Nos saludamos todos y fuimos al patio, a sentarnos a charlar. Me extrañé de qué mi prima no estuviera, así que le pregunté a mi tía que dónde estaba. Ella me dijo que iba a ir a despertarla, que estaba durmiendo, a lo que me opuse diciendo que iría yo. Cuando llegué al cuarto de mi prima la puerta estaba entornada y se me pasó algo por la cabeza, así que entré despacito y con cuidado de no hacer ruido. Cuando estuve dentro observé a mi alrededor… las persianas casi bajadas, lo que permitía la entrada de luz suficiente para lo que yo necesitaba; las cortinas y ventanas cerradas, que daban al patio, y que en ese estado nadie de fuera podría mirar hacia dentro; el cuarto totalmente desordenado; mi prima medio tapada con la manta (siempre fue muy friolera), con su larga cabellera rubia reposando en su espalda (estaba boca abajo), con su camiseta medio subida y que permitía ver el final de uno de sus pechos (esto me empalmó de sobremanera), con sus pequeñas y blancas braguitas, con sus delgadas piernas, con su culito respingón, paradito, perfecto, en fin, con su cuerpo perfecto. Me acerqué a su cuerpo, la observé de cerca y me acerqué a su cara. Pude sentir su aliento caliente junto a mi cara. Pasé mi mano por su espalda hasta llegar a su culo. Lo acaricié tiernamente y le empecé a bajar las bragas, con suavidad. Se las bajé sólo unas pulgadas (tampoco era cuestión de que se las quitara, se fuera a despertar y no sé lo que iba a pensar), pasé mi mano por su terso culito, con cuidado, y fui bajando… entonces oí a mi tía que se acercaba, me puse en pie, tapé a Laura y empecé a despertarla. Por suerte, cuando llegó mi tía, había conseguido que mi prima abriera los ojos (si no mi tía se iba a preguntar qué había hecho 3 minutos allí sin despertarla). Mi tía gastó bromas sobre lo dormilona que era y nos fuimos los dos. Nada más salir recordé que… ¡¡¡SE ME HABÍA OLVIDADO PONERLE LAS BRAGAS EN SU SITIO!!!
La comida transcurrió con normalidad y yo no paraba de darle vueltas a la cabeza con eso de las bragas. En varias ocasiones se burlaron de mí porque parecía estar en otro mundo (jo, digo que si lo estaba), a lo que yo respondía con una sonrisa, al tiempo que miraba a mi prima tratando de saber si ella se habría dado cuenta de mi curiosidad.
Tras la comida mis padres y mi tía nos dijeron a mi prima y a mí que nos fuéramos para adentro de la casa, que ahora era tiempo de que los mayores estuvieran solos. Cuando entramos mi prima y yo jugamos al monopoly y a la play, después ella dijo que se iba a duchar. Pasados unos minutos seguía dándole vueltas a la cabeza. Entonces me acerqué al cuarto de baño para abrir la puerta disimuladamente para ver a mi prima con la puerta entornada, pero la muy lista había echado el cerrojo, así que se me ocurrió espiarla por la ventana del jardín que daba al cuarto de baño. Salí por la cocina para que mi familia no me viera y fui lentamente hasta llegar a la ventana. Me asomé todo lo poco que pude hasta ver algo. Lo que vi me dejó helado… mi prima… completamente desnuda… acariciándose y gimiendo muy bajito… Yo trataba de ver mejor, y en uno de esos intentos pisé una rama que hizo un sonoro ¡¡¡CRACK!!!, así que me agaché todo lo rápido que pude sin saber si mi prima me vio, pero creo que sí, porque inmediatamente cerró el grifo del agua y cogió una toalla para salir. Tuve unos 10 segundos para salir corriendo sin hacer ruido, entrar por la cocina, encender la tele y tumbarme en el sillón. Mi prima salió muy rápido y se dirigió al salón (supongo que para ver si yo estaba allí o estaba en el jardín espiándola).
Así que estás aquí, ¿eh? – medio gritó ella.
Claro, ¿se supone que tendría que estar en otro lado? -dije todavía jadeando.
Eh… esto… no, claro.
Ella fue a ponerse una toalla en la cabeza y se sentó en el sofá al lado del sillón donde yo estaba. Se tumbó y se dedicó a ver la tele. En un momento de descuido me dio por mirarla. Pude ver sus impresionantes piernas, apenas cubiertas por la toalla. Entonces ella levantó la vista y me vio ahí, mirándola. Puso una cara de sorprendida e ira a la vez.
Pero ¿qué crees que…? -me preguntó ella.
