Justicia
Realmente lo que me ha sucedido no requiere elaborar grandes cosas sobre ello, simplemente narrarlo, para que de algún modo pueda servir de experiencia a otras mujeres que, como yo, creemos tener un control poderoso sobre nuestra conducta, de acuerdo a los cánones que nosotras mismas hemos creado y por cuales habría de guiarse una mujer, actual . moderna e independiente.
Soy jefe de personal de una empresa importante en la capital de este país sudamericano y lo exitoso de mi gestión me ha ganado un merecido prestigio. Fue seguramente por eso , y quizás también por los contactos de mi padre en el medio comercial, que me llamaron con una oferta muy tentadora para hacerme cargo de la dirección general de la Academia .
La verdad es que yo no era una desconocida en el campo de la educación porque había trabajado allí hacía años, pero no en cargos directivos sino en el campo docente.
Al asumir mi cargo me instalaron en una magnifica oficina absolutamente moderna y me asignaron una secretaria que en realidad era una mujer muy bonita, rubia , casi escultural y simpática . Naturalmente yo parecía más bien una sirvienta suya. Ya he dicho que soy morena, más bien baja de estatura y que solamente me estaría salvando por mis ojos negros grandes y vivos mis piernas y mis pechos que son realmente excitantes , al decir de los que han tenido la oportunidad de apreciarlos que en realidad son muy pocos, digámoslo sin tapujos, solamente tres, pero la opinión es unánime.
Instalada en mi nuevo cargo estaba yo esa mañana de jueves, cuando la secretaria ( la hermosa) me dijo por el citófono que un alumno del último año de la carrera de comunicación social deseaba una entrevista conmigo. Yo le dije de inmediato que lo recibiría en la tarde , a las 18 horas, siempre me ha gustado esa hora.
Esa tarde a las cinco y media tenía sobre mi escritorio la carpeta que contenía los antecedentes completos de F. U. P , omitiremos el nombre completo por razones que Uds. comprenderán luego si tienen la paciencia y el interés en concluir la lectura. Háganlo. No se arrepentirán.
La carpeta tenía el numero 666 , eso ya me pareció curioso en ese momento , luego con los días me pareció , diabólico y finalmente perturbador e inolvidable. En resumen los antecedentes detallaban casi en forma demasiado abundante las circunstancias del hecho.
FUP, brillante alumno de la Academia, había sido expulsado violentamente y sin juicio previo por haber sido sorprendido » teniendo relaciones sexuales íntimas con la alumna HCDS al interior del baño del pasillo del primer nivel extremo izquierdo»
Dos cosas me impactaron de inmediato. La primera era que yo había visitado el baño en cuestión esa misma mañana y era tan estrecho que no podía imaginarme cómo era posible tener relaciones sexuales íntimas allí, y la segunda era que el citado baño se encontraba a escasos 15 metros de mi oficina.
Lo demás era mero trámite en el informe, algunas alusiones a los valores morales que la Academia sustentaba que al parecer eran rotundamente incompatible con lo sucedido.
Terminaba de leer el informe cuando la hermosa se presentó en mi oficina para decirme que FUP esperaba que lo recibiera. La mujer estaba algo excitada, y supuse que ella había leído el informe hasta en sus más mínimos detalles y lo habría trasmitido por su red privada de rumores hacia las otras secretarias de la Academia debidamente comentado corregido y aumentado. Noté que su blusa de agitaba rítmicamente al compás de su respiración anhelante y debí reconocer que esa excitación la hacía más hermosa.
Yo me reconozco fea y es por eso mismo que siempre me gusta observar a las mujeres hermosas, no es envidia , lo juro , sino que es porque siempre siento algo así como un deseo casi impuro de compartir esa belleza, de alguna forma que no tengo bien definida, y que en algunas de mis noches me lleva a tener hermosos pensamientos y perturbadores sueños en que aparezco junto a mujeres hermosas y tentadoras con las cuales soy complaciente y feliz. Debo reconocer que eso me gusta, pero nunca me he atrevido a admitir que pudiera tener un contacto directo con una mujer.
