Cuchillo IV
Pisa el fondo, no está tan hondo- Dijo Mery.
El indio dejó de mover sus pies, y pudo sentir con alivio como podía estabilizarse.
– Puedes dejar tus manos en mi cintura si eso te hace sentir mas seguro- replicó Mery.
Ella trató de enseñarle a nadar, mostrándole como lo hacía de un lado a otro del arroyo.
Cada vez que sus mojados cuerpos se tocaban, «accidentalmente», ella sentía nerviosos escalofríos recorriendo su cuerpo.
Después de un rato de enseñarle, encontraron un lugar mas bajo y se sentaron.
Estas sucio con barro, déjame que te limpie- le dijo ella, fue a buscar una barra de jabón y comenzó a pasarla por la musculosa espalda del indio.
El se agachó un poco para que ella pudiera trabajar mejor.
La chica siguió jabonando cuidadosamente cada centímetro de la mojada espalda del indio, de ahí siguió jabonando el firme culo.
A estas alturas los pechos de Mery rozaban la espalda del indio, la mojada y resbalosa fricción, se sentía muy bien, tanto que los pezones de sus preciosas tetillas estaban como rocas.
Mery siguió el baño. Siempre sentados, hizo que Cuchillo se hiciera un poco hacia atrás, para poder jabonar su pecho.
Con devoción y cuidado jabonó cada lugar del poderoso pecho del indio, observando cada minúsculo detalle, admirándose con sus marcados músculos del estómago, jugueteando disimuladamente con los pequeños pezones.
Un poco mas abajo del musculoso estómago, debajo del agua, se encontró con un montículo, lo tomó firme y se dio cuenta que era la polla del indio. No esperaba encontrarla ahí, toda firme y gruesa.
De imprevisto Cuchillo se levantó rápidamente, la verga del indio quedó frente a la cara de Mery, parecía un árbol, toda gruesa y en tensión. Madre alguna vez le había hablado de hombres y su anatomía, pero ahora estaba viendo uno y no podía dejar de mirarlo, nunca le habían dicho lo grande y hermoso que podían llegar a ser los «penes».
Mery estaba fascinada.
Creí escuchar algo- dijo Cuchillo.
Mery dejó de admirar la polla del indio, asustada por el peligro y el recuerdo de ser atacada por los vaqueros.
No es nada, solo fue un coyote.- dijo el indio sentándose nuevamente.
Mery había perdido el color de su cara y temblaba nerviosamente. Asustada nadó hasta los brazos del indio.
Por favor, nunca dejes que me hagan daño.- le dijo al indio, abrazándolo.
Sus cuerpos desnudos y mojados se juntaron en un abrazo sincero de la chiquilla, en busca de protección y seguridad, que sentía al lado de su amigo, de su salvador, de su héroe.
Daría mi vida antes de que alguien te hiciera daño- le dijo el indio abrazándola fuerte.
Algo mágico pasó, y sus labios se juntaron.
El beso subía en intensidad y los labios del indio hicieron mas presión en los labios de la chica.
Ella abrió tiernamente sus labios y la lengua del indio se deslizó juguetona en su boca. Ella enredó su lengua a la de el, la sentía maravillosamente húmeda y juguetona.
De imprevisto Mery dejó de besar al indio y se lanzó al arroyo, nadando hasta la otra orilla. El la siguió veloz.
Aprendes rápido- le dijo ella, en la otra orilla.
¿Qué?-
Estabas nadando y bastante bien.-
Gracias- dijo Cuchillo- Solo observé lo que tu hacías. Eres tan bonita que no pude dejar de mirarte, y bueno, asi aprendí.-
Mery coronó el comentario poniéndose roja como una manzana.
Se levantó del agua, mostrando toda su bella desnudez al indio y caminó coquetamente, hasta el pasto sombreado que siempre ocupaba para recostarse.
El indio se levantó también y la siguió, con su erecta polla guiándolo.
