Sin límites

Hola, mi apodo es recolector, y soy un escritor distinto a los que estáis acostumbrados. De hecho no soy escritor, me dedico a ir por todo mi país, (España), recolectando relatos escritos por sus protagonistas. Los relatos que yo ofrezco son escritos por sus protagonistas, yo sólo les aconsejo para que todos tengan un estilo parecido. Todos mis relatos tienen algo en común, son completamente reales y escritos por sus auténticos protagonistas. Observaréis que muchos de ellos tratan de violaciones ya que es un tema que me gusta mucho. Si a alguien no le gusta el tema por favor que se abstenga de leerlos ya que algunos de los relatos son bastante fuertes.

El relato que hoy os ofrezco es totalmente real, como todos mis relatos, y como todos mis relatos también es algo fuerte.

Hola, mi nombre es Sergio, y voy a contaros algo que me sucedió el pasado verano, tal y como sucedió y con el mayor número de detalles para que disfrutéis del relato.

Ahora mismo tengo 17 años y vivo con mi madre y mi hermana en Barcelona, (mis padres están separados). El relato trata sobre mi hermana y yo, y para empezar voy a definiros detalladamente cómo es ella.

Mi hermana y yo somos hermanos gemelos. Tengo que deciros que ella está buenísima, casi inmejorable, y que a sus 17 años está completamente desarrollada. Sus medidas son 93-60-90, es castaña con el pelo por los hombros, tiene unos impresionantes pechos, grandes pero duros y muy bien puestos, una cintura delgada, un increíble culo bien duro y unas preciosas piernas. Realmente es impresionante, os lo puedo jurar, además es muy guapa de cara.

Siempre he tenido una buena relación con mi hermana, aunque debo confesar que ya desde pequeños he notado una extraña atracción por ella, muy fuerte, pero al ser mi hermana siempre he intentado no pensar mucho en el tema, y me he contenido de hacer nada. He procurado siempre convencerme a mí mismo de que estaba mal cualquier mal pensamiento sobre mi hermana.

Recuerdo que un día especialmente caluroso estábamos mi hermana y yo sentados en el sofá mirando la televisión. Yo llevaba sólo un bañador, como suelo ir en verano, y ella llevaba un ajustadísimo top de tirantes que dejaba al descubierto su obligo y donde se marcaban sus duros pezones, (no llevaba sujetador), y una minifalda cortísima y abierta. Llevaba un tiempo mirándola de reojo, y no podía evitar pensar en lo buena que estaba, aunque intentaba pensar en otra cosa.

Entonces mi hermana acomodándose en el sofá se puso en una posición que dejaba claramente a la vista sus finas braguitas. No pude evitar mirar por la abertura de aquella minifalda, y aun menos excitarme con aquella panorámica. Intentaba apartar la vista de allí, pero no podía y mi polla se puso dura como una auténtica piedra. Mi hermana seguía allí sin enterarse de nada, y yo tenía una erección tan grande que se notaba un gran bulto en mi bañador. Sin embargo ella no se dio cuenta.

Por primera vez aquel día yo me había excitado muchísimo con mi hermana, y a partir de entonces empecé a obsesionarme con ella.

En otra ocasión eran sobre las 12:30 de la noche. Mi hermana y yo estábamos de nuevo mirando la televisión en el sofá antes de irnos a dormir ya que ninguno de los dos salíamos. Llevábamos la misma ropa con la que pensábamos ir a la cama (ya que los veranos en Barcelona son muy calurosos). Yo llevaba sólo unos calzoncillos y ella una ajustadísima y diminuta camisetita y un finísimo tanga. Fue pasando el rato y la verdad es que yo ni me estaba fijando en mi hermana, hasta que no sé ni cómo, acomodándonos los dos acabó mi hermana encima mío, con su culo justo encima de mi miembro.

Al principio ni me di cuenta, pero de repente mi polla reaccionó, y se puso completamente erecta. Con su culo encima no me pude controlar, y tuve un increíble erección. La erección fue tan grande que estoy seguro de que mi hermana la notó, pero sin embargo por alguna razón ella no me dijo ni hizo nada. Pero finalmente mi miembro estaba tan erecto que ella incluso estaba incómoda porque no sabía cómo sentarse. Intentaba acomodarse pero con mi polla como un palo era imposible. Yo estaba excitadísimo, y también avergonzado por lo que estaba pasando, así que me controlé como pude. Finalmente ella muy hábil me dio un beso de buenas noches y se fue a dormir. Me estaba dando cuenta de que mi hermana cada vez me excitaba más, hasta el punto de obsesionarme, pero por otro lado me intentaba convencer a mí mismo de que eso estaba mal, y que en el fondo era mi hermana, familia mía.