El hermoso trasero de mi secretaria desapareció por la puerta y por esa misma puerta entró FUP.
El «criminal» era lo menos hermoso que se pudiera imaginar. Era bajo de estatura, de espaldas anchas, de pelo negro y tieso como clavos, vestía un pantalón café y una camisa blanca abierta, y lo único que podría darle algún atractivo eran unos ojos negros grandes y de un brillo diabólico. Me acordé del 666 del informe .
Al mirarlo en detalle, en esa insignificancia física, me di cuenta que si la supuesta víctima del crimen era de igual tamaño podrían haber hecho cualquier figura erótica sin ningún problema en el referido baño.
Le dije que tomara asiento, pero el pequeño hombre me manifestó que se mantendría de pie y lo entendí, si de pie era insignificante, sentado habría desaparecido.
Con la mejor sonrisa de mi boca ancha y sensual ( dicen) le dije que había leído los informes sobre su situación y que por favor me dijera qué era lo que deseaba de mi con esta entrevista. La palabra sonó enérgica y perfecta en mi oficina.
«Justicia»
Esa palabra era la que menos me había imaginado escuchar, me había pronunciado a mí misma las palabras » comprensión», » arrepentimiento», «amor», pasión» etc , pero «justicia» ¿?.
¿Justicia? – dije – como esperando que me dijera que había escuchado mal, pero el hombrecillo ahora reiteró.
Sí… Justicia . Srta.
Ante tamaña reiteración no me quedó más que pedirle que por favor me explicara eso de la justicia. El pequeño hombre era además muy escueto para sus respuestas pero he de reconocer que absolutamente claro. Dijo con seguridad.
» Es verdad que yo follé varias veces con la H en el baño , pero no la obligué, ella folló también conmigo y los dos gozamos y a mí me expulsaron y a ella no le pasó nada. Justicia Srta. ….» He de reconocer que en ese momento no supe qué hacer, porque la verdad de las cosas era que me faltaban antecedentes puesto que yo no sabía que la H seguía siendo alumna regular, de modo que le dije al pequeño que volviera al día siguiente porque debía tener los antecedentes que me faltaban para poder tomar una resolución al respecto.
Como soy una mujer dinámica que no soporto la postergación de los asuntos importantes, no bien se hubo retirado el muchacho le pedí a la hermosa que viniera a mi oficina y la requerí para que me trajera la carpeta de la H.
La rubia flexionó con gracia una de su rodillas lo que le permitió perfilar en forma magnifica sus muslos apenas contenidos bajo la graciosa minifalda azul, de tal modo que yo podía imaginar cómo más arriba, al interior de ella, esos muslos torneados resbalaban uno sobre el otro en su contoneo coqueto así como yo estaba deslizando los míos morenos y más cortos bajo el escritorio deseando deslizarlos entre los suyos.
No será posible – me dijo
Y sus palabras me trajeron a la tierra porque pensé que me estaba adivinando el pensamiento.
No será posible, porque la carpeta de la Srta. H desapareció, se perdió, nadie la ha encontrado.
¿Está Ud. , segura de eso?
Sí lo estoy y también puedo contarle cómo desapareció y quién la hizo desaparecer
La rubia ahora se contoneaba en forma perturbadora y sus muslos se alternaban en mostrarse ante mí como si ya no estuviese lo suficientemente perturbada.
¿Cómo así? , le dije- tratando de recuperar la calma . Vamos cuénteme lo que Ud. sabe porque lo sucedido con este muchacho es grave.
La mujer se sintió de pronto tomada en cuenta más allá de su simple nivel de secretaria, se dio cuenta que en ese momento se estaba jugando la posibilidad de hacerse una ayuda eficaz para su nueva jefe, su persona de confianza, y naturalmente estaba dispuesta a jugarse la oportunidad que el destino por puro azar le estaba brindando. La rubia era buena narradora y concentrada en su relato no reparaba en la posición que su cuerpo, sobre todo sus manos y sus piernas, adoptaban mientras hablaba.
