Una realidad auténtica

Me llamo Luis y mi mujer Andrea, tenemos ambos 30 años y somos lo que se dice una pareja bien parecida, sobre todo Andrea, que es alta, llenita, morocha de ojos muy negros y pelo también muy negro, con unas tetas bien paradas y duras y un culo, realmente para ponerlo en una exposición.

Aunque parezca mentira, luego de 8 años de casado fue que recién me di cuenta que mi mujer es la más puta de las mujeres, y que eso a mí me gusta. Mi matrimonio era de lo más normal, muy fogoso al principio, para luego ir decayendo un poco, pero siempre teniendo sexo bien satisfactorio, y con bastante frecuencia.

En algún momento empezamos a tener fantasías cuando hacíamos el amor, hablando de que nos gustaría hacer un trío, o simplemente mirar como otro hombre u otra mujer haría el amor con uno de nosotros.

Las fantasías siguieron y nos calentábamos mucho, hasta que empezamos a fantasear con que «yo te voy a avisar cuando vaya a coger con alguien» y cosas por el estilo.

En una oportunidad, me llamó por teléfono a mi trabajo y yo no estaba. Cuando esa noche me lo comentó, le dije que había salido para ir a acostarme con una amiga, siempre como parte del juego, me preguntó quién era; qué le había hecho, si le había chupado bien el coño, si le había dado por el culo, etc.

A medida que iba inventando las respuestas, mientras nos acariciábamos, nos íbamos calentando cada vez más y nos echamos un polvo inolvidable como cuando éramos novios.

Así seguimos por un tiempo relativamente largo, avanzando en nuestras fantasías, por ejemplo, cuando ella se bañaba, perfumaba y maquillaba para salir de compras con sus amigas, me decía que iba a encontrarse con Pedro, o Andrés, o Fernando, que le iban a comer su coñito, o que Manuel o Luis se la iban a follar hasta que no pudiera estar de pie.

Otro día que había ido a tomar el té con sus amigas me llamó para avisarme que iba a llegar más tarde porque en ese momento estaba siendo enculada por mi amigo Raúl que luego se tomaría un taxi.

Cuando llegó yo la esperaba ya con mi verga a punto, y otra vez tuvimos un encuentro memorable.

La relación realmente había mejorado mucho y parecíamos recién casados por la calentura en que nos encontrábamos casi permanentemente hasta que un día que yo sabía se iban a reunir con otras amigas en casa de Sofía para ver las fotos del último viaje, la vi vestirse con una blusa bien escotada y una minifalda que a mi me deja «de cabeza»,medias negras y zapatos de tacones bien altos y finos.

-¿Adonde vas vestida así? Pregunté más bien para jugar que para saber la respuesta.

-A follar con Fernando. Me contestó

-A que sí. Cuando te esté follando quiero que me llames y me lo digas.

-Te lo prometo.

Casi no puede irse porque yo ya estaba empalmado y quería cogerla allí nomás antes de que se fuera.

Alrededor de las 19 h. llamó por teléfono Laura, para avisarle a Andrea que la reunión se suspendía para el otro día porque ella y Julia no podían ir. Cerca de las 21 h. yo estaba poniéndome ya nervioso por la tardanza ya que sabía que Andrea no estaba en lo de Sofía cuando sonó el teléfono.

-Hola mi amor ¿cómo estás? Dijo.

-Bien, ¿dónde estás tú?

-Ya te lo dije, follando con Fernando.

Yo no podía creer lo que estaba oyendo, pero al no haber ido a lo de Sofía, comencé a dudar de que fuera cierto lo que me estaba diciendo.

-No te creo, y me tienes preocupado, dime dónde te has metido.

-Estoy con Fernando, que en este momento me está comiendo el coño y yo le acaricio la polla.

-Mami, me tienes a mil, vente lo más rápido que puedas, que hoy te voy a hacer de todo.

-Tendrás que esperar Papito, porque ahora, estoy a punto de tirarme a Fer, que tiene la polla más grande que me he comido hasta hoy. Escucha como me hace gemir cuando me la pone,- ay Fer… despacio… con cuidado… la tienes muy grande-.

