Dos matrimonios que se acaban de conocer encuentran empatía entre ellos
Aún no puedo creer lo que ocurrió anoche.
Es domingo en la mañana y el sol ya está a la mitad del camino.
Mi esposa Beverly y yo acabamos de despedir a nuestros nuevos amigos Teresa y Craig.
Los cuatro hemos tenido la mejor de las noches, una experiencia que ninguno de nosotros olvidará.
Para ayudarnos a recordarla he decidido escribir como transcurrió nuestra noche. Aquí la historia de lo que pasó.
Unos amigos nos habían hablado de un viejo bar en un pueblo cercano.
El lugar estaba muy bien cuidado.
Llamamos con anticipación y reservamos un cuarto cercano para evitar los riesgos de manejar después de una noche llena de regocijo.
Llegamos temprano el sábado y chequeamos el lugar. No era el Ritz pero no estaba mal, cumplía con su propósito.
Después de cambiarnos la ropa nos dirigimos al bar. Bev iba de jeans con una blusa de cuadros y un chaleco de mezclilla.
Se veía muy atractiva y provocó muchas miradas lujuriosas cuando entró al lugar.
El sitio se especializaba en música grupera y la fiesta ya había empezado.
Bev y yo nos sentamos y ordenamos unas bebidas.
Yo ya estaba listo para bailar así que arrastré a Bev a la pista. A ella no le provoca mucho bailar pero me complace.
Después de un par de danzas nos sentamos a descansar y terminarnos nuestros tragos.
Me fijé en Teresa cuando llegaba nuestra segunda ronda de tragos. Me alegró que Bev estuviera volteada para otro lado.
Me mortifica que me pesque viendo a otras chicas atractivas y vaya que Teresa lo era.
Ella y Craig estaban sentados enseguida de nosotros pero por el momento no me fijé en lo mas mínimo en él. Teresa por el contrario tenía mi atención absoluta.
Tenía unos jeans entallados y calzaba una botas de cuero, una blusa roja y una chamarra negra de cuero sin abrochar.
El cuerpo de Teresa era muy similar al de Bev 90-60-90. ambas chicas son altas con pechos agradables, pero Teresa se llevaba de calle a Bev en el departamento nalgar.
Bev tiene buen culo, pero el de Teresa en esos entallados jeans era como un imán que pedía a gritos ser acariciado.
Continué viendo su linda cara admirando sus profundos ojos azules y pelo oscuro. En contraste mi hermosa Bev es rubia y tiene los ojos cafés.
«Está preciosa» me murmuró Bev
«Chin» pensé «Me volvió a pescar» Rojo como tomate me volteé hacia Bev y dije «Si que lo es» pero tratando de recuperarme agregué «Casi tan linda como tú cariño»
Bev sonrió sabiendo que yo estaba en terreno resbaloso y comentó «Apuesto que te gustaría supervisar que hay debajo de esos jeans»
Vi a Bev con fingida expresión de asombro como diciendo: «¿Quién, Yo?» «Esta bien Cariño» dijo Bev, «Mientras tu juegas con ella yo me puedo entretener revisando la entrepierna de su hombre»
Me encanta mi mujer, siempre tiene una buena puntada para hacerme reír, me sentí incómodo cuando me pescó admirando a Teresa, pero lo canjeó por un pequeño jugueteo. No es la primera vez que ella hace este jueguito.
Ella es muy atractiva y puede conquistar a cualquier hombre que ella quiera y como parecía agradarle Craig me tomé un tiempo para medir a mi posible rival. Aparte de ser un poco mas alto, tenemos mas o menos la misma corpulencia y los dos usamos barba y bigote.
Ya estábamos parejos, yo revisé a Teresa y ella a Craig. Siempre pensaba si Bev se animaría algún día a hacer lo que decía. Ella por supuesto sabe como me entusiasmo cuando habla así.
Ambos sabíamos que terminaríamos la noche en el cuarto rentado cogiendo como locos. Sus provocaciones eran los preliminares.
No pasaría mucho para que estuviera yo encima de ella. Por un momento pensé en si me llevara a Teresa a la cama mientras Bev hacía lo mismo con Craig, pero era un tanto absurdo así que deseché rápidamente este pensamiento.
Ya era tiempo de volver a bailar. Pensando en los méritos innegables de la figura de mi mujer, se me hacía tarde para volver a tenerla en mis brazos.
