El despertar sexual de una adolescente con su tio favorito

Yo tenía 15 años, y la verdad es que sexualmente no tenía más experiencia que lo que me contaban mis amigas del colegio, lo poco que había visto por la tele y un medio noviete que tuve el verano anterior, cuando tenía 14 años, y que me duró el verano entero.

Se llamaba Javi y la verdad es que no hubo mucho que digamos: besos torpes, manoseos, toqueteos, una vez que me enseñó la polla y que no me atreví a tocársela y nada más.

Pero aquel año de mis 14 primaveras iba a ser diferente; era verano, y ya no tenía colegio, así que por las tardes me aburría muchísimo, porque mis padres estaban trabajando y yo estaba sola en casa hasta que por la tarde salía de paseo con mis amigas, y faltaban solo dos semanas para mi 14 cumpleaños.

Mi tío Pablo, que es hermano de mi madre, tenía por entonces 37 años y era a la vez mi padrino; yo siempre le había tenido un cariño especial, era mi tío más guapo de todos, también el más joven, y mis amigas se morían de envidia cuando me iba a veces a buscar al colegio y lo veían tan guapo, con ese pelo negro muy peinado hacia atrás, esos trajes que llevaba siempre tan elegantes y sus ojos azules como el cielo, molaba un montón tener un tío así, y él siempre me trató mejor que a mis primos, los mejores regalos de Reyes eran para mí y era un poco su niña mimada, pues él nunca llegó a casarse.

Mi tío Pablo tenia una joyería, no muy lejos de mi casa, así que una de esas mañanas aburridas en casa cuando sonó el teléfono en casa, salté a cogerlo esperando que algo me sacase del aburrimiento: era el tío Pablo que me preguntaba si no me apetecía pasarme por la tienda a escoger alguna joyita para mi regalo de cumpleaños, pues a mediodía cerraba la tienda y podría así atenderme solo a mi.

Por supuesto que fui, me vestí corriendo y fui a la joyería de mi tío Pablo a todo correr, tanto que cuando lleguçe estaba sofocada y hasta colorada.

Vaya como vienes, cariño, anda, pasa y refrescate un poco en el baño.

Mi tío cerró la puerta tras de mí con el cierre de la tienda, y yo fui a lavarme la cara al lavabo; cuando regresé a la tienda, mi tío Pablo ya estaba sacando sobre el mostrador las bandejas con las cadenitas de oro y los colgantes con perlitas que sabía que más me gustaban.

Ven cielo, acércate y mira estas, a ver si te gusta alguna.

Me acerqué, y empecé a mirar aquellas maravillas, me gustaban todas, y mientras yo miraba y tocaba las preciosas joyas, mi tío Pablo estaba sentado en un taburete detrás de mí, contándome los kilates de esta cadenita o el brillo maravilloso de aquella pulsera, y tan entretenida estaba yo que casi ni me dí cuenta de cuando empezaba mi tío a acariciar mi pelo y mi nuca suavemente, detrás de mí, y de cómo iba bajando su mano por mi espalda acariciándola hasta pararse en mi cintura.

Yo llevaba puesta una faldita no muy larga, de tablas, como las del colegio, y la verdad es que ni por un momento me dio miedo la mano de mi tío bajando hacia mi culito, me gustaba tanto la situación que me sentí la princesa de mi tío, aquel hombre tan guapo estaba respirando detrás de mí como agitado, hablaba muy bajito y yo estaba supernerviosa pero a la vez muy agitada, llena de curiosidad por ver que pasaría.

Mmmm, mi niña, que grande te has puesto este año, hay que ver… si ya tienes formas de mujer y todo… mira que culito, si es ya de una chica grande….

Y mientras decía esto apretaba su mano sobre mi falda tocando mis nalgas duras aún intocadas por nadie, cuando noté que metía la mano bajo mi falda me tensé como un palo y fui incapaz de moverme: en realidad, no quería que dejara de hacerlo, pero a la vez me daba un poco de miedo.

Su mano fuerte buscó dentro de mis braguitas rosas, y noté como sus dedos firmes acariciaban mi culo arriba y abajo, apretando mis nalgas, hasta que deslizó hacia delante despacio y acarició mi sexo por encima haciéndome estremecer de arriba abajo.

Mi cielo, que gusto da tocarte aquí, que calentito lo tienes…. mmmm… tan suave, y ya con pelito…. dime, ¿quieres que pare?¿te molesta?

No, no, sigue…

No se ni como pude hablar, porque estaba sin voz, pero le dije aquello y me quedé inmóvil mirando las joyas aquellas como si de verdad me importasen ya…

Sus dedos manoseaban suavemente mi sexo metiendo un poco su dedo índice entre mis labios mayores, y no se cómo pero empecé a sentirme mojada y a sentir unas cosquillas increíblemente placenteras allá abajo, me temblaban las piernas cuando el dedo de mi tío Pablo se introdujo suavemente en mi sexo acariciando rítmicamente.