Cuchillo se acostó al lado de ella, con su codo apoyado en el pasto para poder observarla.
Tiernamente acarició la cara de la chica con su mano, de ahí bajó lentamente por su cuello hasta sus pechos.
El cuerpo de Mery se estremecía al sentir el contacto de la cuidadosa mano del indio. Incluso ella podía escuchar su corazón latiendo desbocadamente.
De ahí la mano empezó a bajar por el plano estómago de la niña hasta su ombligo donde delicadamente sus dedos empezaron a dibujar círculos.
La chica sintió como involuntariamente sus caderas se levantaban y bajaban con cada círculo que el indio dibujaba alrededor de su ombligo.
De repente ella sintió la mano del indio tocando su vello púbico y sintió una oleada de calor invadiendo su cuerpo.
En ese momento el indio paró de acariciarla y con las manos detrás de la nuca se tendió en el pasto.
Era el turno de ella.
Así que con su pequeña y blanca mano, empezó a tocar los contornos del poderoso pecho del indio.
El color de su mano contrastaba con la piel cobriza del indio, el contraste de los colores era casi tan fascinante como el pene del indio, que se encontraba estirado cuan largo era sobre su estómago, hinchado y palpitante, cada vez que Mery acariciaba la piel del indio.
¿Puedo tocarlo?- preguntó Mery.
Con mucho gusto- respondió el indio.
Mery agarró el tronco de carne y con sorpresa vio que faltaban tres centímetros para que sus dedos se juntaran.
Deslizó sus manos entre las piernas del gigante. Sus bolas eran enormes, no tanto como las de un toro pero cerca.
Las tomó en sus manos y se sorprendió por lo pesadas que eran.
Soltó los testículos y volvió a tomar el tronco grueso, con la mano empuñada corrió el cuero hacia atrás, maravillada observó la potente cabeza emergiendo entre la piel, subió y corrió la piel varias veces maravillada de como aparecía y desaparecía la enorme y roja cabeza.
Sorprendentemente, la cabeza parecía crecer cada vez que hacía esto, e incluso una gota se empezó a dejar ver en la punta de la cabeza.
Oh, Cuchillo ¿Por qué está goteando?-
Eso se llama una pre- corrida. Sirve para lubricar la verga antes de follar.-
¿Verga?
Asi es como los indios llamámos a nuestros penes.-
¿Y qué es follar?- preguntó Mery empuñando todavía la polla del indio.
Es como los indios dicen fornicar-
Cuchillo- dijo Mery-¿Me podrías follar? Quiero que me conviertas en una mujer-
Sería un honor para mi- dijo Cuchillo sentándose- pero, ¿Estas segura?-
Mery asintió con la cabeza. Su cuerpo entero temblaba de la emoción.
Estoy segura, tu me haces sentir segura.-
Te dolerá la primera vez, pero prometo ser cuidadoso. Después te aseguro que te enamorarás de mi verga- el dijo.
Mery asintió nuevamente. Ya estaba medio enamorada de Cuchillo. Otras veces había sentido atracción por algún chico en la escuela, pero nunca como para con el indio.
Cuchillo se puso encima de ella y la besó tiernamente, de ahí siguió besando su cuello, sus pechos. Mery jadeaba fuertemente, sintió una oleada de placer cuando los labios del indio se cerraron alrededor de su pezón derecho.
Los besos se transformaron en pasadas de lengua, con la punta de esta jugueteaba con los erectos pezones.
De ahí el indio empezó a pasar su lengua por el estómago de la niña alrededor de su ombliguito. El cuerpo entero de la niña vibraba al contacto de la experta lengua del indio, sus pezones estaban hinchados casi explotando. De repente el indio bajó a la zona púbica de la niña.
¿Que está haciendo señor?- pregunto ella extrañada.
