_Majo que le hiciste a Lucas? Lo dejaste como nuevo!!… La cuestión es que vino al departamento y me pegó la cogida de mi vida. Amiga te voy a estar agradecida de por vida._
Y así tras ese mensaje de WhatsApp, que me envió Paula agradecida por el tratamiento intensivo que le di a su novio, dió inicio a su rutina como cada mañana. Una ducha fresca la ayudó a despejar su cuerpo luego de haber tenido sexo con Lucas.
Ella con 43 años y el con 28 tienen una relación de noviazgo desde hace tiempo, pero la rutina estuvo desgastando a la pareja y la relación venía con muchos altibajos.
Y mientras lo observaba desnudo en su cama, Paula corrió a lavarse los dientes con más rapidez de lo habitual porque los minutos pasaban ya que se había quedado dormida. Aún tenía que vestirse para ir a trabajar y de seguro iba a llegar tarde.
Paulita trabaja en una compañía de medicina prepaga, es una morocha argentina de pura cepa y su mejor cualidad es su piel radiante aunque cuenta con unas curvas sutiles pero llamativas.
Pero volvamos al inicio de la historia: Desde tiempo nos debíamos una juntada en su departamento, y después de que tanto me insistiera acordamos un día, hora y allí fui, aprovechando que mi marido viajó a Río de Janeiro para un congreso de medicina.
Sin la presencia del hombre de la casa por unos días tenía mucho tiempo libre. Me sentía libre y plena, así que elegí un conjunto que me había comprado hacía poco, pero que no había tenido oportunidad de usar. Se trataba de una minifalda con la cintura alta de color beige con rayas azules anchas y verticales. En la parte de arriba un saco con el mismo estampado, y una musculosa azul bien ceñida.
Me gustaba verme con ese toque de elegancia y sensualidad.
Sali rumbo al departamento de mi amiga y tomé un taxi relajada y sin preocupaciones.
Descendí del vehículo unas cuadras antes de llegar a destino. En realidad no tenía pensado hacer algo en particular. Solo quería despejarme, caminar, tomar aire y que los hombres me miren. Día a día crecía en mi ese sentimiento de sentirme egocéntrica. Simplemente tenía muchas ganas de sentirme deseada.
Ya estando en su casa cuando nos encontramos hablamos de todo lo sucedido, Paula me preguntó si yo la consideraba una puta por haberse dejado coger por mi marido en aquel encuentro de a tres en la casa quinta. Obviamente no pensaba eso, es más, le respondí que también la pasé de maravillas. Con eso logré aliviarla y borré todo sentimiento de culpa en ella.
En lo mejor de la conversación, alguien metió la llave en la puerta. Me estremecí al pensar que era Lucas quien estaba a punto de entrar y en ese momento, expectante y tensa detuve la respiración.
_Hola, amor, perdón… no sabía que tenías visitas.
Era Lucas el novio de Paula que nos llegó de sorpresa. Lo ví distinto, tan atractivo tal vez porque recordé que mi amiga me había pedido que lo sedujera, cosa que me hizo sonrojarme como una adolescente.
_Y yo no sabía que ibas a venir tan temprano_ dijo ella un tanto nerviosa.
Parecía haber algo de enojo en su comentario. No le cayó para nada bien esa visita temprana y de imprevisto.
Recordé que me había contado que su chico era muy celoso e inseguro y que la hacía sentirse asfixiada. Pero Paula lo soportaba porque además de que Lucas complacía todos sus caprichos y le toleraba su mal genio, en la cama la hacía pasar de maravillas, aunque últimamente ésto último no estaba sucediendo.
En parte me daba pena, porque Paula al igual que yo necesitaba tener sexo con quien sea. Y ya que Lucas últimamente prefería el joystick a tener intimidad, y por eso ella lo hacía cornudo de una manera muy humillante, una y otra vez.
Además de haberse entregado a Alfredo, mi marido, también le ponía los cuernos con el gerente de la compañía dónde ella trabajaba, quien le pagó los implantes mamarios. También se acostaba con algún que otro amante pasajero que conocía en sus salidas nocturnas además de un compañero de oficina que era su polvo fijo.