Por lo que le solicité: «¿Me concedes esta pieza, corazón?» Bev se lamentó «¿Tan pronto?» «Acabamos de dejar la pista de baile» La vi con un calculado mohín de disgusto y ella me devolvió la mirada con ojitos de borrego a medio morir. Ambos fuimos sorprendidos por una voz masculina que se dirigía a nosotros.
«Sé como se siente» le dijo Craig a Bev «A Teresa, aquí presente, le encanta bailar, pero a mí no me atrae tanto»
«No me diga» contestó Bev con esa sonrisa seductora que tiene. Me miró con picardía y volviéndose hacia Craig le dijo: «Quizá deberíamos nosotros platicar sobre lo que nos gusta a nosotros, mientras mi Pablo baila con tu Teresa» y agregó «Quizá se fatiguen uno al otro un poquito y n os dejen en paz» Craig mirando a Teresa que tenía una muy leve sonrisa dijo: «Excelente idea». Teresa inmediatamente puso su mano sobre la de Craig como significando que estaba aceptando demasiado rápido la propuesta de mi esposa.
Sentí que Teresa estaba un poco apenada y procuré que se tranquilizara. Le dije a Craig: «Aunque nada me gustaría mas que bailar con su bella esposa, quizá sería mejor que nos presentáramos primero y compartiéramos una ronda de bebidas por mi cuenta».
Ellos estuvieron de acuerdo y nos reunimos en su mesa. Pagué la siguiente ronda, las damas pidieron vino, Craig y yo cervezas.
Nos enteraron de que el domingo era su 12vo aniversario de bodas. Los felicitamos y brindamos con ellos por un largo y feliz matrimonio.
Durante un rato estuvimos platicando de nuestros trabajos, nuestros hijos y la vida en general. Encontramos que teníamos muchas cosas en común, aunque en otras éramos diferentes. Nos sorprendió saber que llegaron al bar en su motocicleta.
A mí nunca me han atraído particularmente las motos, pero Bev siempre ha soñado en viajar con un grupo de motociclistas. Ella estaba fascinada con la motocicleta. Después de un par de tragos ya Teresa se veía mas relajada.
La invité a bailar y ella no titubeó en aceptar. Craig sugirió que mientras nosotros bailábamos, él podría darle un paseo a Bev en la moto.
La cara de mi mujer se iluminó como árbol de Navidad. Estaba hecho, Teresa y yo nos dirigimos a la pista de baile, mientras que Bev y Craig hicieron lo mismo al estacionamiento.
Después de dos bailes con Teresa me había olvidado ya de Craig y de Bev. Teresa me había encantado totalmente.
Es preciosa de contemplar y una gran bailarina. El tercer baile fue de frota hebillas. Tomé caballerosamente a Teresa en mis brazos y en menos de lo que esperaba ya la pieza había terminado. Esperé otra igual pero sin resultado. Sugerí regresar a la mesa a refrescarnos.
Ordené otra ronda y Teresa dijo: «Me pregunto como la estarán pasando Bev y Craig»
Le respondí «Teresa, te confieso que la pasé tan bien bailando contigo para pensar en nuestras parejas».
Teresa se sonrojó un poco. «Yo también me divertí» «Bailas muy bien» Y yo: «Estoy inspirado por estar bailando con tan bellísima dama» Teresa sonrió sin saber si era yo sincero o solamente le estaba tirando los canes.
Estaba seguro que una vez que me conociera mejor vería que verdaderamente lo decía en serio. Me respondió con un educado «Gracias» Terminamos nuestras bebidas mientras platicábamos sobre nuestras parejas y nuestros hijos. Teresa ya estaba achispada por el alcohol y sugirió que regresáramos a la pista.
Para mi deleite empezaba una melodía lenta. Empezamos donde mismo cada uno en los brazos del otro. Esta vez Teresa se apretó contra de mí y yo deje que mi mano descansara sobre un costado de su formidable grupa.
Me enardecí al sentir su pecho contra el mío y su pelvis contra la mía.
Teresa tiene un modo subyugante de mover las caderas mientras bailábamos y me estaba poniendo a mil.
Yo aseguraría de ella estaba consciente del efecto que tenía sobre mi ingle. Juraría que sus caderas estaban empujando a todo lo largo del bulto formado en mis pantalones.