Solo quiero asegurarme que estés bien lubricada- dijo y pasó su lengua por un lado de sus preciosos vellos.- Tendrás mucho menos dolor si estás bien preparada para mí- dijo y pasó su lengua por el otro lado de su conchita.
El cuerpo entero de Mery vibró al sentir la lengua de Cuchillo en su entrepierna. Madre nunca le había contado de esto.
La lengua de Cuchillo se empezó a abrir paso en la conchita de Mery, pasaba su lengua arriba y abajo de sus mojados labios, haciendo que estos se retorcieran en placer.
Con cada pasada, ella arqueaba mas sus caderas haciendo que la lengua entrara mas y mas.
El indio empezó a trabajar el hinchado clítoris de la niña provocando oleadas de placer, que su cuerpo entero se estremeciera.
Las oleadas se intensificaron a tal punto que Mery pensó que su zorrita iba a explotar de placer. Su cuerpo entero gritó en un frenesí de éxtasis y placer.
Ahora me parece que estás bien lubricada- le dijo el indio y le dió un pequeño beso en la boca.
¿ Que pasó?- preguntó ella abriendo los ojos al cielo azul sintiendo su pequeña amiguita totalmente mojada y con su mente maravillada por lo que recién le había pasado.
Te acabas de correr- dijo el besando sus pechos- Las mujeres, generalmente se corren cuando les comen su concha.¿Te gustó?-
Mm, mm- dijo ella, todavía choqueada por la maravillosa intensidad que había sentido segundos atrás.
Bien- dijo Cuchillo poniendo su verga entre las piernas de la chica- Mi polla te dará muchos orgasmos mas en el futuro-
La cabeza de la polla del indio estaba en la entrada de la concha de Mery. Los mojados labios se abrieron expectantes cuando el indio empezó a empujar.
Solo sentir la cabeza del enorme monstruo entrando, parecía que iba a rajar la virgen conchita.
Algún arrepentimiento cruzó la cabeza de Mery pero ya era demasiado tarde. Cuchillo estaba moviendo sus caderas hacia atras para dar el empujón que la transformaría en mujer. Mery mordió su labio al sentir el empujón con que el indio tomaba su virginidad.
Después de romperle el himen, Cuchillo empezó a hundir mas y mas su verga en la ahora desvirgada concha.
Cada centímetro dolía pero el amor de Mery era tan grande por el indio que superaba el dolor.
El indio pudo meter solo la mitad de su enorme serpiente y con esto empezó a meter y a sacar. El dolor disminuyó pero Mery sentía su conchita todavía adolorida mientras el indio la follaba. Ella arqueó su cuello y le besó su pecho.
Mientras el dolor disminuía, ella empezó a experimentar otras emociones. Se sentía a salvo y segura debajo de ese enorme cuerpo.
Mery siempre había sido mas bien solitaria pero había algo que la hacía sentir un profundo y animal instinto de pertenesencia al estar siendo follada por esa enorme verga.
Pequeñas oleadas de placer empezaron a recorrer su cuerpo, y el dolor volvió al sentir la polla del indio creciendo en su interior.
La verga, presionada en su estrecho interior, soltó finalmente su tibia semilla muy adentro. Mery hizo una mueca de dolor cuando Cuchillo sacó su verga.
Estaba dura, brillante y roja. El la sacó justo en el momento en que salían otras cargas de semen que fueron a dar al estómago y tetas de la chica.
¿Podrías venir a cuidarme mañana,?- dijo ella mirando la goteante verga del indio.
Será todo un placer, Señorita Mery- dijo el indio.
¿Estás bien Mery?- preguntó mi madre.
Estaba mirando a mi hermana. La cual extrañamente caminaba con los pies arqueados como si hubiera montado muchas horas a caballo.
Estoy bien- dijo sentándose a la mesa- solo me torcí un tobillo-
A mi madre y a mi hermana se les iluminó el rostro cuando vieron a Cuchillo entrar a la cocina. Ellas lo adoraban. Yo también, era mi héroe.
