La boda del padre de Rut

Armando, que así lo podemos llamar al padre.

Es un profesional del Derecho, de unos 40 años.

Algo alto, de cuerpo atlético, con unas cuantas canas a la altura de la cien, simpático, he inteligente.

Viudo desde el nacimiento de su hija.

Rut, la hija la cual recién y cumplió los 18 años. De estatura promedio, buen cuerpo, de piel aceitunada, cabello negro sedoso, cara angelical.

Mía, novia del padre de Rut una joven estudiante de Derecho, de 22 años.

Prácticamente con las mismas características físicas de Rut, pero con un color de su piel más claro. De hecho las dos casi podían pasar por hermanas gemelas.

Desde el fallecimiento de su esposa, Armando crió a su hija con la ayuda de una hermana solterona.

La cual después de muchos años de sacrificio, decidió ingresar a una orden religiosa. Por lo que el Armando, continuó solo a cargo de la crianza de su hija desde los 13 años solo. Rut idolatraba a su padre, y ha medida que ella crecía, cada día se enamoraba más de él.

Armando siempre la vio, la mayor parte del tiempo, como lo que era, su hija. Pero últimamente en ocasiones su mente fantaseaba con el cuerpo de su hija.

De hecho se puede decir, que si se enamoró de Mía fue por Rut. Que se la presentó. Rut era bastante mimada, por su padre. Desde que ella cumplió los 18 años, el padre se enamoró de Mía, una estudiante de la escuela de Derecho, donde él ocasionalmente da clases.

Después de pasar el vendaval, de la presentación de su novia. Rut y Mía se hicieron muy buenas amigas. Pero en el fondo Rut envidiaba a la futura esposa de su padre. Debido a el estrecho, laso de amistad que unió a las dos jóvenes. Rut decide ser ella quien organizará la despedida de soltera de Mía.

Como en toda despedida de soltera, se le hicieron bromas muy pesadas, a la futura esposa. Todas de un amplio contenido sexual. Durante esa noche, tanto Rut como Mía, pasaron un buen rato.

Hasta que se marchó la ultima de las invitadas. Debido a lo tarde que era, se hicieron arreglos para que Rut, pasase esa noche en el apartamento de Mía. Mientras las dos recogían el reguero dejado por las otras invitadas.

Mía se despojó de la ropa que usaba, quedando únicamente con su ropa intima. Alegando que sentía mucho calor, debido a las bebidas que había consumido. En un dos por tres, Rut la imitó, pero más lejos al quedar totalmente desnuda.

Después de recoger, lo más evidente. Las dos se sentaron a charlar, sobre los regalos que recibió la novia. Ropa intima de encajes negros y rojos, a lo que Mía comentó, que usando eso parecería una callejera.

Rut le pidió que se los midiera, y siguiendo la solicitud hecha por su futura «hija», así lo hizo. Se despojó de sus pantaletas y sostén, y de inmediato se puso el conjunto de ropa intima, que le habían regalado.

Sentándose en el sofá donde se encontraba Rut, le dijo. Ves, me parezco a una de esas putas, que salen en las películas porno.

Rut se le quedo viendo muy seria, y de pronto hecho a reír diciendo, la verdad es que tienes razón. Al tiempo que tomaba entre sus manos una pieza de plástico, de color carne la cual imitaba un descomunal miembro masculino.

Con dicha imitación, Rut se mantuvo distraída unos segundos, y de momento en tono de broma le pregunta a Mía. Tu alguna vez has tenido algo como esto entre las piernas? A lo que Mía algo mareada le respondió. Como ese y más grandes que ese.

Rut siguió preguntando, y haciendo comentarios, mientras se llevaba el nuevo juguete de su futura madre a la boca.

Mía se le quedaba viendo, mientras se relamía sus labios de manera seductora.

Se le fue acercando al desnudo cuerpo de Rut, y cuando sus piernas comenzaron a rosar las piernas de la joven, esta le respondió con una sonrisa, y dejando a un lado el juguete de plástico, colocó una de sus manos sobre la rodilla de Mía.

Las dos mujeres se quedaron viendo mutuamente a los ojos por unos instantes. Sin decir palabra alguna, se hablaron en silencio, los brazos de ambas se fueron dirigiendo al cuerpo de la otra, hasta que sus cuerpos se unieron, y sus bocas se encontraron.

Tanto Rut como Mía, se entregaron en un fogoso beso, las manos de Mía recorrían el desnudo y joven cuerpo de Rut. Mientras que ella, procuraba retirarle las pocas prendas de vestir que usaba Mía en esos momentos.