Me tomé un momento para verla a los ojos y adiviné un centelleo ahí. Teresa sabía lo que me hacía y estaba disfrutándolo tanto como yo.
Dejé que mis manos se posaran en su trasero y la jalé fuertemente hacia mí. Dejó escapar un gemido e inmediatamente deseé tenerla en algún lugar solitario.
Otra pieza rápida desbarató nuestro lento refregón. Estuve tentado a no soltar a Teresa, pero me di cuenta de que era la esposa de otro hombre.
Me imaginé a Craig y a Bev entrando al bar y que nos encontraran machacando mutuamente nuestras partes nobles.
De mala gana me separé de mi deseable amiga. Teresa aún tenía el centelleo en sus ojos. Me preguntaba si conseguiría algo mas que un baile en nuestro futuro. Por lo pronto continuamos bailando la melodía rápida.
Después de un par de estas danzas, regresamos nuevamente a nuestra mesa por otro refresco. Mientras sorbíamos nuestros tragos Teresa continuaba mirándome con una sonrisa ladina, empujándome a decirle: «Señora, ¿se da cuenta de que me está volviendo loco?»
Ella respondió: «Lo sé» Y agregó: «Espero que no te moleste, me parece divertido»
Me reí y le dije: «Teresa, tienes una semana para detenerte»
Empezó otra melodía lenta y Teresa se paró de un brinco, se quitó la chaqueta y me jaló bruscamente de mi asiento. En la pista aplastó sus tetas contra mi pecho y me plantó un beso apasionado y húmedo en la boca.
Yo me llené las manos de su trasero y jalé sus ondulantes caderas contra mi endurecido garrote. Nuestras lenguas se encontraron una a la otra y empezaron a bailar su propia melodía. Me las arreglé para colocar mis labios alrededor de su lengua y empecé a succionarla alegremente.
Teresa gimió fuertemente mientras sus manos acariciaban mi cabello. Me di cuenta de que si no nos deteníamos ahora no podríamos hacerlo mas tarde. Con desgano, lentamente me separé de ella. Teresa tenía ahora una mirada de frustración.
Nos separamos justo a tiempo, pues noté que en ese momento Bev y Craig entraban al bar. Le informé a Teresa quién inmediatamente trocó su mirada de lujuriosa frustración por una sonrisa de bienvenida.
Dejamos la pista para encontrarnos con nuestras parejas en la mesa. Noté que Bev tenía una extraña expresión y le pregunté: «¿La pasaron bien en su paseo?».
Craig le hizo una seña a Bev para que contestara y ella dijo: «Pasamos un rato maravilloso» «Pablo, tenemos que comprar una moto» Yo asentí con la cabeza por cortesía, pues dudaba que juntáramos algún día el dinero suficiente para adquirir una.
Craig ofreció pagar la siguiente ronda y mientras lo esperábamos Bev se inclinó hacia mí y susurró: «Me temo que me he portado muy mal cariño» Vi culpabilidad en los ojos de mi mujer y susurré a mi vez: «¿Qué hiciste?» Bev Continuó: «Me entusiasmé tanto con el paseo sobre la moto que le pedí a Craig que se detuviera en un paraje solitario» Bev bajó la mirada antes de decir: «Me excité sobremanera con la vibración de la moto y me fui sobre Craig»
«Sigue» Le urgí.
Bev susurró muy bajito: «Nos estuvimos besando y agasajando un rato y entonces como que le di una mamadita»
Esto si que no me lo esperaba. Mi cara de absoluto asombro de seguro que asustó a Bev. Traté de imaginarme a mi atractiva esposa con la verga de Craig en la boca. Extrañamente no estaba molesto sino mas bien muy excitado.
Mi baile con Teresa había encendido un fuego debajo de mí que debería ser sofocado pronto. La posibilidad de continuar explorando su deleitable cuerpo era muy apremiante. Pero me encontré con que también tenía deseos de ver a Bev y Craig juntos.
«Lo siento mucho Cariño» susurró Bev.
Esperé que mi expresión tranquilizara a Bev mientras le susurré «Está bien querida, yo también tuve un rato un poco alocado con Teresa mientras tú no estabas» «Sabes, hemos platicado esto antes con ligereza, pero creo que encontramos una pareja con la que podemos considerar seriamente hacer un intercambio»
La cara de Bev se transformó de gran preocupación en gran regocijo, supongo que sin duda se estaba imaginando como sería pasar la noche con Craig. Estaba resplandeciente. «¿Crees que acepten?»
