Inesperada noche de sexo

Nacho y Macarena son un matrimonio de 45 y 41 años.

Macarena siempre ha dedicado parte de su tiempo a cuidar su cuerpo asistiendo regularmente al gimnasio y la verdad , se conserva bastante bien.

Tiene unas piernas de infarto, caderas anchas y un buen culo; sus pechos son grandes y todavía no han acusado el efecto de la gravedad.

Lleva muchos años asistiendo al mismo gimnasio. Hace tres meses contrataron dos nuevos monitores de fitness, Helena y Carlos; ambos de 27 años, y un año de casados.

Macarena comenzó a ir a las clases de Helena y enseguida entablaron amistad, a menudo después del gimnasio iban juntas a tomar algo, en ocasiones, Carlos se unía a ellas.

Entre las dos mujeres se había creado una gran confianza, hasta el punto de contarse sus más íntimos secretos. Un día Helena le confesó que ella y Carlos practicaban el intercambio de parejas y le relató alguna de las experiencias que habían tenido.

Macarena escuchó con gran interés la historia de Helena, al terminar, Macarena le comentó que la idea del intercambio le parecía excitante, incluso alguna vez, había fantaseado con ello pero que no se veía capaz de llevarlo a la práctica, además con toda seguridad Nacho no lo aceptaría.

Helena le explicó que si la pareja se amaba y su relación sexual era buena, el intercambio no suponía ningún riesgo para la estabilidad del matrimonio, ya que se trataba sólo de sexo, sin ninguna implicación emocional y que siempre la parte más reacia era la que mejor lo acababa pasando.

La conversación siguió por otros derroteros y cuando se dieron cuenta, se había hecho tarde.

Cuando Macarena llegó a casa, su marido ya estaba en la cama y se había quedado dormido leyendo un libro. Sin hacer ruido, Macarena se metió en el baño; la conversación con Helena acerca del intercambio la había excitado, pensó que así no podría dormir y comenzó a masturbarse. En menos de un minuto el orgasmo se apoderó de ella.

A la mañana siguiente, le confesó a su marido que había pasado la tarde charlando con Helena y que se le había hecho tarde.

Esa tarde en el gimnasio, Helena, le comentó que ella y Carlos iban pasar el fin de semana en su casa del campo y que ella y su marido estaban invitados.

Macarena no estaba segura de aceptar, pero contestó que tendría que consultarlo con Nacho y que mañana le daría una respuesta.

Al llegar a casa, Macarena comentó con Nacho la invitación que habían recibido, a el le pareció una buena idea, la semana estaba resultando muy estresante, así podría relajarse y de paso conocería gente nueva.

Llegó el viernes por la tarde y las dos parejas partieron hacia la casa de Helena y Carlos. Al llegar, Nacho y Macarena se quedaron fascinados con la casa.

Era muy grande y tenía una piscina preciosa. Esa noche cenaron y charlaron amistosamente, hablaron del trabajo y contaron algunos chistes, pronto el cansancio acumulado de la semana hizo mella en ellos y decidieron irse a dormir.

A la mañana siguiente se levantaron tarde, Nacho se felicitó por haber aceptado la invitación, hacía mucho tiempo que no dormía tan bien. Bajaron a desayunar; Helena y Carlos también se habían levantado y estaban preparando el desayuno. El día había amanecido hermoso, empezaba a hacer calor y decidieron desayunar en la terraza.

Helena propuso pasar el día en la piscina, todos asintieron. Fueron a ponerse el bañador y bajaron a la piscina. Nacho se había puesto unos bermudas largos, Macarena un bañador de una sola pieza pero muy escotado y subido de cintura. Luego aparecieron Helena y Carlos, ella llevaba un bikini minúsculo que apenas tapaba sus hermosas tetas y un tanga metido en el culo dejando a la vista unas nalgas duras como piedras, tenía un cuerpo verdaderamente precioso. Carlos vestía bañador azul de licra muy ajustado que dejaba intuir una polla respetable.

Macarena y Nacho quedaron impresionados con la belleza de aquellos cuerpos. Carlos también se fijó en Macarena y piropeó su figura, Macarena se ruborizó. Estuvieron un buen rato tomando el sol y cuando el calor se hizo insoportable decidieron darse un chapuzón.

Helena fue a por una pelota y propuso un partido de voley. Formaron dos equipos, Helena y Nacho contra Macarena y Carlos; en el desarrollo del juego se producían roces casuales entre Carlos y Macarena, produciendo en ella una excitación que en ocasiones la ruborizaba; Carlos se había percatado de la situación y buscaba cada vez mayor contacto físico al tiempo que le dirigía miradas de complicidad. Helena también se percató de ello. El único que parecía no enterarse de nada era Nacho.

Así transcurrió el día, tomando sol y jugando en la piscina.

Se acercaba la hora de la cena y cada pareja se dirigió a su cuarto para arreglarse. Más tarde, las dos parejas se encontraron en el salón de la casa.

Las dos mujeres estaban radiantes. Macarena lucía un vestido negro corto ajustado, su escote apenas podía contener sus hermosas tetas; Jose vestía unos vaqueros y camiseta. Por su parte, Helena vestía una minifalda y un top sujeto por el cuello y amarrado a mitad de la espalda; Carlos llevaba pantalón corto y una camiseta ajustada que resaltaba su musculatura.

