Gloria: Historia de una hembra

Soy una mujer de 31 años, cerca de los 32, que se le va a hacer.

Físicamente se que estoy muy bien, y eso tiene que ver con mi trabajo, bailarina de streptease, streaper o sexy-girl, como guste llamársele.

Suelo trabajar fuera de España (Lesbos, Atenas, Venecia, Viena, Dusseldorf. . . incluso lugares como San Mauricio en el Caribe y Sydney)

Trabajo con el tema del table-dance y es por temporadas.

Quiero dejar claro aquí que, aunque se gana mucho dinero en este trabajo, no tiene nada que ver con la prostitución, al margen de que si una chica quiere acepte proposiciones.

No es mi caso.

Parece que el intelecto no abunda y debía dejarlo claro, pues siempre hay subnormales que te confunden, sin ofender al resto.

Me llamo Gloria.

Me gusta mi nombre y al menos en eso guardaré la originalidad, aunque no en el de él, al que llamaré irónicamente Cornelio.

Como dije, soy hembra agraciada, y puedo presumir de espectacular, aunque no completamente lo que a mi me gustaría.

Morena de pelo liso y muy largo, por la cintura, que suelo llevar algo ondulado, cuando me hubiera gustado ser rubia. Intente cambiar de color, pero no me favorece.

Bajita, 165, cuando hubiera deseado medir 20 0 25 ctms más !Sic¡ Mis pechos eran pequeños y feos después de mis dos partos, pero me operé en dos ocasiones, con un resultado actual más que satisfactorio y explosivo.

Nada de silicona, la cual me implantaron la primera vez y queda como dos pelotas.

Suero, más caro pero superior, y más natural a la vista.

Unas tetas preciosas realmente.

De lo que sí estoy muy orgullosa es de mi tono muscular y figura tras haber tenido dos hijas.

Mi culo y piernas son duros y muy bonitos, aunque con algo de estrías(poco y casi invisibles a causa del tiempo pasado ya) a consecuencia de aquello, y mi cintura semejante a la de Rosario Flores, plana, estrecha y definida.

Mi cara es atractiva aunque sin poder decir que poseo un rostro bellísimo, por lo cual lo dejaremos en guapa.

En definitiva, bella hembra dispuesta a demostrarlo con fotos a quien escriba y crea yo que puedo mandar (decir de donde es quien escribe, para evitar conocidos por favor)

No son fotos sacadas de ningún sitio, sino fotos algunas posadas, otras familiares, fácilmente reconocibles como auténticas, y es que quiero que quede claro que esto es algo real, que existo y es mi experiencia lo que cuento.

Algunos de los relatos que se presentan como reales, no se tienen en pié.

En fin, me veo del tipo de Natalia Estrada.

Si bien he de reconocer que ella es mas guapa(guapísima) creo sinceramente que tengo mejor cuerpo y eso seguro, mas tetas y mas bonitas.

Bueno, hasta aquí mi físico.

Ahora mi carácter.

Fui muy sexual desde adolescente y muy popular entre los chicos.

Esto lo recuerdo ahora con ternura y una sonrisa melancólica, aunque en aquel momento no lo veía como ahora.

Me case muy joven, de penalti.

Mi hija mayor nació cuando yo tenía solo 16 años.

Mi marido fue siempre muy trabajador y en casa nunca faltó nada.

Actualmente, en este sentido es un triunfador digamos, y económicamente somos boyantes.

Mi segunda hija nació poco más de un año después.

No se si tuvo algo que ver, pero con ella comenzaron a revivir mis calenturas de antaño.

Si bien hasta entonces me mantuve fiel a mi marido, estando embarazada de ella comencé a fantasear de nuevo.

Si bien nunca dejé de hacerlo totalmente, si quedó como algo muy secundario. ël me satisfacía totalmente, y nuestra relación era perfecta en todos los sentidos.

En esos nueve meses, le fui infiel por primera vez.

Me sentí muy mal, como las veces posteriores.

Nada más acabar, me sentía sucia y sin ganas de hablar siquiera con mi amante.

El morbo me iba rodando y creciendo durante días o semanas hasta que caía, y después me odiaba a mi misma.

Fue pasando el tiempo así, con intensos debates interiores.

Algo fue cambiando con los años.

Finalmente, en un proceso lento que no rápido como quizá parezca al resumirlo aquí, llegué a la conclusión de que si no podía vencer a mi naturaleza, sería mejor ceder a ella y disfrutar, en lugar de culparme por ser así, en lo cual no tengo culpa.