Que gusto, tan mojadito y tan suave…. me estás poniendo a cien, cariño, no sabes como me estás poniendo… si eres una buena chica conmigo, te regalaré todo lo que quieras de la tienda, eso si, tiene que ser nuestro secreto, nadie puede saberlo… me gustas mucho, Lorena, siempre me has gustado, desde que eras una cría de doce años soñaba con hacerte estas cosas…mira, date la vuelta y verás como me has puesto.

Cuando me giré vi con sorpresa que tenía la bragueta de su pantalón abierta y su sexo erecto en la mano, nunca había visto una polla como aquella, tan dura, tan morena, la tenía en la mano acariciándose y casi sin darme cuenta me dejé arrodillar por mi tío entre sus piernas.

Ven bonita, vas a ver como te gusta, pruebala, metetela en la boca y chúpala un poco, me tienes a cien, comémela un poco y verás como te gusta cariño…

Me metí en la boca la punta de su polla, estaba caliente y dura y empecé a chupar un poco, pero aquella verga tan grande me hacía atragantarme y aparté la cara a punto de que me diese una arcada, por primera vez estuve tentada de dejar aquello y marcharme corriendo de la tienda, pero como si mi tío se diese cuenta, me puso de pie muy cariñoso y me cubrió de besos la cara.

No te preocupes cielo, si no te gusta lo dejamos, no voy a obligarte a nada, quizá eres demasiado pequeña aún `para estas cosas.

No soy pequeña (dije yo por puro orgullo).

Pues bueno, me lo vas a demostrar entonces, ven, verás como esto si que te va a gustar….

Me bajó las braguitas muy suavemente, y cuando me las hubo quitado, me aupó en sus brazos hasta sentarme encima del mostrador, y levantándome la falda separó mis piernas despacito y agachándose le ví hundir su cara entre mis muslos.

Entonces creí morirme de placer, su boca besaba mi sexo que estaba caliente y cada vez más húmedo, notaba su lengua lamiendo mis labios y mi clítoris una y otra vez, hundiendo la punta de su lengua en mi sexo, y yo no podía parar de gemir muy bajito sintiendo que me moría de placer y de gusto, agarrando la cabeza de mi tío como si quisiera darle más impulso, y en unos minutos noté que me corría en su boca despacio y con un gemido de placer.

Mi reina, que gusto tu sabor tan caliente, tan suavecito…. te voy a follar como no olvidarás nunca, vas a sentir lo que es una buena polla dentro de este coñito tan dulce y tan tierno… ven, deja que te coloque yo.

Le dejé hacer, él me tumbó boca abajo en el mostrador de forma que mi vientre y mi pecho quedaba sobre el cristal del mostrador, y él podía levantar mi falta y dejar al descubierto mi culito así, en pompa, temblando de placer aún, entonces noté que volvía a bajarse la cremallera del pantalón y su erecta verga acariciaba la entrada de mi sexo arriba y abajo, aún húmedo y caliente, hasta empezar a meter la punta muy lentamente.

Te va a gustar, ya veras, iré despacito mi cielo, vas a ver que mi polla te llena por dentro sin que te duela, así calentito, mmmmmm, te voy a llenar de leche ese coñito caliente y suave que es todo mío, mi niña preciosa…… que rica está Dios mio, que coño tienes….. te la voy a clavar hasta el fondo.

Mientra hablaba iba metiéndola más y más y tenía razón mi tío, no me dolió nada, fue maravilloso notar como entraba en mí así despacio, hasta llenarme toda, entraba y salía su polla de mi cuerpo rítmicamente y a cada empujón que me daba mil estrellas de placer me brotaban dentro, me corrí dos veces más sin casi darme cuenta y la tercera vez fue cuando su dedo empezço a meterse lentamente en mi culito, cada vez que sacaba su polla metía el dedo en mi culito y me daba tanto placer que gritaba a cada empujón de su dedo penetrándome.

Este culito me lo tengo que follar yo tambien, da gusto como se abre cuando te meto el dedo…. mmmm, tienes un coñito caliente y rico, te la estoy clavando al fondo mi niña, que gusto follarte…. así, muévete un poco, que voy a llenarte de mi leche…

Entonces noté que se estremecía dentro de mi y un líquido caliente me llenaba por dentro, escurriendo por mis muslos hasta casi mancharme los calcetines, fue maravilloso tener aquel orgasmo los dos a la vez mientras metçia el dedo entero en mi culito que ya estaba ardiendo y caliente de deseo.

Al terminar, me cubrió de besos, me limpió con una toalla mojada mi sexo besándolo muchas veces, y compuso mis ropas como si fuese su muñequita para jugar; llenó mis bolsillos con dos pulseras de oro, tres cadenitas y un anillo, y antes de dejarme marchar me dio un beso en la boca mientras apretaba mi pecho en su mano que me hizo volver a humedecer mis braguitas.

Adios mi cielo, ya sabes que es nuestro secreto, eres mi princesa privada y solo tu y yo podemos saberlo, siempre que quieras algo de tu tío me tendrás, y espero que siempre que quiera yo probar ese coñito caliente me dejaràs hacerlo, porque nunca he probado un coñito tan dulce, húmedo y suave como el tuyo, y cuando tu quieras tengo que follarte ese culito de diosa que tienes, llenártelo de leche y de placer…

Por supuesto, hubo muchos más días después… pero eso ya es otra historia.