Quizás fue el alcohol, o quizás la pasión existente entre las dos, pero ambas se dejaron deslizar hasta la mullida alfombra de la sala.

Donde continuaron besándose y acariciándose mutuamente, lentamente las manos de Mía fueron bajando por el vientre de Rut, hasta llegar al centro de placer de la joven.

Aunque Mía, se encontraba algo ebria por el vino consumido, durante la despedida de soltera. Savia muy bien donde poner sus manos, y que hacer con ellas.

Por iniciativa de la mayor de las dos, se fueron despegando los labios, y con su boca Mía comenzó a recorrer el tierno cuerpo de Rut.

La cual se entrego completamente al placer que sentía en esos momentos.

La lengua y dientes de Mía, se detuvieron un rato a jugar, con los erectos pezones de Rut. La cual gemía de placer, al sentir los pequeños y tiernos mordiscos, desde la aureola hasta la punta de los pezones de Rut.

Mientras las manos de Mía continuaban realizando su labor, de forma y manera ininterrumpida. A diferencia suya, Rut se depilaba completamente su monte de venus, y todos los alrededores.

Por lo que quien la viese por primera vez, podría llegar a pensar que se encontraba ante una niña de menor edad. Para Mía fue una agradable sorpresa, el hecho de que sus dedos no se enredaran con los vellos de Rut.

Mientras tanto Rut, se encontraba gozando de un orgasmo, por la excitación recibida de su futura madre. Su vagina se encontraba totalmente humedecida por ella. Los movimientos de sus caderas no se hicieron esperar. Mía continuó con su labor, su lengua recorrió el trayecto entre los senos de Rut y sus muslos.

Con lentitud, disfrutando como el cuerpo de la menor se crispaba a su paso sobre su piel.

Los gemidos de Rut, que en un principio fueron unos susurros, se fueron convirtiendo en la expresión verbal del placer puro. Su tono de voz era alto y agudo, y entre los gritos de placer de vez en cuando soltaba alguna palabra, la cual alentaba a Mía a continuar.

Mía lentamente fue cambiando de posición, hasta que su muy velluda entrepierna quedó sobre la boca de su pupila. Rut no tuvo que pensarlo mucho, y ha diferencia de Mía su ataque fue directo, sin preámbulos.

Su lengua pasaba una y otra vez con fuerza de manera desesperada, por encima de los muslos de Mía y por dentro de los muslos.

Las dos se retorcían del placer alcanzado. Rut como más joven, era más atrevida y tempestuosa, su lengua fue la primera en alcanzar el circulo de la otra.

Al esto suceder, Mía exhaló un profundo grito de placer, ante el paso de la lengua de Rut por entre sus nalgas. Mía tomó entre sus manos, el juguete que había recibido, como regalo de la despedida de soltera. Pero al Rut darse cuenta le dijo.

Yo prefiero lo natural. Al terminar de decir eso, con un rápido movimiento de piernas, cambió de posición.

Colocando sus piernas encajadas entre las de Mía. Las dos mujeres no emitieron más palabras, sus manos se entrelazaron, y lentamente al unisonó comenzaron a mover sus caderas. Sus labios vaginales se frotaban entre sí, ambos clítoris se encontraban totalmente hinchados por el placer, la humedad de ambas se confundía.

Al principio ligeros gemidos casi inaudibles, eran emitidos por las dos, y a medida que sus cuerpos se movían con mayor fuerza, ellas aumentaban el tono de sus gemidos.

Convirtiéndose en gritos de placer, las dos continuaron frotándose una contra la otra, hasta que ambas alcanzaron un esplendoroso orgasmo. Casi, al mismo tiempo. Lentamente las dos fueron calmándose, hasta que se detuvieron completamente.

Tanto Rut como Mía, se encontraban desfallecidas, por lo que ambas se durmieron abrazadas. Al día siguiente, al despertarse tanto Rut como Mía al verse se sintieron algo cortadas, medio abochornadas.

Las dos trataron de disculparse por lo sucedido, la una con la otra. Tras las repetidas disculpas, y de responsabilizar al vino por su conducta. Mía le rogó a Rut que no le dijera nada a su padre, ya que desconocía como iva a responder. Rut le prometió a su futura madre, que por su boca su padre no se enteraría. Luego de vestirse las dos se despidieron.

