15 días con mi tía
Todos los veranos a principios del mes de Julio solíamos ir con mi madre y mi tía a un pueblecito de la costa brava catalana.
Era el mejor premio que me podía dar por haber aprobado todas las asignaturas. Los primeros años era por la playa, la piscina, los juegos, etc.
A medida que iban pasando los años mi interés por ir los quince días en la costa iba cambiando a la misma velocidad que mi obsesión crecía por mi tía.
Mi tía era una solterona muy recatada, siempre llevaba vestidos que la protegieran de cualquier mirada, huía de cualquier conversación sobre sexo, nunca le había visto la falda mal puesta, por eso con el verano y la playa llegaba también el bañador, esa figura, esas piernas, esos labios, esos ojos, esa cabellera castaña, esos pechos, es culo, era la gran oportunidad de verlos o mejor dicho de imaginarme como serían.
Por la noche siempre me sentaba a su lado a ver la televisión, poco a poco me iba tumbando hacía ella como si me durmiera para poder apoyar mi cabeza sobre su hombro e ir deslizándola hacia abajo hasta llegar a sus pechos.
Mientras fui jovencito, ella no decía ni hacia nada para evitarlo pero a medida que fui haciéndome adulto, ella con cualquier excusa se levanta y me dejaba solo en el sofá.
El verano que cumplí 18 años, en la empresa de mi madre les avisaron que ese año no se podrían ir de vacaciones en el mes de Julio por un exceso de trabajo, eso me enojo ya que pensé que ese año me quedaba sin poder ir a la «playa» con mi tía.
Cual fue mi sorpresa cuando mi tía me dijo que nosotros nos iríamos igualmente y que mi madre acudiría los fines de semana.
Mi imaginación empezó a volar, solos ella y yo, ¿qué podría ocurrir?. Desde ese día mi nerviosismo era tal que la única manera de apagar los nervios era matándome a pajas, tenia en mi habitación un portarretratos con una foto de mi tía que le había hecho el verano anterior en la playa y cada noche acababa lleno de mi leche.
Y llego el día de la partida, mi madre no paraba de decirme que me portara bien que no hiciera enfadar a mi tía, que hiciera todo lo que ella me dijera.
El viaje fue de lo más normal conversaciones triviales, sobre lo que haríamos esos días, a que playas iríamos, también me dijo que si quería salir por la noche con amigos que lo hiciera pero que no llegara demasiado tarde.
Y el día tan esperado llegó, ella entro a mi habitación a despertarme pero yo hacia horas que estaba despierto pensando en ella, desayunamos y nos fuimos a la playa. Yo tengo la piel muy blanca y me quemo mucho, mi madre siempre había sido la encargada de ponerme la crema por todo el cuerpo, así que me dispuse a ponérmela yo al llegar a la espalda me encontré con el dilema, ¿se lo pido a… .?
Y de repente oigo la voz de mi tía ¿te pongo la crema en la espalda?, eso me turbó, y sin darme tiempo a contestar ya tenía su mano frotándome la espalda. Con que sensualidad me acariciaba su ir y venir de un lado a otro para abajo y para arriba y de repente me di cuenta que lo que sí había subido y mucho era mi polla, estaba dura como un mástil y palpitaba tanto que pensé que se me que se saldría del bañador, me sonroje y me tape con todo el disimulo que pude cuando acabo me tumbe boca a bajo mi polla seguía palpitando entre mi estomago y la arena la sensación era tal que me corrí, toda mi leche se quedo en la rejilla del bañador, ¿vienes a bañarte? No sabía que hacer, ¿cómo le decía que no podía, que me había corrido?, ella se metió en el agua y al cabo de unos segundos como poseído por el diablo salí corriendo y de un salto me zambullí.
Cuando llegamos al apartamento nos fuimos a duchar cada uno a su cuarto de baño, estos se comunican a través del patio de luces, al ver su figura por los cristales glaseados de las ventanas mi polla volvió a responder de manera instantánea, me puse el agua lo mas fría posible y se calmo.
Cuando salí de la ducha ella me dijo que se tenia que ir a buscar el pan, ya que por la mañana se le había olvidado, en cuanto cerró la puerta del piso salí corriendo hacia su baño y allí estaba su bañador, me quite la toalla que llevaba puesta y puse su bañador encima de mi, otra vez, se empalmo mí pene, con sumo cuidado olí el sagrado lugar donde minutos antes habían estado sus labios vaginales, pase mi lengua, la polla palpitaba, el corazón parecía que se me iba a salir del pecho, baje el bañador hasta mi polla y envolviéndola con él me masturbe en el último momento quite el bañador y mi leche se esparció por toda la estancia.
