Capítulo 1

Capítulos de la serie:

Verónica I

Permítanme presentarme, me llamo Daniel vivo en México DF, y tengo 37 años, esto que les voy a contar sucedió hace 18 años, y desde ese momento cambio mi vida.

A los 19 años ya había tenido experiencias (aunque no muchas), en casa de mi madre trabajaba una señora de nombre Verónica, unos 30 años, morena, pelo largo, media mas o menos 1.65, unas nalgas deliciosas y unos pechos enormes, llevaba trabajando en casa varios años y a mi me ponía a mil nada mas verla, ya que para limpiar usaba únicamente una bata que casi no tapaba su generoso cuerpo, un día por accidente descubrí que desde una parte de la azotea de la casa se veía la ventana del cuarto de baño donde se cambia de ropa y si el clima era caluroso dejaba la ventana abierta mientras lo hacia, así que cuando regresaba temprano de la escuela o cuando era época de vacaciones me subía a la azotea a hacer ejerció, me encantaba sobre todo la mañana, verla desnudarse poco a poco, lamentablemente no siempre podía porque para mi mala suerte las vacaciones de mi madre coincidían con las mías ya que es maestra de escuela, y muchos días me ocupaba en algo mientras mi gatita se encueraba.

Cuando entre a la universidad se dieron una serie de eventos que a la larga serian una de las experiencias más ricas de mi vida, por un lado como en mi habitación no cabía con libros, computadora, escritorio y demás, me hicieron un estudio en lo que era el cuarto de servicio, (a solo unos paso del baño donde esa ricura se denudaba, de quien habrá sido esa idea), además en el «sorteo» fui asignado a los grupos vespertinos (realmente pague para que me tocara ya que así mi Madre estaría dando clases), así terminaron mis ultimas vacaciones estudiantiles y empezó el primer semestre de mi carrera, y los lunes miércoles y viernes era normal encontrarme haciendo ejercicio temprano, incluso llegue a llevar binoculares para verla mas a detalle sobre todo esos pechos que me tenia loco y una cámara de video para después masturbarme viendo la película, o si tenia mucho que estudiar estaba en mi escritorio trabajando arduamente en la manera de hacer que el vidrio fuera mas transparente y no solo se viera la sombra, así pasaron dos meses y lo mas que había pasado eran choques «accidentales».

La suerte me sonrió un día que conteste el teléfono y era para ella, según me entere mas tarde era de la escuela de su hijo para avisarle que había roto una cosas y que era necesario pagarlas para que no la expulsaran, después de un rato de bla bla bla, de que pasa, porque esa cara, conseguí que hablara, y entre llanto me lo explico, además de decirme que entre lo que ganaban su esposo y ella a penas les alcanzaba, y lo que sea de cada quien por lo que le querían cobrar parecería que el chico dinamito la escuela, yo solo sentía sus pechos contra mi y una erección salvaje, lo primero que me vino a la mente fue tu me das las nalgas y yo de doy el dinero, pero por algún motivo no quería solo cogérmela, quería que se me entregara, ser su dueño y hacer con ella lo que quisiera, así que la tome de la cintura para hacerla hacia a tras con todo mi dolor por no sentir esos pechos, le levante la cara de la barbilla, y le limpie las lagrimas, le dije que yo le prestaba el dinero y me pagara como y cuando pudiera, y que si tenia otro problema me lo dijera que yo trataría de ayudarla.

Durante un mes o poco mas todo siguió igual, yo no le decía nada del pago pero constantemente le recordaba al preguntarle por su hijo, lo que siempre acababa en un rico abrazo un un besito casi siempre en la mejilla de para eso son los amigos, pero ese día al momento de darle mi ya casi religioso abrazo, soltó un grito, evidentemente después de un buen rato de bla bla, bla la hice hablar otra vez, me contó que cuando tomaba su marido a veces le pegaba antes de cogérsela pero que el día anterior le golpeo con un cinturón acusándola de pagarme en cuerpo y que cada vez que le decía que no era cierto le pegaba mas fuerte y seguramente la había tocado donde la hebilla del cinto la golpeo mas fuerte.

Simplemente el imaginármela me causo una tremenda erección, una vez que se tranquilizo, le comencé a decir lo que pensaba de ella, lo mucho que me gustaba y la deseaba, pero que no se confundiera que no le había prestado el dinero para eso, el dinero fue para una amiga, aunque me encantaría que fueras mi amante y esclava entregándote para darme el mayor placer posible, termine mi platica dándole un beso en plena boca al cual no se resistió, y comenzando a pasar las manos por sus pechos, pero me detuve cuando vi que estaba dispuesta a que la tomara, pero yo deseaba que se me entregara, así que volví a separarme, eso fue un lunes temprano y salí de la casa buscando quien me la pagara acabe en una casa de masajes clavándosela a una gordita mientras me imaginaba a Verónica desnuda y azotada antes de cogérmela.

El miércoles de esa semana tuve un compromiso, así que no puede estar en casa y el viernes en cuanto se abrió la puerta y ella entro se me acercó y me dio un beso en la boca, mientras hacia el desayuno, platicamos un poco y me dijo que cuando el miércoles no estuve pensó que me había ofendido, me acerque por su espalda y abrazándola le dije qué no me perdería el espectáculo de le verla por nada del mundo, cuando acabamos de desayunar me subí a mi estudio esperando a que ella recogiera la mesa y subiera, el beso de la mañana lo tome como su decisión de entregarse así que en cuanto entro le pregunte que hacia en el baño, ella me dijo la verdad cambiarse de ropa, que si me gustaría verla, a lo que le conteste que solo si eso significaba que seria mi amante y esclava, lo dudo un poco y me pregunto que deseaba que se quitara primero.

Continuara…

Continúa la serie