Camino al motel

Mi esposa tiene 28 años, no es muy alta, debe medir unos 160 cm., muy hermosa, blanca, ojos verdes, pelo negro largo… piel tersa y suave, tenues y sensuales curvas, un culo de antología, medianos y compactos senos, maravillosos pezones. Partimos a media noche, como de costumbre … sube al auto, se acomoda y nos vamos. Al comienzo estamos como indiferentes, conversamos… no nos miramos demasiado, yo finjo poner sólo atención a conducir… sin embargo, sé que basta que le roce la pierna o que la abrace para que se me acerque instantáneamente y no se despegue más. Bueno así fue, la abracé y le pregunté porque estaba tan fría… ella no hace más que negarlo… comienzo a tocar fuertemente sus senos con mi mano derecha mientras continúo manejando, me encanta saber que tengo el control total sobre ella… aunque no necesito decirle lo que haga, basta sólo una insinuación y ella inmediatamente se dispone a realizarlo. Es así como luego, pongo su mano derecha sobre mi pene, que ya esta bastante rígido imaginando todo lo que sucederá. Comienza inmediatamente a sobarlo por fuera de mi pantalón mientras no me quita la vista para ver mis reacciones… desabrocho uno de mis botones del pantalón, lo cual es señal que quiero que me lo saque y me pajee mientras viajamos… no vacila un instante y ahí esta acariciándolo, de arriba abajo, tocándome las bolas… sí que sabe hacerlo, es increíble… me encanta… me caliento. Ella está esperando que tome su cabeza y le insinúe que quiero que me lo chupe… le encanta, la tomo por sobre su cabeza y casi por gravedad su cabeza cae entre mis piernas, se lo mete todo… lo saca, lo saborea, le fascina… me masturba, lo mira, lo admira, lo lame, le pasa la lengua… me gusta tomar su cabeza y mostrarle el ritmo que tiene que seguir, luego me lo chupa cronométricamente como le he señalado, hasta que le hundo su cabeza para que mi pene le entre hasta la garganta. Hace un tiempo, me ha dicho que le molesta un poco aquello, puesto que se ahoga y no puede succionarlo como a ella le gusta, pero que si a mi me da placer, que lo haga sin ningún problema, tan solo que la deje respirar luego de un instante… me gusta que los demás conductores sientan envidia de ver como me lo maman en plena carretera…ellos van solos o acompañados de viejas feas… y seguro envidian la hermosura y el placer que me dan a mí. Esto porque siempre viste jeans ajustados y alguna prenda corta arriba, que al extenderse desde su asiento a mamarme deja ver su maravillosa cintura y se adivina un culo fenomenal… en todos estos años me lo ha mamado tanto que estoy algo inmune a acabar pronto… podría mamarme horas y no acabaría… cuando tengo relaciones con otras mujeres siempre me hacen aquella observación… y es que soy demasiado duro para terminar… lo que más me gusta y ella lo sabe, es que una vez que ya me tiene bien caliente, me lo ha mamado bastante y quiero acabar, se lo digo… no con palabras … se lo hago ver hundiéndola más seguido contra mi pene… luego de tenerlo en su garganta y sacarlo a intervalos menores, ella me masturba muy rápidamente, mientras su lengua se mueve juguetona sobre mi glande… me vuelve completamente loco… me proporciona un placer increíble… en estos momentos tengo que poner las luces de estacionamiento y detenerme a un lado del camino, sea donde sea… a ella no le importa en absoluto donde estemos… está como bajo hipnosis… como en un trance, desde que comienza hasta que esto termine no se distrae siquiera un segundo en nada, lo hace como si en ello se le fuera la vida… me masturba veloz, con su lengua completamente fuera de su boca y en mi glande… sabe que se aproxima un chorro de mi semen y que debe recibirlo en su boca abierta… así es que continua imperturbable masturbándome y lamiendo, emite gemidos que se mezclan con los míos… me vienen unos espasmos apoteósicos… no puedo evitar gritar… y hacer amplias contorsiones mientras despido mis chorros de semen que en su mayoría van a parar a su boca, mis gritos, espasmos y contorsiones son de tal magnitud que ella dice que HighLander luego de enfrentarse con un inmortal queda reducido a un teletubbie comparado conmigo en el momento de acabar… y no es para menos… sabe que me duele si me continua pajeando y aunque le gustaría metérselo a la boca y continuar mamándome, solo pasa su lengua por todos lados para recoger hasta la última gota de semen que quede… Cuando esto sucede ya estamos cerca del Motel, nos preparamos para entrar… pero eso será de otra historia… Adoro las delicias de la vida conyugal.