A partir de ese momento aproveché cualquier momento para sobarla o meterle mano, o para verla en alguna situación comprometida, pero de una manera muy disimulada porque no quería que ella se diese cuenta de ninguna manera. Aprovechaba cualquier abrazo para meterle mano, la espiaba cuando se duchaba, entraba en su habitación cuando estaba cambiándose con cualquier excusa etc…

Pero finalmente no pude evitarlo más…

Un día estábamos los dos tomando el sol en el jardín. Yo llevaba sólo un bañador, y ella llevaba puesto un diminuto bikini, uno de esos que consiste en un tanga en la parte inferior y la parte de arriba consistía en dos pequeñísimos triangulitos que casi no lograban taparla y unidos por unas finísimas tiras de tela. Mi hermana estaba increíble aquella mañana, irresistible. Al poco rato yo ya tenía una visible erección algo ocultada por el bañador, y eso con sólo mirarla de reojo. Yo intentaba controlarme, pero no pude. Disimuladamente, haciendo ver que le quería hacer cosquillas, conseguí que ella se pusiera encima mío y nos acomodamos. Volvía a tener su culo encima de mi erectísima polla, y esta vez no iba a poder controlarme. Al poco rato puse disimuladamente mis manos sobre sus pechos, y disimuladamente comencé a acariciárselos suavemente. Supongo que ella se dio cuenta de inmediato pero por vergüenza o por miedo a equivocarse no me dijo nada. Yo seguí acariciándole los pechos con las dos manos, cada vez de una manera más descarada, y ella seguía haciendo como si nada. Seguí acariciándoselos cada vez más excitado y más rápido y ella suspiraba profundamente pero no se atrevía a decir nada. Entonces adentré mis manos por dentro de su bikini y comencé a acariciar sus tetas sin ropa por el medio. Seguí así un rato sin creer lo que estaba haciendo, hasta que finalmente ella me quitó disimuladamente mis manos de allí y se puso bien el bikini. Yo seguía excitadísimo y no podía parar, así que llevé una de mis manos hasta su coñito y comencé a acariciárselo por encima del bikini. Se lo acariciaba cada vez más excitado y ya no disimulaba en absoluto. Finalmente introduje mi mano por dentro de su tanga, y conseguí acariciarle su desnudo sexo sin ropa por el medio, pero enseguida ella me sacó bruscamente la mano, y se fue de allí. Pensé que se habría enfadado por aquello, pero sin embargo me siguió tratando con total naturalidad.

Yo a partir de aquel día ya no disimulaba demasiado, y aprovechaba cualquier ocasión para meterle mano con bastante descaro, pero ella conseguía librarse de mí con gran maestría.

En otra ocasión estábamos ella y yo como muchas noches mirando la televisión antes de irnos a dormir. Yo llevaba sólo unos calzoncillos y ella un bikini con una camiseta por encima medio transparente. Como ya era habitual yo estaba excitadísimo con tan sólo mirarla. Estábamos en el sofá uno al lado del otro. No sabía qué hacer para llamar la atención de mi hermana, así que esta vez fui a por todas. Me bajé el bañador hasta las rodillas, dejando libre mi polla erecta y le dije: -Hermanita hazme una paja-. Ella hizo como si no hubiese oído nada. Yo insistí: -Vamos tía hazme una paja, ¿qué te cuesta? Ella siguió ignorándome. Finalmente le cogí su mano y empecé a restregarla por mi polla mientras le decía: -Vamos hermanita que sé que te mueres de ganas-. Ella se puso muy nerviosa y comenzó a forcejear conmigo mientras me decía: -¿Pero qué estas haciendo? suéltame inmediatamente-. Yo seguí restregando su mano por mi erecto miembro hasta que finalmente de un tirón consiguió librarse y se fue rápidamente a la habitación.

A partir de entonces yo ya no disimulé más lo que sentía por ella, lo mucho que me excitaba, pero ella conseguía librarse hábilmente de mis acosos, sin entrar nunca en un enfrentamiento. Cada vez iba más a saco, aprovechaba cualquier ocasión para meterle mano descaradamente, la espiaba, etc…