Pero me relajaba al pensar que por descuidarla merecía llevar esos cuernos.
Cuando Lucas entró yo estaba cruzada de piernas y con el zapato colgando de mi dedo gordo. Por un momento me devoró con los ojos, pero enseguida lo disimuló cuando me puse de pie para saludarlo. No me extrañó que fuera un tremendo baboso.
Él quería dejarnos a solas, pero Paulita insistió en que se quedara. Se sentó con nosotras y nos quedamos los tres charlando un rato. Resultó ser un momento muy agradable y así la reinante tensión entre los tres se distendió.
Ya imaginaba en lo que estaba pensando Paula:
_Dale que esperas, es todo tuyo_ me lo decía con la mirada. Pero yo no me iba a animar a seducirlo mucho menos frente a ella. Aunque igual él no dejaba de largarme miradas furtivas. Lucas me tenía ganas.
_La llevás a su casa?_le dijo Paula a su novio, cuando les conté que ya me tenía que ir y que esa tarde no tenía la camioneta conmigo.
_No, no hace falta. Además tengo que hacer unas compras antes de volver a casa_ mentí algo nerviosa.
_Majo no seas tonta. Y vos amor no le hagas caso. Andá Lucas dale llevala. Yo no los puedo acompañar porque quiero ordenar algunas cositas aqui_
_Sí, no hay problema_ dijo Lucas tragando saliva.
Bajamos en el ascensor en silencio y luego nos subimos a su auto. Cómo dije antes, Lucas me parecía muy atractivo desde antes, y ahora es como que llamaba un poquito más mi atención ya que tenía un encargo muy especial de su novia.
Paula en ese instante me envió un mensaje con un emoticón de una carita guiñando un ojo. La muy perversa todavía quería que me lo cogiera. Estaba con la idea fija y me dió luz verde con otros emojis que me mandó.
_Majito vos decime si por este camino vamos bien_ me dijo Lucas mirando de reojo mis piernas que las crucé sabiendo que me las comía con la vista desde que me senté.
_Sí, por acá vamos bien. Aunque no estaría mal desviarme y perderme para no tener que volver a casa. _ Deslicé tanteando el terreno a ver cómo reaccionaba.
_Uyy perdón, tuviste un mal día comentó él algo curioso como queriendo saber más.
_Uno más del montón_ respondí.
_Problemas matrimoniales?
_Sí… Estoy a punto de separarme. Igual no quiero aburrirte con mis dramas…
Sin querer había acudido a una mentira piadosa. Pero era parte del juego.
Charlamos un rato. No le di detalles de mi vida, obviamente, pero hice el papel de víctima desvalida que necesitaba que alguien la escuche.
_Querés pasar a tomar algo? —le pregunté ni bien estacionó el auto en la vereda de mi casa.
_Dale no me desprecies la invitación, pasá por favor_ le insistí en señal de agradecimiento por haberme traído y como para al menos distender el momento y convencerlo.
Me sentía tan bien con Lucas que sería capaz de cogérmelo en la cama matrimonial esa misma tarde. No me importaba en lo más mínimo si Alfredo llegase en ese momento a casa. Tenía la fantasía que me viera siendo cogida por un chico joven o que al menos escuchara mis gemidos mientras lo tenía encima al novio de Paula.
Como era de esperar, Lucas aceptó la invitación y entró conmigo. Me saqué los zapatos y desde que puse el agua en la cafetera, el chico estuvo mirándome discretamente, aunque a decir verdad desde que estábamos en su auto ya me miraba con deseo y se forjó una tensión sexual entre nosotros.
Me miró de arriba a abajo mientras yo estaba concentrada en la mesada con los pocillos luego de ponerme en puntas de pie y bajarlos de la alacena. Me quité el saco dejando mi culo en primer plano que se veía atravesado por la línea vertical azul marino de la minifalda y él quedó con la mirada hipnotizada.
_Querés seguir contándome sobre eso?_ me preguntó en referencia a mi «crisis matrimonial».