Eh, Alex, vámonos – gritaron mis padres desde el jardín.
UFFF… justo a tiempo. Me despedí de mi prima y mi tía dándoles un beso. Je,je, mi prima todavía tenía la cara desencajada. Tras esta escenita no volví a ver a mi prima hasta 1 semana después, en el que decidí jugármelo todo al doble o nada. Si conseguía algo realmente lo iba a conseguir todo, pero si, por el contrario, ella se enfadaba, me iba a quedar con nada. Ese día mi tía tuvo que ausentarse otra vez, por los mismos problemas de trabajo de siempre. Tras horas de intenso pensamiento, decidí llamar a mi prima con la excusa de que mis amigos estaban de vacaciones y yo estaba solo y aburrido.
¿Sí? -oí por el teléfono.
Oye, Laura, esto… que soy Alex, que, verás, mis amigos se han ido de vacaciones y…
Sí, dime.
Bueno, que he pensado en pasar por tu casa, si no tienes nada que hacer, claro.
Sí, claro, pásate, pero dentro de 40 minutos, que voy a casa de una amiga a recoger ropa que me debe, ¿ok?
Vale, me pasaré después entonces.
Venga, nos vemos- y llegué a oír cómo colgaba.
Je, je, je… eso de ir 40 minutos después nada… cogí la moto todo lo rápido que pude y llegué a los 30 minutos, ese día el tráfico era intensísimo. Llegué a la casa muy acalorado, y como sabía que guardaban una llave de emergencia en una maceta, entré en la casa. Una vez allí, no tenía tiempo que perder, fui a su armario y miré y olí toda su ropa interior y después me dispuse a leer el diario. El candado es uno de esos muy malos que no necesitan ni llave para abrirla, basta con un clip o unos cuantos golpes. Al abrirlo leí que ella se había dado cuenta de mi repentino interés por ella. Lo último que llegué a leer fue «Hay algo que siento pero que no debería sentir, y es que…» OH, NO, MI PRIMA HABÍA ENTRADO EN LA CASA. Cerré el diario, lo guardé en el cajón y salí por la ventana justo al tiempo que ella entraba al cuarto. Di un rodeo por la casa y llamé a la puerta. Mi prima abrió, le di dos besos y entré. Estuvimos hablando un buen rato hasta que empezó a anochecer.
Oye, Alex, ¿tú entiendes de ordenadores? – me preguntó ella entonces.
Sí, sí, claro, ¿por qué?
Porque mi ordenador hizo CRAK el otro día y no sé arreglarlo.
Hay que ver, primita… venga, vamos – y le ofrecí la mano para ayudarla a levantarse, a lo que ella respondió con una sonrisa.
Llegamos al cuarto y, tras apartar a patadas unas cuantas cosas que había tiradas, me senté al ordenata, dispuesto a ayudarla. Estuve 40 minutos arreglándoselo, poca cosa, 15 virus, software y hardware defectuoso y alguna que otra cosita.
Oh, gracias, primo, eres un sol – acto seguido me dio un beso en la mejilla.
Eehhhh… je, je, sí… oye, que… que me quiero dar una ducha… ¿puedo? – pregunté yo todavía atónito.
Sí, por supuesto – se levantó y volvió al poco tiempo-. Toma, aquí tienes toallas limpias, el calentador ya está encendido.
Gracias, prima, eres un sol – y le di una palmadita en el culo-, je, je.
Ella se quedó algo impresionada y yo me fui a dar esa ducha. Al salir de la bañera oí a mi prima corriendo por el jardín, señal de que me había estado espiando. Me quede rayado y sin saber qué hacer, pero al final salí del cuarto de baño con total naturalidad.
Bueno, Laura, que me tengo que ir.
¿¿¿Ahora??? No, de eso nada, ahora te vas a quedar a cenar, que voy a hacer una comida que ni el Arguiñano ese.
Sí, ya, ya… pero déjame que llame a mi casa para decir que me quedo a cenar y, ya de paso, llamo a los bomberos para avisarle del incendio que va a haber en poco, ja, ja.
Ella sonrió y me dio una palmadita en el culo. Ahora, el que estaba impresionado era yo. La cena transcurrió con normalidad y, tras ello, fuimos a hablar frente a la tele. Estuvimos cerca de una hora, hasta darme cuenta de que era demasiado tarde.
Ops, voy a tener que irme.
¿Cómo? No, de eso nada.
Pero mira que tarde es, y mañana tengo que…
No – me interrumpió ella -, no y no, tú te quedas aquí a dormir, que hay sitio, que ya es muy tarde para coger la moto.