«Vamos a preguntarles» le respondí
Miré a Craig y Teresa y encontré que parecía que también estaban conviniendo algo. Pregunté «¿Todo bien?»
Teresa me vio esa mirada de ella que hace que mi verga se estremezca y dijo
«Todo está bien Pablo»
Esperé estarla interpretando correctamente cuando le dije: «Parece que Bev y Craig se la pasaron muy bien mientras tú y yo también nos divertíamos en la pista»
Tanto a Teresa como a Craig se les profundizó la sonrisa. Me sentí con la confianza de invitarles: «Craig, ¿Quizá quieras continuar con Bev lo que les quedó pendiente, mientras yo me las arreglo para conocer a tu mujer tan bien como tú conoces a la mía?»
Craig miró a Teresa e intercambiaron asentimientos. Craig dijo entonces: «Estábamos platicando lo ocurrido esta noche y nos sentiríamos defraudados si no llegamos a conocerlos mucho mas a ustedes»
«Magnífico» Dije «Vayamos a nuestro cuarto a ver que pasa»
Momentos mas tarde estábamos en el cuarto y Teresa se derretía en mis brazos, mientras a Bev le ocurría lo mismo en los de Craig. La fiebre que habíamos generado Teresa y yo en la pista de baile estaba de vuelta entre nosotros al mismo nivel que antes.
Esta vez sin embargo no teníamos la limitante de un concurrido bar. Mis manos deambulaban por las voluptuosas formas de Teresa. Ella estaba muy ocupada desabotonando mi camisa y mis jeans.
Dejé de besarla un momento para levantarle la camiseta por encima de la cabeza.
Fui recompensado por la preciosa visión de un primoroso par de tetas cubiertas en un sensual sostén rojo con encajes, similar al sostén celeste del cual en esos momentos Craig despojaba a mi mujer.
También pude apreciar un tatuaje en forma de manzanar floreciendo encima de uno de los pechos de Teresa. Ella es algo preciosa de contemplar.
Me despojé de mi ropa mientras Teresa se quitaba las botas y los jeans. Me detuve un momento a contemplar el hermoso cuerpo cubierto únicamente con un mínimo juego de bragas y sostén.
Quería devorar su cuerpo, pero también quería contemplarlo. Teresa no quería esperar mas y acortó la distancia entre nosotros y empezó a tallar mi enardecido miembro por encima de mis calzoncillos.
Yo la rodeé con mi brazo y desabroché su sostén dejando libres el par de maravillas, mientras Teresa cebaba mi tronco, yo masajeaba sus hermosas esferas.
Bev y Craig estaban ya en la cama Bev tenía nuevamente la larga estaca de Craig profundamente metida en la garganta. Resulta que el instrumento de Craig es ligeramente mas largo que el mío, pero me lo llevo en circunferencia.
Mi verga mide los 16 cm de promedio, pero es gruesa pues tengo 6 cm de diámetro. Visualicé un trueque entre ambas esposas. Craig alcanzaría dentro de Bev áreas que nunca habían sido alcanzadas y Teresa estaba por experimentar mi grueso salami ampliando todos sus agujeros. Tenía yo la intención de hacer madriguera en cada orificio de esta exquisita criatura.
Teresa y yo encontramos pronto el sofá y continuamos nuestros húmedos besos mientras nuestras manos recorrían el cuerpo del otro. Yo empezaba a sentir curiosidad por el tesoro escondido entre las piernas de Teresa.
Rompí el candado de nuestros labios momentáneamente con descontento de Teresa. «Regresa aquí» Ordenó. Antes de que continuara objetando la despojé rápidamente de sus pantaletas y hundí mi cara en su entrepierna.
Teresa gimió donde mis labios encontraron su vulva y mi bigote cosquilleó su monte rasurado. Es irónico que tanto Teresa como Bev estén completamente rasuradas, supongo que a Craig le agrada verlo terso tanto como a mí.
Continué investigando la abertura de Teresa con mi lengua, ocasionalmente excitando su clítoris chupando el botoncito. Me las arreglé también para introducir un par de dedos en su húmeda conchita.