No hemos tenido muchos problemas con el Sr. Gonzáles últimamente- dijo Cuchillo mientras comíamos.
Escuché que estaba en un viaje de negocios en Tajo- dijo padre levantando la vista de su plato- Salió de la ciudad el día que salvaste a Mery. A lo mejor se asustó pensando que podías ir tras el-
A lo mejor- dijo Cuchillo.
¿Por que esa cara?- preguntó Cuchillo.
Quiero tu verga tanto- dijo Carolina sacándose su ropa de cama- pero no podemos follar ahora, es muy arriesgado.-
El estaba cerca del lavabo donde se limpiaba la transpiración del día de trabajo. Carolina caminó hacia el y se quedó viendo la ya dura polla del indio.
Cuchillo, ¿estás bien?- pregunto ella- hay sangre en tu polla.
Si, estaba por limpiármela- dijo el- nada grave, solo me pasé a llevar con un espino-.
El se limpió y se sentó en sus sacos con las piernas abiertas. Ella tomó su lugar, sentada entre ellas.
Ponte en posición- ordenó el indio después que ella le había mamado la polla por quince minutos.
No podemos follar- le decía ella aunque su cuerpo obedecía las ordenes del indio. Tenía sus manos y sus rodillas apoyadas en el suelo en posición perrito.
– Es muy arriesgado- el indio la había follado todo los días desde las primera vez que lo habían hecho. Ella había tratado de evitarlo pero de alguna manera u otra la polla del indio terminaba metida en su conchita.
Cuchillo buscó entre la paja y sacó el viejo frasco de miel. Ella miró por sus espaldas y vió como el indio se untaba la verga con la miel y después empezaba a embadurnar su culo alrededor de su recto.
Cuchillo ¿que estás haciendo?- preguntó sorprendida ella.
El no le contestó. Las últimas veces que habían follado, Cuchillo había metido su pulgar en el culo de Carolina.
Al principio no le gustó mucho pero después de un par de veces mas, lo había encontrado maravilloso.
El pulgar de Cuchillo era casi del porte del pene de Eusebio. Así que parecía como si la penetraran doblemente, de esa manera había tenido sus orgasmos mas intensos.
Carolina empezó a sentir como el dedo empezaba a penetrar su culo, solo que esta vez el dedo parecía mas grande. Miró por su espalda y vió como Cuchillo se preparaba para meterle su polla por atrás.
Dios mio, no por favor. No me folles por ahí. Me vas a romper el culo-
Cuchillo no estaba para ser rechazado. Carolina sintió como su culo se abría y cerraba atrapando la cabeza de la gigantesca verga.
El dolor subió por el cuerpo de Carolina. Se venían a su cabeza los recuerdos de sus partos, de como algo tan grande salía por algo tan pequeño.
Ella se mantenía por el deseo de satisfacer a su hombre, con eso superaba el dolor. Su mente subyugada se conformaba pensando que esto era lo que tenía que pagar por haberle negado su concha.
El dolor bajó un momento solo para volver cuando la parte gruesa que venía después de la cabeza empezó a entrar.
Cuando creía que su ano no daba mas, pasó la parte gruesa. El resto de la verga fue mas fácil, el se quedaba quieto unos momentos para que se pudiera amoldar y seguía.
Se sentía llena al tope de su capacidad pero el dolor empezó a disminuir. La miel la había ayudado y si no fuera por que Cuchillo había trabajado primero con el dedo probablemente no lo habrían logrado.
Después de un rato el se empezó a mover, lentamente empezó a sacar y a meter su gigantesca herramienta. Un involuntario suspiro de Carolina respondió a esta antinatural manera de follar.
Siempre un amante generoso, Cuchillo llevó una mano hasta la concha de Carolina y comenzó a jugar con ella. Sus talentosos dedos pronto lograron varios orgasmos.
Dios mío, follame el culo- lloró ella- Follame el culo con tu enorme polla- hablar sucio ya era un hábito para ella, le salía naturalmente.
