Hace ya varios años nos habíamos mudado por un tiempo a una ciudad al norte de España. Casualmente, a una hora de viaje vivía un antiguo amigo de la escuela, con el que manteníamos un esporádico contacto por internet, y no nos veíamos desde que terminamos la escuela, hacía ya unos 20 años.

Al estar más cerca, el contacto se volvió más frecuente, y luego empezamos a vernos en persona. Por comodidad, él venía a visitarnos a nosotros; al principio a pasar el día, y luego solía quedarse todo el fin de semana.

Como donde vivíamos no era un lugar muy amplio, las veces que quedaba a pasar la noche le dejábamos un colchón con sábanas en un rincón del living para que duerma allí.

Pronto él y mi pareja entraron en confianza, y las conversaciones entre los tres podían ser de cualquier tema, sin tabúes.

Un fin de semana en que nos visitó, sábado por la tarde salimos a tomar algo. La conversación derivó en temas sexuales íntimos, y para sorpresa nuestra nos insinuó haber tenido alguna vez alguna experiencia bisexual. Pero el tema no prosperó, lo dejamos pasar, y cambiamos de tema.

Ya por la noche continuamos con las charlas en nuestra casa, tragos de por medio. La noche avanzaba, los tragos empezaban a surtir efecto, el cansancio nos invadía, pero no queríamos finalizar la velada.

Nos sentamos en el sofá; él, yo al medio, y mi pareja a mi otro lado. Buscamos alguna película para pasar el rato, pero no había nada realmente interesante, por lo que quedó la menos peor. Apagamos las luces, nos cubrimos las piernas con una manta porque hacía algo de frío, e intentamos centrarnos en la película. Yo estaba que me dormía.

Estaba adormecido, cuando de pronto siento una mano frotar mi entrepierna. Miro de reojo a mi señora y estaba dormida a mi lado, luego miro a mi amigo y parecía estar centrado en la película; la mano se había retirado. Cierro los ojos pero sin quedar dormido. Entonces vuelvo a sentir la mano, acariciando mi entrepierna.

Entre el alcohol y el cansancio, quedé inmóvil, pero sintiendo lo que ocurría.

Mi verga empezaba a ponerse dura con las caricias, y quien la acariciaba se dio cuenta. Tenía un pantalón con elástico, y a la mano no le costó abrirse camino para que el contacto sea directo. Creo haber sonreído con la situación, pero sí sé que lo estaba disfrutando.

La mano tomó mi verga, ya dura, y empezó a masturbarme, lenta y suavemente.

Vuelvo a mirar de reojo a mi señora, y estaba dormida; ya tenía en claro de quien era la mano…

La situación me estaba excitando mucho, y no sabía qué hacer. Entonces me incliné hacia mi mujer y empecé a besarla en la boca.

Ella estaba muy cansada, pero reaccionó medio dormida respondiendo a mis besos. Deslicé mi mano por debajo de su ropa, y le acariciaba los pechos mientras nos besábamos.

Mi pareja empezó a suspirar y gemir, por lo que se estaba excitando.

Mi amigo continuaba masturbándome, mientras observaba lo que ocurría.

Llevé mi mano a la vagina de mi pareja, abriéndome camino entre la ropa; estaba mojada. Empecé a acariciarle entre las piernas, centrándome en su clítoris. Sus gemidos se hicieron más intensos, y semidormida como estaba se quitó las prendas superiores, se recostó en el sofá y se masajeaba los pechos con ambas manos, mientras yo empezaba a masturbarle con mis dedos.

Mi amigo llevó sus manos al elástico de mi pantalón, me levanté levemente, y me lo bajó. Luego se inclinó para lamerme la verga, y luego metérsela en la boca. La mamada que me estaba haciendo se sentía muy rica.

La excitación me llevó a masturbar más a mi pareja, que continuaba como dormida, pero reaccionando con suspiros y gemidos.

Le quité las prendas inferiores, quedando recostada en el sofá completamente desnuda. Mientras lo hacía, mi amigo terminó de quitarme el pantalón y el calzoncillo; me quité la remera y quedamos mi pareja y yo completamente desnudos.

Mi pareja seguía recostada en el sofá, semidormida; le separé las piernas, me arrodillé, y metí mi cara entre sus piernas para lamerle el coño.

Mi amigo se puso a mi lado, y con una mano me masturbaba a mí, y con la otra se masturbaba él mismo.

No sé cómo llegamos al colchón situado en un rincón.

Mi chica se acostó de espaldas, y rápidamente se me adelantó mi amigo. Le separó las piernas y se acercó para lamerle el coño, mientras yo observaba.

No estuvo mucho tiempo así, luego se apartó dejándome vía libre. Me puse entre sus piernas, y le metí mi verga en el coño. Tanto ella como yo estábamos muy excitados; en mi caso la excitación era mucha, dada la situación que estaba viviendo. Mi chica parecía no darse cuenta que éramos tres.

Apenas empezamos a follar, siento a mi amigo deslizar sus dedos entre mis nalgas, hasta llegar a mi culo para acariciarlo con los dedos.

Se había puesto detrás mio; sentí que me separaba las nalgas con ambas manos, y de pronto siento pasar su lengua por mi ano. Me lamía el culo mientras follaba a mi chica, la sensación era extremadamente excitante, parecía que iba a explotar de placer, pero no quería…

Dejó de lamerme, se puso encima mio, y frotaba su verga por mi culo. Me llamó muchísimo sentir su verga blanda; me la frotaba por el culo, pero no se le ponía dura.

Sentía que ya no aguantaría mucho más tiempo.

Él se apartó y decidió meterme un dedo en el culo. Cuando enterraba mi verga en el coño de mi pareja sentía como el dedo salía de mi culo, aunque sin salir por completo; cuando me apartaba, el dedo entraba en mi culo. Se sentía riquísimo; aceleré el ritmo, sintiendo el doble placer.

De pronto ya no aguanté más y exploté dentro de mi pareja. Acabé de forma intensa, largando gran cantidad de leche. Caí a un lado, casi sin fuerzas.

Mi pareja entreabrió los ojos. No sé si se había despertado del todo, ni si pudo ver a mi amigo, ya que la habitación estaba oscura.

Pude ver como mi pareja se levantó, a ciegas tanteo hasta encontrar su ropa, y la pude ver ir tambaleándose hacia el baño.

Quedé acostado de espaldas sin fuerzas, mi verga estaba morcillona, llena de leche y jugos. Cerré los ojos.

Pero entonces sentí la lengua de mi amigo, empezó a lamerme la verga. Reaccionó poniéndose levemente dura, se la metió en la boca, y me dejó completamente limpio, sin un rastro de semen ni jugos…

Le dije que me iba a dormir, y como pude llegué a nuestro dormitorio, donde encontré a mi mujer durmiendo en la cama.

Al día siguiente nos levantamos tarde. El ambiente estaba raro; no tenso, pero raro. Atribuimos a los efectos de la resaca.

Mi pareja parecía no haberse dado cuenta de lo que había sucedido durante la noche.

Esa vez mi amigo se fue antes de lo habitual. Por varias semanas no nos comunicamos, y mi pareja empezó a hacerme preguntas incomodas con respecto a aquella noche.

Evidentemente ella no sabía exactamente qué había ocurrido, pero por un tiempo la notaba bastante molesta.

Al cabo de algunas semanas retomamos el contacto con mi amigo, sin mencionar ninguna palabra con respecto a aquella noche…