_No_ respondí.
_Mejor cambiemos de tema.
_Majo si ya llegamos hasta aquí necesito ser sincero. Me tenés confundido.
_Confundido por qué ?_le pregunté.
Se me acercó demasiado tanto que como pude me senté en el banco de madera que tengo en la cocina, mientras me acomodaba la minifalda.
_Maria José vos amiga de Paula pero siento que te pasan cosas conmigo.
_Y vos sos el novio de mi amiga y me mirás como si me quisieras coger. En realidad la confundida soy yo no te parece?—le respondí alzando la voz.
Pobre idiota, pensé. Si me le insinuaba era solo porque estaba desesperada por una pija, aunque por más lindo que fuera, nunca estaría con un hombre tan inseguro como él. A decir verdad los inseguros no cuadran en mi búsqueda.
Me sentí muy tentada de decirle que era un cornudo al igual que mi marido. Pensé en eso, pero no lo dije, me contuve y retomé la idea inicial de pasarla bien.
Estábamos solos en casa, tal vez era buena idea un polvo rápido y ya.
_Mirá Luqui… Voy a ser lo más directa con vos. Estoy atravesando una crisis y estoy ansiosa por cogerme a alguien. Y si no es con vos me buscaré otro que solo me coja y punto, sin vueltas, sin reclamos y después cada uno que siga su vida.
Tras mi descargo, Lucas pareció estar petrificado, no omitió palabra y como no reaccionaba me estaba confirmando que era un total idiota como alguna vez me lo describió Paula.
Pero aún así la que hervía de calentura era yo. Me puse de pié quedando frente a frente, apoyé las manos sobre la mesada luego me saqué la musculosa y por último giré para quitarme la minifalda a rayas para quedar en tanga de espaldas a él.
Exhibiendo mi culo que tanto deseaba quedé inmóvil, buscando su reacción como si estuviera diciendo «Dale nene que esperas», a ver si se despertaba del letargo.
Sentí que suspiraba y se quedó un rato ahí parado, viéndome.
Se acercó y apoyó las manos en mi culo y empezó a hacer movimientos circulares sobre él, tocándolo por primera vez.
_Sos muy puta o me equivoco? _ preguntó, confirmando que era un cavernícola del siglo XXI y me azotó la nalga con fuerza, y ésto último un tanto me gustó.
Me bajó la tanga de un tirón, parecía furioso, como que iba a desquitar su ira conmigo.
Aunque a esta altura de mi vida, ya con casi 41 años el miedo no era algo que me paralizaba sino que me motivaba. Tenía la mente rota y otras cosas también, no cabían dudas.
_Si vos querés ahora vas a ser el macho con el que le meta los cuernos a mi marido. Todo depende de vos_ le respondí.
Apretó los dientes y la vena de la frente se le marcó. Esperaba que desquitara su furia sobre mí a puros pijazos. Me sacó el corpiño y se bajó el pantalón, con sus manos fuertes me sentó en la banqueta de madera y tras mojarse el glande con un escupitajo me la hizo entrar toda.
Lucas era alto, fuerte y muy enérgico y sus embestidas iban en aumento de a poco y me gustó cómo me fué cogiendo, me gustó su desesperación, su falta de delicadeza pero sobre todo sus ganas.
La manera en que me penetraba era en sí misma casi una violación, como si con cada pijazo que me daba me estuviera gritando lo puta que era. Y me gustaba sentirlo así de dominante. Me gustó que su mente fuera tan fácil de manipular. Estaba inmovilizada, atrapada por el peso de su cuerpo, mientras experimentaba un inmenso placer.
_Esperá… esperá un poco _le pedí. Pero él seguía cogiéndome como si no le importaran mis súplicas.
Entonces se detuvo, con la pija clavada en mi interior y su torso adherido a mi espalda.
Majo qué querés hacer? _me preguntó algo agitado.
_Quiero llamar a mi marido mientras me cogés. Quiero que sepa que me estoy cogiendo a un pendejito hermoso que me encontré por la calle.