Después de limpiarlo todo oí la puerta y me fui a vestir a mi habitación.
Después de la siesta vi como mi tía pasaba para la terraza con los dos bañadores en sus manos, el suyo se lo iba mirando mucho pero no dijo nada, el mío lo colgó al revés en el tendedero cuando me fije se veía una mancha en la rejilla.
A la mañana siguiente yo me desperté temprano pero no me moví de la cama para no despertar a mi tía.
Yo dormía siempre con la ventana abierta, la cortina debido al aire se había entre abierto y entraba un rayo de luz que daba directamente a mi cama.
Empecé a oír a mi tía por el baño, mirando la habitación observé que no había dado la ropa sucia para lavar en ese momento pensé que mi tía entraría para recogerla como tantas otras veces había hecho, entonces se me ocurrió que de una manera como si fuera por casualidad ella pudiera ver mi sexo desnudo.
Con mi tía, como ya os podéis imaginar a estas alturas estaba prohibido dormir desnudo, así que saque mi polla por la bragueta del calzoncillo y la dejé reposar sobre mi muslo, como si en un movimiento nocturno se me hubiera salido, cuando ella entró recogió la ropa del suelo la luz daba directamente sobre mi entrepierna hasta podía notar el calor de los primeros rayos de sol sobre mi pene que quería alzarse para gritarle ¡Que estoy aquí! por el contrario mi mente no hacía otra cosa que cantar canciones infantiles para controlar que no se empalmara mi miembro viril y que toda mi estrategia se fuera al garete, yo intentaba observar con los ojos entreabiertos si ella había visto mi masculinidad, pero no me atrevía del todo.
Cuando ya se iba con la ropa se acerco y poniéndome la mano sobre el muslo que no estaba mi miembro me susurro al oído que se iba a buscar el pan para el desayuno y que ya me podía ir levantado y se fue, lo que sí que se estaba levantando por instantes era mi polla nunca la había visto tan gorda y el capullo estaba tan rojo que parecía que sacara fuego.
La había visto, seguro, su mano había estado a un o máximo dos centímetros de ella, me levante tenia que hacer algo para aliviarme, fui a su baño y encontré unas de las bragas de mi tía las cogí para olerlas y al acercármelas vi que eran las bragas con las que había dormido aún tenía pelos púbicos mi polla estallaba de excitación, mi cabeza no podía resistir mas envolví mi sobre excitado pene con las bragas, el vaivén era tan rápido y violento que esta vez no pude contenerme y descargue sobre las bragas, quede exhausto estaba en la gloria, estaba tan desorientado que cuando note la respiración excitada de mi tía detrás de mí no sabía ni donde estaba y ni mucho menos que decir.
El enfado de mi tía fue de los que hacen historia pero entre palabra y palabra de mi tía vi que en el suelo había unas pequeñas gotas justamente entre sus pies, yo estaba totalmente desnudo ante ella con sus bragas en la mano llenas leche mi tía llamándome degenerado y yo solo pensando que ella también se había corrido.
Me encerró en mi habitación para que reflexionara, yo reflexionaba pero sobre la mancha que había en el suelo, la corrida de mi tía tenia que haber sido salvaje, ya que incluso con bragas habían llegado sus jugos al suelo.
Al cabo de una hora entró en la habitación y me dijo que ella se iba a la playa, pero como no se quería encontrar con ninguna sorpresa a su regreso me lanzo unas esposas y me ordeno que me las pusiera una en la muñeca y la otra en el cabezal de la cama.
Antes de irse me entró el desayuno, un cuenco con leche que me dejo en el suelo y de la bolsa de la playa saco las bragas que yo había usado para mi gran paja y me las dejo en una silla a la cual no podía llegar.
Me pase las horas pensando pero en lo que habría hecho sino en las esposas ¿de donde había sacado mi tía las esposas?, No salió a comprarlas, ¿por qué tenia mi tía unas esposas?
No parecían de juguete, la visión de las bragas, las esposas, y el pensar que mi tía, mi gran amor, mi vicio, mi obsesión, se había corrido con la visión de la mejor paja que su sobrino tendrá jamás, me estaba excitando otra vez.
