Miriam Caballero esclava de su patrón
Pedro y Miriam Caballero formaban un matrimonio joven, él tenía 25 años de edad y toda la energía y vitalidad que le daba su juventud, y ella tenía 22 años, era de estatura mediana, piel morena clara, cara bonita y un cuerpo que no despertaba los suspiros y chiflidos en la calle solamente porque ella no sabía lucirlo, sus vestidos eran flojos y sin gracia, pero tenía todo bien repartido, firme y de buen tamaño.
Tenían tres años de haberse casado sin tener hijos hasta la fecha, pues consideraban que primero tenían que hacerse de un futuro antes de traer niños al mundo. Eran dos jóvenes de clase media baja, pero con deseos de progresar, aunque claro que sabían que para progresar no era suficiente con los deseos, también había que prepararse y trabajar muy duro. Al casarse, Miriam Caballero prácticamente no sabía hacer nada y pedro era estudiante de técnico en radio y televisión y trabajaba en un pequeño taller casi como aprendiz, y por lo tanto lo que ganaba era muy poco, de manera que al principio se tuvieron que ir a vivir a un cuarto de vecindad en las orillas de la ciudad.
Seis meses después el termino la escuela, recibió su diploma y encontró trabajo en un taller mayo y con un mejor sueldo, con esto y después de dos años de trabajo pudieron cambiarse a vivir a un departamentito más decente, en una mejor colonia y en un edificio mas nuevo y mas limpio, claro que gran parte del sueldo de pedro se iba en pagar la renta del departamento, pero esto no les importaba ya que esto les hacía sentir que verdaderamente estaban progresando. Por ese entonces Miriam Caballero entró a estudiar enfermería en una escuela oficial y consideraban que cuando ella terminara sus estudios y pudiera trabajar, progresarían un poco más, pues ya serian dos sueldos aunque fueran pequeños.
Su gran sueño era poner un taller se compostura de televisiones y para eso ahorraban lo que podían dentro de la medida de lo posible, se privaban de muchas cosas pensando siempre en lograr su sueño de progresar, pero como todo el mundo sabe, el hombre propone, dios dispone y luego llega el diablo y todo lo descompone.
Un desgraciado día pedro tuvo un accidente, al cruzar una calle fue atropellado por un automóvil y el chofer se dio a la fuga dejando al muchacho tirado y herido a su suerte, unos testigos llamaron a la cruz roja y pedro fue llevado al hospital. En el nosocomio lograron salvarle la vida pero pedro quedo casi totalmente paralítico, solo podía mover un poco su mano y su pie derecho.
A partir de entonces la vida cambio para el joven matrimonio, se vieron agobiados por los gastos y sin tener ningún tipo de ingreso ya que naturalmente pedro perdió su trabajo y Miriam Caballero aunque había buscado empleo, no lo consiguió simplemente porque no sabia hacer nada, en su desesperación busco trabajo hasta de sirvienta pero ni eso logro conseguir. En dos meses se habían terminado los pocos ahorros que tenían ya que tuvieron que comprar una silla de ruedas para pedro, y otros des meses después ya se encontraban a un paso de la desesperación, no habían pagado la renta y habían vendido dos o tres cosas de su casa para poder comer y sobrevivir.
El dueño del departamento donde vivían era el señor don Javier, era un tipo como de 55 años, gordo y feo, un indio ignorante que por cosas de la vida había logrado hacer dinero pues aparte del edificio de departamentos tenia también varias casas que alquilaba y una bodega de telas y de ropa en donde ganaba bastante dinero.
Después de cuatro meses de no pagar la renta don Javier les mando decir con el cobrador que tenían que desocupar la vivienda porque de lo contrario los lanzaría a la calle, pedro no decía nada porque no podía hablar aunque se notaba que sufría bastante, y Miriam Caballero ya no sabia que hacer en su desesperación.
voy a ir a ver a don Javier –dijo Miriam Caballero llorando a su marido- le voy a suplicar que no nos lance a la calle, le voy a pedir que nos de mas tiempo para pagarle, y además se me esta ocurriendo que también le voy a pedir trabajo en su bodega, pues no se que vamos a hacer si nos echan de aquí, no tenemos a donde irnos, me horrorizo de solo pensar que tengamos que mendigar dinero en la calle.
Si pedro hubiese podido contestar seguramente que le habría dicho que hiciera lo que quisiera, que no se preocupara por el y que lo llevara a algún centro de asistencia del gobierno.
Al día siguiente Miriam Caballero fue a ver a don Javier a su oficina y después de hacerla esperar dos horas, ella pudo pasar a su despacho. Aunque don Javier ya la había visto en alguna otra ocasión, no había reparado en lo buenota que estaba su inquilina y se le quedo viendo con ojos lujuriosos como si quisiera desvestirla con la mirada, Miriam Caballero se dio cuenta de eso pero no le dio importancia.
vengo a suplicarle que no nos lance a la calle don Javier, en este momento no tenemos para pagarle pero pronto lo conseguiremos y le pagaremos.
Pero de donde me van a pagar mujer si ni tu ni tu marido trabajan, no, lo mejor será que me desocupen el departamento, tienen tres días para hacerlo.
Por favor don Javier dénos mas tiempo, si usted quisiera darme un empleo yo podría pagarle poco a poco.
Y que es lo que sabes hacer para creer que yo puedo darte trabajo.
No se hacer nada –contesto Miriam Caballero bajando la cabeza- pero estoy dispuesta a hacer lo que usted me diga, haré la limpieza, haré los mandados y todo lo que a usted se le ofrezca.
Aunque pudiéramos hacerle así, con lo que yo te pagara por ese trabajo no podrías liquidar tus deudas y aparte darle de comer a tu marido y pagar sus medicinas. Pero se me ocurre una forma de ayudarte, te daré un empleo y te pagare un sueldo para que sobrevivas, no te cobrare las rentas que corren pero si me seguirás debiendo las anteriores.
A Miriam Caballero se le ilumino la cara al saber que don Javier si le daría el empleo y que no le cobraría la renta.
se lo agradezco mucho don Javier no la defraudare y trabajare muy duro para…
esperate no me interrumpas –dijo don Javier- aun no he terminado, te daré el empleo y todo lo demás, pero tu dijiste que harás todo lo que a mi se me ofrezca, ¿es cierto eso?
Claro que si don Javier haré todo lo que a usted se le ofrezca.
Y si se me ofrece que me mames la verga, ¿también lo harás?
Miriam Caballero se quedo asombrada con lo que escucho, no estaba preparada para responder a semejante pregunta y solo pudo decir:
perdón don Javier no le comprendí bien lo que dijo.
Escuchaste bien y comprendiste bien, lo que dije fue que parte de tu trabajo será chuparme la verga y empinarte mostrándome tus nalgas cada vez que a mi se me ofrezca. Escúchame, yo soy un hombre solo y tengo necesidades sexuales y casualmente en este momento no tengo quien me ayude a satisfacerlas, y si tu quieres hacerme ese servicio yo te pagare tu sueldo, no te cobrare la renta y además te daré una gratificación extra mensual para que puedas afrontar tus gastos, ¿Qué respondes?
Miriam Caballero escucho la lujuriosa proposición y sintió miedo, nunca había pasado por su cabeza el prostituirse, además de que nunca había estado con otro hombre aparte de su marido y sus relaciones con el habían sido mas bien tranquilas y normales, aunque a veces ella había sentido la necesidad de que el la tratara como a una ramera y la hiciera vivir el sexo en las muy variadas situaciones que ella sabia de oídas que existían, un ligero temblor recorrió su cuerpo y contesto:
yo no podría hacer eso que usted quiere don Javier, pero si me pide que le ayude en otra cosa, lo haré, estoy realmente muy necesitada.
No hay otra cosa en la que me puedas ayudar, de manera que o aceptas lo que te propongo o te vas de aquí y me desocupan el departamento.
No sea tan duro don Javier no puedo contestarle ahorita, necesitare tiempo para pensarlo –contesto Miriam Caballero pensando mas bien en la forma de ganar tiempo que en aceptar la proposición.
De acuerdo, tienes todo este día y esta noche para pensarlo, si aceptas te espero el día de mañana a las diez para que comiences con tus obligaciones, y si no aceptas tienes tres días para desocupar mi vivienda y ya ni te molestes en venir a verme pues ya no me interesa tratar mas este asunto.
Esta bien don Javier, lo pensare.
Y otra cosa mas, quiero que tu marido este de acuerdo con esto, quiero que se lo digas y que el lo apruebe, pues no quiero tener ningún tipo de problemas mas tarde, ¿de acuerdo?
Si don Javier, se lo diré.
Miriam Caballero salio de la oficina y cuando llego a la calle se echo a llorar, la vida le daba la posibilidad de sobrevivir con su esposo, pero a un precio muy alto, el cual quizás no podría pagar.
Estuvo caminando por la calle más de dos horas pensando el asunto y finalmente llego a una decisión, lo haría, se sacrificaría por su esposo con el fin de salvar su matrimonio. Esto pensaba Miriam Caballero como para justificar lo que iba a hacer, pero muy en el fondo sentía el deseo y la curiosidad de enfrentarse con un sexo desconocido, de sentir y experimentar cosas nuevas que su cuerpo y su juventud le exigían, sobre todo ahora que su marido estaba imposibilitado para satisfacerla de manera total. Ideo la forma de decírselo a su marido y se encamino a su casa.
Desde el accidente de su esposo ella no había tenido relaciones sexuales normales, de manera que se había conformado con masturbarse de vez en cuando y también con chuparle la verga a su esposo de vez en cuando, ya que aunque no se le paraba como antes, si lograba que se viniera chaqueteandosela y metiéndosela en la boca, y esto la hacia sentir bien con el pues sentía que ella cumplía con sus obligaciones de esposa aunque ella se quedara siempre a medias y con las ganas de tener un orgasmo.
Llego a su casa y aparentando alegría le dijo a su esposo que si había conseguido el trabajo y que don Javier se había mostrado muy bueno y comprensivo y que podrían seguir viviendo en el departamento sin problemas, pero no le explico en lo que iba a consistir su trabajo, prefirió callárselo por ahora y buscar después el momento propicio para decírselo. y para demostrarle su alegría se hinco ante el y le saco la verga sobandosela de arriba abajo. A el se le salieron algunas lagrimas de gusto y moviendo la mano le dio a entender que estaba muy contento y muy orgulloso de ella.
ya veras que de aquí en adelante nuestra vida cambiara.