Pero, ¿qué dirán mis padres?
Eso déjamelo a mí.
Mi prima llamó a mis padres, consiguiendo que yo me quedara. Mientras tanto, yo estaba nervioso… ¿¿¿qué podía pasar esa noche??? Tras la llamada nos volvimos a sentar al sofá y retomamos la conversación. Esta vez decidí volver a dar otro paso, ya que sus ganas de que yo me quedara me había dado fuerzas para hacerlo. Empecé a tornar la conversación al sexo. Sin darnos cuenta ya estábamos hablando totalmente de sexo.
Pues a mí lo que me excita es ponerme una faldita de esas de colegialas, ya sabes, las de cuadros rojos y eso, y que alguien me acaricie sin quitármela – estaba diciendo ella -. Bueno, y alguna vez has… ejem… que si tú… has tenido relaciones sexuales… ¿¿¿de tipo acostarse con otra chica??? – y se puso completamente roja.
Pues… no… con chicas no… pero con chicos sí.
¿¿¿Eeeeeehhehehehe??? ¿¿¿EN SERIO??? NO CREÍA QUE FUERAS DE ESOS.
Que no, hombre, ja, ja, ja, que es broma, ja, ja,ja.
Ufff, menos mal.
Y ¿¿¿por qué menos mal???
Porque no me gustaría que un chico como tú estuviera desaprovechado – y acto seguido me guiñó un ojo -. Hala, voy a recoger la mesa.
Yo estuve pensando mucho tiempo que hacer. Así que decidí que no pasaría nada si me acercaba a ella y probaba lo definitivo. Si lo aceptaba habría ganado, ya no habría marcha atrás. Fui a la cocina y me situé detrás de ella, que estaba fregando los platos, y empecé a subirle la falda para acariciarle ese divino culo que yo tanto deseaba, como ella me había dicho (ahora que lo pienso, quizás intentó decirme lo que tenía que hacer). Ella se quedó quieta, sin hacer nada tras 10 segundos, que me parecieron 1000, después se dio la vuelta con los ojos desorbitados. Yo ya estaba esperando una hostia bien dada en la cara, pero no, en lugar de eso, se subió a la encimera, me atrajo hacia ella y me besó. Estuvimos besándonos unos 5 minutos, tras los cuales yo me dispuse a ver esas maravillas de tetas que yo sabía que tenía, creyendo que ella iba a estar de acuerdo, pero, en lugar de eso, cuando le estaba besando las tetas por encima de la camiseta, me dijo «Para… para, para, ¡¡¡PARA!!!». Esto que estamos haciendo no está bien.
¿Pero acaso no te gusta?
Sí, pero no está bien que 2 primos mantengan relaciones – lo que me pensaba, era la clásica prima que no quería na con la familia porque era «inmoral», pffff -, lo mejor será que nos vayamos a la cama.
Está bien – dije yo bastante malhumorado -, como tú quieras…
Me preparó la cama y traté de dormir. Eran las 2 de la mañana y yo todavía no podía dormir. A las 2:30 escuché ruidos de cama y me levanté sigiloso. Creí oír algo en el cuarto de mi prima, y en efecto… PREMIO… mi prima se estaba pajeando pensando en mí y en lo que había ocurrido. Gemía y se movía salvajemente hasta correrse. Llegué a mi cama con un calentón sobrenatural. A las 3 todavía estaba sentado en mi cama pensando en lo que había visto, y decidí entrar en su cuarto, pero no todavía, quizás siguiera despierta, entraría a las 3:30 o a las 4, así que cogí unas cuantas revistas y me puse a leer para no quedarme dormido. Cuando eran las 3:40 salí de mi habitación y fui hacia la suya. Sólo de pensar lo que me podría pasar me estaba empalmando. Entré muy despacio y la observé: vestía sólo con una camiseta y unas braguitas, quizás, sabiendo que yo iba a curiosear. Ufff… cómo me estaba poniendo. Me acerqué y me senté en su cama. Estuve 10 minutos mirándola, hasta que decidí tocarla. Empecé por su cintura, agarré sus pechos con fuerza, algo que deseaba hasta la locura, y bajé hasta sus braguitas, que se las bajé lentamente hasta quitárselas. Sentí que se movía, así que decidí tener mucho cuidado. Cuando se las quité vi esa maravilla