Como tres minutos después de estarla dedeando y lamiendo su clítoris Teresa no pudo soportar mas y tuvo el primer orgasmo de la noche. Ella me lo agradeció no con palabras sino con su boca sobre mi gruesa verga.
Podría decir que ella estaba intrigada con mi tronco pues hizo un considerable esfuerzo por embutirse lo mas que le cupo en la boca. Me estaba provocando un tremendo efecto sobre mi herramienta. Tuve que detenerla antes de que me llevara a una terminación anticipada.
Levanté a Teresa de mi tolete y la paré frente al sofá. Quería tomarla desde atrás. Me anticipaba al placer de guardar mi herramienta en la caja de Teresa.
Conforme ella se arrodillaba en el sofá colocando sus manos en el respaldo y contoneando su redondo trasero en mi cara, escuchamos gemir a Bev donde Craig la hacía terminar con la boca.
Sonreí al verla apretar sus torneados muslos contra la cabeza de Craig. Pensé que ojalá él pudiera aguantar un buen rato la respiración. Teresa mientras tanto me esperaba impaciente a que le hundiera la lanza en su hermoso conejito. El tiempo había llegado. No podía esperar un momento mas para enterrar mi estaca en la segunda vulva que hubiera tenido jamás.
Sujeté a Teresa de la cintura, alineé mi apéndice a su agujero y lo sepulté hasta las bolas en el resbaloso canal. Teresa gimió alto con la penetración. Empezó a regresar cada uno de mis empujones con uno de ella.
Esta atractiva y tímida mujer era definitivamente una tigresa en lo referente al sexo y le encantaba de a perrito.
Sin duda quería mi estaca lo mas profundo posible dentro de su vulva y eso era lo que yo le daba. La lujuria y determinación en su cara de ser completamente penetrada, me impulsaron a darle mas duro.
Una sonrisa momentánea en su cara me mostró que así le gustaba. No quería decepcionar a tan bellísima dama, así que redoblé mis esfuerzos, dándole con todo lo que tengo. Para ese momento ya nuestros cuerpos chocaban sonoramente y el sudor caía de mi frente al hermoso trasero de Teresa. Ella gemía fuerte con cada empujón.
Después de diez minutos de estar cogiendo fuerte, había una sola cosa que ocupaba mi mente, descargar mi leche en las entrañas de esta hermosa mujer.
Como previamente habíamos confirmado que ambas esposas estaban protegidas contra embarazos, no había que preocuparse por eso. Sabía que ya estaba a punto de terminar por la presión que sentía en mis bolas.
Eso era lo que mas quería de todo el mundo. Como cinco empujones mas fue todo lo que necesité para alcanzar la cima. Empecé a eyacular incontrolablemente mientras mi esperma fluía de mis bolas a través de mi estaca a las profundidades de Teresa. Mi clímax accionó el de ella.
Ambos nos colapsamos en el sofá para un muy merecido descanso. Para mi deleite Teresa se acurrucó junto a mí y me besó los labios suavemente. Su forma de agradecer, supongo.
Siendo mas verbal le dije: «Teresa me has hecho muy feliz, me siento maravillosamente, Craig es un tipo muy afortunado». Ella se sonrió y pegando su cara contra mi pecho empezó a juguetear con los vellos de mi pecho. La apreté contra de mí mientras acariciaba su hermoso culito.
Estuvimos un rato viendo a Craig trabajar su magia en Bev. Ella acostada de espaldas y él le la estaba machacando ruidosamente. Bev en también muy verbal. Mientras Teresa y yo nos concentrábamos a darnos placer mutuamente, Bev urgía a Craig con palabras y resoplidos. No le había puesto atención entretanto estuve ocupado, pero ahora la escuchaba mientras Bev refería paso a paso su acoplamiento con Craig. Ella decía: «Coge bien mi concha, Craig» «Quiero sentir tu estaca en mi garganta» «Así rey, así».
Estuvimos escuchando esto como unos cinco minutos cuando vimos a Craig tensarse y empezar a bañar las entrañas de Bev.
Bev se vine estruendosamente entre los gruñidos y espasmos de Craig. Ella gimió: «Me estoy viniendo contigo mi rey» «Lléname con tu esperma» Craig se aseguró de haber descargado toda su sustancia en dentro de mi esposa antes de acostarse a descansar junto a ella.