Una noche, me decidí a lanzarme.

Llevaba días excitada con la idea de hacerlo.

Era sábado de madrugada, verano.

Las niñas y Cornelio pasaban unos días en el pueblo de sus abuelos, en Zamora.

Yo puse excusas para quedarme, al menos unos dìas, con la intención aún no totalmente clara de hacer algo.

Después de ver varias películas, la última una erótica que no porno, que me puso muy caliente, me dije que había llegado el momento.

Me bañé con sales, me aplique el body milk.

Si mi piel es ya sedosa de por sí, ahora daba gusto acariciarla.

Me maquillé, peine y perfumé.

Dudé bastante con la ropa, decidiendo finalmente por algo agresivo.

Blusa negra totalmente transparente, y mini muy mini, negra también.

Zapatos de tacón alto y fino (me encantan, odio las plataformas) y medias, a pesar de que hacía calor,  en lugar de pantys completaba mi atuendo.

Tengo unas piernas bellas de por sí, pero como todas, salen ganando con ellas.

También llevé unas gafas oscuras para el primer momento, por si acaso.

Al salir por la puerta, una idea me vino a la mente, notando como una descarga eléctrica ;si iba a hacerlo, mejor hacerlo bien.

Me quité el sujetador y las braguitas, y tomando un bolso muy pequeño que impidiera caer en la tentación de taparme con él.

Ahora sí era un escándalo.

La sangre me latía en las sienes con fuerza y estaba morbosamente nerviosa.

A Cornelio le gustaba que vistiera así, exhibirme, pero nunca me había atrevido a tanto con él.

Tengo coche, pero llamé un taxi, para no tener donde refugiarse después.

Me llevó hasta Benidorm, a un after que conocía de oídas.

Quería portarme como la más guarra del mundo, y supuse que era el sitio adecuado.

Me humedecía pensar en la cara que pondrían allí al verme así, pidiendo guerra descaradamente.

Por el camino el taxista no dejó de mirarme por el retrovisor.

Al principio fue algo violento, pero pronto rompimos el hielo y entablamos una amistosa conversación, aprovechando yo para exhibirme y precalentarme.

Finalmente me dejó en el parking, no sin antes darme su teléfono.

Era joven, pero no exactamente guapo.

Aún así, me pareció simpático y no me molestó cuando me pidió vernos de nuevo, aunque sin ninguna idea preconcebida al respecto.

Ya veríamos. No accedí a darle mi número, pero tome el suyo.

Una vez bajé, me dirigí a la puerta de la disco.

Era ya de día, y fui objeto de miradas, piropos, silbidos y alguna grosería.

Me excitaba pero aceleré el paso cortada.

Pagué mi entrada.

Uno de los porteros, un tipo con la cabeza totalmente rapada, me citó dentro después, para invitarme a algo.

Dije que sí, pero sin intención de cumplirlo. No me gustaba.

Salí a la terraza algo nerviosa y cortada por toda la gente que me miraba, mirando a todos lados por si había algún conocido, cosa más fácil que difícil allí.

Cuando me hube asegurado que no era así, me quité las gafas oscuras y las guardé.

No es que fueran un camuflaje perfecto, pero pensé que si había alguien inconveniente, quizá no repararía en mí, al no ser normal verme por estos sitios sin Cornelio, aunque tampoco mucho con él.

Si bien hacer algunos años fui muy marchosa, últimamente no me atrae demasiado la noche y las discotecas, aunque cuando salimos suele ser fuerte.

En caso de que reparara, se quedaría mirando dudando a causa de las gafas, dándome el tiempo necesario para desaparecer discretamente, sin que notara que yo también le había visto y me retiraba por ello.

No había nadie que me pudiera reconocer, Me dije, «ya no había marcha atrás».

Así pues, me dirigí a la barra, con la intención de tomar algo fuerte.

Un camarero joven, de unos 20 o 22 años me atendió, a pesar de que había más gente, y yo me «enamoré»nada más verle.

Debía medir más de 190. Rubio de pelo largo, de ojos muy azules, guapísimo. Llevaba una camisa blanca anudada a su cintura, desabrochada, luciendo sus abdominales y pectorales.

Se me caía la baba. «Un tequila»pedí. «Y tú ponte lo que quieras»añadí espontáneamente con una sonrisa. «Gracias»contestó. No parecía extranjero como había pensado en un principio.

Su acento no era muy viril, sino suave, aunque tampoco afeminado. Me encantó.

