La mamá cuenta el relato a su hijo de como su abuelo fue el mejor amante
Andrés Mauricio, no te vayas, grito su mamá cuando lo vio salir de la casa con un maletín lleno de ropa.
-No, mamá me voy, voy a buscar lo que tanto tiempo me ocultaste…. mi papá. Andrés salió y regresó a los 10 años sin haber encontrado nada.
-Llegue mamá, no encontré a mi papá, por favor ya hemos sufrido mucho dime quien es? Como se llama? Necesito saberlo…. Su madre decidió contarle la verdad, -Tu eres el hijo de tu abuelo.
-Qué? Mi abuelo? Se quedo paralizado mientras su madre empezó a contarle
-Si mi papá me atrapaba todas las noches, me hacia el amor, al principió creía que era pecado pero desde el primer día consiguió que tuviera unos de los mejores orgasmos logrados en la vida. Yo era muy inocente y no conocía ningún método de planificación, aunque tampoco me importaba ya que con mi papá se me olvidaba todo.
Cuando mi mamá o sea tu abuela murió el quedó muy sólo y me invitaba a dormir a su cama, yo tenía apenas 15 años y había noches muy negras que me asustaban desde entonces me pasaba para su cuarto y me metía a sus cobijas, yo creía que el dormía y que los roces a mis pechos eran normales y eso me hacía mojar, por eso trataba que lo hiciera más a menudo y siempre me recostaba más a él.
Una noche el se voltio hacia mi lado y me abrazó yo estaba de espaldas y sentí que algo duro y mojado rozaba mis nalgas, eso me puso muy caliente, aunque yo era virgen ya sentía que era estar excitada, pues solo mi padre lograba que yo sintiera eso.
Esa noche sin querer no aguanté más y me voltee quería sentir su pene cerca de mi rajita.
El se quedo quieto pero seguía con su arma bien parada, dura y mojada.
El y yo estábamos dentro de las cobijas, y con cuidado alcé mi pijama para quedar completamente desnuda. Me quede quieta para sentir su calor.
El sabia lo que yo hacia por eso empezó a lamerme mis pezones cada vez más grandes y excitados, ambos estábamos cayados pero disfrutando al máximo.
Empezó a tocarme las piernas y al mismo tiempo empezó a lamerme el ombligo y finalmente bajo a mi rajita, su lengua jugó bastante rato conmigo, empezó muy despacio a meter el dedo, se dio cuenta que era virgen por eso siguió chupándome, yo sentía que algo me pasaba, algo que nunca había sentido así fue cuando mi clítoris exploto en el primer orgasmos.
Fue tan delicioso que ahí empecé a pedirle más yo, ya quería tener su polla dentro de mi.
Le dije papi déjame chuparte quiero probar, mi padre me miro muy dulce y se recostó boca arriba en la cabecera de la cama.
Empecé a lamerme las bolas, ricas y suaves, eran mi juguete preferido, su pene estaba hinchado, yo creo que iba a explotar igual que mi clítoris, me la metí todo a mi boca y ahí subía y bajaba, el empezó a gemir y me cogía las tetas.
Después de un largo rato me tomo con sus manos grandes y velludas y me acomodó cerca de su pene, ahí muy despacio empecé a sentarme.
No entraba su pene por más mojados que estuviéramos, por eso el me recostó en la cama yo dejaba hacerme lo que él quisiera, además todo me gustaba, me abrió las piernas me dio unos cuantos lengüetazos en mi rajita y empezó a abrirla con sus dedos, con su polla bien parada la me empezó a tocar y a tratar de hundírmela el me trataba con delicadeza, por eso fue yo quien lo atrajo a mi para que de un solo golpe entrara y me hiciera gemir de placer, se quedo quieto por unos momentos mientras me acomodaba a el nuevo miembro que se quedaría conmigo por siempre.
Se movía como loco, ambos gemíamos fuertemente pero sin preocupaciones ya que en la casa solo estamos el y yo las empleadas habían partido de vacaciones esa semana.
Cuando otra vez sentía como mi clítoris se contraía y sentía algo maravilloso que quería que no se terminara sentí que mi padre sintió igual con su pene, sentí que me escurría una leche calientica y espesa pero deliciosa ya que era del hombre que me había hecho mujer
-Hay madre me has puesto muy arrecho, mira mi pene, su madre le empezó a quitar los pantalones pero esa es una nueva historia.