La sirvienta y su escoba
El relato que les contaré, me sucedió cuando dirigía la construcción de una casa y conocí a la sirvienta de una de las casas vecinas.
Además de mi profesión de Economista, me gustaba mucho la arquitectura y mientras estudiaba eso, trabajaba visitando construcciones para dar instrucciones a los albañiles.
Es así como un día cuando daba algunas directivas, me di cuenta que de una de las residencias contiguas siempre salía a barrer la vereda una sirvienta, la cual se me quedaba mirando y cuando yo la miraba se sonreía y se daba la vuelta.
Uno de los albañiles me comentó que ella era una calzón inquieto.
Con eso me quería decir que era una chica que se entregaba fácil.
Así pasaron los días y tuve que pasar por la obra un día domingo por la mañana a recoger unos planos y apenas estacione mi camioneta, ella salió a barrer.
Era una chica como de unos 23 años, bajita y me pude fijar que tenia buenas piernas y buen cuerpo en general. Su cara era graciosa y tenia bonitos ojos.
Crucé la pista y la saludé. Ella dejó de barrer y comenzamos a hablar, contándome que sus patrones estaban de vacaciones y que se encontraba sola en casa.
Hacia un calor sofocante y le mencione que iba a comprar una bebida gaseosa en la tienda.
Ella me dijo que había preparado una limonada y que si quería pasar a la casa a tomar un vaso.
A modo de broma le dije si no tenia miedo estar en la casa con un hombre a solas.
Se rió y me dijo que ya me había visto por el barrio anteriormente y que ya me conocía.
Entramos y me dijo que me sentara en la sala.
Era una casa grande y hermosa, se notaba que la gente que vivía ahí tenia muy buen gusto.
Me trajo la limonada y noté que ella se desenvolvía en la casa como si fuera la dueña de la casa, así que para probarla le dije si ella podía disponer de lo que ahí se encontraba, como por ejemplo comer o tomar cualquier cosa que se le antojara.
Me dijo que ella podía hacer lo que quería y que inclusive cuando los dueños no estaban dormía en la cama de su patrona.
Para probarla le dije que porque no sacaba algo de licor del bar. Dudo un instante y luego se paro y trajo una botella de licor.
Le dije que le apostaba a que ella no sabia tomar alcohol y me respondió que sí.
Déjame entonces que yo prepare alguna bebida para los dos le dije, al momento que me dirigía al bar.
Ella se quedó recostada en el sofá pretendiendo ser la señorita de la casa.
Tomé una botella de vodka y en un vaso puse dos medidas de vodka mezclados con jugo de naranja y una medida de cerveza, y en otro solo vodka y jugo de naranja.
Me acerqué con los vasos y le di el que tenia cerveza diciéndole, sírvase señorita.
Ella lo tomó y se lo bebió rápidamente, lo que le ocasiono un poco de tos.
Le serví un par de vasos mas y la note un poco alegre y mareada y se reía fuertemente de cualquier broma que le hacia y ya no tenia cuidado al sentarse, pudiéndole ver sus braguitas cuando abría sus piernas, provocándome tirarmela.
Se intentó levantar en un momento, pero el cuerpo no le respondía.
Parece que la señorita no tenia costumbre de tomar. Te sientes mal? le pregunté. Lo que pasa es que la cabeza me da un poco de vueltas, me dijo.
Le sugerí que para que se le pasara el mareo, debía moverse un poco y que lo mejor era que bailásemos.
Sin que me responda puse un CD de música lenta en el estéreo, y la levanté de su asiento y la pegué a mi cuerpo.
Ella se agarró de mí para no caerse y yo puse mis manos cerca a sus nalgas y como no decía nada las bajé un poco mas, amasándolas.
Se quiso alejar de mí, pero yo empecé a agarrarle las tetas y me decía que no.
Le dije que le iba a quitar la ropa para que estuviera mas cómoda y ella no quería, pero no tenia fuerza para detenerme y le desabroché el vestido que traía y le saque también el sujetador, dejándola en braguitas solamente.
Tenia una tetas deliciosas, grandes y con un par de ricos pezones, los cuales empecé a mamar.
Me dijo que me detenga y eso hizo que mi pene se pusiera mas duro y parado de lo que ya estaba.
Me quite rápidamente la ropa mientras ella seguía en su sitio mirándome y tome su mano e hice que me agarrara la verga.
Ella la agarraba y apretaba pasando su lengua por sus labios. Quieres meterla a tu boca? le pregunte. No sé, me dijo. Puse mis manos sobre sus hombros y la hice arrodillar, dejándola a la altura de mi pinga y se la metí a la boca.
Ella empezó a mamarla, primero suavemente y después chupaba fuerte mientras con su mano me la corría.
Me retiré y la levante, echándola en el sofá boca abajo y puse un cojín dejando su culo mirando al techo.
Le bajé sus braguitas y podía ver sus labios vaginales, los cuales empecé a lamer y ella gemía mientras yo chupaba.
Dejé de hacer eso y le puse mi verga en la entrada de su chucha y empecé a bombearla y ella se relamía de la culeada que le estaba dando.
De pronto le solté mi leche dentro de su chucha, haciendo que gima de placer.
Descanse un poco, dejándola en esa posición y cuando me recupere la lleve a la habitación de su patrona y la eche en la cama.
Tome una crema que se encontraba en el tocador y con mi dedo se lo pase por el ano, metiendo mi dedo y seguidamente le metí mi verga, haciendo que se queje del dolor que seguramente senita, pero eso hizo que me pusiera mas burro y mi verga se inflamaba más de estármela tirando.
Se la saqué cuando sentí que se venia la descarga y la volteé, acercándome rápidamente para tirarle mi leche en la cara.
Me la culeé cuanto quise esa tarde y la bañe de semen hasta que quede totalmente agotado de haber disfrutado a esa putita, haciendo que se ponga en todas las poses que se me ocurrían.
Así con la cara impregnada de mi semen y con el ano y la chucha colorada la dejé dormida con las piernas abiertas.
Al día siguiente mientras dirigía la obra, ella salió a la puerta de su casa pero no solo con la escoba, sino con un vaso de limonada en la mano.