de Dios. Estuve 5 minutos contemplándolo. Tras esos 5 minutos pasé a la acción. Me acerqué a su coñito, que todavía tenía unos pocos pelitos y empecé a acariciarlo lentamente haciendo círculos, después empecé a pasar el dedo por sus labios, desde el clítoris hasta su delicioso culo, hasta que empezó a mojarse un poco, tras lo cual decidí acercar mi boca para besarlo y lamerlo suavemente. Su coño empezaba a chorrear y cogí uno de mis dedos y lo puse en su entrada, para empezar a metérselo al poco. Ahí sentí como pegaba un bote, me asusté y le miré la cara… ESTABA DESPIERTA… miraba hacia el techo. Ya no había vuelta atrás, así que seguí con mi labor, aunque estaba algo nervioso. Seguí con mi dedo juguetón metiéndoselo cada vez más rápido, y cuando sentí que empezaba a gemir muy bajito le metí otro y ahí le di muy muy rápido y le lamí el clítoris, como vi que ahí soltó un gemido más fuerte que los anteriores, empecé a chupárselo frenéticamente. Seguí así un par de minutos hasta que ella empezó a tener pequeños espasmos, me cogió la cabeza y apretó contra su coño y se movía salvajemente, señal de que se había corrido. Cuando todo terminó me acerqué a su cara, y ella se hacía la dormida, así que la besé. Inmediatamente ella abrió los ojos y me pegó una hostia y me dijo:
PERO ¿¿¿QUÉ HACES??? ¿¿¿NO TE HE DICHO QUE NO ME VA EL ROLLO INCESTO???
Pe… pero creí que te había gustado…
Gustado ¿¿¿el qué??? No sé de qué me hablas, estaba durmiendo.
Y tras esta conversación me fui a la cama, pero no era el final de la historia.
Al día siguiente me levante sobre las 9 de la mañana, ahí estaba mi prima viendo la tele tumbada bocabajo sobre la cama de mis tíos, pero, ¿¿¿qué era lo que estaba viendo??? WAO, UNA PELI PORNO. Estaba viendo una peli porno, solo llevaba una camiseta grande y unas braguitas y se estaba acariciando.
Uy, qué primita tan guarra que tengo – dije sorprendiéndola.
Bueno, qué pasa, todo el mundo ve películas porno, ¿no?
Bueno, sí, supongo,… ¿Puedo? – le pregunté señalándole la cama.
Oh, sí, claro, será interesante ver una peli porno con mi primo.
Empecé a ver la película y se notaba cierta tensión, así que decidí tomar el primer paso: empecé a pajearme. Ella miró desconcertada, pero al cabo de estar un rato mirándomela, decidió unirse a la fiesta, y me pareció que me miraba más a mí que a la tele. Tras un ratito gimiendo los dos (ella mucho más que yo, aunque muy disimuladamente), empecé a acercarme a ella y hice lo que deseaba desde que empecé a sentirme atraído sexualmente por ella, darle un beso, y… PAF… otra hostia.
¿PERO TÚ NO TE ENTERAS NI A LA DE TRES? – gritó todavía excitada.
Pero primita, que sólo quiero un beso, anda – y puse mi mano en su muslo.
Que… que no, joder.
Así que empecé a acariciarle el muslo, llegando hacia su tesoro inexplorado, donde ella empezó a gemir. Como la vi tan excitada, volví a intentar besarla, y volví a recibir.
QUE NOOOOOOOOOOOOOOOOO, COÑOOOO, QUE NOOOOOOOOO.
¿No? – intenté ahora una maniobra que no sé cómo fui capaz de emprenderla- Pues bien que te gusta esto – y empecé a masajearle el clítoris muy suavemente -. Venga, sólo un beso.
Nnnnn… uffff… hooooo… noooà – dijo entre jadeos.
Bajé hasta su parte más íntima y probé a darle placer con la lengua.
Ahhhhhh… sí… no pares, primito…
¿¿¿No???
Nooooo…
Pues paro, y paro porque… – y no me dejó acabar la frase, me empujó hacia su coño y casi me asfixio.
QUE NO PAREEEEEES… AAAHHHHHHHHH… UFFFFFFF…
Estuve un par de minutos, pero no aguantaba más, tenía que hacerlo, así que me despegué de ella.
QUE NOOOOO… – dijo muy excitada, tratando de agarrar mi cara.
Si no me das un beso ahora mismo, no sigo.
¿Eso es lo que quieres? ¿Sólo eso?
Pues sí.
TRAE PARA ACÁ.
