Capítulo 2

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Madre puta II

Esta historia comenzó en el 94, cuando yo tenía 16 años, en una de las tantas reuniones que organiza mi familia todos los años en que invitan a un matrimonio amigo a pasar todo el día a nuestra casa.

Como todos los años, clavadas las 13.00 horas de ese día sábado llegaron nuestros amigos, Armando y Ana.

Armando es un hombre, de unos 38 años en ese entonces, que trabaja en una oficina de ingenieros.

La protagonista en cuestión es Ana, su esposa, de unos 36 años en ese entonces, trabaja en una entidad privada como secretaria.

Ellos tenían ya varios años de matrimonio y no podían tener hijos, no había caso, les era imposible, hasta que en el año 95 más o menos lograron tener su primer hijo, lo que sin duda los lleno de felicidad.

Como es de esperar, yo en esa época andaba en busca del sexo, pidiendo películas pornográficas, viendo a escondidas revistas con mujeres desnudas y todo eso.

Volviendo a ese día sábado, se comenzó a preparar el almuerzo, que era carne a la parrilla. Mi madre con mi abuela y otros familiares preparaban las ensaladas, mientras Armando se encargaba de prender la parrilla.

Ana ayudaba dentro de sus posibilidades, ya que recién había tenido a su nene y debía cuidarlo.

Yo mientras tanto estaba en mi pieza viendo la tv, cuando me dieron ganas de ir al baño.

Bajé de mi habitación al primer piso de mi casa para ir al baño, y al pasar por la pieza de alojados de mi casa sentí que estaba Ana hablando muy bajito con su bebé.

No sé por que pero me quedé viendo la escena. Ana se disponía a amamantar a su bebé, por lo que se había quitado su blusa y estaba sacándose su sujetador.

Yo quedé impactado, estaba viendo, por fin una mujer semidesnuda en vivo y a todo color.

Ana, debo decirlo tiene un par de tetas fenomenales, blancas y con unos grandes pezones, café obscuros que generalmente se traslucen de su ropa. Me quedé mudo de la admiración, que se convirtió en excitación, cuando el bebé comenzó a mamar, ver como ese crío sin conciencia aun, bebía de esas tetas, y la cara de gusto de Ana era un espectáculo digno de verse.

Corrí al baño donde me masturbé de manera antológica recordando el rostro y las tetas de Ana, llenas de leche.

En el almuerzo no pude quitar mis ojos de Ana, aparte que nunca la había visto como un «símbolo sexual», para mi era la «tía Ana». Cada vez que podía miraba las tetas de Ana, tratando de convencerme de tal espectáculo.

Terminamos de comer, cuando vi que Ana tenía mojada su blusa… mi verga estaba en estado de alerta máxima, ante la más mínima acción de ella. Por este motivo ella tratando de disimular fue al baño de servicio que hay en nuestra casa, llevando consigo al bebé, con la excusa de que debía limpiarlo.

Al rato que ella abandona el comedor, Armando fue a dormir la siesta a un sillón del patio, mi familia fue a ordenar los trastos, por ende yo me escabullí sigilosamente siguiendo a Ana hacia el baño.

Ella entró al baño y cerró con seguro para no ser molestada. Lo bueno es que en ese baño hay una pequeña especie de ventana que sirve de conducto de ventilación, y que llega a un cuarto donde solo hay útiles de aseo y cosas en desuso. Yo logré entrar al cuartucho y subiendo por unas cajas llegué a la ventana.

Ahí estaba ella sentada en el wc, orinando, el bebé estaba en una repisa chica, junto a su bolso.

Al levantarse del wc pude ver su impresionante culo, blanco y jugoso, que inclusive en la posición en que estaba, podía verse su concha poblada de abundante vello púbico negro.

En ese momento me descargué solo sin tocarme si quiera. Seguí mirando y vi como se cambiaba su blusa húmeda llena de su leche, por una camiseta con tirantes, que por consecuente traslucía sus obscuros pezones.

Así transcurrió el día con Ana amamantando constantemente a su bebé y yo masturbándome cada vez que ella lo hacía.

Pasó el tiempo, y yo con 17 años y algo más calmado seguí con mi vida normal de escuela. Meses después, fuimos invitados por Ana y Armando a pasar, un fin de semana en casa.

Mi madre se excusó de ir ya que tenía que visitar a unos familiares en la capital, por lo que fui yo con mi tía Pilar.

Realmente yo tenía como miedo ya que no sabía que podía encontrar o si ella me había visto espiándola meses atrás. Llegamos a su casa un viernes, casi anocheciendo. Tocamos la puerta, y nos abrió Armando que nos saludo y nos llevó a nuestras piezas, así que acomodé mis cosas en la pequeña pieza.

Ese día también estaba la hermana de Armando, Beatriz, su hija de 4 años y el suegro de ella, Marcial un anciano de unos 70 años bastante desagradable por lo demás, y por supuesto estaba Ana.