Me contó con detalles lo que se sabía de las sesiones de los inculpados en el baño y cómo fue que fueron sorprendidos cuando uno de los profesores que se retiraba tarde desde la academia escuchó los gritos de placer de la mujer e interrumpió el idilio abriendo la puerta del baño y pudo ver con sus propios ojos el momento culminante de los muchachos. Ellos no se dieron cuenta porque estaban «acabando» en ese mismo momento pero pudo apreciar las dimensiones prodigiosas de los atributos del muchacho lo que seguramente ocasionaban los gritos de placer de la muchacha que los llevó a ser sorprendidos.
A medida que relataba, la rubia había ido cambiando de posición y sintiéndose totalmente protegida y centrada en su relato no se había percatado que ahora ya estaba mostrando sus pequeñas bragas blancas ante su interlocutora o quizás sí reparó en ello, pero pensó que no importaba porque total estábamos entre mujeres.
Pero la verdad era que para mí todo estaba resultando impresionante, lo del relato y lo de la figura de la mujer cuyos pechos ya casi rompían su blusa diáfana y sobre todo lo del triángulo blanco en su entrepierna y hasta tal punto estaba yo substraída por eso que no me di cuenta, hasta ese momento, que yo estaba en la misma posición y no pude hacer nada al percatarme que mi falda estaba por muy sobre mis rodillas y ella miraba fijamente mi entrepierna porque seguramente yo estaba mostrando lo mismo que ella mostraba pero mis bragas eran negras.
La mujer sostenía que el señalado profesor había hecho desaparecer la carpeta de la H y que la había defendido hasta tal punto que la H en agradecimiento le había brindado sus atributos, pero en lugares más cómodos que el baño del primer nivel .
Luego emitió su opinión, sin que nadie se la hubiese pedido, afirmando que ella también consideraba una injusticia la cometida con el muchacho porque » nosotras las mujeres»… dijo mirándome en forma cómplice » sabemos que no puede hacerse nada con una mujer si la mujer no está de acuerdo en que se lo hagan» y al decir esto estaba tan entusiasmada de que yo la escuchara, que movía sus piernas abriéndolas y cerrándolas de modo que en cada momento me fulminaba con los relámpagos blancos que salían bajo su falda a lo que yo estaba respondiendo de igual manera y yo ya no tenía dudas que yo estaba excitada con esta practica y a esa altura admitía ciertamente que esa mujer me gustaba o al menos me gustaba lo que estaba haciendo con ella pero no podía admitirlo ante ella ni dárselo a entender, de manera que solamente eran percepciones mías.
Pero eran percepciones muy intensas de modo que cuando ella entusiasmada con lo que me contaba y orgullosa de la atención que yo le prestaba me dijo que quería ayudarme en mis tareas que podría contar con ella para lo que yo quisiera y en ese momento me miró fijamente a los ojos y me dijo:
Realmente para que lo que tu quieras… y a mí no me importó que me tratara de tú por que en ese momento mi propio movimiento de piernas me estaba desencadenando un orgasmo que retuve con fuerza entre mis muslos para irlo soltando de a poquito como una sinfonía de latidos que mi sexo interpretaba a la perfección, de modo que creo que ella no se dio cuenta cuando yo con mi vista fija en sus muslos abiertos me fui relajando frente a ella mientras le daba las gracias sin que ella supiera por qué , pero era por todo.
Luego de comprobar por otras fuentes directas e indirectas que todo cuanto me había contado mi hermosa secretaria era estrictamente verdadero, terminé por admitir que realmente se había cometido una injusticia con el muchacho y tomé la decisión de aceptar su solicitud de reincorporación a la Academia considerando, sobre todo, que solo le restaba un curso de un semestre por aprobar para terminar sus estudios.
Así las cosas, me sentía muy complacida el ingresar a mi oficina al día siguiente y saludé alegremente a la hermosa que al parecer consciente de su nuevo status con la jefe aparecía más hermosa y solicita que nunca.