Un día que ella estaba duchándose entré en el cuarto de baño. Estaba yo desnudo, excitadísimo, y entré en la ducha con ella. Ella también estaba completamente desnuda, con medio cuerpo enjabonado. Dios qué buena estaba la zorra, era increíble, nunca la había visto completamente desnuda tan cerca de mí, era como una diosa creada para follar y yo no estaba dispuesto a no hacerlo por mucho que fuese mi hermana. Ella me miró sorprendida y algo asustada, pero yo enseguida la dejé entre la pared y mi cuerpo, inmovilizándola, y comencé a meterle mano excitadísimo. Ella enseguida intentó librarse de mí. -¿Pero qué haces? suéltame, ¿no ves que soy tu hermana?-. Yo no le hice ningún caso y seguí metiéndole mano sin parar, le sobaba las tetas y el coño sin parar mientras le besaba el cuello, y ella aunque lo intentaba no podía librarse de mí. Seguí sobándola, con una mano le acariciaba y sobaba los pechos y con otra no paraba de sobarle su delicioso coñito. Ella seguía forcejeando conmigo sin obtener resultado. Yo estaba excitadísimo, con la polla a punto de reventar, miraba a mi hermana y era como una diosa. Finalmente ella consiguió librarse de mí de un fuerte empujón, y se fue rápidamente del baño sin mediar palabra.

Yo ya no sabía qué hacer con mi hermana, por una parte ella no se enfadaba demasiado con mi acoso, pero por otra parte no me daba pie a nada.

Recuerdo una mañana, había estado toda la noche pensando en mi hermana y soñando con ella, y me levanté excitadísimo. Mi madre había ido a la playa a primera hora, y mi hermana estaba a punto de ir para allá. Esa mañana decidí que mi hermana no se podía ir de casa sin que yo la tomase. Me desnudé por completo, dejando al descubierto mi increíble erección, y fui directo a la habitación de mi hermana. Ella llevaba puesto un bikini increíble, pequeñísimo y súper sexy. En cuanto me vio hizo cara de asustada, como si ya se supusiese a qué venía. Yo inmediatamente me abalancé sobre ella y la tiré a la cama, y a continuación me tiré encima suyo. Ella enseguida me empezó a suplicar que la dejase en paz, pero yo comencé a besarla y a tocarla sin parar.

Comencé a meterle mano excitadísimo, como nunca lo había estado, de manera casi agresiva. Le tocaba las tetas, la besaba, le acariciaba el coño… Ella siguió suplicándome que la dejase en paz, e intentaba sacarme de encima suyo, pero no podía de ninguna forma. Seguí metiéndole mano sin parar, y ella siguió pidiéndome que la dejase en paz. ya empezaba a estar enojada, pero yo ni la oía de lo excitada que estaba.

Prácticamente le arranqué la parte de arriba del bikini, dejando sus deliciosas tetas al descubierto, y comencé a sobárselas y mordisqueárselas. Ella se enfadó ya en serio, y comenzó a forcejear conmigo con todas sus fuerzas, pero yo la tenía totalmente inmovilizada.

-Para de una vez, déjame en paz, ¿te has vuelto loco?-. Ella me gritaba cosas como esa, pero yo no le hacía ni caso y seguía sobándola a mi antojo. Finalmente le quité como pude el tanga, dejando al descubierto su coñito, y comencé a sobárselo al igual que sus tetas. Ella seguía resistiéndose pero le era imposible, y justo cuando coloqué mi erectísimo miembro delante de su desprotegido coño se libró de mí y corrió hacia la puerta. Yo muy ágil corrí detrás de ella y le impedí salir de la habitación, y entonces la inmovilicé contra la pared y seguí sobándola (ella estaba entre la pared y mi cuerpo). Seguí sobándola un rato mientras le decía: -Tengo que follarte hermanita, estás demasiado buena-. Ella siguió forcejeando conmigo e intentándome convencer de que la dejase en paz, pero era inútil. Cuando me dispuse a penetrarla de una vez, ella sin mediar palabra me agarré el miembro, y comenzó a cascarme una increíble paja. -Ahhhhhh, ohhhhhhhh, ahhhhhhhh, ahhhhhhh-. Ella siguió masturbándome mientras yo le agarraba fuertemente los pechos y seguía sobándola como podía. -Ahhhhh, mmmmm ohhhh, ohhhhhhh, ohhhhhh-. Finalmente no aguanté más y descargué toda mi leche calentita. Ella aprovechó ese momento para salir rápidamente de la habitación.

Por fin mi hermana me había hecho algo de connotación sexual, pensé que nunca me daría pie a nada. Fue realmente la mejor paja que me han hecho nunca. No la vi más en todo el día, pero estuve esperando excitado a que volviese por la noche para terminar lo que había empezado.