Se quedó perplejo, pero no se opuso. Se salió de mí y me dejó ir para que tome el celular del interior de la cartera.
_Cuando me atienda, metela despacito… hacelo con más fuerza de a poco y al final cogeme como me estabas cogiendo recién. Entendiste Luqui?
_Ay Majo que hermosa puta resultaste ser_ dijo, para después azotarme las nalgas con esas manos grandes como si fuera un castigo hasta dejármelas rojas y ardidas.
_Dale, llamalo. Llamá al cornudo de tu esposo. A ver qué dice.
Lo hice, y fui atendida enseguida, pero no lo llamé a mi marido ya que en realidad no era él a quien quería hacerle saber. La destinataria de la llamada era Paula.
_Majo sos vos? Se entrecorta tu voz.
Y no era para menos, se me entrecortaba la voz al sentir la pija dura de Lucas metiéndose suavemente en mi sexo esta vez desde atrás y ambos parados.
En ese momento Lucas me la volvió a meter y empezó a moverse con mayor intensidad.
El placer me cegó enseguida y los incontrolables gemidos ya me salían de un modo natural.
_Sabés qué? Ahora mismo estoy cogiendo con alguien _agregué con la voz agitada.
_ Me están metiendo una buena pija enorme y dura mientras hablamos. _Tenías razón… Es muy bueno cogiendo.
Le hice escuchar un poco más mis gemidos y luego corté. Misión cumplida: Paula supo que me estaba cogiendo a su novio.
Y así Lucas me cogió por un buen rato más así de parados. Me incliné un tanto apoyando las manos en la pared hasta que por fin alcanzó un orgasmo eyaculando y mucho dentro de mí.
Descansamos un rato envueltos en sudor hasta que después de reírnos sin parar retomamos diálogo.
_Majo además de estar muy linda estás un poco loca no?_me dijo mirándome a los ojos
_Por lo visto que sí… acabo de cogerme al novio de mi mejor amiga. No te parece?
Apretó los dientes y me clavó una mirada lasciva.
_Dale Luqui que esperas…vení y cogeme de nuevo —le exigí, haciéndole saber que no me satisfacen con un solo polvo. Siempre quiero más.
Su pecho se inflaba por su respiración agitada, y el amigo de abajo también se infló de modo natural sin utilizar las manos. Lo hicimos un buen rato en el piso y me hizo acabar. Después fuimos a mi cama matrimonial, ya que me despertaba mucho morbo hacerlo allí.
Entramos al cuarto y ninguno de los dos dijo nada, tanto que como por arte de magia y sin darme cuenta ya estaba encima de Lucas con su pija gorda y dura hundida por completo en mi sexo otra vez.
Acabé primero, y me dejó exhausta, y luego de eso hasta creo que nos dormimos un rato.
Al despertar lo sentí pegado a mí, en cierto punto, deseando lo peor. Luego me abrazó por detrás y estrujó mi culo con violencia.
Sentí su respiración en mi oreja y su pene otra vez parado frotarse en mis piernas
_Majo quedate así, no te muevas_ me dijo, prendido de mis pechos.
Le hice caso y seguí acostada boca abajo, simulando estar dormida.
Recuerdo que se había hecho muy de noche, los dos teníamos ganas otra vez y tal cual lo deseé me daba tiernos besos y llevó su mano a mi rostro con mucha ternura.
_Majo te puedo coger por última vez y me voy?_ me dijo después con una sonrisa pícara sabiendo que no se lo iba a negar.
No esperó a que le respondiera. Supongo que entendió mi silencio.
Así que se puso a explotar mi cuerpo totalmente desnudo de arriba a abajo.
Y mientras enterraba un dedo en mi sexo me preguntó : _Siempre te mojás así de fácil?
Quizás yo tenía un marido muy viejo que le costaba levantar cabeza para un nuevo round o quizás lucas estaba en una edad en la que se calentaba con increíble facilidad pero lo cierto es que era sorprendente su poder de recuperación.
Levantó mis piernas hasta que mi cuerpo se dobló en dos. Apoyó mis tobillos en sus hombros y hundió su pija cabezona con una embestida brusca de repente.