Entonces me atrajo hacia su cara y me besó con una pasión que hasta entonces no había bebido de ninguna otra chica, y yo, por mi parte, seguí metiéndole ahora dos dedos. Cuando vi que estaba ya a puntito la separé de mí, me bajé los pantalones y le dije «Tienes que hacer algo por mí». Ella, como una frenética, me quitó mis bóxer y empezó a hacerme una de las mamadas más salvajes que me han hecho. Os explico la situación, ella tumbada boca arriba en la cama de mis tíos, yo sentado casi en su cuello, con la polla en su boca y mis dedos (ahora 3) en su coño. Era fantástico. Le dije que estaba a punto de correrme y me sacó la polla y me pajeó con más fuerza aun si cabe hasta correrme en la cama. Por mi parte yo la recompensé como ella me había hecho a mí, con una mamada. Cuando ella se corrió gritando, yo la dejé reposar y subí hacia su cara para besarla.
Oh, no, lo que hemos hecho está muy mal – dijo apartando mi cara de la suya.
JODER, YA ME TIENES HARTO.
Y la besé. La besé con una fuerza como para sacarle el hígado y cogí sus manos para que no me detuviera las puse lo más lejos posible por encima de su cabeza y me situé encima suya.
Nooo… para.
Estaba muy harto de escuchar siempre lo mismo, y de tenerme caliente hasta que quisiera, así que empecé a lamerle el cuello, pasar por su pechos y detenerme un rato chupando con fuerza sus pezones, que ya se estaban poniendo duros, al igual que mi polla. Pasé hacia su ombligo y llegué hasta su coño y metí un dedo con suavidad. Bien, no se quejó, simplemente gimió un rato, eso significaba que su conejito había descansado lo suficiente. Tras esa prueba, sorbí un poco de los pocos jugos que quedaban y subí hacia arriba, era hora de terminar lo empezado. La miré a los ojos y le dije: «Sólo quiero un beso tuyo». Y ella me sonrió y me dio lo que quería, un beso. Yo la miré y volví a besarla y ella me correspondió metiendo su lengua en mi boca, lo cual me dejaba pista libre, con lo que empecé a hacer de las mías. Seguí besándole y la volteé, la puse encima mío y le masajeé las tetas sin reparo alguno, le lamía los pezones, se los chupaba, se los mordía, se los pellizcaba, hacía circunferencias con mi lengua en sus aureolas. Después bajé mi mano y le masturbé un rato.
¿Te gusta?
MMMM… siii… no pares…
De acuerdo, pero dímelo.
¿El qué?
Dime que me deseas.
… te deseo…mmmmm…
Ahí se rompió la sensiblería, empezamos a besarnos aun más frenéticamente y yo a masturbarle rápida y fuertemente con dos de mis dedos, mientras ella hacía lo propio con mi pene.
Ahhhh… síiiiiii… vamooooossss… mmmmm… eh, Alex.
… mmm… dime – dije entre gemidos.
Ahhh… fóllame…
¿Qué? ¿Estás segura?
QUE SÍ, VAMOS, FÓLLAME, QUIERO QUE ME TALADRES, QUIERO QUE ME FOLLES CON FUERZA, VAMOS CABRÓN, FÓLLAME DE UNA PUTA VEZ.
De acuerdo, tu mandas.
Me preparé, la situé debajo mío, abrí sus piernas, acaricié su clítoris a la vez que emitió un gemido, agarré mi polla, la situé en su conejito e hice fuerza. Como estaba muy mojada no me costó trabajo entrar, hasta que llegué a la prueba de virginidad y la miré, y ella asintió como diciendo «adelante», así que empujé, y ella se quejó.
¿Estás bien?
Sí, ha dolido un poco, pero no importa, házmelo pasar bien.
Y eso hice, empecé a metérsela cada vez más dentro y a sacársela muy lentamente, pero cada vez más rápido, eso mientras le chupaba los pezones.
MMMMM… VAMOS… CABRONAZO… USA TODAS TUS FUERZAS…
Eso me animó y me excitó, e hice exactamente lo que ella quería. Le di la vuelta, la situé a cuatro patas y se la metí por atrás mientras le acariciaba el clítoris y agarraba su culo. Ahora se la metía con todas las fuerzas que yo guardaba.
SÍIIIIII… VAMOOOOOOOOOOOOSSS… PRIMITO… NO PARES… ME VAS A ROMPER… VENGA… MÁS AL FONDO…
Cada vez que se la metía, lo hacía descargando toda mi fuerza, para que entrara todo lo que podía de mis 17/ 18 cm de carne de largo y 4 cm de grosor. Cuando ya no pude más le di la vuelta como pude, me eché encima suyo e hice lo que estuve queriendo hacer desde que me fijé en ella, justo cuando me corrí y ella también: la besé.