Miré a Bev a los ojos y le dije: «Cariño, se ven los dos maravillosos»
Señalando a su goteante vulva agregué: «Se ve que te dio todo lo que tiene» Bev volteó a verse y afirmó con la cabeza, entonces se introdujo tres dedos y haciendo cucharita los llenó del semen de Craig y se los llevó a la boca saboreándolos. «Huummm» Gimió mientras disfrutaba de su sabor. Bev estaba lista para empezar de nuevo. Claro que ella se la había pasado acostada la mayor parte del tiempo, dejando que Craig hiciera la mayor parte del trabajo. Empezó a jalar la verga de Craig para manifestar que estaba lista nuevamente.
Craig le dijo: «Bev eres una mujer increíble, pero me temo que todavía no estoy en condiciones de atenderte de nuevo»
Bev miró a Craig y dijo: «Vamos a ver si es cierto» y procedió a meterse entero el miembro de Craig en la boca. Lo estuvo trabajando como unos cinco minutos y regresó al hombre a como estaba cuando se la estaba cogiendo.
Bev estaba resplandeciente del orgullo que le daba el resultado de su esfuerzo. Teresa no quería ser superada, así que empezó a trabajar mi verga con igual intensidad. Me entiesó en tiempo record. ¡Dios! ¿Que sería el mundo sin mujeres? Son maravillosas de contemplar y proporcionan tanto placer. Dije: «Teresa eres estupenda»
Craig dijo: «Apoyo lo dicho y debo agregar que Bev es igualmente estupenda» «Totalmente de acuerdo» Dije.
Craig continuó: «Pablo, hay algo que siempre hemos querido intentar, Teresa se ha preguntado como sería tener dos penes al mismo tiempo en la vagina, con tu asistencia podemos tratarlo»
«Me parece estupendo» Dije
«Momento» Dijo Bev «¿Y yo qué?»
Craig se volteó hacia ella «Disculpa Bev, ¿que tal si te dobleteamos después?»
Bev dijo: «Bueno, pero no se desgasten, guarden algo para mí»
Ambos le asentimos a Bev mientras nos preparábamos para atender a Teresa. Ella se notaba excitada, pero insegura de lo que iba a suceder. Le di la mano a Teresa y la llevé a la cama donde Craig yacía boca arriba.
Teresa se colocó arriba de su marido de espaldas a él. Craig introdujo su largo instrumento en la vulva de su mujer que se le fueron los ojos para atrás al sentir su sexo estimulado otra vez, se estremeció momentáneamente con la sensación aunada a la anticipación de lo que estaba a punto de experimentar. Gateé sobre la cama y me arrodillé frente a Teresa entre sus hermosos muslos y las piernas de Craig.
Muy cuidadosamente empecé a empujar mi miembro en la vulva de Teresa junto al de su marido. Hubo un poco de dificultad, pero después de estar probando durante unos minutos se introdujo.
Teresa gimió fuertemente sus ojos estaban fuertemente apretados y su boca abierta lista para emitir otro gemido.
Despacio Craig y yo empezamos a meter y sacar al unísono nuestros miembros. Su vulva estaba ampliamente estirada mientras la empalábamos.
En cada empujón ella gemía. Nos tomó solo un minuto para enviarla a un orgasmo masivo. Continuamos bombeando durante diez minutos durante los cuales ella nunca salió de su continuo orgasmo. Este bombeo cobró su tarifa en mí también. Empecé a sentir ese conocido cosquilleo en mis bolas. Traté de detenerlo pero, al revés de Craig yo estaba viendo de frente al increíble cuerpo de su esposa como acomodaba dos estacas en su conejito.
Finalmente me salí del anegado conejito de Teresa y bañé sus hermosas tetas con mi descarga caliente. Craig dejó salir su miembro del conejito de su esposa permitiéndole a ésta recuperarse.
Después de escurrir mi venida en el pecho de Teresa me senté mientras ella se recobraba. Se veía tan usada como nunca había visto a una mujer.
Estaba asombrado de ver la abierta concha de Teresa pulsando mientras dejaba salir un manantial de sus jugos y algo del mío. Craig suavemente quitó a Teresa de encima de él y la acomodó en la cama mientras ella se calmaba. Entonces se dirigió a mi esposa y empezó a juguetear con ella tal como se lo había prometido.