Ella me saludó muy cariñosamente, por lo que supuse que no me vio espiándola. Me abrazó con tanto cariño que sus tetas se apretaban contra mi pecho muy fuerte, y para suerte que esa calurosa noche ella vestía una corta polera sin ropa interior y unos diminutos shorts de jeans que acentuaban las formas de su gran culo.

Al rato comimos, para luego pasar a la sala a conversar. Se habló de todo, desde política hasta deportes pasando por la actualidad nacional.

Yo mientras no podía despegar los ojos de Ana, ya que con esa camiseta… sus senos corrían el riesgo de salirse en cualquier momento. Mas tarde todo estaba más calmado. Mi tía se había acostado, lo mismo que Ana, con Armando, Beatriz y Marcial.

Yo en el saco mientras tanto pensaba en como sería estar con Ana garchando en su habitación.

Como a eso de las 2 de la madrugada, unos pasos me despertaron, y semidormido me pareció ver una figura que se dirigía hacia el fondo de la casa por el pasillo, a lo cual resté importancia pero después, me bajó todo el ímpetu y me levanté a curiosear.

Salí del cuarto y me dirigí a donde había luz, que era el comedor. Vi entonces a Armando dirigirse al teléfono y era raro ya que era bien tarde. Ante esta ridícula escena preferí volver a dormirme.

El sábado nos levantamos todos temprano para desayunar, repitiendo la amena reunión del día anterior. Ana como siempre no tenía el menor pudor en mostrar sus encantos a todos los presentes. Portaba esa mañana un camisón ajustado y transparente que dejaba entrever su ya mencionada figura.

Como a eso del mediodía llego mi madre, Claudia que venía a quedarse con nosotros, yo me puse muy contento aunque temía que limitara mi observación a Ana. Mientras, Marcial recibió un llamado urgente del esposo de Beatriz para que fuera de inmediato al fundo familiar que poseían en el sur, ya que había problemas, ante lo cual se fue más que rápido.

Después de almorzar mi tía Pilar también se retiró a su casa ya que debía cuidar a mis dos primos chicos. Por lo que quedamos solamente Armando, Ana, Beatriz su hija, mi madre y yo. El domingo fue distinto ya que llegaron otros amigos del matrimonio que yo no conocía, Fernando y su señora Matilde. Almorzamos en el patio ya que hacía demasiado calor.

Todos estábamos con ropas muy ligeras, que pasaron en el caso de los adultos a ser ropa interior ya que no iban preparados. Yo me sentía algo incómodo por la situación, pero a ellos pareció no importarles nada esta situación.

A mí lo que más me sorprendió fue ver lo desinhibida que estaba mi madre, ya que al sugerir Ana y Armando lo de sacarse la ropa ella accedió sin chistar.

Ni siquiera en mi casa ella mostraba tanto de su piel y aquí lo mostraba sin tapujos. En la tarde yo me instalé en el cuarto de Ana a ver tv, ya que exhibían un partido de fútbol en el cual jugaba mí equipo. En ese momento llegó ella con su bebé, a lo que me levanté y la dejé sola en su cuarto.

Nuevamente comenzó a amamantar al crío, lo que duro como 40 minutos. Debo decir que nuevamente ella me provocó unas masturbaciones realmente titánicas ya que sus pechos con el calor estaban brillantes, y por ende excitantes. Pero en la noche comenzó la seguidilla de actos que aun perturban mis recuerdos.

Una vez terminada la conversación de trasnoche, me fui a despedir de mi madre que estaba en la habitación que tuvo mi tía Pilar. Me acosté muy caliente pensando en Ana y sus pechos, y de repente entro Ana a mi cuarto con un televisor en sus manos para que me entretuviera de noche.

Me beso y se fue. Estaba yo viendo una película cuando sentí pasos en el pasillo igual que la noche pasada miré solamente por el pasillo y vi a Armando tocando en la habitación de mi madre, y que ella le abría la puerta. Me sorprendió, debo decirlo, ante lo que apagué el tv, y me dirigí a ver que pasaba. Llegué a la puerta y la vi entreabierta y vi a Armando besándose con mi madre.

No lo podía creer, mi madre estaba separada de mi padre, tuvo otra pareja tiempo antes de esto pero jamás pensé que tenía algo con Armando.

Como la pieza tenía un quiebre que daba a la puerta de un armario, entré y me metí al armario juntando su puerta, y quedé con una vista completa y cercana de la cama. Armando tenía abrazada a mi madre mientras acariciaba su cara. Ella le decía lo bien que se veía y si Ana no sospecharía de su relación.

-No te preocupes, ya que Ana cree, que salí a comprar un remedio para mi dolor de cabeza. Ella lo besaba mientras él comenzó a subir sus manos por la cadera hasta tocar sus tetas por encima de su ropa.

Eso me produjo una sensación muy fuerte, ver que tocaban a mi madre, de manera erótica era algo muy grande para mí. Ambos se levantaron y mi madre comenzó a desnudarse lentamente mientras él la veía.