Rut en el fondo, se encontraba realmente muy contenta. Ahora savia algo de Mía, lo cual podía usar en su provecho.

Pasada dos semanas, se dio la boda por la iglesia, entre Armando y Mía. Todos se encontraban muy felices. Familiares y amigos, Rut se había esmerado en que la ceremonia de la boda, y el posterior agasajo fuese algo grandioso.

Durante toda la actividad de la fiesta, la copa de Mía siempre se encontró repleta de vino. Ya la mayoría de los invitados se había retirado, cuando Mía dio muestra de encontrarse demasiado ebria, como para salir de viaje de luna de miel, esa noche. Rut se acercó a su padre, y le indicó que su nueva esposa no se sentía bien.

Por lo que ella, se ofreció acompañarla a su habitación y ayudarla a desvestir. Para luego acostarla en su cama. Y tal como lo dijo Rut, así lo hizo. Pero con una pequeña diferencia, ya que en vez de llevarla al dormitorio de su padre, la dejo acostada en su propia habitación. No sin antes despojarla de toda su ropa, por el solo placer de ver el desnudo cuerpo de Mía.

Luego de terminar de desnudar a su «madre», se dirigió a la habitación de su padre, se quitó toda su ropa, y tras quedar totalmente desnuda, y usar el mismo perfume de Mía, se acostó en la cama. Mientras tanto Armando, se fue despidiendo de todos los invitados y disculpando a Mía por estar indispuesta. Una vez que despidió a su ultimo invitado.

Armando, partió deseoso de acostarse con su nueva mujer, aunque está se encontrase borracha. Al llegar a la habitación sin prender la Luz se despojo de toda su ropa, entró al baño y se aseó con rapidez.

De inmediato se deslizo bajo las sabanas, buscando el cuerpo de su «mujer». Rut se hizo la dormida, y dejo que su padre comenzara acariciar su cuerpo, ella había tenido la previsión de usar el mismo perfume de Mía, el cual de inmediato Armando reconoció como el de su mujer.

Los brazos de Armando recorrieron todo el bello cuerpo de Rut, y esta siguiendo el juego se fue despertando y buscando con sus labios la boca de su padre. No se hizo esperar un largo y profundo beso, donde sus lenguas se estrecharon una contra la otra.

Las manos de Armando, fueron recorriendo lentamente sin saber que era el cuerpo de su hija Rut. Esta se fue colocando boca arriba, mientras que Armando, bajo hasta los muslos de su hija.

La cual fingía ser Mía, Rut mantenía sus piernas bien abiertas, para que de esa forma facilitar que la lengua de su padre, le lamiera su cálida interioridad. Armando no se hizo de rogar y casi de inmediato su lengua lentamente fue entrando en contacto, con los labios de la vagina de Rut.

La cual, ya había experimentado un sin fin, de profundos orgasmos.

Durante un tiempo interminable para los dos continuaron disfrutando el uno del otro. Llegó el momento en que Rut, colocó sus dos manos sobre la cara de su padre, y la fue trayendo hasta su boca.

Armando se incorporó sobre sus rodillas, quedando su glande a la altura de los muslos de Rut, ya él se disponía a penetrarla creyendo que era su mujer Mía.

Cuando Rut le dijo en tono de susurro. Papi prende la luz, que te quiero ver encima de mí. La voz de Mía le sonó diferente a él. Pero Armando se encontraba deseoso de penetrarla, pero para complacer a su mujer, estiró su brazo y prendió la lampara de la mesa de noche.

Cuando sus ojos pasaron por encima del cuerpo de Rut, de primera impresión no la reconoció, ya se encontraba a punto de mover sus caderas para penetrarla. Cuando sus ojos casi se desorbitaron, al darse cuenta que era a su propia hija la que estaba a punto de penetrar.

Rut se encontraba acostada boca arriba, con las piernas totalmente abiertas, sus rodillas arqueadas, sus manos se encontraban, sobre los hombros de su padre, y su rostro reflejaba una gran satisfacción. De momento ella abrió los ojos ligeramente, su lengua pasó sobre sus labios de manera libidinosa.

Con un gemido casi suplicante le dijo a su padre, hazlo que te he estado esperando desde que tengo uso de razón. En ese instante por la mente de Armando pasaron miles de ideas. Desde las posibles acusaciones de incesto, hasta el sin numero de veces, que pensó en el cuerpo de Rut, como el de una mujer bien dotada, y no como el su única hija de 16 años.

