Capítulo 1
- Mi empleada I
- Mi empleada II
- Mi empleada III: Por fin se cumplió mi sueño
Mi empleada
En realidad desde mi pubertad, es que soñé en tener relaciones, con una mujer mayor que yo, durante mucho tiempo fui buscando hacer realidad esta fantasía, pero no resultaba.
Pero como dicen por ahí, el que busca siempre encuentra.
Sucedió que mi madre contrató una empleada, era una señora que vivía cerca de nuestra casa, siempre la visitaba y me gustaba jugar con sus hijos, que eran menor que Yo por unos 2 años.
Ella se llamaba Chelda, tenía unos 42 años y en ese tiempo, yo tenía 17.
Chelda si bien es cierto no era bonita de cara, tampoco era fea, tenía dos enormes tetas y un culo gigante pero bien formado, siempre me gustaba mirarla y me masturbaba todas las noches por ella.
Bueno, ella estaba separada hace mas de un año atrás, por lo cual no tenía ninguna pareja ni estable ni esporádica, por lo cual sus ganas eran enormes(eso pensaba).
Desde que llegó a trabajar a mi casa, siempre jugueteaba con Chelda (obviamente quería conseguir algo más que una jugarreta), en ese tiempo jugaba basquetbol, por lo cual tenía un cuerpo bien formado y atlético.
Un día a pesar de mi timidez y aprovechando que mis hermanos y padres no estaban, pensé que sería mi única oportunidad pero mis nervios me traicionaban, de todas formas planifiqué un plan de lo más absurdo que hay, era que al momento de que Chelda este lavando los platos (la cocina era estrecha), me haría el que me caía sobre ella y le tocaría los pechos.
Bueno sin mas que esperar hice lo planificado, pero parece que Chelda tenía preparada otro plan, por que al caer sobre ella y tocarle las enormes tetas se dio vuelta y me abrazó agarrándome directamente el paquete, el cual ustedes comprenderán estaba a mil, Chelda sin dejar que Yo atinara saco una de sus Tetas y me la puso en mi boca, era una teta enorme con un pezón café gigante, el cual empecé a succionar como si se tratará de mi lactancia.
Mientras pasaba esto Chelda bajo mi short, sacó mi pico y empezó a masajearlo, tocaba mis testículos, pubis, pecho, resumiendo me tocaba entero, mientras yo embelesado en sus teta y mis dos manos insertadas en su gran raja, Chelda me apartó bajó si mediar ninguna palabra y empezó a succionar mi aparato, como si se trataba de un chupete, era exquisito, chupaba todo más que su boca era prominente.
Mi pico desaparecía enteramente en su boca, al compás agarraba mis cocos y los apretaba hasta hacerme gemir.
Así estuvimos por unos 3 minutos hasta que sentí que me iba, ella al percatarse de esto, se retiró se levantó presurosamente su vestido y me mostró su raja.
Raja que a pesar de sus años se encontraba en perfecto estado, abrió sus nalgas inclinándose un poco, tomo mi chuto y lo dirigió hacia su zorra la cual estaba super lubricada, se tomo del lavamanos y comenzamos un jadeo espectacular, yo daba estocadas, tan fuertes que mis cocos chocaban con sus nalgas, ella cada vez que embestía, apretaba sus nalgas como queriéndome succionar el pico.
Estuvimos en este movimiento durante unos 3 minutos, hasta que ella tuvo un orgasmo espectacular, gemía y se mordía la lengua para no gritar, al contemplar su orgasmo, comencé a dar estocadas más fuertes, apreté mis manos contra sus tetas, las cuales eran tan grandes que apenas podía sujetar, por lo cual me concentre en sobar sus pezones, ella nuevamente comenzó a apretar sus nalga y a inclinarse cada vez más, lo cual me calentó tanto, que mi orgasmo no se hizo esperar, eyaculé como nunca lo había echo, mi semen se esparcía por las entrepiernas de ella.
Fue espectacular al terminar, ella se zafó me miró y media asustada dijo que este debía ser nuestro secreto y que ella siempre me había deseado.
Solo puso dos condiciones a nuestra relación jamás terminar en su boca ni sexo anal, ya que ella nunca lo había hecho.
Por lo cual ustedes imaginarán que mi idea, ahora era más maquiavélica que la anterior, pero esa es otra historia.