Un buen comienzo II

Se recomienda leer primero la primera parte.- Dedicado a Nancy, que le encontró el gusto a un buen relato.

Había pasado media hora desde el llamado de Alejandro, el primo de Germán al celular. Durante ese lapso, Ger y yo nos fuimos a bañar. La ducha no era muy espaciosa así que prácticamente estábamos pegados.

Ger no paraba de besarme, y con el jabón en la mano, de fregarme la espalda.

Yo estaba excitadísimo.

Con una mano lo masturbaba despacito, tomándole suavemente los huevos y jugando con ellos.

Él bajó su boca a mi cuello y debajo del agua que caía sobre los dos me mordisqueaba y me apretaba aún más contra él.

Germán jugaba con mis tetas, me las apretaba, las lamía y las mordía delicadamente.

Yo me acerqué a su oído y se lo chupé con devoción, esto lo puso a mil.

Le dije que no sabía que eras bisexual, y él me dijo que tampoco lo sabía que lo había descubierto esa mañana conmigo, y me volvió a besar.

Así estábamos los dos franeleando, manoseándonos, cuando sonó el timbre. Alejandro había llegado.

Salí de la ducha, me puse una bata y fui a la puerta. Ger se quedó en el agua. Hice pasar al chico y le dije que me esperara que enseguida me terminaba de vestir, y que su primo estaba bañándose. Y le señalé el baño.

Ale se dirigió al baño y golpeó la puerta. Germán le dijo que pasara. Ale entró y comenzaron a hablar, pero como no había cerrado la puerta del todo, yo desde la habitación contigua los escuchaba.

Ger : ¿Y primo…dormiste mucho?

Ale: no tanto, y tú?

Ger: recién me despierto, lo que pasa es que nos dormimos re tarde, ya era de día.

Ale: ¿qué se quedaron haciendo?

Ger: preparando café y…

Ale: ¿y?

Ger: bueno, estábamos los dos medio mamados y… garchamos. Cogimos como bestias. Estuvo genial. ¡Qué cola divina tiene el Gatito… y qué bien que la chupa!

Ale:¡Eres un forro! Hace años que te vengo diciendo que te la quiero chupar y no me  das bola. ¿Por qué con el Gato si?

Ger: Qué se yo! Se dio y estuvo bárbaro.

Con sus 17 años, Ale, tenía 1.75 mt, ojos verdes, morochito de pelo y tez bien blanca. El cuerpo lo tenía marcadito por el gimnasio y tenía unas piernas maravillosas por practicar fútbol. Y lo más fabuloso, era gay.

Ale: ¿Y ahora que hacemos, vamos a tu casa?

Ger: ganas de irme no tengo. Si quieres nos quedamos y si te portas bien y el gato quiere me la puedes chupar un rato.

Ale: ¡Nos quedamos!

A mi se me paró inmediatamente de imaginar la escena que tendríamos que representar.

Salí de la habitación y fui a preparar algo de comer.

En seguida Ale estaba a mi lado ayudándome. Ger se vestía en la habitación.

Sin demasiadas vueltas le dije a ale que había estado escuchando y que yo no tenía problemas que se la chupara a Ger, pero sólo por hoy, le aclaré. Estuvo de acuerdo y me lo agradeció como 10 veces.

La comida estuvo preparada y almorzamos y conversamos un buen rato.

Germán estaba sentado a mi lado, había sacado su pija de la bermuda que tenía, y había llevado mi mano a ella. Le estaba dando una paja tan sutil que Ale no se percató.

En un momento dado, sin avisarme, Ger se puso de pie luciendo su pija bien parada ante los ojos asombrados de su primo.

Ger: ¿Me la quieres chupar, Ale?

Ale abrió la boca como para decir algo, pero no pudo. Ger se paró delante de él y le metió la pija en la boca, lo tomó de la cabeza y empezó a cogerlo por la boca como había hecho conmigo esa misma mañana.

Yo me arrodillé detrás de Germán y le bajé las bermudas dejando al aire un culito blanco.

Metí mi nariz entre sus cachas y un sensual aroma me invadió, calentándome de tal forma que mi lengua ansiosa lo penetró casi como un pene.

Germán tomó mi cabeza con una mano y la de Ale con la otra.

Se inclinaba levemente facilitándome la tarea y metiéndole, de paso, hasta los huevos en la boca a su primito.

Yo chupaba ese culito recorriendo las paredes interiores con mi lengua. Para poco a poco, suplantarla por un dedo que Germán aceptó gustoso.

Ale me miraba excitadísimo, le propuse cambiar de lugares y aceptó.

Nos fuimos a la sala donde estaba el colchón que tanto placer me había dado aquella mañana y Ger se acostó en el medio del primo y yo.

Se puso de costado, dándome la verga a mi y el culo a su primo.

Era una especie de 69 triple fantástica.

Germán se movía tan sensualmente que parecía coordinar las embestidas que le daba a mi boca con los lengüetazos  que le daba Alejandro.

Ale se incorpora y le pide por favor a su primo que se la meta, que quería sentirlo bien adentro, pero Ger se negó y le dijo que coger sólo lo haría con el Gatito.

A Ale no le cayó muy bien este comentario, se le notaba la bronca del deseo insatisfecho en la cara.

Sacó su pija afuera y comenzó a pajearse.

Yo lo miraba mientras me desvestía para que Ger me coja una vez más.

No sé por qué, pero sentí el deseo irrefrenable de ayudar a Ale con esa paja, y sin pedir permiso, le agarré la verga y se la empecé a pajear.

A decir verdad no estaba nada mal.

Él se sorprendió, pero se dejó hacer, así que mientras me montaba en la pija de Ger, mi mano le hacía una buena sacudida a la del primo.

Germán me cogía sin piedad mientras masajeaba mis tetas y pellizcaba mis pezones. Cada vez jadeaba más rápido y como supuse, estaba alcanzando el orgasmo. Yo aceleré mis movimientos y él acabó dentro de mí. Pude sentir el semen caliente recorrer mi interior.

Ale estaba por acabar, y dejándome absolutamente sorprendido, me preguntó si lo quería garchar. Yo estaba a mil, y pensé ¿Por qué no?, hay que proba de todo. Le dije que sí.

Me salí de encima de Ger, y Ale se colocó en cuatro patas sobre el colchón. Le empecé a chupar el culo para lubricarlo bien, mientras Ger le metía la pija una vez más en la boca.

Después de un buen rato de chuparle el orto, lo ensarté sin piedad. Mi pija no es gran cosa, tendrá unos 15 cm pero es muy gruesa.

Entró con un poco de dificultad en ese culito blanco y chiquito, y por lo que me enteré después…virgen. empujé una vez más y lo ensarté hasta los huevos. Ale dio una especie de grito, que quedó ahogado por la pija de Ger que ya parada le taladraba la garganta.

Lo cogí como 10 minutos hasta que me vine en su interior, inundándolo. Casi al mismo tiempo él acabó también por la tremenda paja que se había estado haciendo mientras yo lo garchaba. Y como coordinando, Ger, le llenó la cara de leche en una acabada gloriosa.

Los tres nos tumbamos en el colchón y Germán se acercó a mí y me beso dulcemente. Algo había empezado entre nosotros que duraría casi dos años. Sin dudas, el 2000 empezaba con todo y había traído un buen comienzo para mi y mi culito.