Al otro día se levanto, se baño y se arreglo lo mejor que pudo y se fue a trabajar.
Llego a la oficina y de inmediato se presento ante don Javier, el ordeno que pasara y ella entro al despacho en silencio y con la cabeza baja.
Supongo que habrás aceptado mis condiciones, porque de otra manera no quiero verte ni escuchar nada de lo que tengas que decir –dijo don Javier levantándose de su lugar y sentando en un sofá grande que tenía en su oficina.
Si don Javier.
¿se lo dijiste a tu esposo?
Si don Javier.
Muy bien, entonces acércate y siéntate aquí –dijo don Javier señalando sus propias piernas.
Ella dudo un momento pero casi de inmediato camino hacia el y se sentó donde le ordenaban. El le paso la mano izquierda por la cintura y con la derecha le toco los pechos por encima de la ropa, luego le desabrocho la blusa y metió la mano para tocar sus chiches sobre el sujetador a la vez que le decía.
hay varias reglas que ya te iré diciendo con el tiempo, pero la primera de ellas es que siempre deberás venir a la oficina sin ropa interior, con blusas o playeras fáciles de sacar y con falda, nunca con pantalones a menos que yo te lo ordene previamente ¿entendiste?
Si don Javier, ¿tampoco podré traer pantaletas?
Nada, ni calzones, ni sujetador, ni medias, nada debajo de la ropa.
Esta bien don Javier así lo haré.
De acuerdo, levántate y quitate toda la ropa.
¿y si entra alguien en la oficina don Javier?
Don Javier le dio una fuerte nalgada en el momento que ella se levantaba haciéndole pegar un pequeño gritito.
mis órdenes no se discuten pendeja, solamente se obedecen, esa es otra regla que debes seguir, todo lo que yo te ordene lo tienes que hacer sin replicar absolutamente nada, y si tengo que repetir una de mis órdenes te castigare, ¿entendiste?
Si don Javier, perdóneme –contesto ella humildemente comenzando a quitarse la ropa- ¿me quito todo don Javier?
Todo.
Y ella se quito todo quedando totalmente encuerada ante el.
que bárbara –dijo don Javier cuando vio su cuerpo desnudo- pensé que estarías buena pero no me imagine que tanto, da unas vueltas aquí frente de mi y luego vuelve a sentarte donde estabas.
Ella se aproximo hasta el y dio un par de vueltas, y luego se sentó nuevamente en sus piernas. Don Javier procedió a sobarle las chiches, y las nalgas, y los muslos, y la beso en el cuello, en la oreja, en las chiches y en la boca metiéndole la lengua hasta donde podía. Ella luchaba contra su naturaleza pero le era imposible rechazar las caricias del tipo, el hecho de que estuviera manoseando y besando su cuerpo desnudo un hombre como aquel, gordo, feo, y con tanta edad que bien podría ser su padre o quizás hasta su abuelo, y que estuviera sometida totalmente a su voluntad, hacia sentir a su cuerpo una sensación de lujuria y de deseo que nunca había sentido, y quiso que el siguiera e hiciera con su cuerpo lo que quisiera.
que buenas chiches tienes putita, suavecitas y firmes –dijo don Javier- y que nalgotas, redondas y paraditas, ahora veo que no me equivoque al elegirte y que podré gozar mucho tiempo contigo, pero lo haremos poco a poco pues hay mas tiempo que vida, en este momento tengo un poco de prisa así que por ahora solo quiero que me saques la leche con tu boca, arrodillate frente a mi, quitame los pantalones ya que no uso calzones, agarrame la verga y ponla entre tus chiches por un rato y después me la mamas hasta que me venga, y quiero que te tragues todos mis mocos, no debes dejar caer ni una sola gota.
Nunca nadie había alabado sus chiches y sus nalgas, ni siquiera su marido, y fuera de los grosero piropos callejeros, nadie le había dicho lo buena que estaba con las palabras que le dijo don Javier.
Ella se arrodillo como se lo ordenaron, le bajo los pantalones y saco la verga y al momento de verla se sorprendió, era enorme, era casi el doble de tamaño que la de su marido que era la única que ella conocía, y además mucho mas gorda, y sus huevos también eran enormes y peludos. Se acomodo la verga en su pecho y comenzó a masturbarlo lentamente con sus chiches. Las desconocidas sensaciones que sintió Miriam Caballero le inundaron el cuerpo placenteramente, y pensó que ella habría hecho eso de manera voluntaria y sin paga si hubiera sabido lo que iba a sentir. Le agradaba sentirse humillada, le agradaba sentirse una puta, y deseaba que el la degradara todo lo que quisiera. Estaba sorprendida de sus pensamientos pero no le importo nada, ni su dignidad, ni su marido, ni nada, ella solo quería seguir gozando con aquella vergota que tenia entre sus chiches.
Se metió la verga en la boca y aunque no le cabía ni la mitad hizo un esfuerzo por chuparla lo mejor posible para que don Javier gozara y no tuviera queja de ella, le lamió también los huevos y se los metió en la boca uno por uno ya que no le cabían los dos juntos. Y así estuvo por espacio de madia hora hasta que don Javier sintió que se venia, le agarro la cabeza con las dos manos para que no la fuera a retirar y se vino en su boca, Miriam Caballero al sentir la venida de don Javier abrió mas la boca y recibió los mocos tragándolos como pudo ya que la enorme verga le impedía accionar bien la garganta, y cuando el viejo termino se recostó sobre el respaldo del sofá y dijo:
que bien chupas la verga putita.
¿le gusto don Javier? -pregunto Miriam Caballero.
Estuvo bien, aunque creo que con el tiempo y la practica lo harás aun mejor, ahora límpiamela bien con la lengua apretándola hasta que salga la ultima gota.
Miriam Caballero limpio la vergota de arriba abajo incluyendo los huevos hasta dejarla reluciente de limpia, y pensó que don Javier tendría con eso para varios días pues ya no era un jovencito, y era una lastima pues ella se había quedado caliente y con las ganas de que le metieran la verga en la panocha. Pero se equivocaba totalmente pues no sabia que don Javier era aun mucho más potente que muchos jóvenes de la mitad de su edad.
Ven y siéntate de nuevo en mis piernas pues voy a darte otras instrucciones.
Miriam Caballero se levanto y se sentó en las piernas de don Javier pasándole su brazo derecho alrededor del cuello para que el tuviera mayor libertad de manosearle lo que quisiera, el le acaricio las nalgas y las chiches a la vez que le preguntaba:
¿tu marido te coge?
No don Javier pues no puede, solamente le mamo la verga de vez en cuando y apenas logro que se le pare un poco y se viene en mi boca.
Eso esta bien pues no quiero que nadie mas te coja, por un tiempo solamente yo quiero meterte la verga por todos tus agujeros, te la voy a meter por la boca, por la panocha y por el culo cuando yo quiera.
Por el culo no don Javier por favor pues nunca nadie me la ha metido por el ahí.
Eso a mi me vale madres, pues yo te la voy a meter en el culo cuando a mi se me de mi puta gana, ¿de acuerdo?
Si don Javier –contesto Miriam Caballero humildemente y bajando los ojos.
¿Si que? –pregunto don Javier.
Si me podrá meter su verga por el culo cuando a usted se le de su puta gana.
Miriam Caballero no podía creer lo que acababa de decir, pero ya lo había dicho y sin querer su cuerpo se estremeció al pensar en el momento en que don Javier le metiera su enorme verga por su virgen hoyito trasero, temía el momento pero también lo deseaba.
Así me gusta, que seas dócil y obediente –dijo don Javier.
Si don Javier seré su amante siempre que usted quiera.
No no no muchachita, no te engañes, no vas a ser mi amante, vas a ser mi puta para satisfacerme siempre que se me apetezca y solo cojeras conmigo o con quien yo te diga.
Si don Javier, pero no entendí bien eso de coger con quien usted quiera, pensé que solo me iba a coger usted.
No tiene importancia, ya te lo explicare mas adelante, por ahora quiero decirte que todos los días por la mañana cuando llegues lo primero que harás será saludar a mi verga, la besaras y la limpiaras con tu lengua, yo no me la voy a lavar para que tu tengas oportunidad de lavármela con la lengua, y también cada que yo vaya a orinar tu vendrás conmigo para que me la limpies con la boca y le saques las ultimas gotitas de miados, ¿esta bien?.
Si don Javier.
Perfecto empezaremos ahora mismo.
Se levantaron y se dirigieron al baño privado de don Javier, este orino y cuando termino, Miriam Caballero se hinco junto a el y se metió la verga en la boca legueteandole el glande y sintió como salieron unas gotas mas de miados y se los bebió. Cuando terminaron regresaron al despacho, don javier se vistió mientras le decía a Miriam Caballero:
Ya vistote puta, vas a ir con la señora Ernestina y le vas a ayudar a coser algunas telas, ella ya tiene instrucciones y cuando yo te necesite te mandare llamar.
En eso don Javier vio que ella estaba poniéndose el calzón, avanzo hacia ella con la cara enfurecida la jalo fuertemente del cabello obligándola a hincarse y le dio dos fuertes bofetadas que resonaron por toda la habitación.
Eres estupida o que diablos es lo que te pasa, ¿no te dije claramente que no debes usar calzones?
Perdóneme don Javier, -dijo Miriam Caballero espantada por esa reacción y a la vez que se sobaba la mejilla- estaba distraída, no volverá a suceder.
Pues mas te vale que así sea, todas mis instrucciones deben de ser obedecidas, y para la próxima vez que falles te castigare más fuerte.
No volveré a fallar don Javier.
Esta bien –dijo dan Javier ya un poco mas tranquilo- confió en ti, y por cierto ¿no necesitaras que te adelante algún dinero para tus gastos antes de que llegue el día de pago?
Pues la verdad si don Javier, pero me daba pena pedírselo.
El viejo saco algunos billetes de su bolsillo y se los dio a Miriam Caballero diciéndole que se fuera porque tenía mucho trabajo.
Miriam Caballero se presento con la señora Ernestina y comenzó a trabajar, era algo muy sencillo lo que tenía que hacer, y se puso a pensar. El dinero que le dio don Javier era casi lo de un mes de sueldo, lo suficiente para las medicinas de su esposo y para que comieran desahogadamente durante bastantes días, pero esto la hacia sentirse un poco mal, la hacia sentirse prostituta, la realidad objetiva era que se había prostituido, se había entregado a don Javier, un tipo viejo y feo, y había recibido dinero por eso, tendría que acallar su conciencia pensando que la vida no le había dejado otra opción, y que además lo hacia también por el bien de su esposo, o sea que se podía pensar que se estaba sacrificando por el bien del hombre que amaba, este pensamiento la hacia sentir un poco mejor y decidió tomarlo de ese modo, era la mejor forma de no sentirse mal consigo misma, era un sacrificio y ella se sacrificaría.