Cuando regreso de la playa entró en la estancia yo seguía allí desnudo y atado, echo un vistazo y con voz sensual dijo: «veo que ya no te excito, no te has hecho ninguna paja mas», salió de la habitación pero dejo la puerta medio abierta, se fue a su habitación y volvió envuelta en una toalla que justo le cubría sus senos y su sexo, en la mano llevaba su bañador lo giró y lo coloco con sumo cuidado en la punta de cama dejando a primera vista la entrepierna encima de la entrepierna deposito un montón de pelitos pequeños y rizados, «eran pelos de su coño, la muy…» se los había cortado, y saliendo se fue a duchar yo hice un intento de llegar hasta el bañador pero era imposible atado al cabezal de la cama no llegaba, pero a lo que si llegue es a verla pasando por el pasillo desnuda, paso tres o cuatro veces ella vio que yo intentaba mirarla pero era difícil, me tenia que estirar y me dolía la muñeca.
No paraba de pensar en lo que me había dicho, ¿qué no estaba excitado?, nunca había estado tan excitado.
Después de comer ella me trajo la comida, se había vestido con un jersey de tirantes con un escote bastante pronunciado que se veía claramente que no llevaba sostenes y una falda bastante corta, se sentó a mi lado y empezó a darme la comida sin desatarme, una cucharada y otra en un movimiento ella me tiro una cucharada de arroz por encima de mi pecho, se inclino un poco y empezó a recoger los granos con su lengua, mi mente empezó a pensar que recogería todos los granos de la misma forma y mi polla empezó a estirarse, cuando acabo con el arroz de mi ombligo se levanto y recogió los que estaban cerca de polla con la mano, en ese momento me dijo: «Mira que eres cerdo, mira como has puesto las sábanas» puso la mano por debajo de mi culo para limpiar las sábanas, en ese momento con un golpe seco y preciso me introdujo su dedo por mi culo, «mi tía me estaba desvirgando el culo» movía el dedo con tal precisión que estaba a punto de correrme cuando se detuvo repentinamente sin sacar el dedo miró mi polla, y dijo: «veo que te sigo excitando», de mi polla pendía un hilito que con un dedo de la otra mano lo recogió y se lo puso en la punta de su lengua, yo no pude mas, creo que revente mis testículos de tanta leche que saque, nunca había pensado que pudiéramos fabricar tanta, puse perdidas las sábanas y el jersey de mi tía quedo blanco.
De un bolsillo de la falda saco la llave de las esposas y abrió la que estaba en el cabezal de la cama, me hizo levantar y me llevo al baño, me introdujo en la bañera y volvió a atarme esta vez en los grifos.
Lleno la bañera de agua y se puso a limpiarme no dejo ni un milímetro de mi piel sin pasar la esponja, a mi agujero trasero le dedico especial atención ya que lo tenia muy sensible debido al desvirgue que había padecido minutos atrás, al llegar a los huevos los acarició suavemente, sus uñas las pasaba por encima con tal cuidado que me producía unas descargas eléctricas que jamás había sentido, mi verga volvió a responder a sus «cuidados» la agarró fuertemente y empezó a masturbarme al principio lentamente la velocidad se iba incrementando a medida que mi respiración se aceleraba, ella no hacia otra cosa que mirarme a los ojos y me repetía: «¿Té gusta?, ¿Estás cachondo?, en el momento preciso en que me iba a correr apretó la base de mi polla fuertemente lo cual me produjo un placer irresistible pero que no me hizo correr mientras me decía «aún no espera, yo aún no he llegado» y reinició su vaivén poco a poco volviéndome a acariciar los testículos «están gordos, mira como los tienes» y todo esto sin dejar de masturbarme, de golpe el vaivén se hizo a un ritmo desenfrenado las respiraciones entrecortadas de los dos se mezclaban y de repente la gran explosión su pelo quedo lleno de mi semen y ella quedo extenuada al pie de la bañera.
Cuando se repuso me desató para llevarme a la cama nuevamente en la misma posición de antes, atado al cabezal.
Yo estaba destrozado, las piernas me temblaban no tenia fuerzas para nada me recosté sobre la cama y cuando estaba quedándome dormido entro mi tía completamente desnuda y diciéndome «toma tu premio» me tiro unas bragas que al cogerlas vi que estaban completamente empapadas, eran las bragas de su corrida las puse sobre la almohada y me dormí con el olor de los jugos vaginales de mi amada tía.
