Mujer caliente I
Hola voy a contarles porque me puse así, soy una mujer divorciada de 50 años, me separé de mi marido porque siempre me limitó a tener sexo de ves en cuando y la verdad yo necesitaba más de lo que él me daba, le fui infiel varias veces y preferí separarme que seguirlo engañando, soy a la que se le llama gordibuena tengo una tetas grandes pero ya no están tan firmes como antes pero con mi bra de media copa aun las luzco y se ven ricas, tengo algo de pancita pero con mis caderas y nalgas se compensa, me gusta usar vestidos y faldas a media pierna y escotes algo exagerados, y eso me hace llamar mucho la atención en mi trabajo y por donde vaya, me encanta que los hombres me deseen y siempre lo logro pero ya en mi círculo social ya no tengo tanto de donde escoger.
Bueno comienzo con mi primer relato.
Era viernes y fin de quincena y desde temprano me dieron ganas de verga, mi almejita estaba super babosa tanto que mi tanga estaba empapada y mejor me la quité y así estuve hasta que salí del trabajo al ir caminando a buscar mi auto ya me escurria mi miel hasta las rodillas, me limpié y me fui a mi casa, llegué y me di un baño pero en mi mente desfilaban vergas y más vergas, me terminé de bañar y me decidí a salir en busca de un hombre, solo me puse un vestidito negro a media pierna, cuello V sin mangas y debajo nada y me calcé unas zapatillas de tacón de 10 centímetros, sin medias y salí caminando sin rumbo fijo caminé como 4 calles sobre la calle donde vivo y después camine por una calle donde nunca avía caminado nunca y ni conocía, y no encontraba a nadie solo algunas parejas de esposos donde el hombre muy discretamente volteaba a verme y algunos jóvenes que pasaban sin verme, seguí caminando un poco más y en una calle vi que tenían una fogata pero no vi a nadie me dirigí hacia ese punto y a lo lejos vi que avía un hombre quemando algo, me fui acercando y estando como a 10 metros hice como que me caí y di un pequeño gritito, el hombre volteo a donde estaba tirada y corrió a auxiliarme, mi vestidito se subió casi al nacimiento de mis nalgas y mis piernas cerradas, llegó y me levantó metiendo sus manos bajo mis axilas pero sus dedos llegaron hasta el borde de mis tetas y se dio cuenta que las traigo libres, al levantarme le heche un brazo al cuello y fui cojeando hasta donde él estaba, me hizo sentar en una madera gruesa y mis piernas quedaron extendidas, y me preguntó que donde me dolía y le enseñe mi tobillo y presuroso comenzó a darme masaje en él, yo hacia un rictus de dolor y su masaje fue más suabe, haciendo muecas de dolor fui abriendo mis piernas y con mi vestido bien arriba me vio mi almejita bien depiladita y vi como abrió más sus ojos, mientras platicábamos de tonterías sus manos iban subiendo poco a poco por mi pantorrilla, después a mi rodilla y yo no decía nada pues quería que siguiera subiendo, sus manos subieron y sobaron a placer mi pierna, me fijé en su pantalón y su erección era muy evidente, mi platica iba siendo un poco entrecortada ya que me urgía que me cogiera y cuando sus dedos tocaron mis labios vaginales le digo, —-¿Qué hace?—- y me responde sacando aire de sus pulmones, —-¡no pude aguantar las ganas de tocarlo!—-, —-¡se ve deliciosa tu puchita!—- agarré su mano e hice que hundiera sus dedos dentro de mí almejita, al sentir sus dedos exclame, —-¡huy que rico!—-, lo hice ponerse de pie y lo atraje hacia mí le desbroché el cinturón y lo fui bajando junto con su calzón y cuando lo bajé más su verga salió disparada como resorte apuntando directo a mi boca, yo saqué la lengua y la pasé por su uretra donde ya escurria una gran gota de precum, el cual degusté chupándome los labios y proseguí a meterme esa verga que ya me urgía dentro de mi boca y comencé a mamarla con desesperación, con muchas ansías, y después de hacerlo temblar del gozo que le causaba le dije casi con un grito. —–¡cógeme! —-, me levantó y me llevo dentro de su casa donde vivía solo, caminamos hasta un sofá viejo y levantándome las piernas poniéndolas en sus hombros me penetró hasta el fondo donde mi almejita lo recibió rebosante de miel, él comenzó con un mete y saca muy rápido haciéndome gemir y gritar, así cógeme, así me gusta, que rico, dame más, así cariño cógeme, más, más, así, así, que rico, dame, dame más, más duro, más empuja más, hasta el fondo, y en menos de 5 minutos descargó el cemen acumulado en sus bolas, yo apreté mis manos arañando la tela del viejo sofá al alcanzar un orgasmo delicioso, él se derrumbo a un lado mío jalando aire como desesperado y me dice, —-¡qué rica estas espera un poquito ahorita repetimos!—–, su verga no perdió su dureza y me incliné a limpiarla con mis labios y boca, cuando estuvo completamente limpia, me hace levantar y me quita el vestido dejándome solo con mis zapatillas, se acomoda y le jala a su lado y me comienza a comer mis tetas pasando de una a la otra aunque ya no tienen la firmeza necesaria se levantan orgullosas y ahí lo tenía agarrándome las tetas a dos manos pasando de una a la otra chupando, mamando y mordiendo levemente los pezones, después de un ratito me acomoda inclinada sosteniéndome del asiento del sofá y levantando mis nalgas, donde me da un para de nalgadas diciendo, —–¡lindas nalgotas que me voy a chingar!—–, se acomoda y tomándome de las caderas me introduce su verga poco a poco hasta el fondo, yo grito del placer que me causa esa rica penetración y le digo, —–¡que rico me la metiste!—–, —–¡coges muy rico!—– yo lo fui jalando para poderme hincar sobre el sofá y al hacerlo inicié un movimiento de nalgas donde hago que me entre muy rico tomando yo un ritmo delicioso donde lo oigo jadear y sacar aire bufando y por segunda ves descarga sus bolas dentro de mi almejita agarrándome las caderas y enterrando su verga para que no se saliera, yo le digo, ¡gracias no sabes cuanta falta me hacia una cogida así!—–, a propósito me llamo Gabriela y él me dice yo soy Raul, mucho gusto y soltamos la carcajada.
Continuará…