El enfermero insaciable

Hace algunos años trabajaba yo en Monclova Coahuila y conocí en un bar a un tipo muy atractivo, osote, chaparrito pero panzón y muy peludo, usaba gafas muy gruesas, pero tenía una sonrisa, una barba y una voz que incitaban a tratarle.

Era muy sencillo, muy campechano y cordial, invariablemente vestía su albo uniforme de enfermero y, una noche tomando unas copas decidimos conocernos más profundamente y le invité a mi departamento.

El chaparrito barrigón era una máquina de mamar y chupar culo.

Que deliciosa noche pasé con él.

Nos integramos tanto que casi iniciamos una relación de pareja. Nos veíamos todos los días.

Cogíamos todos los días. Su verga aunque no muy larga, quizá 15 cm. era regordeta y cabezona, sus huevos eran especialmente hermosos, muy grandes y peludos, su culito…. hummmmmmmmm…rico y receptor.

Platicábamos mucho, me dijo que quizá estaba enfermo, pero que no llenaba de verga, que le encantaba encajarse en el culo todo lo que fuera verga o lo que se le pareciera.

Con él supe de los dildos, las vergas de látex, el uso de zanahorias, pepinos, velas y otros artilugios que servían como desechables penes…. sin embargo, y pese a la frecuencia con que lo utilizaba, su culito era estrecho y muy caliente….. le di muchísimas cogidas, nos dimos tremendas y excitantes mamadas de verga y de culo….. fue delicioso compartir mi vida con él durante dos años…..

Era casado y su mujer lo adoraba, tenía dos hijas a las que prodigaba amor y cariño, pero cuando estábamos en intimidad, se tornaba un maestro de la cogida.

Me mamaba extraordinariamente mi gruesa verga, la besaba, se la metía toda en la boca hasta la garganta, lamía mis huevos, me chupaba el culo…. era tremendo el enfermero insaciable.

En una ocasión que le metía mi verga nada despreciable, 18 cm. bien dura y cabezona, me dijo que tenía ganas de más y entonces se levantó fue por un pepino gordo de unos 25 cm. y lo chupó, lo untó de abundante saliva, me pidió que le metiera la verga estando él tirado de espaldas en la cama, me pidió que al mismo tiempo tratara de introducir el pepino…. lo hice con algo de miedo….. miedo, es la palabra, porque yo jamás había hecho algo así, empujé mi verga y empujé el pepino y aquel culo goloso los recibió juntos….Pujaba, gritaba y me pedía más, decía «Por favor, mételos juntos, dale, dale, duro……que rico…. no me los vayas a sacar, lléname de mecos, inúndame el culo con tu leche, papacito…. eres un amor, cógeme doble, cógeme doble……qué rico».

Esa ocasión su culo quedó tremendamente abierto, el pepino y mi verga sangraban copiosamente.

Él se fue a la ducha, se lavó perfectamente, se untó una pomada antiinflamatoria, vino a mi verga, me la lavó, me la volvió a mamar y se bebió mi otra dosis abundante de leche blanca, cremosa y de olor fuerte y concentrado…..

Una ocasión más, me pidió cuando le tenía mi verga ensartada en ese goloso culo que le orinara dentro… me empezó a hablar de la lluvia, de las cascadas, de lo rico que sería sentir líquido abundante y caliente en el culo y yo…. excitado al máximo empecé a soltar mi orina que fue muy abundante….él gozaba porque lo decía a gritos….. fue tremenda la experiencia.

Dejé de verlo allá por 1985, pero sé que vive y sigue cogiendo a tope con todo el tipo que se atreve a tratar de llenar ese insaciable culo de enfermero.