¿Te gusta, perrita?- preguntó el.
Me encanta- dijo ella empujando su culo hacia atrás, haciendo pequeños círculos.
Como me hubiera gustado conocerte veinte años atrás. Tu cuerpo esta hecho para mi verga.- dijo el apasionadamente.
A mi también me hubiera gustado- dijo ella, pensando que si se hubieran encontrado veinte años atrás hubiera tenido todo ese tiempo de feroces orgasmos, en cambio ahora estaba atascada con el aburrido de su marido.
Cuchillo la culió ferozmente hasta que su polla se empezó a hinchar, anunciando la corrida. La primera corrida quedó en su perforado culo, Inmediatamente el indio sacó su polla y la metió en el mojado chocho donde explotó nuevamente. Carolina tuvo otro orgasmo al sentir su útero llenándose del caliente semen de su macho.
Cuchillo sacó su verga y la dejó descansar entre los cachetes del abierto y goteante culo de Carolina. Después se recostó en sus sacos.
Ella podía sentir como su culo se cerraba lentamente y como el tibio semen salía de el y corría por su rajita. Tendría que esperar unos minutos en esa posición para que su aplastado ano volviera a su forma natural y drenara el resto de semen que todavía había dentro.
Después de un rato Carolina se puso su salida de cama y salió del granero. Ahora había agregado a su lista de pecados con Cuchillo la sodomía. Pero si los pecados eran algo malo, ¡¡¿Como se sentía tan bien?!!!.
Mery levantó la vista de su libro al ver a Cuchillo acercarse. Estaba desnuda bajo el arbol, ya se había dado un baño.
Pensé que ya no vendrías- le dijo.
Estaba atascado con tu padre arriando ganado. Cada momento sin ti es insoportable Mery- le respondió el indio.
Ella corrió adonde estaba el, y excitada lo ayudó a sacarse sus ropas.
Cuchillo estas sucio deja que te lave- le dijo
Mery lo llevó al arroyo y lo empezó a jabonar, solo que esta vez no descuidó ninguna parte del enorme cuerpo. Después de limpiar su espalda y pecho, se dirigió a su polla y bolas. Sobó su verga hasta que parecía a punto de explotar.
No puedo esperar tener tu apretada conchita otra vez- el le dijo.
Perdona Cuchillo, pero todavía me duele por lo de ayer, tendremos que esperar hasta mañana-
Ella terminó de limpiarlo y fueron caminando al pasto. Ahí el la beso largo rato.
¿Podrías poner tu boca ahí abajo, igual que ayer?- preguntó ella.
¿A que te refieres?.-
Si podrías poner tu boca en mi concha otra vez-
¿Para hacer que?-
Ahh, para comerme mi conchita-
Cuchillo bajó con su boca, y empezó a comerle su jugoso coñito. Al poco rato la había llevado al segundo orgasmo de su vida. De vez en cuando sentía un pequeño dolor en su amiguita pero mas que nada sentía placer.
Gracias- dijo ella cuando el indio subió besándola nuevamente en su boca.
¿Que vas a hacer con esto?- dijo el indio tomando su tiesa polla con su mano.
¿Que quieres que haga?
Quiero que me la chupes-
¿Con mi boca?- preguntó la inocente Mery.
Si, es uno de los mas grandes placeres que una mujer puede dar a un hombre. Una mujer que sepa mamar pollas bien, nunca ningún hombre se le resistirá.-
Entonces quiero ser la mejor mamando pollas- dijo Mery tomando la verga del indio con su mano.
Eso se logra con mucha práctica. No espero que la tragues entera esta vez, pero pasa tu lengua primero y después empieza a meterla en tu boca. Ocupa tus manos para apretar lo que no alcances a tragar.-
Mery corrió el cuero hacia atrás descubriendo la cabeza, la miró unos segundos antes de empezar a besarla. Pasó su lengua por la cabeza describiendo pequeños círculos. Cuando la cabeza estuvo brillante por su saliva, se la llevó adentro de su boca.