Al regresar de la hora de la comida, poco después de las tres de la tarde, Miriam Caballero se preparaba para continuar con su trabajo cuando su jefa Ernestina le dijo que don Javier quería verla de inmediato, Miriam Caballero se extraño de que el viejo la solicitara tan pronto pues por la mañana le había exprimido la verga y pensó que quizás la quisiera para hacer algún mandado o para cualquier otra cosa. Por el tono de voz de Ernestina y por su mirada, Miriam Caballero pensó que quizás ella sabia o por lo menos sospechaba para que la quería don Javier, pensó que quizás no era la primera mujer que trabajaba con Ernestina y que hacia trabajos especiales para el patrón, pero no le dio mucha importancia y se dirigió al privado de don Javier.
Al entrar lo vio sentado en el sofá y desnudo de la cintura para abajo y ya no le quedo ninguna duda de que era lo que quería don Javier.
encuérate rápido que ya me anda por cogerte –dijo el viejo.
Ella sin contestar se quito rápidamente la ropa, se acerco al sofá, se le sentó en las piernas y le dio un apasionado beso en la boca, metiéndole la lengua y dejando que el metiera la suya, y mientras hacia esto le agarro la verga con una mano y la sintió dura como el acero. Ella estaba muy caliente desde la mañana y le urgía desahogar su calentura con una buena cogida, y parecía que el hecho de que don Javier fuera tan feo, tan prieto, tan viejo y tan gordo, eso solo servia para aumentar su calentura, pues nunca se había imaginado el besar y dejarse manosear por alguien tan feo…
El se sintió complacido con esto, esta puta aprendía rápido y el sabia que lo mejor estaba por venir. Y sin perder el tiempo, el también la manoseo por todos lados poniendo especial énfasis en las chiches y en las nalgas, después la levanto y la sentó sobre su verga quedando los dos de frente, el pito por su tamaño tuvo alguna dificultad para entrar en una panochita tan desacostumbrada a ese tamaño de verga, pero en muy poco tiempo logro clavársela hasta el fondo, ayudado por lo bien lubricada que estaba ella y por su cooperación incondicional.
Así putita –decía don Javier- metete toda mi verga y muevete rico, apriétame bien el pito con tu panocha y ponme tus chichotas en la cara para que pueda mamartelas con fuerza.
Si don Javier –respondió ella moviéndose sobre la verga y abrazándolo para que el pudiera chupar sus tetas.
Y así estuvieron por mas de media hora hasta que el ya no pudo aguantar y se vino en su panochita, ella había tenido dos orgasmos y el placer le salía por el cuerpo en forma de sudor y de jadeos. Se quedo abrazado a su cuello hasta que el la movió.
Ya bajate puta y límpiame la verga con la lengua y después ve al baño a limpiarte bien esa panocha pues no me gusta que estés escurriendo.
Ella hizo lo que le ordenaba don Javier, se desmonto de el y se hinco en el piso procediendo a limpiarle la verga desde los huevos hasta la cabeza, y cuando ya la tenia bien limpia se levanto y fue al baño a asearse su panochita y limpiarse el sudor.
Cuando ella regreso a los pocos minutos, don Javier aun estaba sentado en el sillón, y hablaba con un cliente por medio de un teléfono inalámbrico, el le hizo señas de que se hincara entre sus piernas y tapando la bocina le dijo:
pon la verga entre tus chiches y muevela.
Y siguió hablando mientras ella obedecía dócilmente la orden de don Javier. El siguió hablando por teléfono por unos minutos y nuevamente tapando la bocina le dijo:
levántate y empínate aquí frente a mi separándote las nalgas con las manos para que pueda verte y tocarte tu culito y no vayas a hablar ni a hacer ningún ruido.
Si don Javier.
Ella nunca había hecho algo así ni siquiera con su marido, pero la calentura y el morboso deseo de sumisión que se estaba apoderando de ella hicieron que obedeciera de inmediato la orden de don Javier, se planto de espaldas frente a el y se separo sus nalgas con las manos. De inmediato sintió que el viejo comenzaba a pasear sus dedos por su culo y al poco tiempo uno de los dedos empezó a meterse en el agujerito virgen de ella. Miriam Caballero por instinto apretó un poco su culo pero el empujo el dedo mas fuerte hasta lograr meterlo casi completo, quiso dar un grito pero se mordió los labios acordándose de la orden de don Javier.
El viejo termino de hablar por teléfono, lo dejo a un lado y acerco su cara al hermoso culo que tenia a la mano, le saco el dedo y le lamió el hoyito tratando de meter su lengua en el mismo, pero era imposible ya que el culo de Miriam Caballero era virgen y se necesitaba que una buena verga lo abriera para distenderlo lo mas posible, pero ya habría tiempo para eso –pensó don Javier- y se contento con seguir lamiéndolo y besándolo.
Miriam Caballero se creía en el cielo al sentir la lengua y los labios de don Javier sobre su culo, empezó a jadear y a mover sus nalgas dejando por un momento de separárselas con las manos, provocando que el viejo se retirara un poco y le asestara dos muy fuertes manotazo sobre las nalgas haciendo que ella cayera al piso y levantándose le propino varios puntapiés en el cuerpo y en la cara, y aunque el estaba descalzo los golpes llevaban la suficiente fuerza para dejar a Miriam Caballero gimiendo por el dolor.
me lleva la chingada contigo puta pendeja –dijo don Javier muy enojado y volviendo a sentarse en el sillón- es que no entiendes el castellano, no entiendes que cuando doy una orden, esta se tiene que obedecer al pie de la letra, te dije que te abrieras las nalgas con las manos ¿Qué puta parte de esto es lo que no entiendes?
Perdóneme don Javier, me distraje –contesto Miriam Caballero sentándose en el piso y sobandose el cuerpo en donde la habían caído las patadas.
Que perdóneme ni que una chingada, creo que tu no me sirves para lo que yo quiero, así que vistete y largate de aquí, estas despedida, no quiero volver a verte nunca y tienes tres días para desocupar mi casa de lo contrario haré que te echen a la calle.
No don Javier por favor, déme otra oportunidad –dijo Miriam Caballero llorando y echándose a los pies desnudos de don Javier, los cuales empezó a besar por todos lados sin importarle que olieran a rayos, ya que se notaba que el viejo jamás se lavaba las patas- le juro que no volverá a suceder, le obedeceré en todo, seré su esclava, seré su puta, pero no me corra don Javier, si usted me corre me moriré de hambre junto con mi marido, déjeme mostrarle que seré obediente en todo y que pondré mucha atención a todas sus ordenes, por favor don Javier, no me despida.
El viejo no contesto de inmediato, pareció tomarse unos momentos para pensar en lo que tenía que hacer, y mientras levanto un poco sus pies para ponerlos de lleno en la cara de Miriam Caballero la cual seguía besándolos.
esta bien –dijo don Javier- te voy a dar una última oportunidad, lameme las plantas de los pies completas y después metete los dedos en la boca uno por uno para que los limpies bien con la lengua, y sécate ya esas chingadas lágrimas.
Si don Javier, muchas gracias –contesto Miriam Caballero, secándose las lagrimas con un pañuelo que le arrojo el viejo y procediendo a lamerle las plantas de los pies para limpiárselos.
Miriam Caballero se entrego con devoción a su tarea de lamepies a pesar de que sentía que en cualquier momento podría volver el estomago debido a la terrible peste que estos despedían, pero haciendo de tripas corazón se aguanto pensando en las consecuencias que esto tendría en su futuro y sin pensarlo comenzó a meterse en la boca uno por uno los dedos mugrosos de los pies del viejo limpiándoselos con la lengua.
mientras terminas con tu tarea –dijo don Javier- quiero dejar bien claro esto, tu serás para mi solamente una puta, un objeto sexual que yo usare a mi antojo cuando quiera y como quiera, no tendrás ninguna voluntad cuando estés conmigo y todos mis deseos serán ordenes para ti, y estas ordenes deberán ser obedecidas de inmediato y con gusto, siempre deberás estar lista para darme placer con cualquier parte de tu cuerpo, ¿esta bien claro todo esto?
Si don Javier –contesto Miriam Caballero sacándose los pies de la boca por un momento- usted es mi dueño y le obedeceré en todo.
Así me gusta, ojala que lo cumplas y no vuelvas a hacerme enojar.
Miriam Caballero siguió entretenida con los pies del viejo durante varios minutos más hasta que este se canso y le dijo:
ya esta bien de eso, ahora ponme tu culo en la boca.
¿me pongo como estaba don Javier?
Yo no se, yo no voy a decirte como lo hagas, yo no me voy a mover y tu has de inmediato lo que te ordene.
Si señor.
Miriam Caballero se levanto y se subió en el sillón poniéndose de espaldas a don Javier, le acerco el culo a la cara lo mas que pudo y se separo las nalgas con las manos hasta que sintió los labios de don Javier en su agujero del culo, y haciendo equilibrio para no caerse del sillón, se quedo quieta mientras el viejo le lamía y besaba el culo.
Luego de un rato don Javier le ordeno que se bajara y se empinara con la cara sobre el sillón mientras el se paraba atrás de ella y le pasaba la verga por las nalgas, luego se la lleno de saliva ensalivando también el ano de ella ordenándole que se abriera bien las nalgas con las manos, ella obedeció y el le puso la cabeza del pito en el culo empujando poco a poco pero el culito de Miriam Caballero estaba tan cerrado que no permitía entrar ni la cabeza del pito invasor.
te lo voy a meter a huevo –dijo don Javier- así que muerde uno de los cojines para que no vayas a gritar.
Y diciendo y haciendo le metió de un solo golpe la cabeza de la verga y en el segundo golpe se la metió hasta la mitad, haciendo que el esfínter se dilatara y comenzara a sangrar aunque muy levemente. Miriam Caballero tuvo que morder muy fuerte uno de los cojines del sillón para no gritar pues el dolor fue muy fuerte, algunas lágrimas asomaron a sus ojos y espero valientemente a que se la acabaran de meter. Don Javier intento meterla toda pero le fue del todo imposible, de manera que se tuvo que conformar con el poco mas de la mitad que le había metido y comenzó a moverse agarrandola fuertemente de las caderas y después de 15 minutos se vino sobre el ano de ella inundándosela con sus mocos.