Ella llevaba un suéter blanco que marcaba finamente su figura, que yo conocería recién en todo su esplendor. Se lo sacó, para seguir con una camiseta delgada estilo body de lycra muy ajustada.

En ese momento, mi verga se levantó al ver sus pechos muy similares a los de Ana. Luego se sacó su pantalón y su bombacha blanca y vi por fin sin que nada lo impidiera su culo grande y firme, que dio paso un vello espeso y negro. Yo no podía ni siquiera respirar de la excitación que sentía, aparte que imaginaba que ese cuerpo era similar al de Ana.

Armando ya estaba desnudo y le sacaba el sostén a mi madre dejando ver unos senos algo más pequeños que los de Ana pero igual de sabrosos que esos. Mi madre comenzó a besar el pecho de Armando mientras él jugaba con sus tetas.

Ella llegó a su miembro, lo tocó un momento y se lo introdujo en la boca, saboreándolo por un largo rato. Yo no aguantaba mas, mi verga estaba dura y con ganas de eyacular. Armando tomó a mi madre por la cintura la besó con pasión y en la cama la puso en cuatro patas y la penetró por el culo.

Si señor tal como lo leen, por el culo, lo mismo que salía en las revistas se lo hacían a mi madre. Armando se movía muy rápido mientras mi madre gemía como si le faltara el aire. Ella se veía dichosa, con una expresión de placer en el rostro muy grande.

Luego él la penetró de la forma típica, por la vagina, encima de ella. Ella realmente gozaba, ya que Armando es obeso y él estaba golpeándola con su cuerpo. Ella gemía con más pasión que antes mientras él chupaba sus pezones con mas fuerza que antes. Armando y mi madre terminaron de culiar en un orgasmo intenso como pocos he visto o tenido. Yo no sabía que hacer.

Mi verga estaba soltando el semen involuntariamente, era una escena impactante, ya que mi madre pasaba a ser una especie de símbolo erótico, como nunca antes la había mirado. Permanecí adentro y vi a mi madre levantarse de la cama, tenia su culito chorreado de semen por todos lados.

Sus nalgas tenían una pigmentación rojo suave debido a la embestida que sufrió. Sus pezones estaban aun erectos por la misma excitación que ella debía estar sintiendo.

Armando se levanto se vistió y se fue besando a mi madre en el cuello. Mi madre se acostó con una polera corta dejando ver su calzón color carne. Al rato no pude contenerme más y abrí la puerta del armario avance por su espalda y me masturbe tras de ella chorreando el suelo, escapando de inmediato.

Esa noche no pude dormir recordando estos acontecimientos especiales. Al día siguiente todo siguió normalmente, con la diferencia de que me masturbe unas ocho veces sino más. Como todo lo bueno termina, nos fuimos esa misma tarde.

Tiempo después Ana nos invito nuevamente a su casa a pasar unos días. Llegamos el viernes como la vez anterior, pero esta vez estábamos solo mi madre Claudia, Ana, Armando, su hijo y yo.

La diferencia radico que esta vez mi madre y yo debimos dormir juntos en la misma habitación porque la pieza de invitados estaba siendo reparada. Yo estaba muy tranquilo, pero me sentía algo culpable por lo de la vez anterior y yo creo que no es para menos. Todo ocurrió de manera normal

durante el día, nada sospechoso por parte de mi madre o de Armando. Llego la hora de dormir, llegamos a la pieza, que tenia dos camas normales, pequeñas.

Yo me acosté rápidamente ya que tenia mucho sueño, y vi que ella se desvestía cubierta por una especie de puerta de uno de los armarios que había en la habitación.

Debo decir que nada logre ver, pese a que un sentimiento me instaba a hacerlo. Salió tras del lugar con un camisón color blanco que de todas maneras permitía ver su figura, sus senos grandes, y su pelo castaño.

Vi tv por un rato mientras ella leía unas revistas de moda y como a eso de la 1 de la madrugada me agarro el sueño y me despedí de ella. Me beso en la mejilla y apagando la luz nos dormimos.

No recuerdo nada ya que me dormí. Al rato, como es una costumbre me levante para ir al baño, y todo estaba normal, nadie en los pasillos todo tranquilo, mi madre durmiendo, Ana y Armando en su habitación todo Ok. Me dormí de nuevo, eran las 2 de la madrugada del sábado.

Dormía plácidamente, cuando me desperté por el fuerte viento reinante. Lo que primero me sorprendió fue el ver la luz de la habitación encendida, ya que eran las 4 de la mañana, y lo segundo fue ver que mi madre no estaba, por lo que ingenuamente supuse estaría en el baño.

Volví a dormitar cuando sentí pasos, que para mi sorpresa eran de Armando y mi madre. Entraron a la habitación de la mano y se sentaron en el borde de la cama, mirándome por si yo me movía. Al ver que yo supuestamente dormía, Armando comenzó a conversar con mi madre, y le decía:

– Claudia, te quiero, no sabes la falta que me haces. Tantos meses sin poder tocar tu cuerpo.