_Majo es increíble lo rápido que te estás mojando.
Y era cierto. Mi sexo reaccionaba a los más mínimos estímulos al instante. Estaba muy lubricada por esa posición y él me enterraba su miembro con suma facilidad.
_Maria José me gustás mucho, con tu culo perfecto me volviste loco desde que te conocí_ me dijo y en cierto modo eso levantó más mi ego.
Empezó a moverse con fuerza mientras mis piernas abiertas estaban en el aire y apretaba los dedos de mis pies. La pija de Lucas me producía mucho placer y me encontré gimiendo como una loca nuevamente.
Me agarró de las caderas y me metió un dedo en el culo, sin siquiera pedir permiso. Entró y fácil ya que se lo había llenado de saliva. Sentí el esfínter abrirse mientras una segunda falange ya se me metía adentro sin problemas.
Había mucha violencia en su mirada, era algo increíblemente intenso. Ahora sentía su glande apretándose en mi agujero menor intentando que ceda. Hizo un suave movimiento pélvico, y lo hundió un poco en mi culo.
Lucas tenía los dientes apretados y todos los músculos tensos tratando de controlar la situación.
Noo!!! _dije enérgicamente alzando la cabeza para mirarlo.
_Dale María José. Si sabes que este orto me vuelve loco. Me vas a negar tu culo justo ahora? Relajate y disfrutá.
Ya no tenía margen para la negativa, así que ni me inmuté… Y bueno… Ya lo tenía ahí, sobre mí y a decir verdad me gusta por el culo. Que más da!!.
Hizo un movimiento con el que hundió su verga en mi culo. Me dolió, pero era soportable. Además, se sentía bien y largué un gemido cuando la enterró un poco más.
_Ves? Ya la tenés toda adentro _murmuró feliz por su hazaña.
Sus manos apretaron mis tetas pequeñas y aprovechó para besarme. Me dió un apasionado beso de lengua mientras me cogía por atrás. Un total osado. Pero ese beso fue algo que me gustó mucho.
_Ya entró entera_ me dijo asombrado. _No pensé que este culazo que Dios te dió aguantara tanto!!.
Estaba entregada a sus deseos pecaminosos y atravesada por su miembro viril que lo enterraba en mi orificio sin ninguna resistencia de mi parte.
Mi mente se encontraba casi en blanco. Lo único que sentía era mi ano dilatándose mientras esa cosa dura se introducía cada vez más y mi cuerpo estaba gozando como nunca antes de la pija del novio de mi amiga Paula penetrándome el culo sin piedad.
_No aguanto más… Majito te acabo Tomá, sentí mi leche. Te lleno el orto ya!!_ dijo Lucas casi sin aliento y estalló.
Instantes después sentí algo caliente y espeso en mi interior y entonces Lucas me dio un beso en la boca. Esa clase de besos que no me habían dado hacía años y eran como aquellos a los que me habituaron Bautista y Gastón.
Luego retiró su miembro lentamente.
Luqui se abrazó a mí con fuerza y nos quedamos juntos un rato más en la cama. Ya no tenía noción del tiempo, tampoco mucho me importaba.
Me bajé de la cama con cierta dificultad. Me puse de pie y caminé en dirección al baño. Escuché que me dijo algo, se acercó a mí y creo que me preguntó si estaba bien. Yo sonreí como si estuviese en estado de ebriedad y lo aparté con un empujón.
Caminé unos pasos y tenía la vista algo nublada. De pronto sentí el semen saliendo de mi adolorido culo para después escurrirse por mis piernas.
Luego de una larga ducha me tiré a la cama y me dormí, así desnuda y aún mojada, no tuve ni fuerzas para secar mi cuerpo. Lo cierto es que horas después desperté, lo busqué por la casa y Lucas ya no estaba.
A mis casi 41 años cumplí la fantasía que me había propuesto yo misma. Hacerlo con el novio de mi amiga, pero no a escondidas, sino con su consentimiento, así que no hubo culpas ni reproches.
Ambas quedamos a mano.
Misión cumplida.