Juan

Siento que te conozco desde hace mucho tiempo y en realidad no ha pasado tanto, pero es que desde hace mucho tiempo tenía ganas de conocer a un hombre como tú.

Me encantas, me haces desearte con sólo platicar contigo a través de la computadora. Siento que mi concha se moja cuando simplemente te oigo al teléfono… cómo me gustas.

He decido visitarte en tu oficina, me dijiste que día estarías solo en ella, para poder tener intimidad, pero, no te aviso que voy a llegar, sino simplemente que tal vez lo haga. Quiero darte una sorpresa, que te dure mucho tiempo. Y que a mí me ayude a apagar las ansias locas que tengo por ti.

Llego a la dirección que me diste, toco impaciente a la puerta, y espero… no tardas mucho, veo en tus ojos que me reconoces perfectamente, y que te gusta lo que ves, me dices, «alma» y con solo esa palabra sellamos nuestro encuentro, me invitas a pasar tomándome de la mano y jalándome hacia adentro, apenas cierras la puerta y sin soltarme me arrinconas contra ella para empezar a besarme en forma atrevida, primero en la boca, unos besos apasionados y llenos de deseo, luego en mi cuello, qué rica sensación, quieres empezar a desnudarme, pero te detengo con mis manos y te pido que me acompañes, hay un sillón en tu sala de espera que se ve muy cómodo, te pido que te sientes y al hacerlo, empiezo a desabrochar lentamente todos y cada uno de los botones de tu camisa, la abro y descubro ante mi un tórax fuerte y antojable. Cómo me entretengo acariciándolo, y más que nada, dando pequeños pellizcos en tus tetillas que al instante responden a mis caricias y se ponen tiesas denotando tu excitación, quieres tocarme, pero yo quiero disfrutar de ti, así que te pido que dejes tus manos quietas un momento, sigo bajando y explorando y me encuentro con la barrera de tu pantalón, me deshago de él en forma rápida, y quito también tus calzones tipo bikini, justo los que te había dicho me excitan tanto, qué hermosa verga aparece ante mí, una lanza firme en sus 16 deliciosos centímetros, que me empiezan a volver más loca, quiero comérmela, así que no espero más y me lanzo sobre ella, ¡qué rica está! Tan excitada, tan mojada que tus jugos empiezan a escurrir en mi boca, los siento deliciosamente al estártela mamando, la cabeza de tu pene brilla por las lamidas que le estoy dando, qué hermoso disfrute, pero tú ya no aguantas y me levantas para apoderarte de mi ropa, me quitas la blusa apresuradamente y luego el brassier, sacas mis grandes tetas de su prisión y empiezas a devorarlas con ansias, pones mis pezones tan duros que me duelen pero qué rico duelen, me muerdes y me pellizcas suavemente mis tetas, y luego te apuras en subirme la falda. Miras mis calzoncitos que como quedamos son unos bikinis que te han gustado en mi fotografía, como te había prometido, traigo unos nuevos porque te los quiero dejar en prenda… te apresuras a quitármelos y a empujarme ahora suavemente hacia el sofá… te inclinas hacia mí, y empiezas a besarme nuevamente, dices que has deseado hacer esto desde que nos conocimos en el ínter, no dejas de besarme y de tocarme los pechos, te digo que no es justo que yo también quiero mamar, así que te acomodas y hacemos un delicioso 69 en el cual ambos tratamos de devorarnos al máximo.

De repente siento venir mi primer orgasmo y te aviso para no llenarte, pero sigues ahí, en mi cosita luchando por sacar todo el jugo que lleva dentro, lo logras y te levantas triunfante, ves mi cara de satisfacción y te acercas a besarme, siento en tu boca el sabor de mis jugos, y me excito, me levanto del sillón y me acerco a tu escritorio donde me acomodo de modo que mis nalgas queden expuestas a ti. Entiendes mi invitación y tu fierro apunta hacia mi vagina, pero antes, me das unas pasaditas por el ano con tu verga llena de liquido, me mojas mientras me lo restriegas a tu antojo, y me amenazas deliciosamente con meterlo en mi agujero, te mueres de las ganas de estrenarte en el sexo anal, ya que nunca lo has probado, pero te pido que me excites dándome por mi vagina ese hermoso y tieso palo que tienes… en esa posición de «perrito» mi placer se desborda con cada embestida de tu verga, mis tetas se mueven al compás del vaivén que haces conmigo, me las tocas provocando en mi, más y más oleadas de placer. Te mueves y provocas que te apriete con mi vagina varias veces, no te lo esperabas, así que sintiendo ese placer no tardas mucho en vaciarte dentro de mí, siento tu liquido al estar llenándome, deliciosa sensación que logra excitarme aún más todavía, te dejo descansar un rato, te sientas en tu sillón, mientras que me acomodo sobre ti, me besas, y acaricias mi cabello mientras te repones, tocas mis tetas y mi panochita que sigue súper mojada, metes tu dedo en ella para excitarme, pero también tu pene se alborota y está listo para más acción, así como estás sentado, me mueves a mí, y empiezas a rozar con tu pene mi ano, siento que no me sostienen las piernas y me agarro del escritorio, tú te encargas de ir conduciendo tu pene a su nuevo objetivo, poco a poco, traes jugo del que estoy escurriendo y mojas mi ano con tu pene, siento tan rico cuando tu pene se pasea por mi ano, que te pido que me lo metas, me dices que no sea impaciente, has esperado tanto por este momento que no quieres que sea algo rápido, ¡quieres disfrutarlo al máximo!

Y te comprendo, ¡aunque me muero de ansias de tenerte dentro de mi! La excitación corre por tus venas, puedo sentirlo por tu manera de tocarme, metes un dedo primero, luego poco a poco metes otro, ya son dos dedos en mi ano, qué rico siento, pero aún no estoy llena, quiero tu verga… te la pido, una y otra vez, hasta que por fin me concedes mi deseo, y tu pene empieza a introducirse lentamente y poco a poco para irse acoplando en mi ano, qué rico amor, mételo más, mételo todo ¿si?

Delicioso, simplemente delicioso el placer al que me has transportado, mientras te cabalgo en esa posición, sintiendo tu pene en mi ano, mis tetas brincan arriba y abajo pero con tus manos las tomas y las empiezas a pellizcar hasta hacer que mis pezones se pongan durísimos, tienes un buen aguante antes de que sienta que estas por venirte, sacas tu verga de mi ano, y te vacías completo en mi espalda y en mis nalgas, me volteas hacia ti, y me das un beso lleno de amor y deseo…

De repente se escucha un ruido en la entrada, te sorprendes pues no esperas a nadie en tu oficina, te digo que no te preocupes y seguimos abrazados, la puerta se abre y se escucha una palabra: «¿Alma?» respondo a esa voz que pase, que estoy algo ocupada pero que puede pasar, tú estas sorprendido, pero te recuerdo que yo siempre voy acompañada a mis citas, mi esposo entra en la oficina y nos ve ahí, a los dos desnudos, eso lo excita, me pregunta si la hemos pasado bien, yo le digo que sí, los presento, te cohibes un poco porque tú estas desnudo con su mujer, pero él mismo te dice que no hay problema que para eso me había llevado hasta ahí, luego me acerco a él y empiezo a besarlo, le digo que me has hecho deliciosamente el amor, que aún llevo tu llevo tu leche en mi espalda, él sigue excitándose y yo empiezo a desvestirlo mientras le cuento las cosas tan ricas que me has hecho.