A los pocos minutos entró en mi oficina con el informe en que yo justificaba ante el consejo mi decisión referida al alumno en cuestión . El informe estaba francamente perfecto pues la hembra además de hermosa era eficiente. Luego me llevó un café y ella me halagó la forma como yo vestía ese día y tuvo el buen gusto de no decirme que me veía bonita pero sí empleó las palabras » tu blusa es inquietante » Se refería sin duda a que mis tetas se perfilaban casi completamente bajo la tela porque a veces a mí de gustaba prescindir del sujetador .
Por mi parte alabé su falda, que en realidad casi no podía contener el glorioso perfil de su trasero, que con mi conocimiento de mujer sabía que ese día no estaba protegido por braga alguna. De alguna manera las dos estábamos semi desnudas y esa certeza me mantuvo inquieta durante todo el día .
A menudo, sumida en el intenso trabajo que me daba el poder tomar el timón de la Academia , me sorprendía pensando en la hermosa, y sabía cuán peligroso era que estuviese sintiendo de ese modo dado que pensaba permanecer al menos un largo tiempo en ese trabajo, pero por otro lado no me veía en el rol de luchadora contra las sensaciones que mi cuerpo me manifestaba en forma tan evidente .
Debe haber sido cerca de las 17, 30 horas cuando ella entró a mi oficina y luego de entregarme un café, que tomé con deleite, apoyó su hermoso trasero en el borde de mi escritorio junto a mi sillón y luego de hablarme de cosas banales , me dijo lo mucho que me admiraba por haberme atrevido a perdonar al muchacho y admitirlo de nuevo en la Academia rescatando el valor de la…
Justicia-… lo dijo lentamente.
Enseguida me dijo que yo era una mujer no sólo admirable sino valiente y que ella se sentía orgullosa de trabajar conmigo, luego hizo elogiosos comentarios sobre mi peinado y casi tímidamente me acarició el cabello. La verdad es que en ese momento todos mis pensamientos saltatorios durante el día parecieron concentrarse y simplemente abrazándola por la cintura la acerqué apoyando mi cabeza a la altura de su vientre para que me acariciara mejor y luego me puse de pie y la abracé. Ella no hizo nada porque al parecer sintió que yo debería tomar la iniciativa de manera que así lo hice y me uní a ella francamente, en silencio, mientras besaba sus mejillas con besos suaves y pequeños.
Yo sentía que estaba ya caminando sobre un sendero que solamente había percibido en sueños pero que como idea y como deseo nunca había rechazado, manteniéndome inmersa en esa indefinición acerca de mi identidad sexual en la que a menudo pensaba pero sin llegar a preocuparme mayormente pues tenía fe en que la vida misma me llevaría a una buena conclusión, que de todos modos, seria satisfactoria cualquiera fuera el signo que predominara en mí . Yo estaba llena de deseos y eso era para mí lo realmente importante pues creo que la mayor desgracia en una mujer es la ausencia del deseo. Nos abrazamos entonces y nuestros cuerpos comenzaron a decirse lo que nuestras mentes no se atrevían a pensar. Ella buscó mis tetas que se entregaron a sus manos para ser acariciadas como solo una mujer puede hacerlo y yo subí su falda para buscar el perfil de sus nalgas que tenía clavado en la mente desde la tarde anterior y recorrí con deleite infinito su geografía perfecta deslizando mis manos desde sus montes gemelos y perfectos y brindarle mis caricias en su hendidura llena de suavidades que se me entregaba completa .
Nos besamos entonces con besos de mujer , los mas deliciosos besos de que tenía consciencia y nuestras bocas no sabían si éramos hermosas o feas sino simplemente que nos deseábamos .
Yo sabía que ella latía como yo y que ambas queríamos comprobarlo de modo que cuando nuestras manos encontraron nuestros sexos palpitantes la comprobación de nuestras intimidades mojadas y suaves nos llevó a buscarnos con más intensidad enlazando nuestras lenguas mientras nuestros dedos aprisionaban allá abajo nuestras mariposas locas y mojadas que se nos escapaban de puro ardientes.