-¿Desde dónde me estás hablando, Andrea?

-¡Qué importa!, déjame gozar y luego te cuento.

Creo que llegué a contar hasta los minutos hasta que regresó, pues no podía con mi calentura y con las ganas de saber en realidad donde había estado.

A las 10 y 15′, cuando regresó yo ya estaba esperándola para desnudarla y he de decir que si no la hubiera encontrado tan lubricada, casi habría sido una violación, pues casi sin preliminares me la follé.

Luego de ese primer polvo, nos quedamos un poco relajados y mientras la acariciaba y besaba por todos lados, (boca, cuello, espalda, tetas), comenzamos a conversar, y yo le pedí que me contara la verdad de lo que había hecho.

-Ya te dije que me fui a follar con Fer a un motel.

-Cuéntame entonces todo con detalles.

-Pues me pasó a recoger en su coche y nos fuimos al motel, ya de antes estábamos muy cachondos, así que ni bien subí y nos dimos un beso, me empezó a meter mano, en los pechos y entre las piernas, pues como ves con esta pollera, se me subía hasta dejar que casi se me viera la tanga y eso era una invitación que él aceptó.

-Dices que te metía mano mientras manejaba ¿y tú que hacías?.

-Mientras me acomodaba bien adelante en el asiento del coche y abría las piernas para que me tocara y viera que mojado tenía el chochito le tocaba la verga por encima del pantalón, y luego se lo desprendí, no me dio el tiempo de hacerle una mamada allí mismo porque llegamos, que si no nos hubiéramos ahorrado el gasto.

-Cuéntame, cuéntame.

-Me desnudó casi a los tirones y luego hizo lo propio y me empezó a besar como lo estás haciendo tú ahora

-Sigue que me estás volviendo loco otra vez

-Me comió el chocho durante no sé qué tiempo y después de hacerme acabar varias veces, me tomó de la nuca y me llevó la cabeza hasta su verga que realmente es más grande de lo que uno puede imaginarse, con decirte que prácticamente no podía tragármela más allá de la cabeza. Cuando estaba a punto de acabar, me la sacó de la boca y en ese momento le dije que te iba a llamar; mientras lo hacía fue que me penetró hasta hacerme gritar, y casi me desmayo.

-Si serás puta.

-Como le gusta a Papito, o no te gusta que sea así.

-Claro que me gusta.

Ya a esa altura yo no podía hablar más pues mi lengua estaba ocupada yendo de su coño a su culito y nos echamos otro polvo de antología.

Después de 8 años de casado echarse dos polvos no era una cosa de todos los días y quedé en un estado de relax, como en el limbo, pero, recordé que realmente no sabía dónde había estado, puesto que a lo de Sofía no había ido.

-Dime ahora realmente donde fuiste.

-Ya te lo he contado.

-¡Pensé que era otra fantasía!

-Claro bobito, estuve en lo de Sofía con Laura y Julia.

En ese momento no sabía como reaccionar y le dije:

-No es cierto, llamó Laura para avisar que la reunión se cancelaba, que no podían ir.

-Papito, tú tenías una fantasía, querías que yo te pusiera los cuernos, pues te los he puesto, mejor, te los vengo poniendo desde hace un tiempo, y para ti era fantasía, pero sé muy bien que te ha gustado, só cabrón, así que desde ahora, cuando me empiece a «picar el chocho» voy a salir a coger con quién me de la gana y luego, como favor, si me lo pides, te lo contaré.

-Si me has contado la verdad, si me has hecho un cabrón, tienes que por lo menos alguna vez, dejarme mirar,

-Claro Papito, su nena lo va a dejar mirar como otro macho se la coge, le come el coño y la culea.

Al principio creí que los celos me matarían, pero pronto descubrí que me gustaba, que ver gozar a Andrea con otro hombre era realmente excitante y que eso fortalecía nuestro cariño, pues ella jamás se involucraba sentimentalmente, sólo los quería para follar, y que además yo gozaba nuestros polvos como nunca.