Se quedo por unos momentos pegado a las nalgas de Miriam Caballero y después se la saco de golpe provocando un nuevo dolor en ella que tuvo que volver a ahogar su grito mordiendo el cojin del sillón.
eso estuvo mejor puta –dijo don Javier sentándose en el sillón y dándole a Miriam Caballero el pañuelo que le había dado anteriormente- ponte eso en el culo para que no vayas a manchar de sangre mi alfombra y ahora límpiame la verga con la boca, y que quede brillando de limpia.
Miriam Caballero se hinco ante el y tomando la verga ya flácida se la metió en la boca pasándole la lengua por toda la cabeza y después por el tronco y los huevos, esto le dejaba en la boca un sabor agrio y desagradable, pues el pito tenia pequeños rastros de sangre y de materia fecal, se aguanto el asco y termino con su tarea.
ahora vamos al baño pues tengo ganas de mear –le ordeno don Javier.
Si señor, -contesto Miriam Caballero dirigiéndose al baño tras el viejo.
Don Javier se paro ante la taza de baño comenzando a orinar mientras Miriam Caballero le sobaba suavemente los huevos.
cada vez que venga yo a mear, voy a aguantar un chorro al final para echarlo en tu boca, ¿esta bien putita?
Si don Javier –contesto Miriam Caballero hincándose de inmediato para que el viejo le pusiera la verga en la boca echándole un buen chorro de miados que ella se bebió con gusto procediendo a limpiarle la verga apretándosela un poco para sacarle hasta la ultima gota.
Ya esta bien, ya vistete putita y ya te puedes retirar, te espero mañana a las diez y no te olvides de todo lo que te dije.
No lo olvidare don Javier, le aseguro que no volverá usted a tener ninguna queja de mi.
Esta bien –dijo don Javier- y otra cosa mas, una de estas tardes voy a ir a tu casa para hablar con tu esposo pues quiero estar seguro de que el esta de acuerdo con lo que estamos haciendo, yo te avisare cuando voy.
Si don Javier lo que usted ordene.
Y Miriam Caballero salio de la oficina mientras don Javier se terminaba de vestir.
En camino a su casa Miriam Caballero seguía pensando en todo lo que le estaba pasando, ya había aceptado ser la esclava de su patrón, pero esto era humillante, todo lo que hacia era humillante, humillante y degradante, ya que era usada como un simple objeto sexual sin derecho a opinar y mucho menos a rebelarse o desobedecer alguna orden. Pensó en alguna posible solución a todo eso, pero aparentemente no había ninguna solución, si don Javier la despedía de su empleo, lo mas seguro era que acabaría de limosnera o de puta callejera, sintió que el mundo se le cerraba y que se hacia tan pequeño hasta quedar en el solamente ella, su esposo pedro y don Javier.
Pero había otra cosa muy en el fondo de su ser, que ella no aceptaba plenamente pero que la sabia y sabia que podría engañan a cualquier persona, pero no podría engañarse a si misma, y esto era que todo lo sucedido le estaba gustando, era degradante pero le estaba gustando, el sentirse usada por un viejo y tratada como la peor de las putas, le estaba gustando, y este oculto sentimiento la hacia sentirse bien.
Pero en este momento tenia algo mas urgente en que pensar, tendría que decirle ese mismo dia a su esposo lo que estaba sucediendo con don Javier, y el trato que tenia con el. No era fácil, había que buscar el momento y la forma de decírselo, y naturalmente tendría que ocultarle muchos de los detalles, suavizar el hecho y minimizarlo como si no tuviera importancia, y ojala que pedro entendiera que no tenían otra salida para sobrevivir.
Miriam Caballero llego a su casa cuando comenzaba a anochecer, le preparo algo de comer a su marido, espero a que terminara su comida, puso la silla de ruedas a un lado del sillón y se sentó junto a el.
pedro tengo algo que comentarte.
Pedro le brindo su atención, y Miriam Caballero se lo dijo.
Le dijo que don Javier era un pobre hombre solo, ya viejo y con necesidades físicas que no tenia con quien satisfacer, y que de manera muy amable le había pedido que ella le ayudara con esas necesidades y que ella no había podido negarse, tomando en cuenta que el había sido muy bueno con ellos al darle a ella el trabajo y dejarlos vivir en su departamento sin cobrarles renta.
El bajo los ojos y una lagrima asomo a su cara, pensando en que su pobre mujer tenia que sacrificarse entregándose a un anciano con el fin de que los dos pudieran comer y vivir bien, además de que ella era joven y el no podía cogersela, por lo qua el inclusive ya había pensado en decirle que buscara con quien satisfacer sus deseos sexuales, pero ahora lo que mas le dolía era que ella tuviera que hacerlo por dinero, por interés, y con un viejo en lugar de hacerlo con un joven de su edad.
Miriam Caballero y Javier habían establecido entre ellos un código de señas que el podía hacerle con su mano derecha y que le dieran a entender lo que el quería decir. Y en ese momento el puso su palma extendida boca abajo, lo que significaba que el estaba de acuerdo con lo que ella decía.
es por los dos mi amor, además el es muy bueno conmigo y me trata bien –dijo Miriam Caballero, quien ya tenia también lagrimas en los ojos- y tratando de ser prácticos a final de cuentas se trata solamente de mi cuerpo, porque mi corazón, mi alma y mi espíritu seguirán siendo tuyos para siempre.
El movió la mano nuevamente con la palma hacia abajo confirmándole a Miriam Caballero que estaba de acuerdo con lo que ella hacia.
don Javier me dijo que va a venir un día de estos para hablar contigo y ver que tu estés de acuerdo con lo que me esta haciendo, para cuando venga lo único que te pido es que no vayas a llorar ni vayas a poner cara de enojado, pues yo pienso de verdad que esta es la única solución que hay a nuestros problemas, y no quiero que el se pudiera molestar por cualquier mala cara, ¿estas de acuerdo?
El asintió nuevamente y ahí termino el enojoso asunto.
Al otro día Miriam Caballero se fue nuevamente a su trabajo, y poco antes de las diez ya estaba entrando al despacho de don Javier, este se encontraba en su sillón hablando por teléfono y solo le hizo una seña con la mano señalando su verga. Miriam Caballero recordó las instrucciones que el viejo le había dado y de inmediato se quito la falda y la blusa quedando totalmente encuerada e hincándose ante don Javier le saco la verga del pantalón y se puso a lamerla toda para limpiársela.
La verga estaba sucia y apestosa, pero Miriam Caballero volvió a tragarse su asco y acometió su tarea con entusiasmo para que el quedara contento con su trabajo, pensó que ya poco a poco se iría acostumbrando al sabor y al olor de la verga sucia de don Javier y que después de todo, este trabajo no era pesado.
Después de vario minutos don Javier termino de hablar por teléfono y le dijo a Miriam Caballero:
ya esta bien, vamos al baño porque te estaba esperando para mear.
Fueron al baño y se repitió la misma escena del día anterior, misma que se repetiría muchas veces en todos los días subsecuentes, don Javier orinando y guardando el ultimo chorro para echárselo a ella en la boca y después Miriam Caballero limpiar la cabeza de la verga hasta que no quedara ni rastro de orina, lo que ella en esos momentos no sabia, era que solo habría un cambio en las siguientes veces que repitieran ese acto, el cambio estribaba en que el chorro para la boca de Miriam Caballero seria cada vez mas grande, hasta terminar en que se orinara por completo en su boca y hacerla que se tragara toda la orina.
Terminaron con eso y regresaron al despacho donde don Javier la dijo:
guarda tu ropa en el closet, tengo que hacer un par de llamadas telefónicas y después debo de atender a una persona, de manera que tú te vas a meter debajo del escritorio y me vas a mamar la verga mientras yo hago esto.
Miriam Caballero estuvo a punto de protestar pues pensaba que si alguien entraba al despacho, podrían verla a ella chupando la verga de don Javier, pero se contuvo de hacerlo pues recordó lo sucedido el día anterior, el enojo del viejo, y la promesa de ella de obedecerlo en todo sin protestar, de manera que sin decir nada se metió hincada debajo del escritorio, por suerte este era de los que están totalmente cubiertos a los lados y atrás y era lo bastante grande para que ella cupiera debajo sin ninguna incomodidad, por lo que nadie podría verla a menos que se asomara por delante, y esperaba que eso no sucediera.
Don Javier se sentó en su sillón arrimándolo lo más que pudo al escritorio de manera que ella pudiera chuparle el pito sin problemas, y se puso a hablar por teléfono. Y así paso mas de media hora, y cuando termino de hablar por teléfono, llamo a su secretaria y le ordeno que pasara el hombre que lo estaba esperando, Miriam Caballero sintió un cierto escalofrió de temor pero siguió con lo que hacia. Don Javier se puso a hablar de negocios con el tipo y un poco después se quito los zapatos y Miriam Caballero entendiendo lo que el quería, le quito también los calcetines tratando de no hacer ruido y procediendo a sobar los pies del viejo, todo esto sin soltar de su boca la vergota de don Javier.
La plática se extendió por casi una hora y Miriam Caballero ya estaba cansada de la postura en que estaba actuando pero siguió con su labor y se sintió aliviada cuando oyó que don Javier se despedía del tipo. En cuanto la puerta se cerró, el viejo se levanto y se fue a sentar al sillón diciéndole a Miriam Caballero:
ven acá puta y siéntate en la verga que ya me tienes bien caliente con tu forma de mamar.
Si don Javier –dijo Miriam Caballero obedeciendo la orden- ¿quiere usted que me la meta en la panocha o en el culo?
En la panocha puta.
Miriam Caballero se sintió asombrada de sus propias palabras, eso de «donde quiere usted que me la meta», nunca se imagino que ella pudiera pronunciar esas palabras, y menos a un tipo casi extraño, pero se había sentido bien diciéndolas y sobre todo al darse cuenta que a don Javier le habían agradado, de manera que ella decidió que en adelante le hablaría en esa forma al viejo y este era el momento de empezar pues adivino que de esa forma lo tendría mas contento con ella, le diría todo lo que intuía que el quería escuchar.
que vergota tan grande tiene don Javier –dijo Miriam Caballero después de metérsela toda en su panocha- me llena toda, nunca había sentido una verga tan grande como la suya en mi panochita.
¿te gusta que la tenga grande putita?
Claro que si don Javier, me gusta mucho.