Brindamos y una camarera rubia también, aunque de bote(nada en contra de esto), mayor que él, de unos veintiocho, bellísima(aprovecho aquí para decir que soy algo bisex, mas por morbo que porque me gusten realmente las mujeres, aunque algo me gustan, pero más por admiración de la belleza en una hembra, estéticamente hablando, que por algo sexual puramente, sin poder decir que esto último no tenga algo que ver también), llegó a su espalda para coger una botella y lanzarme de paso una mirada fulminante, cargados de odio sus hermosos ojos oscuros .

El gesto de él me dejó clara su relación, por o cual desistí y me dirigí a la pista, tras dejar el bolso para que me lo guardara, no sin antes mandarle un beso sin que ella lo viera, por si acaso.

Seguía algo nerviosa, aunque ya más calmada.

Si bien no tanto como yo, había otras chicas también vestidas muy llamativas, y de cuerpos exuberantes.

Me gustó el sitio.

Comencé a bailar sola, coqueteando un poco con quien era de mi agrado, pero sin decidirme por ninguno y apartándome a tiempo.

De calientapollas vamos.

De pronto, apareció ante mí bailando un chico de color de pelo largo, pero no tipo «rasta», con un bonito torso delgado pero fibroso que exhibía sin camisa.

Me encantan los negros(espero que no suene despectivo, nada más lejos de mi intención), aunque no puedo negar que soy de la vieja escuela y mis preferencias se decantan abrumadoramente por los rubios nórdicos de ojos claros(lo siento por el producto nacional.

No niego que esté muy bien, pero es mi gusto particular)Decidí dejar ver que pasaba. Pronto colocó sus manos en mi cintura sonriendo.

Sus dientes blancos, destacaban en su rostro oscuro.

No tardó en bajar algo sus manos hasta mis caderas, de forma que la punta de sus dedos quedaba sobre mi culo.

No dije nada. Probando, las fue subiendo hasta mis costillas, sus palmas rozando el lateral de mis pechos. «¿Cómo te llamas?»preguntó»Gloria»»Yo Christopher»

Nos dimos dos besos en la cara. «Ahora un piquito¿No?»»¿Cómo?», pregunté divertida. No espero mi aprobación, adelantándose para besar mis labios.

No me aparte, al contrario. Me gustaba su atrevimiento y abrí la boca para dejar paso a su lengua, que entró cual ejército invasor ansioso. La chupé con pasión, saboreando sus gruesos labios.

El agarró mi culo con ambas manos y me pegó a su cuerpo, notando yo su erección. «Besas muy bien me dijo»»Hago cosas mejores»contesté sonriendo. Continuamos bailando.

En un momento dado, le ví hacer un gesto que interpreté como un saludo.

Quise girarme para mirar, cuando me encontré con otro chico negro a mi espalda.

Era más alto que Cris y con el pelo corto y teñido de rubio, que colocaba sus manos en mi cintura sonriente.

Era una especie de petición de permiso. Tras dudar un segundo, sonreí en un sí. Estaba dispuesta a ver donde llegaba aquello.

La música house invitaba al vicio, y pronto me tenían hecha un bocadillo, bailando los tres pegados.

Comenzaron a acariciarme tetas, cintura, culo. . . desde adelante y desde atrás.

Eso sí, debo decir que eran eso, caricias, no sobeteos babosos, que me estaban excitando hasta límites insospechados.

Era yo la que estaba loca por dar un paso más cuando Cris me tomó de la mano y me llevaron al servicio, para invitarme a algo más que una copa, y que todos sabemos que forma parte de estas fiestas.

Aproveché que el wc estaba limpio(aunque esto no me importaba demasiado. Entre mis fantasías, contaba algunas sado-maso muy sucias). Cerré la tapa y me senté.

Desabroché sus pantalones y braguetas y me deleité viendo sus pollas, mientras ellos me desabrochaban la blusa y sobaban mis tetas, ahoras si, con deleite por su parte, y aún mas por la mía, pues estas son uno de mis puntos débiles.

La de Cris era grandecita, pero la de Edgar(así se llamaba)era enorme y realmente preciosa, aunque sin llegar a las exageraciones que se suelen escuchar de los negros. Comencé a mamar con ganas, alternativamente y mirándolos a los ojos.

Mi primera relación con dos hombres a la vez estaba resultando más natural de lo que esperaba.