Mi madre solo le decía:

-Armando, yo también te quiero pero vos sabes, tenemos obligaciones, yo a mi hijo, y tú a tu familia. Así que por favor entendeme, para mi no es fácil.

Armando luego de escuchar esa frase, abrazo fuertemente a mi madre y la beso apasionadamente, mientras mi madre se veía algo incomoda por mi presencia. Luego de ver que yo no me enteraba de nada (siempre mi madre ha creído que tengo el sueño pesado, pero…)

Ambos dieron rienda suelta a un a pasión contenida de meses. Armando comenzó a tocar los senos de mamá por encima de su camisón, sus tetas eran una masa inerte que se moldeaba ante sus manos. Mamá solo se dejaba llevar, ella solo gozaba el momento. Yo… no sabia que hacer, veía con odio y placer como tocaban eróticamente a mi madre y frente a mis narices.

Armando salió un momento de la habitación y trajo un viejo biombo que colocó frente a mi cama negándome toda visión posible. Ante esto no tuve otra chance que esperar un momento a que apagaran las luces, levantarme lentamente y sobre mi cama acomodarme contra la pared de tal manera que pudiera ver por segunda vez algo fuera de serie. Lo primero que vi fue que mamá comenzó a desnudarse (bien y en su totalidad), vi como ella se quitaba su ropa.

Se sacó sus zapatillas y a continuación fue desatando las tiritas del camisón. Una vez todo desatado, se lo sacó rápidamente y vi todo, su bombacha tipo bikini, transparente, sus caderas grandes y contorneadas, su sostén blanco que ya permitía ver sus grandes pezones.

Desabrochó el cierre del sostén ante la mirada lujuriosa de Armando. Yo instintivamente tenía mis manos en mi pija que ya comenzaba a intranquilizarse. Por fin, salieron a la luz aquel par de tetas, sencillamente espectaculares, grandes y firmes.

Armando que no tenía un pelo de tonto, se acerco lentamente a mi madre, posando una mano en un seno de mamá. Comenzó a masajerla suavemente mientras ella comenzaba a gemir dando muestras de aprobación.

Los suaves masajes pasaron a caricias bastante fuertes, que mi madre contesto no menos fuerte. Tocaba el miembro de Armando de una manera incesante, era como una fricción, mientras él seguía plácidamente acariciando sus tetas.

Luego mamá se arrodillo para sacarle el pantalón a Armando, que en ningún momento hizo intento de ayudarla en su tarea. El la miraba mientras la acariciaba por la cara, cuello y parte del pecho. Al estar él sin pantalón, mi madre cogió su pija con ambas manos, la miro un rato mientras le decía a Armando lo maravillosa era.

Sin esperarlo, nuevamente fui testigo de como mamá le chupaba el pito a un hombre. Debo decir que fue chocante, raro, excitante, bizarro, ya que nadie creo, esta preparado a ver algo así, de hecho yo en ese instante, me quede helado mirando, mi mente estaba blanca. Volví en mi, ella chupaba de una manera que ni les cuento. Digno de película porno, ella lo succionaba hasta el fondo una y otra vez sin parar, saboreaba el glande un buen rato y para adentro de nuevo.

Créanme era impresionante, demostraba una pasión única por lo que hacia, parecían ambos, no recordar mi supuesta somnoliente presencia. Ella siguió chupando hasta que saco el pito de su boca, y con una sonrisa invito a Armando a acostarse en la cama. Ella se puso de pie y saco por fin su bikini.

Al ver Armando semejante conchita negra y espesa comenzó a acariciarla con la misma fricción con que le acaricio las tetas. Mamá dio un gemido de placer incontrolable, que él controlo besándole los labios, para así evitar que yo despertara.

Después volvió a jugar con sus tetas, chupándolas locamente, chupaba sus pezones como uno chupa un helado, los mordía los estiraba, mientras mi madre comenzaba a transpirar, mojándose entera, lo que le dio un brillo muy excitante a su cuerpo, sus tetas estaban brillantes, por el sudor y por la saliva de Armando. Yo comencé a tocarme mi pija, ya que estaba muy caliente, y trataba a la vez de no causar mucho ruido.

Termino de chuparle las tetas, y se preparo a penetrarla. Lo hizo bestialmente, se tiro encima de mamá, le agarro las tetas y comenzó a embestirla mas fuerte que la otra vez.

Cada vez que le pegaba en la concha con su cuerpo, mamá gemía, por lo que él opto por ponerle el bikini en la boca y así la mordiera de placer cada vez que lo sintiera. Mi madre estaba debajo, moviendo su pelvis como una loca, se notaba que la gozaba que no era una cosa de culiar por culiar, ella lo deseaba así.

Su cuerpo era ya, solo sudor, su pelo ondulado estaba mas mojado que cuando llueve, su vello púbico estaba de la misma manera, se veía brillar con la luz de luna que entraba por la ventana de la pieza.