Y era verdad. A Miriam Caballero le gustaba mucho la verga del viejo y muy pocos minutos después de metérsela tuvo su primer orgasmo del día, se estremeció y abrazo a don Javier besándolo en la boca y metiéndole la lengua hasta donde podía y saboreando la suya como si fuera un caramelo. Don Javier no tardo mucho en venirse inundando de mocos la panochita de Miriam Caballero, ella lo dejo descansar unos momentos y luego sin esperar a que el se lo pidiera, se levanto y se hinco a sus pies limpiándole la verga con la lengua.
Cuando ella termino, el viejo le ordeno que se vistiera y se fuera a trabajar, que mas tarde el la mandaría a buscar.
Y así paso Miriam Caballero toda su primer semana de trabajo, cojiendo y mamando, don Javier se la había metido y se había venido por todos sus orificios y ella estaba satisfecha de verga, pero sabia que todavía tenia un marido que atender, y el fin de semana que tuvo libre se dedico a atender a su marido chupandole la verga varias veces hasta que se venia.
Miriam Caballero pensó que el trabajo estaba bien, cinco días de labor por dos de descanso en los cuales podía hacer lo que ella quisiera, aunque don Javier ya le había advertido que habría algunos fines de semana en que ella tendría que trabajar, pagándole horas extras, por supuesto, pero mientras eso llegaba, ella aprovechaba el fin de semana para descansar con su esposo.
Y así pasaron tres semanas más.
Miriam Caballero ya había cobrado sus dos primeras quincenas de sueldo, además de una generosa gratificación que don Javier le dio personalmente, y esto la hacia sentirse tranquila, de hecho recibió mas dinero del que tenia que gastar en ella y en su marido y se dio el lujo de guardar un poco por si se vinieran tiempos malos. Pero ahora los tiempos eran buenos, poco trabajo, mucho descanso, buen dinero, y sobre todo, tranquilidad personal.
Y en el aspecto físico, las continuas sesiones de sexo con don Javier cada vez le gustaban más. Ella estaba extrañada de cómo un tipo de esa edad podía cogersela casi diario y casi siempre mas de una vez al día, ella sospechaba que el tomaba algo para tener ese vigor sexual, algo así como una medicina recetada por un medico, pero a fin de cuentas eso era lo que menos importaba, lo importante es que el lo hacia y ella lo disfrutaba.
En solo un mes, ella se había transformado, ya no era la tímida mujer que casi a fuerzas acepto la propuesta de don Javier, ahora era mas desenvuelta y disfrutaba del sexo con el viejo, disfrutaba del estado de sumisión total en el que el la tenia, disfrutaba haciéndole todas las cochinadas que a el se le ocurrieran y su hermoso y joven cuerpo disfrutaba en una sucesión interminable de orgasmos. Ahora era mas mujer, se había puesto mas hermosa, pareciera que sus chiches y sus nalgas hubiesen recibido algún tratamiento hormonal pues se había puesto mas buena, y hasta su caminar ya no era el mismo, ahora caminaba desenvuelta y segura de si misma, y además ahora ya sabia y se había vuelto mas experta en el como tratar al viejo.
Se daba perfecta cuenta de las habladurías y los chismes de sus compañeras y compañeros de trabajo, pero no le importaban en absoluto, ella estaba contenta y feliz consigo misma y con lo que hacia, y lo que dijeran los demás, no tenia ninguna importancia.
Ya se estaba acostumbrando a limpiar la verga de don Javier todas las mañanas como su primera obligación del día, y ya no sentía asco por la suciedad y el mal olor de la verga y hasta lo hacia con placer, e inclusive en alguna ocasión en que don Javier se había lavado el pito antes de que ella lo limpiara con la lengua, ella había extrañado el mal olor, la mugre y el sudor de la vergota.
Ya se había acostumbrado también a vestir siempre sin brasiere y sin calzones, y a andar siempre encuerada delante de el, su hermoso cuerpo de solo 22 años lucia esplendoroso para los ojos del viejo y a ella le gustaba que el lo admirara, y se veía mas morbosamente hermoso junto al prieto, gordo y viejo cuerpo de don Javier, la escena de ver los dos cuerpos juntos y desnudos era verdaderamente excitante para cualquiera que hubiese podido verlos.
Inclusive el mismo desenvolvimiento que sentía y la costumbre del sexo con don Javier, ya le hacían ver todo como algo muy natural y había comenzado a platicarle a su marido cosas y detalles de sus encuentros sexuales con el viejo, al principio solo pequeñas cosas, y posteriormente mas detalladamente, al grado que ya era costumbre que al volver a casa comentara con su marido algo así como:
ay, este don Javier es casi insaciable pedro, y con esa enorme vergota que tiene me hace casi desmayarme, hoy por ejemplo me estuvo culiando casi por dos horas, traigo mi pobre culo todo adolorido, y no conforme con eso, me puso a chuparle la verga por un buen rato hasta que se vino en mi boca y me hizo tragarme sus mocos.
En los ojos de pedro se notaba el enojo y la tristeza por lo que Miriam Caballero le contaba, pero a ella parecía no importarle mucho, después de todo –pensaba- ella se estaba sacrificando por los dos, y gracias a ese sacrificio, ellos podían comer y vivir en ese departamento. Lo que ella no sabia era que pedro ya no estaba muy seguro de que lo que hacia su mujer fuera un sacrificio, y eso lo molestaba sobremanera, pero desgraciadamente no podía hacer otra cosa más que tragarse su enojo y consentir en que don Javier se siguiera cogiendo a su esposa.
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Era jueves en la tarde y ella estaba entretenida lamiendo los pies de don Javier, encuerada como siempre que estaba en su despacho, ahora ya lo hacia con gusto, ya no le importaba que los tuviera sucios, sudados y con mal olor, se metía los dedos uno por uno en la boca y se los chupaba hasta dejarlos limpios y luego limpiaba con la lengua la parte de en medio de los regordetes dedos del viejo.
ya levántate putita, pues ya estoy bastante caliente, siéntate de espaldas a mi y metete la verga en el culo.
Si don Javier -dijo ella levantándose y pasándose dos dedos por la panocha para luego lubricarse el culo con sus propios jugos.
Pero antes de obedecer las instrucciones del viejo, ella acercándose le dijo:
perdone don Javier, ¿no seria usted tan amable de permitirme darle antes unos besos a mi bebito?
Esta bien pero hazlo pronto porque ya no puedo aguantar mucho –contesto don Javier.
Tenia varios días que ella le llamaba bebe o bebito a la verga de don Javier, y esto complacía mucho al viejo, pues sentía que ella se acercaba cada día mas al grado de sumisión que el esperaba de ella. Ella se hinco ante el y acerco la verga a su boca.
hermoso bebe, déjame besarte y chuparte, que bueno es usted don Javier al permitirme besar y mimar a mi bebe, mi hermoso bebe ahorita te voy a guardar en mi culito hasta que te vengas –y lo beso y se lo metió en la boca durante varios minutos.
Poco después se levanto y se puso de espaldas abriéndose las nalgas y guiando la enorme verga de don Javier hacia el orificio de su culo, y se la fue metiendo poco a poco hasta que esta entro por completo, por el continuo uso su culo ya se había acostumbrado al tamaño de la verga del viejo y con esa elasticidad que solo tienen los jóvenes, ella albergaba ese pitote casi sin esfuerzo.
Ay que buena verga tiene usted don Javier, que buena y que grande, la siento hasta el fondo de mi culo y me hace gozar mucho, metamela, metamela fuerte don Javier –dijo Miriam Caballero sintiendo un orgasmo en ese momento temblando y gimiendo.
Don Javier la tenia agarrada de las caderas, la levantaba hasta casi sacarle la verga y después la dejaba caer hundiéndosela por completo en su pequeño y apretado culo.
que buen culo tienes puta, como me aprieta la verga.
Es suyo mi culo don Javier –dijo Miriam Caballero gimiendo- es para que usted me meta su enorme vergota, siempre que usted quiera mi culo estará a su disposición para que haga con el cualquier cosa que a usted se le ocurra.
Que rico tener mi puta particular -dijo el viejo.
Claro que si don Javier, soy su puta particular, soy su esclava sexual para que usted me coja cuando quiera, para que sacie en mi todos sus apetitos sexuales y para que su vergota se venga en cualquier parte de mi cuerpo que le apetezca en cualquier momento.
Don Javier se sintió complacido al oír eso y siguió rompiéndole el culo a Miriam Caballero y así estuvo por casi una hora hasta que gimiendo escandalosamente se vino en el culo de ella, la repego más a su verga pasándole sus brazos por la cintura y así la tuvo por unos minutos hasta que se canso.
ya levántate puta.
Ella se levanto con trabajos pues había quedado casi desfallecida por el esfuerzo y el placer sentidos con la culiada que le habían dado. Se arrodillo ante el y se metió la verga en la boca y se puso a limpiarla ya sin ningún asco pues ya se había acostumbrado a ello y ahora hasta se relamía los labios con los mocos de don Javier, y después de dejarla brillando de limpia, se levanto y fue al baño para asearse su adolorido culo, siguiéndola de inmediato el viejo para hacer lo que Miriam Caballero ya sabia de antemano, mearse en su boca y en su cara, cosa que ya también disfrutaba Miriam Caballero y se tomaba los miados del viejo como si se tratara de un dulce refresco.
Miriam Caballero entro al baño y se sentó en la taza y abrió la boca para esperar a don Javier como este le había instruido con anterioridad y este entro unos segundos después dirigiéndose a su meadero particular, acerco el pito a la boca de Miriam Caballero y le soltó un fuerte chorro de miados tratando de atinarle a la boca sin lograrlo por completo, de manera que una buena cantidad de liquido caía en la cara de Miriam Caballero, cuando termino, Miriam Caballero se sacudió el pito sobre su cara con una mano mientras con la otra le sobaba los huevos, limpio la verga de nuevo con la boca y así espero hasta que a el se le ocurriera retirarse.
Don Javier salio del baño y dejo a Miriam Caballero limpiándose la cara y el culo, cuando ella regreso, se sentó melosamente en las piernas del viejo y le dio un apasionado beso en la boca.
que bueno es usted conmigo don Javier –dijo Miriam Caballero agarrando una de las manos del viejo y poniéndola sobre sus chiches- me coge muy rico y me da un trabajo que mucho necesito.
Y así seguirá siendo mientras tú sigas siendo dócil y sumisa y obedeciendo todas mis órdenes, y no haciéndome enojar de ninguna manera.