Me acerqué a mi esposa y le di a probar mi exangüe aparato mientras Craig le devoraba las tetas, ella me lo dejó límpido de los jugos de Teresa y me devolvió el vigor.
Nuevamente Craig se tendió boca arriba, esta vez en el sofá. Bev montó a Craig de frente a él y se recostó en su pecho desplegando su lindo culito hacia mí. Momento mas tarde le estábamos dando a Bev el mismo tratamiento que había recibido Teresa.
Ella disfrutó cada minuto gritándonos que le abriéramos bien el conejito con nuestras pijas. Parece que al igual que Teresa tuvo un orgasmo continuo. Se las arregló para tomar el aliento necesario para decirme que le diera por el culo mientras Craig le daba por la vulva.
Se la saqué y usé los chorreantes jugos de la misma Bev para lubricarle el ojete. Una vez embadurnado, usé un par de dedos para prepararla para mi grueso falo. Despacio empalé su culo con mi chorizo en tanto Craig continuaba enterrando hondo en su concha. Los gemidos de Bev continuaban y con palabrotas nos urgía a continuar haciéndolo.
Continuamos cogiendo fuerte a Bev varios minutos mas hasta que me empujó y suplicó que me viniera en su boca. Le di a mi mujer lo que me pedía mientras Craig seguía machacando su conejito.
Mientras ella me secaba y limpiaba con la lengua, Craig depositaba otra carga en las profundidades de mi esposa. Bev se vino junto con él y se desplomó sobre de él. Yo caí sentado en el piso.
Después de un rato Teresa dijo «Quiero que me hagan lo mismo, por favor» Volteé a ver a Teresa seductoramente recostada en la cama llamándonos con el dedo índice. Miré a Craig para ver si le quedaba algo. Se encogió de hombros como diciendo «¿Qué mas podemos hacer?»
Craig reacomodó a mi saciada esposa en el sofá para que descansara y ambos nos allegamos a la cama para dar a la sensual dama la cogida que estaba esperando. Teresa se montó en Craig clavándose profundamente su larga estaca.
Me incliné detrás del asombroso trasero de Teresa y procedí a lubricarlo directamente con mi saliva. No quería dejar de besarlo pero la mujer quería una doble penetración y había que dársela.
Despacio trabajé mi grueso palo en su culito mientras ella gemía con el dolor y el placer de la doble perforación. Yo pensaba que mi mujer era insaciable, pero ella ya estaba muerta para el mundo yaciendo en el sofá, mientras Teresa nos pedía la doble penetración perennemente.
Después de unos veinte minutos me estaba cansando, pero Teresa quería mas. Propuse que cambiáramos de agujero. Fui al baño a lavar mi miembro y cuando regresé Teresa le daba una buena ensalivada al equipo de su marido.
Me acosté boca arriba en la cama y Teresa me montó. Craig montó rápidamente el culo de su esposa y procedimos a darle la perforada que esta pidiendo durante otra media hora antes de que Craig descargara muy adentro del culo de su mujer.
Libre del peso de su esposo, Teresa procedió a cogerme como loca sacando una cuarta descarga de mi cuerpo. Se desplomó sobre de mí dándome un profundo beso de gracias rodó hacia un lado y se quedó dormida. Yo me dormí un rato después.
Me desperté con el sol y vi que ya Bev y Craig se habían despertado y estaban cogiendo suavemente en el sofá.
Vi a Teresa en el momento en que abría los ojos cuando un gemido de Bev la despertó.
Me sonrió y trepó en mí metiendo mi estaca en su cuerpo.
Cogimos apaciblemente como una hora antes de dedicarnos mutuamente un orgasmo de buenos días. Craig y Bev lo consiguieron unos minutos después.
Llevé a Teresa al baño donde lavé su sobrecogido cuerpo suavemente, mientras ella me enjabonaba también. Craig y Bev hicieron lo mismo uno por el otro cuando nosotros terminamos.
Ya que estuvimos todos vestidos intercambiamos direcciones y teléfonos e hicimos planes para otra cita doble.
Acompañamos a nuestros nuevos amigos hasta su motocicleta donde Bev le pidió a Craig que volvieran pronto para que le diera otra vuelta. Craig dijo: «Por supuesto y después daremos un paseo en la moto»