Y fue entonces que sentimos golpes en la puerta de la oficina.
Instantáneamente nos recompusimos y en menos de un minuto mi hermosa compañera salía de mi oficina y luego me anunciaba que el muchacho había llegado para la entrevista. Ninguna de las dos , en medio del deseo, había recordado esa cita.
Yo no había dejado de latir cuando el hombre estaba frente a mí con un ramo de hermosas flores en la mano. Conocedor de mi decisión había recurrido a este gesto como un testimonio de agradecimiento, que a mi juicio no era necesario
Él dijo algunas palabras que yo casi no escuchaba pero que eran de agradecimiento, yo no podía serenarme y no pensaba sino en que esto terminara luego para poder seguir junto a la hermosa, pero el muchacho quería que lo escuchara de manera que me puse de pie y avancé hacia el centro de la oficina para poder darle a entender que fuera breve y fue en ese momento que vi sus ojos dilatados y la inmovilidad de su cuerpo como si súbitamente lo hubiese invadido una parálisis fulminante .
Sus labios de movían temblorosos y me miraba como espantado y por fin me percaté de lo que le sucedía o mas bien dicho de lo que me sucedía .
Yo estaba ahí frente a él sin falda y sin bragas , con mi blusa abierta y con mis tetas monumentales y mis pezones dilatados apuntándolo como dos armas peligrosamente cargadas. Es que en medio del deseo desenfrenado no me había dado cuenta cómo me había quedado sentada en mi oficina y cómo toda mi erótica imagen quedó al descubierto solamente cuando me puse de pie.
Mi mente trabajó entonces con una velocidad perturbadora. Todo sería posible, menos un nuevo escándalo en la Academia y como una flecha venida desde el infinito de mi imaginación se me apareció en la mente la palabra .
Justicia.
Entonces me acerqué a él, y lo abracé. Su rostro quedaba justamente en medio de mis pechos, pasé mis manos por su pelo tieso y me incliné para buscar sus labios gruesos, de una madurez superior a su edad, lo alenté con mi lengua y los separé y lo besé con pasión que de esa estaba lleno mi cuerpo desde hacia casi una hora. Desabroché su camisa y sentí que su manos accionaban sobre mis tetas y ahora me besaba francamente, sabía hacerlo y sabía acariciar , tenía practica según constaba en su informe que estaba sobre mi escritorio. Ahora su cuerpo había recobrado la animación que seguramente había subyugado a la muchacha y con una agilidad increíble se deshizo de su pantalón y cuando se puso de nuevo en la vertical pude apreciar lo que seguramente era la causa primaria y definitiva de todos su problemas ahora resueltos. Era increíble, casi descomunal y estaba allí apuntando justamente hacia el centro de mi intimidad que nunca había dejado de latir desesperadamente.
No vaciló , me empujó suavemente hasta la alfombra y me cubrió. Debo admitir que los minutos siguientes están drásticamente borrados de mi memoria, solamente recuerdo una atmósfera de dolor y placer infinitos. Recuerdo ondas y contorsiones de nuestros cuerpos rodando sin poder separarse como si yo hubiese quedado fundida a él . Me sentía destruida y construida hasta que percibí que me abandonaba y yo me vaciaba desde una profundidad que ignoraba que tenía. Cerré los ojos entonces y así en la oscuridad llena de latidos placenteros, de agitaciones profundas, de labios que no querían cerrarse , de desgarramientos sublimes, sentí que él abandonaba la oficina.
Entré al pequeño baño junto a mi oficina y me recompuse, el rostro que era lo único que podía recomponer. Me vestí y a los pocos minutos llamé a la hermosa que me enfrentó feliz. Me abrazó, aun ardiente, y con ternura me preguntó al oído mientras me daba pequeños besos.
¿Qué estaba haciendo mi amor? … y respondiendo a sus besos le dije.
-Justicia.