Así seguirá siendo don Javier, se lo prometo –contesto Miriam Caballero agarrando con una de sus manos el flácido pito del viejo- le obedeceré en todo lo que usted me ordene y mimare siempre a mi bebe y le daré todo el placer que quiera con todas las partes de mi cuerpo que se le antojen.
Estas bien putita, pero por ahora ya vistete y vete para tu casa, el día de mañana viernes no vengas a la oficina, tienes el día libre, mejor dicho tienes la mañana libre ya que por la tarde como a eso de las cuatro iré a verte y a hablar con tu marido y después te vas a ir conmigo pues quiero que pasemos juntos todo el fin de semana, yo tengo un departamento amplio y bonito y quiero descansar ahí contigo por dos o tres días, ¿estas de acuerdo puta?
Claro que si don Javier, mañana lo espero en mi casa, ¿tengo que llevar algo al irme con usted, alguna ropa o cualquier otra cosa?
No, no tiene caso que lleves ropa si todo el tiempo vas a estar encuerada, no lleves nada.
Como usted ordene don Javier, ¿me permite despedirme de mi bebe?
Hazlo
Miriam Caballero se levanto de las piernas del viejo y en cuclillas acerco la vergota a su boca diciéndole cariñosamente:
nos vemos mañana bebito, te esperare con ansia para darte la bienvenida con la lengua como siempre –dijo Miriam Caballero a la vez que le daba varios besos en el glande al pito de don Javier.
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Ya en la calle, Miriam Caballero iba caminando un poco nerviosa, pues aunque ya le había avisado a su esposo que don Javier iba a ir a su casa cualquier día, no sabia como iba a reaccionar el ya llegado el momento, además de que era muy probable que don Javier quisiera sexo ahí en su casa, y aunque pedro no ignoraba casi nada de lo que ella hacia, no era lo mismo hacerlo en el despacho de don Javier, que hacerlo en su propia casa donde estaba su esposo, tendría que hablar con pedro para prevenirlo y evitar que don Javier se fuera a molestar por cualquier reacción de su esposo.
Cuando llego a su casa, de inmediato abordo el tema con su esposo.
Pedro, te aviso que el día de mañana a las cuatro va a venir don Javier, supongo que para hablar algo contigo.
El le hizo seña de que estaba de acuerdo. Miriam Caballero titubeo un momento pero de inmediato se decidió a seguir.
pero hay otra cosa que te quiero decir, no es seguro, pero si es muy probable que don Javier tenga ganas de cogerme aquí en la casa, pues ya te he comentado que el siempre tiene ganas de cogerme, y si fuera así, pues vamos a tener que aceptarlo, te aviso esto para pedirte que no te vayas a enojar.
Los ojos de el pasaban de la sorpresa al enojo y del enojo a la sorpresa, no podía imaginarse a otro hombre cogiendose a su esposa en su propia casa.
mejor te voy a decir todo lo que tengo que hacer –hablo Miriam Caballero interrumpiendo sus pensamientos- para que no te vaya a caer de sorpresa, primero en cuanto el llegue me voy a encuerar, en seguida me hinco ante el y le saco la verga para limpiársela con la lengua y después probablemente el quiera que se la siga mamando o metérmela por la panocha o por el culo, eso es lo que va a suceder mañana, ¿no te molestaras, verdad? Después de todo ese es mi trabajo.
Javier no respondió, pero Miriam Caballero comprendió por su semblante, que el no estaba de acuerdo con lo que ella haría, pero pues ni modo, ella de cualquier manera lo haría, pues no estaba dispuesta a poner en riesgo su trabajo solo por la delicadeza de su esposo.
ya te estas enojando desde ahorita, -dijo Miriam Caballero- te conozco muy bien. Por favor trata de comprenderlo, ese es mi trabajo y debo de hacerlo, el es mi patrón y tengo que obedecerlo en todo lo que me ordene, el ha sido muy bueno con nosotros y nos ha ayudado mucho, gracias a el no estamos en la calle, y seria muy feo no permitirle que me haga aquí todo lo que de cualquier manera me hace todos los días en su oficina, dime por favor que si lo entiendes y que no te enojaras.
El no hizo ninguna seña con la mano, solo con los ojos le dio a entender que estaba de acuerdo aunque por dentro estaba sufriendo por la ira y la impotencia de no poder hacer nada al saber que otro hombre probablemente se iba a coger a su esposa en su propia casa.
don Javier es muy bueno, es muy atento con nosotros, y nos ha ayudado a salir de la angustiante situación en que estábamos, espera a que lo conozcas mejor y veras que no es el monstruo que tu seguramente te estas imaginando. Y también hay otra cosa, ¿recuerdas que te dije que don Javier me había advertido que algunos fines de semana me iba a necesitar para trabajar horas extras? Pues bien, este fin de semana es el primero que voy a trabajar, mañana me va a llevar con el y voy a regresar hasta el lunes o martes, pero dime por favor que no hay ningún problema de tu parte.
El acepto obligadamente la situación, pero por dentro pensaba que, efectivamente don Javier les había ayudado, ¡pero a que precio!, al precio de estar convirtiendo a su esposa en una puta.
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Al día siguiente, cerca de las cuatro de la tarde, Miriam Caballero y pedro ya esperaban a don Javier, en eso Miriam Caballero se acordó de algo y de inmediato se comenzó a quitar los calzones y el brasiere, pedro con la mirada le pregunto que porque hacia eso y Miriam Caballero le contesto:
es que a don Javier no le gusta que use ropa interior y cuando estoy a su lado siempre debo de andar así.
Pedro se quedo tranquilo, lo único que esperaba era que pasara pronto el rato amargo que sabia que estaba por venir. Y llego don Javier.
Miriam Caballero fue a abrirle la puerta y lo paso, le presento a pedro aunque ellos ya se habían conocido, y cuando don Javier se sentó en el sillón, ella de inmediato se quito el vestido quedando totalmente encuerada, se arrodillo ante don Javier, le saco la verga y se la metió a la boca, y aunque el viejo ya había pensado en tener sexo con ella delante de su esposo, el encontrarla tan sumisa y complaciente realmente le sorprendió, de manera que todo lo que hizo fue sonreír y disfrutar de la limpieza de su pito, y dirigiéndose a pedro le dijo:
que bueno que tu mujer no olvida sus obligaciones, pues una de las cosas que quería yo hablar contigo, era el estar seguro de que tu sabias y estabas de acuerdo con lo que le hago a tu esposa en la oficina, pero con esto ya veo que si lo sabes y que si estas de acuerdo, que bien que suceda así pues no me gustan los malos entendidos.
Y apartando la cabeza de Miriam Caballero de su verga le comento:
vamos al baño porque ya me anda.
Ella de inmediato se levanto y casi corriendo se dirigió al baño de la casa, el viejo fue lentamente tras ella y cuando entro ya la encontró como a el le gustaba, sentada en la taza, con la cara hacia arriba y con la boca abierta, le acerco la verga a la boca y comenzó a orinar dentro de ella, casi le lleno la boca, espero a que ella tragara y se la volvió a llenar, al terminar ella le sacudió el pito sobre su boca y se la limpio con la lengua, luego el se dio la vuelta y regreso a la sala con Miriam Caballero detrás de el.
Se sentó en el sillón y la sentó a ella en sus piernas, manoseándole descaradamente las nalgas y las chiches con ambas manos. Pedro sintió otro piquete en el corazón y sus ojos estuvieron a punto de rasársele de lágrimas, pero hizo un supremo esfuerzo y se aguanto.
Mientras el viejo manoseaba a Miriam Caballero, comenzó a hablar.
la otra razón de mi visita es decirles que yo estoy dispuesto a seguirles ayudando y no solamente en la forma que lo he hecho hasta ahora, sino que quiero darte un trabajo también a ti pedro, tengo entendido que puedes mover la cabeza y la mano derecha y que tus facultades mentales quedaron intactas ¿es así?
Si don Javier –contesto Miriam Caballero.
Perfecto, entonces creo que podrás hacer algún trabajo de captura, la semana entrante te mandare una computadora y unas listas que deberás pasar a la misma, es algo muy sencillo, solo deberás escribir nombres, marcas y cantidades y podrás hacerlo con una sola mano aunque sea despacio, tu mujer traerá los papeles y llevara a la oficina el trabajo terminado, hazlo con calma, prefiero que sea lento pero bien hecho, y yo te pagare un sueldo quincenalmente ¿estas de acuerdo?
Pedro dijo que si con la mano y Miriam Caballero llorando se abrazo al viejo diciéndole:
que bueno es usted con nosotros don Javier, como podremos pagarle todo lo que nos ha ayudado.
No hay nada que pagar –dijo el viejo quitándose del cuello los brazos de Miriam Caballero- solo hagan bien su trabajo los dos y con eso será suficiente,
Pedro en esos momentos sintió un profundo y sincero agradecimiento con don Javier, si su ofrecimiento se hacia realidad, el podría ganar algunos pesos y eso lo haría sentir mejor pues ya no se sentiría como una carga pesada para su mujer, pensó que de verdad era buena gente el viejo, tanto que ya prácticamente no le importo que en esos momentos y enfrente de el, el viejo estuviera manoseando a su esposa totalmente desnuda y le chupara las chiches mientras le metía dos dedos en la panocha y ella se retorcía de placer sobre sus piernas.
mi esposo y yo le estamos muy agradecidos don Javier, no le fallaremos y haremos muy bien nuestro trabajo, se lo prometemos ¿verdad pedro?
Pedro hizo una seña con la mano dando a entender que así era.
bueno putita –dijo don Javier- ni siquiera me has ofrecido algo de tomar, ¿es que no soy una visita importante?
Claro que si don Javier, usted es la visita mas importante que ha habido en esta casa, ¿Qué le apetece tomar?
Sírveme una cuba libre, y tárdate unos diez minutos pues quiero hablar algo a solas con tu esposo.
Miriam Caballero se levanto y se fue a la cocina a preparar la bebida meneando provocativamente las desnudas nalgas, a las cuales ambos hombres se les quedaron viendo con gusto.
Mira pedro, -dijo don Javier después de que Miriam Caballero entro en la cocina- se que soy buena persona y me gusta ayudar a la gente que me sirve, pero tu comprenderás que esto que hago no es en forma totalmente gratuita, la realidad es que me gusta tu vieja y quiero seguírmela cogiendo por un buen tiempo, pero también quiero que ustedes estén bien y vivan bien ¿entiendes esto?