Como la primera vez mi madre beso a armando en el cuello, y fue ella la que le ofreció su culo para ser penetrado. Se levanto secándose apenas el sudor, y abrió su culo frente a mi posición, pudiendo ver que la mata de pelo negro llegaba cerca de su ano. Armando la agarro de las tetas y sin cuidado alguno le metió el pene de una vez, sin chistar. Mamá grito con el bikini en su boca. El siguió moviéndose mientras le decía:

-Te gusta mi putita, te gusta que te haga esto mi tetona.

-Si… si… sigue por favor… mas fuerte… ayyyy!!!. era lo único que lograba decir mamá.

Con las tetas en sus manos él besaba su cuello mientras mamá se dejaba mover hacia adelante, sin parar. Era digno de ver el tambalear de sus tetas más húmedas que nunca; para un lado, para el otro, igual que la vez pasada. El le tiro del pelo y ella entreabrió sus labios para jadear…

-Ahhhhhhh Ahhhhhhhh. Había eyaculado en su culo nuevamente. Se quedaron juntos tocándose. Luego ella tomo una toalla y se seco por largo rato el sudor en especial de sus tetas y de su concha velluda. Al rato miraron para mi sector por lo cual yo volví a dormir, claro que me había masturbado unas 3 veces mientras lo hacían.

El se vistió y se fue dándole un beso en la cara. Mi madre arreglo la cama y se acostó. eran ya casi las 6 de la mañana. En la mañana desperté con mucho sueño, ya que logre dormir un poco. La luz del un día nublado entro al cuarto. Mire a un lado con los ojos entrecerrados y vi a mi madre sentada sobre la cama aun muy desordenada, con su camisón blanco, muy despeinada, ordenando algo en su bolso. La mire y volví a dormirme.

Como a las 11 de la mañana de aquel sábado me levante, pase al baño y estuve ahí unos 20 minutos. Me vestí y fui a comer algo.

Llego la hora del almuerzo donde nos reunimos todos. Ana parecía no darse cuenta de nada, mientras Armando logro sentarse junto a mamá en la mesa, yo me sentía extraño por lo de la noche anterior y casi no hable en el almuerzo, solamente me dedique a mirar lo que ocurría ahí. Ana se sentó con su hijo en brazos, y aprovechaba de darle de comer. Armando se veía muy alegre, ¿Y como no? si tuvo una noche muy buena.

Mi madre junto a el parecía otra persona, hablaba fuerte, se reía, estaba muy ágil. Luego del almuerzo me retire a la habitación para ver un poco de tv. Al pasar por la cocina, Mamá y Armando se besaban apasionadamente. Pase rápido y me quede en la puerta del cuarto mirando y vi que Ana también vio la situación. Al contrario de lo que yo creí, no hubo escándalo alguno.

Ana se retiro y volvió metiendo ruido para así separar a la pareja. Una hora después mamá salió a comprar con Armando unas cosas que necesitaba el matrimonio y Ana se quedo cuidando a su nene y de pasada a mí. Yo aun tenia sueño por lo cual dormí un rato. Desperté como a la hora después y me levante para ver si mamá había regresado, pero no.

Pase por la pieza de Ana y vi que ella estaba mudando a su nene. Me llamo y me invito a estar con ella. Yo pase muy temeroso, por el tema que podía tocar. Conversamos cosas varias y sin importancia. Yo no pude dejar de mirar su generoso escote y ella esta vez lo percato.

Y como era de esperar salió el tema, no directamente pero me dio a entender que ella sabia que Armando la engañaba, pero que su relación era de confianza y que ambos se amaban mucho y que por ende podían culiar con quien quisieran pero no había celos de por medio. Yo quede helado… era increíble el grado de tolerancia desarrollado por esa pareja. Al ver mi rostro de duda, se acerco a mí y me abrazo fuertemente y me dijo:

-Tranquilo Gus, ya comprenderás a los adultos. El amor es así… ¿acaso tu no tienes ya una novia por ahí?

-Todavía no… solo cosas sin importancia. Dije yo.

-¡¡Pobrecito!!, ya casi eres un hombre, y yo que te vi de cuando eras un bebé recién nacido.

Su mano tomo la mía y la poso en una de sus tetas. Era primera vez que tocaba con mi mano una teta. Yo puedo ayudarte Gustavo a relacionarte con las mujeres. Yo simplemente me deje llevar.

Era como un sueño hecho realidad. Toque sus tetas por un momento mientras ella me abrazaba. Después vino lo bueno. Ella se levanto y se desnudo frente a mí. Se saco su polera y sus bellas tetas quedaron descubiertas de inmediato, luego su pantalón, y luego su bombacha.

Ana se parece en cuerpo, bastante a mamá. Sus tetas son un poco más grandes que las de mamá, sus caderas son iguales… prominentes, su culo es grande y firme, y su concha es igual de velluda que la de mamá pero un poco mas clara. Yo estaba muy caliente.

Ana me desnudo ya que no había mucho tiempo. Me abrazo y me beso mientras tocaba mi pene erecto. Yo le respondía mientras masajeaba sus tetas y jugaba con ellas. Ana se dedico a jugar con mi pija pero no me lo chupo solo toco mucho. Por el poco tiempo que teníamos, se tendió en la cama y abrió sus piernas dejando ver toda su concha. Me fue guiando hasta que la penetre.