Llegó sobre las 12:45, supongo que pensaba que yo ya estaría durmiendo, pero se equivocaba…

Se fue directa a su cuarto, y yo entré justo cuando estaba cambiándose. En el momento que entré llevaba unos pantalones arrampadísimos y arriba no llevaba nada porque se disponía a cambiarse. Fui por detrás suyo, pegué mi cuerpo al suyo, (sólo llevaba unos calzoncillos), notaba su culo pegado a mi polla, y le agarré los pechos con fuerza. Ella hizo un gemido de sorpresa, y yo comencé a sobarle de nuevo las tetas. Pensé que aquella noche podría beneficiarme a mi hermana, pero me volví a equivocar. Ella enseguida se dio la vuelta y me dio un fuerte empujón, y me dijo: -¡¡¡Déjame en paz de una vez!!!- En ese momento me quedé súper sorprendido, y inmediatamente me abalancé sobre ella, la tiré contra la cama, y me eché encima suyo. Empecé a sobarla y besarla de nuevo, y ella se resistía con todas sus fuerzas, casi podía conmigo. Yo seguía metiéndole mano mientras le decía: -¿Pero qué te pasa? ¡¡¡si antes me has hecho una paja calienta pollas!!!-. Seguí sobándola hasta que me dijo: -¡¡¡Te la he hecho para que me dejaras en paz!!! En ese momento, y visto que no podía con ella, decidí irme a dormir pasando de ella.

Estuve toda la noche cabreado por lo que había pasado, y decidí que tenía que tirarme a mi hermana fuese como fuese. Lo malo es que el día siguiente mi madre iba a estar todo el día en casa, pero al final decidí que me daba igual, incluso que utilizaría eso en mi favor.

Me levanté a las 7:00 de la mañana más o menos. Tanto mi madre como mi hermana dormían. Me desnudé por completo, y entré sigilosamente en la habitación de mi hermana. Ella dormía destapada debido al calor, llevaba puesto tan sólo un camisón, con un impresionante escote y cortísmo. Sólo verla se me puso tiesa. Me eché encima de ella inmovilizándola, ella enseguida abrió los ojos e intentó gritar, pero le tapé la boca con mi mano y le dije: – Shhhhhhtttttttt, ahora voy a hacerte lo que quiera, y no intentes gritar porque como mamá se entere le diré que me has provocado y que eres una zorra-. Mi hermana empezó a intentar sacarme de encima suyo pero esta vez la tenía bien inmovilizada, y aunque me suplicaba que la dejase en paz no hacía en voz baja, supongo que por vergüenza a que mi madre se enterase. Comencé a meterle mano salvajemente, más que anteriormente, mientras ella se quejaba e intentaba golpearme. Seguí sobándole y besándole, hasta que dejé sus pechos al descubierto y comencé a mordisqueárselos y sobárselos excitadísimo. Ella ya casi no tenía fuerzas ni para resistirse, y yo seguí sobándola a mi antojo. Finalmente le subí el camisón hasta el vientre, dejando libre su precioso coñito, puse mi polla delante de su coño y la penetré de un fuertísimo empujón. Los dos gemimos con fuerza, aunque moderándonos para que no se despertase mi madre, y seguí penetrándola cada vez con más fuerza.

-Ahhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh, mmmmmmmmm, ahhhhhhhhhhh, mmmm-.

Seguí penetrándola con fuerza mientras le agarraba con fuerza las tetas, metía y sacaba mi polla cada vez más rápido.

-Ahhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, ohhhh-.

Seguí sobándola y follándola con violencia mientras gemíamos, hasta que finalmente no pude aguantarlo más y descargué toda mi leche caliente dentro suyo alcanzando un increíble orgasmo.

-Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhh, oohhhhhhhh, ohhhhhhhhh, ohhhhhh-.

Estuvimos los dos descansando en la cama un rato, supongo que ella pensaba que ya la iba a dejar en paz, pero no, al rato mi miembro volvía a estar erectísimo, así que le di la vuelta a mi hermana que ya no podía ni resistirse dejando su culo delante mío, y después de toquetearla un ratito coloqué mi polla en la entrada de su culo. Ella enseguida que se dio cuenta de lo que quería hacer intentó escaparse de nuevo y volvió a suplicarla que la dejase en paz, pero era inútil. Enseguida la penetré con fuerza, notando cómo se abría su virginal culo.

-Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh-.

Los dos gemíamos con fuerza, ella de puro dolor y yo del increíble gusto que sentía. -Ahhhhhhh, ohhhhhh, ahhhhh, ohhhhh-.

Seguí penetrándola con fuerza un rato, sin dejar de sobarla ni un rincón de su cuerpo. -Ahhhhhhh, ohhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh, mmmmmmmmm-.

Finalmente no pude aguantar más, y descargué mi semen por segunda vez en su delicioso culo llegando al último y más fuerte orgasmo.

-Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhh-.

Después de eso le advertí a mi hermana que mejor no le dijera a nadie lo que había pasado, que si no lo hacía la dejaría en paz, y me fui a mi cuarto.

Yo me arrepiento de lo que hice, incluso le pedí perdón, pero no lo pude evitar, además reconozco que me sigo excitando muchísimo con mi hermana, aunque nunca he vuelto a follármela, pero si a meterle mano.