Ellos me devolvían la mirada. «Quiero que os corráis en mi cara «Y es que me encanta el semen. La gente golpeaba la puerta y nos instaba a terminar yá, lo que me ponía más caliente aún, intentando hacer ruido al mamar para que se notara desde fuera que era eso lo que hacía.

Finalmente conseguí que se corrieran al unísono, aunque costó bastante, pues los cabrones tenían aguante.

El primer chorro de Edgar me fue a dar el el ojo, que apenas tuve tiempo de cerrar.

Después otro suyo y uno de Cris a la vez, y así sucesivamente hasta vaciarse! Vaya con los tíos

¡Parecía que era la primera vez que lo hacían!que cantidad¡Abrí la boca y tragué gran parte.

Cuando acabaron, me dediqué a restregar sus pollas por mi cara, extendiendo el semen y limpiándolo con mi lengua, mirándolos a los ojos en una promesa de placeres aún mayores, aunque si me hubieran dejado allí entonces, ya me habría dado más que por satisfecha con aquello.

En realidad había disfrutado más yo sola que ellos dos juntos.

Me miraban excitados por mi comportamiento, mientras llamaban de nuevo a la puerta»¿Abro?»preguntó Edgar morbosamente. «Abré» Le desafié más morbosamente aún.

Fue a hacerlo, pero se cortó.

Finalmente, una vez limpias sus pollas, salimos»Lo siento chicos»me disculpé sonriente. con la gente que allí esperaba.

Nos dirigimos a la barra y pidieron unos chupitos, que no pagaron, por lo cual deduje que tenían confianza allí. Nos sirvió la camarera rubia, que no me miró demasiado bien de nuevo. Le pedí mi bolso.

«Voy a retocarme el maquillaje»dije. Realmente lo necesitaba después de haber recibido sus corridas en mi rostro. «Espera»me interrumpió Edgar.

«Hazlo en el camerino mejor que en el aseo. Con aquello me quedó claro que cuando me llevaron al aseo, la invitación era solo una excusa.

Así pues, me acompañaron a donde se cambiaban las go-gos.

Había que pasar por una cortina bastante translúcida, que daba a una especie de reservado, donde una puerta daba allí. Entré y me esperaron fuera. Una chica negra escultural, de veintipocos años, se maquillaba allí también.

Me saludó y hablamos. Era muy simpática. Hablaba con acento inglés y me dijo que era nigeriana, aunque criada en Leeds.

Las mujeres de color me encantan. Les encuentro una belleza soberbia.

Cuando se trata de una hembra con el cuerpo que suelen tener muchas de su raza, sueño imposible para una nosotras las blancas, su color de piel las realza más aún.

Entre ellas establezco una diferencia entre africanas y sudamericanas en la que para mí, salen ganando con mucho las del viejo continente.

Creo que podría decirse que son más aristocráticas, por llamarlo de alguna manera, de la misma manera que suecas y noruegas lo son más que inglesas y demás, por mas que pertenezcan a la misma raza nórdica.

No quiero con mis opiniones ofender a nadie, son solo eso, opiniones.

Su rostro me recordaba a su compatriota Naomi Campbell, cumbre de la belleza femenina a mi parecer. . Si bien habrán otras que le igualen, no creo que sea superada por nadie.

O sea, guapísima y tipazoMe sorprendí bastante cuando me dijo que era la chica de Edgar, pero que también se acostaba con Cris.

Obviamente su relación era muy liberal. Nunca podría llevar una así yo.

A pesar de ser como soy, también me he de reconocer muy celosa y no podría aguantarlo.

Por otra parte, uno de mis mayores morbos es el hecho de ser infiel en sí, dejando en evidencia a Cornelio.

Me gusta hacérmelo con sus amigos y cosas así(estas experiencias, han venido casi todas desde ese día, antes quizá me cohibía demasiado, aunque alguna hubo)

Me parecía obvio que la chica era bisex, y en una ocasión estuve a punto de lamerle el pezón. Permanecía en top less ante mí y un de las veces se levantó e inclinó para alcanzar algo, quedando entre mí y el espejo.

Era muy bella y joven, con una escultura como cuerpo y unas tetitas pequeñitas y redondas que vibraban deliciosamente.

En cualquier caso me abstuve. A pesar de ello, ella adivinó mis pensamientos y sonrió, sentándose de nuevo sin decir nada.

Una vez acabado, me despedí de Naomi(la llamaré asi por la admiración que profeso a Naomi Campbell y que ella me dijo compartir).

Al salir, me encontré que allí había mas gente además de Edgar y Cris. Entre ellos el camarero, que junto a otro chico, conversaba animadamente con ellos.