Pedro hizo una seña con la mano de que si entendía lo que decía don Javier, y este prosiguió:
me da gusto que lo entiendas y que estés de acuerdo, pues así podré hacer tranquilamente con ella todo lo que yo quiera. De vez en cuando vendré a dormir aquí en tu casa, ella se quedara conmigo en la cama y tu dormirás en el sillón, y cuando tenga yo que salir a algún viaje de negocios me la llevare conmigo para que me de placer todo el tiempo que este yo fuera ¿entendido?
Pedro volvió a decir que si con la mano.
perfecto, creo que ahora si ya nos hemos puesto de acuerdo en todo, pórtense bien conmigo y yo me portare bien con ustedes.
Miriam Caballero se asomo desde la cocina pidiendo permiso para entrar y don Javier con una seña le dijo que podía pasar. Miriam Caballero con el vaso en la mano fue hasta don Javier, se sentó en sus piernas y le paso un brazo por la espalda.
¿quiere que yo se lo de en su boca don Javier?
Si putita –dijo el viejo a la vez que procedía a seguir con su manoseo por el cuerpo desnudo de ella.
Y así estuvieron por un par de horas mientras el viejo se tomo tres cubas, no se la cogio pero si la puso a mamarle la verga por un rato y la manoseo por donde quiso hasta que se canso.
bueno, pues eso era todo –dijo don Javier haciendo a Miriam Caballero a un lado- vistete que ya nos vamos.
Miriam Caballero se levanto, se puso los zapatos y el vestido y quedo lista para irse con don Javier.
me llevo a tu vieja, regresara el lunes o el martes, y a mitad de semana te mando la computadora.
Pedro dijo que si con la mano y los vio alejarse hacia la puerta, no sabia si estar completamente triste o completamente contento, su mujer se iba de puta con don Javier, pero a el se le abría un nuevo horizonte, una posibilidad de ser autosuficiente, aunque entendía bien que todo su futuro dependía del viejo y de las nalgas de su esposa, el día que el se enojara por algo o simplemente le diera la gana, podría quitarles a los dos el trabajo y ellos volverían a la miseria, pero mas valía no hacerse mala sangre y no pensar en eso, lo importante era ahora el presente, y este se presentaba bien, haría de tripas corazón, se olvidaría de todo lo que hacia su vieja, cerraría los ojos a todo, el trabajaría duro y se ganaría su dinero honestamente.
Don Javier salio de casa de pedro con Miriam Caballero a su lado, ambos se subieron al coche de el viejo, que era una camioneta de ciudad, grande y nueva, y arrancaron. La noche ya había entrado de lleno y algunas gotas de lluvia comenzaban a caer. El departamento de don Javier estaba un poco lejos, y con el transito, seguramente que tardarían más tiempo en llegar, de manera que el subió los cristales de su coche, que eran ahumados, se puso cómodo en el asiento del conductor, y le ordeno a Miriam Caballero:
como el viaje va a ser un poco largo putita, quiero que te encueres, te recuestas en el sillón y me mamas la verga, pero con suavidad y muy despacio pues no se trata de venirme en el camino, solo quiero hacer el viaje un poco mas placentero para mi.
Miriam Caballero dudo por una fracción de segundo pues nunca se había encuerado ni se la había mamado en el coche, de hecho nunca se había subido a su coche y le dio cierto temor de que la vieran desde la calle a pesar de los cristales ahumados, pero de inmediato el instinto la hizo obedecer, se quito el vestido y se echo boca abajo sobre el sillón poniendo se cabeza entre la entrepierna del viejo y el volante, saco la verga que estaba totalmente flácida y se la metió a la boca.
bebito precioso –le dijo Miriam Caballero a la verga del viejo- te voy a mimar durante todo el viaje para que no se te haga tan largo.
Don Javier puso un disco con música tranquila, encendió un cigarro, y manejo tranquilamente mientras con la mano derecha le agarraba las nalgas a Miriam Caballero y le metía un par de dedos en el culo mientras ella se retorcía por el placer a la vez que paraba un poco mas el culo para que el pudiera maniobrar a su gusto.
Don Javier era un hombre con suerte. A pesar de ser casi analfabeta había resultado muy bueno para los negocios y desde muy joven comenzó su carrera comercial con diversos artículos y muy pronto salio de la pobreza en que había vivido su niñez y su adolescencia. Había trabajado mucho, y ahora en su edad madura podía darse todos los lujos que quisiera y podía tener todo lo que se le antojara, y con ese poder que da el dinero, manejaba todo su entorno a su conveniencia y nadie le podía negar nada.
Después de enviudar quince años atrás, no encontró ninguna mujer que lo convenciera para volver a casarse y el no tenia ninguna urgencia por hacerlo, su única necesidad real era la satisfacción sexual porque siempre desde muy joven había sido un semental insaciable para el sexo y hasta la fecha era capaz de hacer el amor mas de una vez al día durante todos los días, y esta necesidad la mitigo siempre con mujeres bien dispuestas a satisfacerlo por dinero o por conveniencia, sin que se tratara de prostitutas profesionales, de manera que satisfecha esta necesidad, no había razón para casarse nuevamente pues era muy difícil que el pudiera volver a enamorarse.
Antes de Miriam Caballero, don Javier había tenido a varias mujeres de manera similar, obligándolas por necesidad a ser sus putas particulares y a todas las había gratificado generosamente antes de despedirlas cuando se cansaba de ellas. Pero Miriam Caballero tenia algo especial, era sin duda la mejor de todas las que había tenido, para comenzar, era la mas hermosa y la mas joven de todas, tenia un cuerpo esplendorosamente bello que ni ella misma se daba cuenta de eso, y con las ropas que usaba, los demás tampoco lo apreciaban, pero el, que la veía desnuda y que sabia apreciar la belleza femenina, sabia que habría muchas modelitos jóvenes y no tan jóvenes que darían lo que fuera por tener un cuerpo como el de Miriam Caballero.
Y por otra parte, Miriam Caballero se había acoplado perfectamente a el, parecía tener un instinto especial para satisfacerlo, y su sumisión era casi completa, solo faltaban algunos detalles para que el lograra dominarla por completo, pero el terminaría ese trabajo, y sabia que al final tendría a su disposición a la mujer mas hermosa que el hubiera visto y dispuesta cien por ciento a hacer cualquier cosa que el le ordenara, sin voluntad propia y sujeta a la voluntad de el.
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ya vamos a llegar –le dijo el viejo a Miriam Caballero sacando violentamente el dedo de su cola- ponte el vestido.
Ella obedientemente le dio un último beso a la verga, se sentó y se puso el vestido. Vio por la ventanilla que se encontraban en uno de los barrios mas lujosos de la ciudad, se acerco a el y metió a su bebe en la bragueta mientras le besaba la oreja al viejo. Este se metió con el coche al estacionamiento de un edificio bonito de ocho pisos, tomaron el elevador y subieron a la ultima planta en donde había un solo departamento que ocupaba todo el piso, y entraron en el.
Miriam Caballero se quedo pasmada al ver la amplitud y el lujo que imperaba en ese departamento, desde el piso, las paredes adornadas de cuadros y los muebles, eran de un lujo que Miriam Caballero solo había visto en películas, estaba tan ensimismada que aun no se había encuerado como era su obligación siempre que estaba sola con don Javier.
¿Qué esperas puta? –le dijo el viejo dándole una nalgada.
Perdone usted don Javier, es que estaba admirando su casa –contesto Miriam Caballero quitándose rápidamente el vestido.
Vamos para que la admires toda –dijo el viejo tomándola por la cintura.
Y la llevo a recorrer todo el departamento dejándola con la boca abierta con todo lo que veía. Después se sentó don Javier en el sofá principal de la sala y le ordeno que sirviera una cuba para cada quien, Miriam Caballero obedeció reponiéndose ya un poco del impacto de estar en ese lugar tan lujoso, sirvió los tragos y regreso junto al viejo sentándose en sus piernas. Bebieron lentamente mientras el la manoseaba con una mano.
tengo mis pies muy cansados –dijo el viejo estirando las piernas.
Miriam Caballero entendió de inmediato lo que quería su patrón, dejo su vaso sobre la mesa de centro y se hinco a sus pies, le quito los zapatos y los calcetines y comenzó a sobar con sus suaves manos los sudados y apestosos pies del viejo.
espera un poco –dijo don Javier levantándose- primero quitame toda la ropa.
Miriam Caballero lo desnudo poco a poco empezando por la camisa y después los pantalones, ya que el no usaba calzones, y mientras lo hacia le besaba cada parte de su cuerpo que iba descubriendo, a la vez que le decía palabras cariñosas.
papacito lindo… me gusta mucho besar todo su cuerpo don Javier… me gusta ser su puta y hacer todo lo que usted quiera…
Miriam Caballero termino y don Javier se sentó y encendió con el control remoto la enorme televisión que había en la sala y se dispuso a beber tranquilamente su cuba, mientras Miriam Caballero volvía a hincarse a sus pies y continuaba con su labor, agarro uno de los pies del viejo y lo empezó a lamer desde los tobillos para abajo poniendo especial atención a las plantas y a los dedos, los cuales se metía a la boca uno por uno y los chupaba y lamía como si fueran dulces, y luego continuaba con el otro pie, ya no sentía ningún asco y parecía hacerlo realmente con amor, con verdaderas ganas de complacer a don Javier.
Y así estuvo por un buen rato, interrumpiéndose solamente para servirle otro trago al viejo.
Ya deja eso –dijo el viejo- y siéntate en la verga que ya la tengo caliente.
Si don Javier –contesto Miriam Caballero sentándose a horcajadas frente al viejo y comenzando a moverse sobre la enorme verga parada.
No te muevas porque quiero decirte algo y quiero que pongas atención, pero primero besame en la boca.
Miriam Caballero dejo de moverse y abrazo al viejo besándolo apasionadamente, metiéndole su lengua en la boca casi hasta la garganta. Y así estuvieron por varios minutos hasta que el la separo y le dijo:
voy a darte algunas nuevas obligaciones que deberás cumplir en mi cuerpo, la primera de estas quizás no sea muy agradable para ti, pero si lo será para mi, y tu quieres agradarme ¿verdad?
Claro que si don Javier, yo solo vivo para agradarlo, y no se preocupe porque ninguna parte de su cuerpo puede ser desagradable para mi, usted nada mas ordéneme y yo lo obedeceré.
Esta muy bien, eso me gusta, pues bien, he decidido que de ahora en adelante tu serás la encargada de la limpieza de mi culo.
Miriam Caballero puso cara de asombro porque no entendía bien que quería decir la instrucción de don Javier, así que simplemente acepto su nueva obligación.
haré lo que usted me ordene don Javier, solamente dígame lo que tengo que hacer.