Dedique un poco de tiempo a chupar de esas maravillosas tetas a las cuales le salía leche. Fue una delicia. , Ana comenzó a gemir mientras yo me empece a mover recordando películas y a Armando la noche anterior. Ana gemía mas fuerte y yo más caliente estaba, tocaba sus senos mientras ella se agarro fuerte de mi cintura, me acerque a ella y acabe.

Fue muy buena experiencia. Ana me beso y me dio las gracias, diciéndome que si era virgen ya no lo era mas y que estuvo bastante bien para alguien de mi edad. Nos levantamos y a los 10 minutos llego mamá y Armando. Al día siguiente nos fuimos. Esto no termina acá.

Después de lo ocurrido donde Ana, pasaron varios meses muy tranquilos. Yo había salido del colegio, mamá volvió a estar muy tranquila, como era siempre. De Ana y su marido no sabíamos nada, pero igual yo recordaba cada día lo acontecido en su casa. Se acercaba la fiesta para recibir al año nuevo. Una tarde mamá me aviso que una tía, la tía Amalia nos había invitado a pasar las fiestas con toda la familia en una casa muy grande que tiene en el campo.

Para ser franco mamá era la que mantenía contacto con la familia por el lado de ella, por que por el lado de mi padre nunca vimos a nadie después que él nos abandono. Yo realmente no tenia muchas ganas de ir ya que me encontraría con infinidad de tíos, tías, primos, primas, de corta edad.

Llego el día 31 de diciembre, me levante muy temprano, y ordene mi bolso, el calor era insoportable ya que había comenzado el verano (aunque durante el año hubo olas intensas de calor).

Al mediodía llega mamá de las compras. Al verla llegar, no pude evitar recordar su noche con Armando… ¿Y por que digo esto? Venia con una polera muy ajustada, algo que ya es típico en ella y con un pantalón corto, y venia sudando a mares. Su rostro sus brazos, sus senos por la altura del escote estaban empapados. Ella fue a bañarse y yo me puse a ordenar las cosas para almorzar, logrando así evitar los extraños pensamientos que rondaban mi mente.

Debo decirlo… ese tipo de visiones me excitaban y mucho, pero aun. Podía controlarlo, era algo momentáneo y por eso estaba tranquilo incluso mas me acordaba de cuando culie con Ana, por lo que debía masturbarme constantemente. Almorzamos, y mamá se vistió para partir.

Se coloco otra polera corta tipo top color crema y unos jeans ajustadisimos, yo por mi parte me puse una polera blanca y unos pantalones cortos y salimos.

El calor era peor que en la mañana, salimos de casa como a las 15.hs. Llegamos a la terminal, subimos las valijas al micro y salimos. Llegamos al campo casi a las 19hs. Nos bajamos y vi que nos esperaban mi tía Amalia y una de sus sirvientas. Nos saludo alegremente y nos subimos a la camioneta. Realmente no recordaba que su casa fuera tan grande. Tenia 2 pisos, una pileta para nadar, unos caballos, mas atrás un establo, y aparte toda la parte donde están las cosechas y todo eso típico del campo. Nos acomodamos en la casa. La tía nos mostró nuestras habitaciones, una al lado de la otra, en el segundo piso.

Como a las 22 hs comenzó a llegar el tropel de invitados, llego el tío Roberto esposo de tía Amalia. Su hijo Alonso y su esposa Nacha, junto a sus 3 hijos, Mi tía pilar que es hermana de mi mamá, junto a su hija de 9 años, Llegaron otros tíos octogenarios, señoras vecinas del sector, Llego el tío Braulio, un sujeto mayor, para mí muy pedante, ya que es el típico tío cargoso, llego junto a su esposa una señora bajita que no habla para nada y junto a otros familiares mas de todas las edades.

Para rematar venia ya con alcohol en el cuerpo, aparte que siempre se ve sucio y mal presentado .Comenzaron las celebraciones, todos se cambiaron sus ropas para el calor por tenidas mas cómodas e informales. Yo me puse una camisa y un pantalón, mientras mamá se puso un sweater delgado sobre su polera. Yo me coloque a conversar con uno de los hijos del a tía Nacha, Sebastián, que tenia 15 años y que estaba igual de aburrido que yo.

Comimos, reímos, brindamos… llegaron las 12… un nuevo año y comenzó el baile. Yo baile con la tía Amalia, con mamá, con la tía Pilar y con la tía Nacha, y me senté. Al rato llega Sebastián, al lado nuestro estaba el pedante del tío Braulio con el tío Roberto, ambos algo borrachos y conversando solo cosas de negocios, nos vieron y El tío Braulio nos dijo: Pendejos… debo decirles que sus madres se ven muy lindas hoy. Nosotros asentimos y nos corrimos de ahí. Yo igualmente me tome el tiempo para analizar lo que decían.