Armando trago en seco, tomando la decisión, colocó sus manos sobre las caderas de su hija, y lentamente fue introduciéndoselo, a ella. Rut cerró sus ojos, para disfrutar plenamente el momento, en compañía de su padre.

Gradualmente el falo de Armando, se fue perdiendo de vista dentro del cuerpo de su hija. A medida que eso sucedía, ella comenzaba a mover suavemente sus caderas, mientras que con su boca emitía gemidos de placer. Ambos cuerpos se amoldaron de forma perfecta, las piernas de Rut se cruzaron alrededor de su padre.

El movimiento de los dos cuerpos fue lentamente ganando fuerza. Las expresiones de placer de los dos, pasaron de ser pequeños gemidos, a expresiones verbales completas, como. Métemelo duro papasito. Te quiero comer tu culito, hijita, eres toda una puta, dame ese culo que te lo quiero meter para que goces.

Tanta era la excitación de los dos, que no se dieron cuenta que eran observados ávidamente por Mía. La cual se había levantado del lecho de Rut, y dando tras pies por la somnolencia. Llegó a su dormitorio, y se encontraba en la puerta de la habitación totalmente desnuda. Mía observó como su marido y su hija, se encontraban en la cama disfrutando al máximo.

Ella sin darse cuenta de lo que hacía, se llevó una de sus manos a su sexo, y comenzó acariciarse. Al principio lentamente y con suavidad, pero a medida que se acercaba al lecho, sus movimientos eran más bruscos y profundos. Armando se percató de su presencia cuando ya Mía se encontraba a su lado.

Él colocó una de sus manos sobre la abundante cabellera de Mía, y la atrajo los labios de ella hacía la boca de él con suavidad. Su lengua se introdujo en la boca de Mía, la cual recibió gustosa. Rut se detuvo por un instante al darse cuenta que Mía se encontraba a su lado besando a su padre.

Pero de inmediato continúo, con mayor fiereza. Mía por su parte se colocó sobre la cara de Rut, de forma tal que su sexo quedo sobre la boca de su nueva hija. Rut no perdió tiempo y de inmediato, se dio a la tarea de lamerle se sexo a Mía. La cual se magreaba con Armando. Rut pasaba su lengua de banda a banda, por los labios y el clítoris de Mía.

Los dedos de Armando, fueron deslizándose hasta la húmeda interioridad de Mía. Por lo que Rut dejó de lamérsela, para pasar a besar y mordisquear las nalgas de Mía, y posteriormente introducir su lengua por el esfínter de la mujer de su padre.

La cual al sentir la lengua de Rut entre sus nalgas dio un grito de placer. Mientras tanto Armando, continuaba metiéndoselo y sacándoselo a su hija.

Llegó el momento en que Armando no se pudo contener más, y sacando su miembro del cuerpo de su hija, estalló en un gran chorro de semen el cual diligentemente, Mía se lo llevo a la boca para continuar mamándoselo de manera especial. Los tres cuerpos, se fueron quedando quietos.

Armando, se levantó de la cama, hay se encontraban su hija y su nueva esposa, las cuales se abrasaron y continuaron dándose un enorme beso. Las manos de Rut, acariciaron el cuerpo de la esposa de su padre, mientras este las observaba detenidamente.

Mía colocó su cara sobre, la limpia concha de Rut, dejando sus nalgas al aire. Armando se acercó a las dos mujeres y las beso, y acarició hasta que su hija hecho mano de su miembro para llevárselo a la boca y darle una buena y revitalizante mamada.

Una vez que el miembro de Armando se encontraba en su máxima expresión. Este se colocó de tras de su mujer, y comenzó a introducirlo por el ano de ella. Al principio, a pesar de la saliva de Rut, Mía dio un quejido de dolor.

Pero a los pocos momentos su culo se movía a toda velocidad, mientras que ella le continuaba chupando la raja a Rut. Así permanecieron por un largo rato, hasta que nuevamente Armando soltó su carga. Pero en esa oportunidad fue dentro del culo de su mujer.

Al día siguiente los tres se encontraban desnudos y abrazados en su cama.

Rut fue la primera en levantarse, se dirigió al baño y se aseó, al salir de la ducha y dirigirse a la cama vio como su padre se lo introducía nuevamente a Mía.

Ella pensó que ya era hora de retirarse, y dejar que los recién casados disfrutaran solos.

Rut continua teniendo encuentros, con su padre y Mía.

Pero cada vez son más esporádicos ya que actualmente se encuentra en la Universidad.