Capítulo 1
- Primera vez con Analu, la vecina cuarentona del 6to B
-Deje que la ayudo, señora…?
-Ana Lucía -me respondió sonriente, mientras dejaba que tomase las dos bolsas más pesadas que traía del mercado. -Pero todos me llaman Analu.
-Muy bien Analu, y vive en cuál piso?
-En el sexto.-respondió aún sonriendo. Entramos en el minúsculo ascensor del edificio.
Yo aún estudiaba y dividía cuarto en un departamento del segundo piso.
Analu era una de las vecinas que se habían presentado cuando llegamos, pero no le había prestado mucha atención más que a la explicación de cómo ver el reloj de la luz. Tendría sus cuarenta, de cabellos negros pintados con leves rulos en las puntas, tenía una blusita azul clara que guadaba sus pechitos sonrientes, y tenía una pollera azul y roja no muy larga.
Como todo ascensor es algo constrangedor, inventé una pregunta para pasar el tiempo:
-Vive hace tiempo aquí, Analu?
-Y sí, hace como treinta años… -ella era morena y bajita, cara amable pero que me comía con los ojos. De nariz pequeño
y pechitos rellenos, me sonrió de vuelta y continuó:
-Y sí, vivo desde antes de que mi marido se fuera, así que ahora soy yo y Dios!
-Se fue?
-Sí… digamos que lo eché-el ascensor paró en ese instante- pero es una larga historia, un día te cuento.
Le llevé las bolsas mientras me pidió que las leve a la cocina y me invitó un mate con un budín de pan recién hecho.
Yo senté a comer admirando su cuerpo ágil que me contaba cosas banales del edificio mientras guardaba las compras.
Yo además de la constante del estudiante de no tener nada especial que hacer, estaba curioso y atraído por esa mujer que debería estar en los cuarenta con todo bien puesto y una sonrisa linda.
Se sentó a mi lado y pasó a contarme indiscreciones de algunos vecinos, mirándome y comiéndome con los ojos. Yo la miraba fascinado e inconscientemente ya pedía por lo que se sucedió: lentamente desabrochó la blusa supuestamente para mostrarme un nuevo tatuaje en el ombro izquierdo , una pequeña Rosie (la famosa trabajadora de lienzo en la cabeza mostrando el brazo musculoso). Le brillaron os ojos cuando reconocí la referencia, o talvez porque no podía dejar de mirarle los pechos, y en un ímpetu le besé el tatuaje.
Nos quedamos mirándonos, apreciándonos fijamente, y me besó en la boca.
Nos besamos por un largo tiempo. Yo tenía la experiencia de un pequeño pichón recién nacido, pero la pija ya dura y las ganas de un caballo salvaje. Ella tenía las mismas ganas, y seguramente unas millas de experiencia. Empezó por llevarme al sofá y sentarse encima mío mientras me besaba y se sacaba la blusa. Así de corpiño semitransparente yo le besaba y chupaba los pechos, que ella sacó a relucir suspirando y aprovechando el momento.
Jadeaba y me estimulaba, sosteniendo mi nuca;
-Hmmm así, así… mordeme despacito los pezones… ay… despacito, así, chupalos así… aayyy…
Ella me fue sacando la remera y después remera afuera se recostó en el sofá. Me saqué el pantalón y ella me sujetó la pija aún dentro de mi slip. Se la llevó a la boca mirándome , yo arrodillado junto al sofá, ella estirada en él y disfrutando de mi pija en la boca. Me bajó el slip y la miraba pensando talvez la suerte que le había tocado. Le pasó despacio la lengua en el champiñón de mi pija,
la cabecita ya roja y pulsante. Y se la llevó nomás enterita a la boca, primero mi pija entrando un poco más, ella dejándolo bien mojadito, cada vez entrando más, hasta que vi mis pelos pubianos rozando sus labios.
Y así me la mamó un tiempito acariciando mis pelotas, a veces sacando la boca para saborear mis bolas y mirarme putita. Yo estaba en éxtasis entrecerrando los ojos y mirando esta vecina que se acariciaba la concha por debajo de la bombachita mientras me chupaba la pija , ahora yo metiéndosela yendo y viniendo en su boquita mientras ella suspiraba con mi pija en la boca ‘buac buac buac que rica buac buac uy uy’.
Pero no quería correrme así, entonces me estiré un poco para acariciarla, y pasar mis dedos por los labios de su conchita ya mojando la bombachita blanca. Ella suspiraba con la pija en mi boca mientras le pasaba los dedos por los labios ya empapados mientras ella se sacaba la bombachita. Así que sacando mi pija de su boca llena de mis juguitos, me acuclillé en el sofá mientras le separaba las piernas que ella ponía para arriba en el descanso del sofá, ofreciéndome toda la conchita mientras le pasaba la lengua por la entrada. Le metí la lengua entera en la concha paseándomela lengua por el clítoris y le metía dos deditos.
-Ayyy así, así -me indicaba mientras le paseaba la lengua en el coñito y ahora tres dedos en la concha, ella meciendo la pelvis
disfrutando de mis toques.
Luego de algunos minutos me llamó queriendo que la penetre:
-Vení, vení, vení…
Yo tardé a acomodarme entra el sofá pensado más para sentarse que para lo que estábamos creando, junto
con mi propria inexperiencia. Pero sentí que mi pija encontraba el camino, con la ayuda experta de la manito de Analu,
que jadeaba y echaba los brazos hacia atrás para cogérmela con gusto, besando sus pechitos y yendo y veniendo loco en su grutita húmeda y caliente.
Después ella paró y giró para que la agarre de cuatro por atrás, y pude ver que culito lindo que tenía. Las nalgas llenitas no parecían seducir tanto en su pollera, pero así de cuatro entregándose entera y mirándome loquita mientras se la metía, me vinieron unas ganas enormes de hacerle ese culito.
Cada vez más rápido, sin aviso le invadí la conchita con mi leche y ahí sí ella se vino junto a mis jadeos más fuertes y mis ‘aaaaahhh’ que la dejaban más satisfecha aún.
Esa fue la primera vez que tuvimos, pero hubo otras más, y cada vez más osadas, cada vez más calientes.