La prima de frenillos

El tren avanzaba a una velocidad impensada, no en vano el nombre de AVE le había sido impuesto, la llegada a Sevilla, en los comienzos del verano, no podían alejar de sus pensamientos, a su prima, esa prima que deseara cuando chico, olvidada bajo las relaciones con su reciente pareja, mejor dicho expareja, ahora impensadamente volvían a su mente.

Su pelo lacio, su ropa entallada a una cintura perfecta, esos senos sensuales, toda su encarnación , perfecta, también su espíritu jovial, sería seguro un adorno perfecto a la ciudad como siempre alegre, bulliciosa, al encontrarme con los tíos, no puede evitar de preguntar por ella.

Fue la tía la que me informo que hacía dos horas se fueron a Marbella, en auto con otra pareja amiga . La aclaración de que se fue con el novio ya era sobrante, pero igual tuvo que escucharla.

Los tíos guapos como siempre, le prestaron el auto, recorrió una vez más esta ciudad, desde la Macarena en la cual un casamiento con vehículos de carruajes a caballos briosos estampaban esa cultura propia del lugar, bordeando el Guadalquivir llegó hasta la Biblioteca del Consejo de Indias en el parque , el tiempo parece detenido en el, viejas gigantes maquetas , en un escenario permanente, marcan lo que fue, retomando por la Catedral y caminando por las calles con los toldos, quizás no hermosos pero altamente decorativos en su conjunto, hizo un paréntesis, recién recordó que no había preguntado por la otra prima, la niña de pocos años.

No dudo en dejar para el otro día la visita del otro lado del río .

Al llegar de vuelta , estaba ella, recién llegada del curso preuniversitario, su prima Azucena , esa misma que tenia frenillos la última vez que la vio, ahora toda una mujer, 18 años, si la comparaba con Annabella, podría decir que la que estaba enfrente mío, tenia futuro, mis 26 años, por suerte bastantes juveniles, no le impidieron de invitarme a ir de tapas, fuimos caminando, la diferencia entre la fría Madrid, con estas tierras llenas de canto y alegría , hicieron olvidar mi deseos quebrados de mi deseada prima .

La pareja de amiguitos Susana y Pedro que le presentó Azucena, eran de la edad de ella, le extrañó mucho que nos invitaran a un café en la casa de Susana, como no tenia nada que hacer, allá fueron, en verdad la diferencia de edades era para el terrible.

Era un casa interior, cerca de la catedral, amplia, con living modernizado con pinturas de García y Rodríguez, algunas de importancia, otras con imágenes repetidas vistas (que le hicieron perder valor), pero no era eso lo que me llamó la atención, ambas chicas se me perdieron, mientras Pedro me convidaba un Fernet con cola, cuando las vio tuvo que tomar aire, la música y las luces ya las envolvían a ambas en un baile sensual, viendo jugar sus cuerpos desnudos entre sí, contemplaba la perfección de sus nalgas y senos, en verdad era su primita la atracción, fue Pedro el que se saco su camisa y pantalón, cuando Susana le bajó el boxer, su falo en bandera fue tomado por ella, como al vuelo, miraba su cara de éxtasis, cuando su prima sentándose sobre sus piernas empezó a desabrocharle, la camisa y a besarle el cuello, tomarle el cinto hasta que el cierre cedió a sus dedos, eran segundos de goce preanunciados, el falo salió para que ella hincada succionara el miembro, no se dejó llevar por el momento , logrando sacarse el junto con la ropa interior, ella esta vez apoyando los pies en el sillón, puso sobre su raja el miembro y fue cayendo sobre él, no había dudas no era la primera vez, su goce sin dolor alguno, decían que ella era de experiencia, cabalgó como una jineteadora cubana en el maletón, pero por el gusto de hacerlo, no por plata, ese gusto del cual la sangre gitana hacen su placer de vida.

Un entre y saca hermoso, lo desarmó en cualquier prurito sobre la situación de parentesco, puesto que el deseo de ambos los hizo gozar, los hizo sentir ese contacto de piel , tan sencillo y hermoso, una vez más acabó, era una joven pero experimentada sin dudas, la experiencia de vivir el sexo en esta parte del país es hermosa.

Cuando tomaron unos minutos de descanso, se fue a duchar, una sonrisa de Azucena, fue el convite a otro momento de sexo, ella enjabonando su cuerpo, era una diosa que abrazaba a su amante mortal , una vez más su falo erecto, una vez más ese hermoso cuerpo, ahora de espaldas, llamaba al sexo la penetración vaginal por atrás de las cachas, hacían jadear de goce.

Una cama enorme fue el lecho receptor de sus cansados cuerpos, tuvo que defenderse del sueño y haciendo fuerzas no queridas, se levantó para indicarles que era hora de regresar, ya los negocios de tapas estaban cerrados, pero un restaurante todavía permanecía abierto, los jóvenes empezaron la conversación, Susana le increpaba a Pedro que no lo había hecho con fuerzas, mientras Azucena, mirando mi sexo, dijo, que fue una linda noche, que podríamos repetir, Pedro dijo, yo no tengo problemas pero quiero que cambiemos de pareja, le faltaba hablar, pero no hizo falta mi primita firmemente casi levantando la voz, dejó sentado y tomando mi cargada entrepierna, sentenció, este es mío mientras este acá.

Esa noche durmiendo no me extraño recibir una visitante en la cama, por minutos, los necesarios para succionar mi falo, tomando mis pocos espermas que quedaban.