Decidieron pedir la comida a un bar cercano ; mientras esperaban que la comida llegara, abrieron unas botellas de vino, se acomodaron en el salón, se sirvieron unas copas y charlaron.

Una vez llegó la comida se dispusieron a cenar, el vino se había agotado y decidieron acompañar la comida con ron y refresco.

Al terminar la cena ya se notaba el efecto de la bebida, volvieron al salón y siguieron hablando mientras apuraban la última botella de ron.

De pronto, Nacho se sintió indispuesto, Carlos lo ayudó a ir a su cuarto y lo dejo tendido en la cama quedándose profundamente dormido.

Carlos se unió a las dos mujeres y les informó que Nacho se había quedado dormido, no le dieron más importancia y continuaron con la conversación.

Helena sorprendió a Macarena preguntándole si alguna vez se había acostado con una mujer, ella se ruborizó y respondió que nunca se le había pasado por la cabeza.

Helena entonces le contó que ella si lo había hecho y que le gustaba mucho porque era muy diferente a hacerlo con un hombre, aunque también disfrutaba mucho con una buena polla y Carlos la tenía.

Macarena no supo que decir, pero intuía que Carlos debía estar bien dotado a juzgar por el bulto que había notado bajo el bañador.

De pronto, Helena se sentó al lado de ella y sin mediar palabra la besó en la boca, cuando quiso darse cuenta, su lengua ya se entrelazaba con la de Helena, que empezaba a acariciarle el sexo por encima de las bragas.

Macarena empezaba a sentirse a gusto y se decidió a acariciar las tetas de su amiga.

La mano de Helena se abrió paso por la entrepierna de Macarena y le introdujo dos dedos, estaba muy húmeda, después le bajó un poco el vestido y empezó a comerle las tetas mordisqueando los pezones; siguió bajando, se colocó entre las piernas, hundió su cabeza entre ellas y empezó a comerle el clítoris mientras con los dos dedos se la follaba con energía.

Macarena intentaba contener sus gemidos y a los pocos minutos le sobrevino un orgasmo.

Helena se levantó, cogió a Macarena de la mano y se dirigieron hacia Carlos que permanecía sentado en el otro sillón, se había quitado la ropa y lucía una tremenda erección.

Las dos mujeres se arrodillaron frente a el, Helena dirigió la cabeza de su amiga hacia la polla de Carlos y la invitó a que la probara, ella lo dudó por un instante, Carlos la animó y ella comenzó a comérsela .

Estaba disfrutando del sabor de aquella espléndida polla cuando Helena la apartó y ocupó su lugar. Así permanecieron un buen rato turnándose para comerse aquel apetitoso miembro.

A punto de estallar, Carlos se levantó y Helena ocupó su lugar, cogió a macarena por el pelo y la dirigió hacia su entrepierna; Macarena comprendió el mensaje y empezó a comerse el sexo de su amiga.

Carlos se colocó detrás de Macarena, con los dedos separó sus labios vaginales y fue introduciendo la polla; Macarena paró por un momento de comerse el coño de su amiga para concentrarse en la sensación que le producía el poderoso miembro de Carlos abriéndose camino en su sexo.

Nacho se había despertado hacía un rato , observaba toda la escena desde las escaleras y se decidió a participar de la fiesta.

Se situó junto a ellos que se quedaron de piedra al verle, el les pidió que continuaran y se unió a ellos.

Helena se incorporó y de la mano lo llevó al otro sillón, le bajó los pantalones, hizo que se sentara y comenzó a mamarle la polla, luego se levantó, se dio la vuelta, se sentó sobre la polla metiéndosela de un solo golpe y empezó a moverse rápidamente haciendo que el se corriera enseguida.

Carlos se follaba a Macarena desde atrás con fuertes envestidas, ella no paraba de jadear.

Cambiaron la postura, Macarena se sentó en el sillón, Carlos frente a ella le separó las piernas y la penetró de nuevo con violencia mientras la besaba ahogando sus gemidos de placer.

Ella estaba a punto de correrse y le suplicó que le diera mas fuerte, el obedeció y Macarena se abandonó a su segundo orgasmo.

Helena , que todavía no había conseguido correrse, reclamó la atención de su pareja.

Este se tumbó sobre la alfombra, su dura polla apuntaba hacia el techo, Helena se puso encima e inició la cabalgada, estaba a mil, el aguante de Carlos parecía no tener fín. Nacho volvía a tener la polla dura y Carlos le hizo una seña para que le penetrara el culo a Helena.

Nacho se colocó detrás de ella, lubricó su pene con saliva e inicio la enculada; Helena ya estaba acostumbrada y enseguida su ano engulló toda la polla.

No tardaron en coger el ritmo empujando los dos hombres al unísono; ella ordenó que aumentaran la velocidad de las envestidas y a los pocos segundos se corrió en medio de un grito desgarrador.

Los dos hombres salieron de su interior y ella les recompensó con una buena mamada hasta que se corrieron sobre ella.

Todos terminaron rendidos y se fueron a acostar. A la mañana siguiente comentaron lo sucedido y quedaron en volver a repetirlo algún día.