No se sentía tan extraño como pensó que sería. De algún modo le parecía natural, por estar haciendo gozar a Cuchillo, ella haría cualquier cosa con tal de tenerlo feliz.
Se había imaginado que la tragaría entera para demostrarle su aprecio, pero el indio tenía razón, no era fácil.
Cada vez que la cabeza topaba su garganta sentía arcadas.
Mery finalmente se relajó y pudo poner en su garganta algunos centímetros de la enorme verga.
Finalmente se dio por vencida y moviendo su cabeza adelanta y atrás en ocho centímetros de la polla y sus dos manos estrujaban lo que sobraba comenzó la primera mamada de su vida.
La verga del indio se sentía viva en su boca, palpitando y con algunos espasmos de vez en cuando. La podía sentir creciendo cada vez mas con cada engullida, finalmente sintió una carga de tibio semen chocar en su garganta.
Quedó sorprendida por lo caliente que se sentía el liquido que salía de la polla del indio. Por reflejo soltó la polla y echó su cara hacia atrás.
Justo en ese momento salió otra carga que cubrió la cara de Mery, esta agarró de nuevo la polla y la metió en su boca, tragando todo el resto de semen que faltaba por salir. No tenía un gusto malo, solo diferente. Y sintió algo así como orgullo por haber hecho bien su trabajo.
Mery se sentó en sus rodillas y Cuchillo se levantó. La polla del indio, bastante gruesa todavía quedó a la altura de la cara de Mery.
Una gota de la semilla del indio colgaba de la cabeza. Mery, arrodillada, tomo la verga con una mano y mirando la cara del indio como quien mira a un dios, con devoción, besó la polla limpiándola de todo rastro de semen. Estar de rodillas frente a el se sentía bien y natural.
Tengo que volver a trabajar- dijo el poniéndose sus ropas.
Cuchillo, ¿cuando le vamos a contar a mis padres?- dijo Mery yendo a lavarse al arroyo.
¿Contarles que?- dijo el poniéndose sus pantalones.
Sobre nosotros- dijo ella.
¿A que te refieres?-
Sobre nosotros- dijo ella un poco exasperada por la indiferencia del indio- tengo dieciocho años, necesito un marido-
Ah, eso- dijo el indio montando en su caballo- por ahora mantengámoslo en secreto. Mas adelante les damos la sorpresa-
Mery asintió y se despidió de Cuchillo. Le gustaba tener un secreto para con su madre.
El día siguiente, Mery se encontró practicando su mamada en Cuchillo otra vez. Pudo tragar un poco más esta vez. Se hacía más fácil una vez que se acomodaba la enorme verga en su boca. Tragó toda la carga de semen esta vez, manipulando la polla con sus cada vez mas expertas manos. Después Cuchillo la llevó a varios orgasmos comiéndole su chochito.
Cuando acabaron, la verga del indio seguía dura. Mery aprendió a follar realmente cuando Cuchillo la martilló con su porra cada vez mas fuerte hasta que sus caderas se encontraron. No hubo mas dolor solo placer y los orgasmos mas grandes, cuando sintió la enorme serpiente explotando en el fondo de su útero. Orgasmos tan fuertes que la hicieron desmayarse por algunos segundos.
Cuchillo folló por varias semanas a madre e hija.
Carolina en la noche y a Mery en el día.
Mery tragaba toda la polla del indio ahora y adoraba cada centímetro de ella.
Parecía imposible pero a la hija le gustaba follar aún mas que a la madre.
Hace algunos días Cuchillo enseño a Mery las bondades del sexo anal y hoy día le había bombeado el culo sin compasión, y le había encantado.
Lo único, fue, que Mery tuvo que saltarse la cena simulando estar enferma pero la verdad es que no se podía sentar en la silla de madera.