Realmente la tía Nacha era muy bella. , era algo más delgada que mamá, con el cabello negro, y ondulado, y su cuerpo era muy bonito. Al otro día se realizo el típico almuerzo familiar, en la noche hubo una cena, mas tarde no fuimos cada uno a nuestras habitaciones.

Al otro día varios de nuestros numerosos familiares se marcharon a primera hora. Tía Amalia, con Tía Pilar y el tío Alonso fueron a comprar unas cosas que faltaban para el almuerzo de esa tarde, y mi madre con la tía Nacha y tío Roberto, además de nosotros nos quedamos en casa.

Yo con Sebastián fuí a la cancha de fútbol a jugar relajadamente, nos acompaño también los dos hermanos de Sebastián, Marcela de 14 años, y Nico de 8. Eran ya como las 12 del mediodía y yo volví con Sebastián por la parte de atrás del caserón para ingresar al baño grande.

Entramos y vimos al Tío Roberto entrando en el baño, Sebastián no aguanto y se fue al bosque a mear, yo me quede en el pasillo esperando entrar. Pasaba el rato y nadie salía del baño. Bastante enojado, fuí a la cocina y acercándome al mueble de la despensa mire por una pequeña ventana y vi a mi mamá culiando con el tío Roberto en la bañera.

Encontré impresionante lo insaciable que resultaba ser mi madre. Por ser un lugar no muy recatado decidí guardar silencio y trate de bajarme del lado de la ventana, pero algo me obligo a volver a mirar y a deleitarme con la escena. Verla poseída por un viejo caduco y verde como el tío era simplemente morboso e inquietante. Pese a querer ver mas no pude ya que el lugar no era ideal para espiar, así

que me baje lentamente y corrí al campo de fútbol. En la mañana partimos todos a nuestros respectivos hogares, yo no podía aguantar ver el rostro del tío Roberto despidiéndose de mamá. Luego de tía Nacha, y a Sebastián y a Marcela que no sospecharon nada de lo que yo había visto.

Volvimos a nuestra casa, como a mediados de enero del 96 la ola de calor continuaba, y yo en mi habitación continuaba sin convencerme de lo caliente que podía ser mi madre.

Varios días después no podía entender como se comportaba mi madre en general, realmente era bastante desagradable lo que estaba pasando y muy caliente a la vez. Al día siguiente me desperté a eso de las 9.30 de la mañana. Me levante tome desayuno y al terminar pase por la puerta de la habitación de mamá.

La observe como dormía, vi su expresión corporal, vi su figura, la analice completamente, como a las 10:00 ella se levanto, al sentir que yo estaba despierto se puso una bata y me saludo al pasar por mi cuarto. Como a las 11.00 salió del baño «radiante y excitante». Tenia su pelito ondulado largo húmedo, llevaba una camiseta naranja con tirantes y sin sostén, y una minifalda.

Se despidió de mí y me dijo que no la esperara a almorzar ya que iba donde una amiga al centro de la ciudad. Mi almuerzo estaba en la cocina, una vez que salió no pude contenerme y me masturbe pensando él ella. Ese aire medio distante que tenia ahora y su cuerpo caliente me excitaban de sobremanera. Descubrí que al verla con ropa así me provocaba una erección inmediata.

A fines de enero, mi mamá llega de las compras y me dijo que ella iba a ir de visita a la casa de la tía Ignacia por una semana, y que si me interesaba ir, que fuera. Primero no me intereso ya que me alejaría de amigos, pero después lo pensé y decidí ir ya que nada mejor tenia que hacer. Igual que en el viaje anterior, mamá se vistió provocativamente con sus escotadas y transparentes camisetas y un corto pantalón, lo que provocaba en mi una inmensa intranquilidad. Llegamos a la Terminal, compre los boletos y como quedaban muy pocos boletos, me tocaron dos asientos separados, así que subimos al micro rápidamente ya que nos esperaban 4 horas de viaje. Yo quede sentado en un asiento y mamá quedo al lado de la ventanilla, del otro lado del pasillo. Partimos y yo me deje llevar por el sueño. Cuando desperté habían pasado ya 2 horas de viaje. Me incorpore y al mirar atrás veo a mamá besándose con el tipo de al lado. Para rematar él la manoseaba por encima de la poca ropa que mamá llevaba. Era intolerable la situación. Menos mal que el viaje termino, ella bajo antes y se beso con el tipo, dándole un papel que seguramente contenía el teléfono o algo así. En el trayecto donde tía Nacha ella no me menciono nada del sujeto, solo se limito a hablar de boludeces.

Llegamos donde la tía, ella nos recibió radiante como siempre, nos abrazo y nos beso demostrándonos su alegría por vernos, de igual manera Sebastián, Marcela y Nico. Nos instalamos en la casa y luego yo salí a conversar con Sebastián a una de las ventanas de la casa, que daba al comedor de la misma. Adentro estaban mamá y la tía conversando sobre el sujeto del micro por lo cual trate de escuchar pero no pude. Esa noche estuvimos todos conversando hasta tarde, mamá y tía Ignacia habían preparado la comida y estaban bebiendo vino, por lo mismo estaban bastante alegres casi llegando al estado de ebriedad, aparte de contar anécdotas, chistes, en fin.