Sobre las nueve de la noche oí un susurro que me decía que me levantara que ya estaba bien de dormir, era una voz muy suave y sensual, «venga levanta te invito a cenar», al abrir los ojos me encontré a mi tía, me había desatado y estaba vestida y muy bien arreglada se pinto los ojos de manera que resaltaba mucho mas ese azul cielo de sus pupilas, el rímel se los hacia mas grandes, los labios llevaban un color muy suave pero brillante, ¿estaba en el cielo?, ¿Se me había aparecido un ángel? No, era ella estaba radiante, preciosa. Encima de su cama encontré todo lo necesario para vestirme para la ocasión.
Había reservado mesa en el restaurante más lujoso de la comarca, era impresionante, todo el mundo nos miraba, bueno la miraban a ella, su perfecto andar, zapatos de talón, medias negras un vestido ajustado de color negro con motivos florales muy discretos, un escote que hacia volar la mente calenturienta de cualquier macho y envuelta en un finísimo chal.
Ella estaba preciosa y yo creo que con la felicidad que derrochaba ya tenia suficiente.
En la cena hablamos de todo un poco, la familia, mis estudios, mi porvenir etc. .
Después de la cena me llevo a una sala de baile, la mirada de todos lo machos se clavaba en su escote o en su trasero muy marcado gracias a su vestido ajustado.
Yo era el rey creo que mi tía provoco mas de una discusión entre parejas esa noche y yo mas de una envidia.
Estuvimos bailando ella me pasaba la mano por la espalda y me apretaba hacia ella de tal modo que podía sentir sus pezones clavados en mi pecho y mi miembro empalmado solo hacia que apretarse a ella cada vez más. Una vez ya en el coche y antes de arrancarlo mi tía me beso en los labios, fue un beso profundo con amor.
En cuanto abrí la puerta del apartamento me cogió de la mano y me llevó sin mediar palabra a su habitación, me tumbo sobre su cama y con movimientos muy sensuales empezó a desnudarse. Se quito los tirantes yo no me lo podía creer, debajo del vestido aparecieron sus pechos grandes un poco caídos por la edad pero duros, unos pezones grandes, firmes y rosados.
Poco a poco fue bajando el vestido hasta la cintura que deja entrever el liguero de color rosa, después la visión de sus bragas casi transparentes dejando ver la silueta de su bello púbico finalmente dejo caer su vestido a los pies. Subió a la cama y empezó a acariciarme las piernas a través del pantalón hasta llegar a mi cintura donde comenzó a desabrocharme el cinturón y el pantalón el cual me quito con una audaz agilidad.
Saco mis testículos por debajo del slip se los comía con suavidad pero con firmeza estuvo con ellos mas de diez minutos, introdujo una mano por la parte superior del slip sacando mi polla quedando el slip entre los huevos que seguía comiendo y la polla que la iba recorriendo con sus dedos sin cesar, sin darme cuenta engulló mi polla con muchísima ternura, yo miraba como desaparecía mi polla entre sus labios.
Y ya me había quitado la camisa, el calor empezaba a ser insoportable, y mi tía seguía engullendo, su lengua era suave. Yo no sabía que hacer me daba miedo defraudarla.
Ella se puso en la posición del 69, por fin lo tenia delante de mis narices, lo que siempre había deseado el coño de mi tía para observarlo bien, y comérmelo. Su clítoris estaba duro y con la punta de mi lengua lo fui golpeando, luego lo succione y lo mordisquee con suavidad sus jugos empezaban a llegar a mi garganta agradecida que tragaba todo lo que caía, mi tía dejo ir un fuerte aliento que note como recorría mi polla de punta a punta.
Con mucha lentitud se puso de rodillas dándome la espalda con la mano derecha cogió mi misil y lo apunto a su cueva mágica, sus movimientos eran lentos, estaba claro que no quería que me corriera enseguida.
Sin sacar mi polla de sus entrañas se dio la vuelta, tenia la mirada mas dulce que me han procesado nunca, sus movimientos se aceleraron, su cabellera iba de un lado a otro salvajemente sin control, sus manos recorrían mis pechos hasta agarrar mis pezones con fuerza sus caderas me sacudieron tres veces tan fuerte que pensé que se había metido dentro hasta los huevos pero a la tercera nos corrimos los dos como locos, los gemidos los debieron oír en todo el bloque de apartamentos, nos tumbamos en la cama y nos fundimos los dos en un abrazo.
Aquella noche y las siguientes las pasamos follándo como degenerados no tuvimos respeto por nadie ni por nada y dimos rienda suelta a todas nuestras fantasías.