«Ya esta aquí»anunció Edgar. «¿Conoces a Pablo y César?»me preguntó refiriéndose a ellos.

Negué con la cabeza y me los presentaron. Por mi mirada debió quedarles claro que estaba por sus huesos, aunque pienso que si el entró allí, era porque tampoco le era indiferente» Es guapo ¿eh? ¿Te gusta? «Uuf» contesté, y todos rieron.

¿Has visto que tetas tiene?»preguntó Cris tocándome una. «Me sorprendió un poco aquello, pero me gustó ser tratada así, con tal naturalidad.

«Toca, toca y verás» continuó.

Yo sonreí, pero Pablo parecía dudar. «!Vamos tocáselas, lo está deseando»Era verdad, y estaba dudando si pedírselo yo misma cuando su amigo me toco una»!Joder¡»exclamó.

No me molestó ni protesté, pero eran sus manos en mis tetas las que deseaba, no las de aquel cretino.

Le sonreí de nuevo en un gesto invitante, casi al mismo tiempo que el me las agarraba con ambas manos.

Miré a través de la cortina y vi que no se veía desde allí la barra, por lo cual tampoco la odiosa rubia nos vería.

Pablo me amasaba los pechos extasiado, haciéndome gemir un poco «Y no veas como la chupa»Añadió Cris.

Le miré a los ojos y le dije sonriendo»¿Quieres verlo?»No esperé su respuesta, lo cogí de la mano y lo conduje dentro del camerino, sin pararme a pensar si podía hacer aquello.

Naomi ya había terminado, y descansaba sobre un sillón esperando su turno para bailar. Adivinó el tema y nos dejó solos, con una sonrisa de complicidad.

Obviamente, no había peligro de que se chivara a la rubia. Así pues, lo senté en el sillon y me arrodillé ante él, colocando una toalla doblada bajo mis rodillas para evitar que se rompieran las medias.

Con deleite, le liberé de la opresión del cinturón, desabroché los botones de su bragueta y pantalón y saque de su slip aquella polla por la cual suspiraba, entregándome a la que deseaba fuera la mejor mamada de mi vida.

Y creo que no quedó muy lejos de ello por como suspiraba y por como estalló en mi boca.

Su semen me supo delicioso.

Estaba enamorada, en uno de mis enamoramientos pasajeros, pero de momento, amaba a aquel chico y deseaba darle el mayor placer del que fuera capaz.

Una vez acabado, no le dejé salir hasta que aceptó una cita conmigo, cambiando teléfonos. Al parecer, estaba bastante enamorado de la camarera, con la cual salía. Ya me ocuparía de eso yo.

Bien, de momento pruebo a ver si este relato es publicado. Ya publiqué alguno anteriormente, aunque con otro nombre y con gran parte de fantasía en él.

Este no es tan fuerte quizá, pero espero sea morboso por su condición der real. Si finalmente sale a la luz en esta página, escribiré la como acabó, aunque creo que la parte más morbosa fue esta.

Quizá envíe más experiencias, siempre avisando las que son reales.

Cuando no lo haga, será porque tienen parte de fantasía. Desde cese día que me lancé plenamente he tenido varias.

Antes alguna también, pero no tan disfrutada al no estar tan liberada del sentimiento de culpa. Como dije, este medio me permite contar mis experiencias, con lo cual a veces me o excito mas que en el momento de pasarlas en sí.

Tengo una propuesta que hacer. Soy muy amante del morbo como habrá quedado patente, y creo que hay una falta de creatividad al respecto en la mayoría de la gente,

Si alguien tiene alguna idea y quiere proponérmela, me comprometo a llevarla a cabo si me excita y contarle los detalles.

Si lo que desean es contactar, por favor no me tomeis por una estúpida, pero he de avisar que solo sería con hombres diez, jóvenes (no más de 23/24) y después de un tiempo de conocernos, primero via email, después telefónicamente y finalmente contacto real.

Aviso que no es fácil llegar a él.

Internet es el lugar mas falso del mundo y las pocas veces que he quedado con alguien, siempre fallaba algo.

Algunos deben tener una noción de si mismos distinta a la realidad o a cualquier canon de belleza masculina, otros creen que pueden presentarse veinteañeros y otros son simplemente unos problemáticos.

No tengo nada en contra de los no atractivos ni mucho menos de los maduros, entre los cuales hay gente muy potable, pero no es mi gusto personal y ha de ser respetado.