Después nos bajo el cansancio y nos fuimos a nuestras habitaciones. A mí me toco dormir con mamá, igual que en la casa de Ana, pero con la diferencia que aquí no habría el show sexual de esa oportunidad. La habitación era relativamente grande, con un televisor, una cama de una plaza y media, y con un gran ventanal que daba para la callejuela frontal. Yo me acosté rápidamente como es de costumbre, y mamá llego al rato, bella como siempre, cubriendo su intimidad dentro de lo posible. Nuevamente llevaba puesto su camisón blanco que marca perfectamente la exuberancia de sus tetas. Esta vez llevaba ropa interior que se traslucía completamente por el camisón. Yo la vi y me trate de hacer el desentendido, pero mi excitación subía cada vez más. Ella se acostó y se puso a leer una revista mientras yo estaba leyendo un semanario deportivo.

Al rato ella se despidió de mí y se durmió. Yo seguía viendo el semanario y sin querer me moví y toque su culito suave y grande. Al tocar yo creí que ella se movería o algo, pero no hizo ademan de hacerlo. Yo dude… deje el semanario apague la luz central y prendí una débil luz de la mesa de noche, me acosté y comencé a acariciar lenta y suavemente por encima de la ropa, el culo sabroso de mamá. No lo podía creer, yo estaba excitadisimo, estaba tocando a mi madre, y ella no se inmutaba para nada, sin duda el vino le produjo un profundo sueño. Luego decidí levantarle la falda del camisón y comencé a tocarle la bombacha. Aun así ni se movió, decidí llegar a tocarle el culito desnudo… y lo hice, acariciando toda su raja suavemente, de arriba hacia abajo. Pare ya que mi excitación era inmensa, pero luego me olerme y chupar mis dedos que tenían flujo de mamá. Al rato después decidí abrazarme a ella, pegando mi pija en su culo y cruzando mis brazos y manos por el frente de ella, así me dormí.

Al día siguiente desperté y vi que mamá ya no estaba. Me bañe y me dirigí a la cocina a tomar desayuno. Ahí estaba tía Ignacia con Marcela y Nicolás. Me saludo con un beso en la mejilla y me dijo que mamá había ido al centro del pueblo a comprar unas cosas y aprovecho de salir con Sebastián para dejarlo en su practica de fútbol.

En la noche llegaron mi tía y mi mamá, bebieron y quedaron «alegres». Nuevamente en la cama mamá se durmió antes que yo, ya que su estado no era optimo. Nuevamente comencé a tocarla lentamente, desde la espalda hasta su culito, luego metí la mano por su bombacha acariciando su raja. Al rato ella se dio vuelta y yo espere unos 20 minutos y seguí con el asunto. Como mamá quedo derecha, comente a espiar por su escote y ver sus tetas bien de cerca. Comencé a bajar el camisón y logre levemente mover una copa de su sostén y ver lo magnifica que eran sus tetas y por supuesto sus pezones. Una vez terminado, acomode su ropa y nuevamente me abrace a ella, la acomode y puse mi miembro en su culo, y esta vez estaba tan caliente que comencé lentamente a frotarlo, pero luego decidí parar y dormirme.

Durante las noches siguientes procuraba tocar a mamá, claro que había veces en que no lograba mi objetivo, ya sea por que yo me dormía antes o por que ella estaba sobria o cualquier otra cosa. La segunda semana de febrero volvimos a nuestro hogar.

Transcurrieron las semanas y en uno de esos días llegue a casa, entré dirigiéndome a mi dormitorio, cuando llego al umbral de la puerta, y veo a mi mamá culiando con el tío Roberto. Volvió a mí esa morbosidad, y me quede viendo a un lado de la puerta, mamá estaba semidesnuda, ya que solo tenia su sostén a la altura del cuello. El viejo caduco la penetraba ferozmente por la concha, a lo que ella respondía con un ardor inmenso. Cuando ambos llegaron al orgasmo yo salí de la casa a dar una vuelta, volviendo como a la media hora después, procurando hacer mucho ruido. Al llegar vi a mamá sentada a la mesa comiendo con el tío Roberto. Se notaban recién bañados, ya que ambos tenían el pelo húmedo. Mamá tenia puesta unas calzas color gris, y una blusa corta, muy provocativa. Yo haciendo gala de lo más cínico que podía ser salude al tío y a mamá que me dio un beso tibio y cálido. Al rato supe que el tío Roberto estaba de paso por la casa por razones de negocios, yo tratando de ser muy desagradable le mencione varias veces a su esposa la tía Amalia, por lo que se notaba la incomodidad del viejo, que esa misma noche regresaba a su casa.

Estas son algunas de las experiencias vividas y que vivo con mi madre, más adelante seguiré contando.

Continúa la serie