Es muy sencillo –dijo el viejo- así como te ocupas de la limpieza de mi pito cada vez que llegas a la oficina y cuando termino de mear, así te ocuparas ahora también de mi culo, deberás limpiármelo con la lengua cada que llegues y siempre que termine yo de cagar y te tragaras todos los restos que encuentres ¿lo entendiste bien?
Don Javier se quedo viendo a la cara de Miriam Caballero para ver si esta mostraba algún gesto de desagrado o algo similar, porque en el fondo eso era lo que el esperaba pues tenia muchas ganas de golpearla y esto hubiera sido una razón ideal para hacerlo, pero lo único que vio fue un autentico gesto de complacencia por parte de ella cuando contesto:
Si le entendí bien don Javier y claro que voy a hacérselo con mucho cariño, pues mi único interés es que usted este complacido con mi trabajo y con el cumplimiento de mis obligaciones.
Muy bien, comenzaremos desde este momento, hace unas horas que fui a cagar, a propósito no me limpie para darte oportunidad a ti de que lo hagas.
Miriam Caballero se levanto y el viejo se recostó boca abajo en el sillón poniéndose un cojin bajo la ingle para que su culo quedara parado.
Ahora –dijo don Javier- ábreme las nalgas con las manos lo más que puedas y límpiame con la lengua todo el culo y sus alrededores.
Miriam Caballero se acerco lentamente al culo del viejo, naturalmente que ella nunca había hecho algo así ni con el ni con nadie y no sabia si podría hacerlo bien sin volver el estomago por el asco, pero ni por un momento paso por su mente la idea de no hacerlo o de ponerle algún pero al viejo, su respuesta de que lo haría con mucho cariño había sido totalmente sincera, ella en realidad quería agradarle a don Javier, de manera que con decisión abrió las nalgas del viejo con las manos y metió la cara entre ellas.
Había restos de mierda por todo el culo del viejo y la primera reacción de Miriam Caballero fue de asco al poner la lengua sobre el culo, pero se sobrepuso rápidamente y comenzó a limpiar con la lengua y a tragar todos los restos que encontraba.
Limpia bien todo –ordeno don Javier- y después mete en el culo todo lo que puedas de tu lengua.
Si don Javier –contesto ella sin quitar la boca del apestoso culo del viejo- que hermoso es usted al permitirme que le limpie su culo con la lengua.
Y así continuo Miriam Caballero por un rato, ya se había tragado todos los restos y ahora se ocupaba de masajearle el culo con la lengua y de tratar de metérsela en el ojete sin lograr meter más allá de un centímetro de lengua. Don Javier estaba muy complacido y gozaba del trabajo de Miriam Caballero, y también estaba complacido de la sumisión de ella, todas sus mujeres le habían limpiado el culo, pero todas después de protestar y de que el les prometiera una gratificación especial, y todas lo habían hecho a regañadientes y con asco, inclusive hubo una que volvió el estomago sobre su culo, pero Miriam Caballero lo estaba haciendo muy bien y con gusto, esto quería decir que el dominio que ejercía sobre ella era casi total, y esto lo dejo satisfecho de su obra, había logrado tener una puta hermosa y que haría todo lo que el le ordenara por extravagante que esto fuera.
Ya esta bien –dijo don Javier- ahora ve al baño a lavarte la boca, ahí encontraras un cepillo dental nuevo, siempre que termines de esta obligación deberás lavarte bien la boca pues no quiero que estés a mi lado o me beses con la boca sucia.
Si don Javier –contesto Miriam Caballero levantándose y dirigiéndose al baño.
Cuando Miriam Caballero regreso del baño, el viejo le indico que sirviera otros tragos para los dos y que volviera a sentarse en la verga, y Miriam Caballero obedeció. Se sentó en el pito y los dos tomaron sus tragos.
Me gusta que seas complaciente –dijo el viejo- mientras sigas así me tendrás contento y te ayudare en todo lo que necesites.
Ya le dije que usted es mi dueño don Javier y yo siempre haré todo lo que usted quiera.
Esta bien putita, ahora muevete porque me pusiste bien caliente y ya estoy a punto de venirme.
Si don Javier –contesto Miriam Caballero comenzando a moverse sobre la verga- ¿quiere usted venirse en mi panochita o prefiere venirse en mi culo?
No putita, ahora voy a decirte la siguiente obligación que tendrás de ahora en adelante ¿quieres oírla?
Claro que si don Javier –dijo Miriam Caballero pensando en que seria lo que ahora se le ocurriría al viejo, pero no se quedo pensando con temor o con miedo por lo imprevisto que pudiera ser lo que viniera, sino con expectación y con gusto por hacer cosas nuevas con su patrón- usted ordénele a su pauta lo que tiene que hacer.
Perfecto putita, voy a venirme en tu boca pero tu no te tragaras los mocos sino que los retendrás en la boca por un rato hasta que yo te ordene que te los tragues, y cuando yo quiera abrirás la boca para mostrarme que ahí los tienes, y si te los tragas antes de que yo te diga me harás enojar mucho ¿entendiste puta?
Si don Javier –dijo Miriam Caballero pensando que eso no era tan difícil y que podría hacerlo tranquilamente.
De acuerdo, ahora hincate y chupame la verga, yo te avisare cuando este por venirme.
Miriam Caballero se hinco a los pies del viejo y le agarro la verga acercándola a su boca y dirigiéndose a ella le dijo:
Bebito precioso, te voy a chupar hasta que me eches tu lechita en la boca y después la voy a tener ahí hasta que mi dueño me ordene que me la trague, metete en la boca mi bebito.
Don Javier sonrió complacido y gozo del momento. Miriam Caballero chupaba muy bien la verga, parecía hacerlo con amor, realmente se esforzaba por complacerlo y por hacerlo sentir a gusto.
Después de unos minutos don Javier le hizo una seña a Miriam Caballero de que se iba a venir y ella asintió con la cabeza y se preparo a recibir los mocos, y cuando el viejo comenzó a venirse, ella pego bien la boca a la cabeza del pito para que no cayera ni una sola gota fuera de la boca. Cuando el viejo termino, ella se retiro de la verga cerrando su boca para que nada se saliera de ella, don Javier se le quedo viendo y sonrió.
Lo estas haciendo muy bien, ve a servir otros dos tragos.
Miriam Caballero fue a cumplir la orden con la boca cerrada y llena de mocos, sirvió los vasos y regreso con el viejo, le entrego el suyo, y el propio lo puso sobre la mesa de centro y se sentó de nuevo a los pies de don Javier, este se comenzó a tomar su copa y encendió la tele para entretenerse mientras Miriam Caballero seguía con la boca cerrada. Pero resulta que, lo que le había parecido tan sencillo de hacer, ahora ya no le estaba resultando tan fácil, respiraba por la nariz y sentía la necesidad de tragar lo que tenia en la boca pero haciendo un esfuerzo logro evitarlo.
Habían pasado diez minutos cuando don Javier le pidió que abriera la boca para confirmar que todavía tenia sus mocos, ella echo un poco para atrás la cabeza y abrió la boca mostrándosela al viejo y el noto que efectivamente la tenia llena de sus mocos, y sonrió a la vez que le daba una palmada en la espalda, y esto hizo que ella tragara un poco y al tratar de evitarlo se atraganto y se vio obligada a toser echando en el piso lo que le quedaba en la boca, esto enfureció al viejo que la empujo fuertemente tirandola al piso y gritándole:
Pinché puta pendeja ¿es que no sabes obedecer mis ordenes?
Y levantándose la comenzó a patear con los pies desnudos, bastante fuerte pero cuidando de no hacerle un daño grave como seria el romperle una costilla, y ella aguanto el castigo poniéndose a llorar y diciéndole:
Perdóneme don Javier, por favor perdóneme, fue sin querer no fue por desobedecerlo, me merezco el castigo pero por favor perdóneme.
Ya es la segunda vez que me desobedeces puta pendeja y eso me pone muy furioso, se me hace que no mereces todo lo que te he ayudado, voy a tener que olvidarme de ti.
No don Javier –dijo Miriam Caballero- no volverá a suceder, se lo juro, castígueme todo lo que quiera pero no me abandone.
El viejo siguió pateándola y luego la jalo por los cabellos ordenándole que se levantara, ella lo hizo y el la siguió golpeando ahora con las manos, y aunque lo hacia con las manos abiertas los golpes eran fuertes, ella se cubría con los brazos pero el le ordeno que los bajara y ella sumisamente le obedeció y el le pego repetidas y fuertes bofetadas en el rostro.
No se que voy a hacer contigo –dijo el viejo sin dejar de pegarle- no veo que te interese cumplir con tus obligaciones.
Perdóneme don Javier, yo cumpliré con todas mis obligaciones.
No se si perdonarte pues no me gusta que me desobedezcan –dijo don Javier todo sudoroso y cansado, y dejando de pegarle se volteo hacia el sillón empinándose sobre el mismo y fingiendo buscar algo sobre el, como una invitación a que Miriam Caballero hiciera algo, y ella lo entendió de manera instantánea, y lo hizo.
Rápidamente se hinco en la alfombra, abrió con las manos las nalgas del viejo y metió la cara entre ellas poniéndole su boca en el culo, a la vez que seguía hablando.
Perdóneme mi señor –decía Miriam Caballero y su voz sonaba un tanto lejana y distorsionada por tener el culo del viejo pegado en su boca- nunca volveré a desobedecerlo, puede hacer conmigo lo que quiera, pero perdóneme, siempre le limpiare su culo con la lengua después de que usted cague y hasta podrá cagarse en mi boca cuando quiera, pero por favor perdóneme.
El viejo la escucho sonriendo, nunca había pensando en eso de cagarse en su boca, pero no era mala idea y quizás algún día lo haría. Por supuesto que el iba a perdonarla pues el le había dado la palmada en la espalda a propósito para provocar que ella tosiera y tuviera que escupir y todo con el único fin de tener el placer de golpearla.
Ya esta bien –dijo el viejo separándose de ella y sentándose en el sillón mientras ella quedaba hincada en el piso- me ensuciaste mi alfombra, puta puerca, ahora deberás limpiar eso que tiraste con la lengua y tragártelo.
Miriam Caballero adolorida de todo el cuerpo, dócilmente obedeció y se inclino a limpiar con la lengua los mocos de el que estaban sobre la alfombra, y cuando termino se quedo hincada ante el esperando a que le dijera algo y rogando por dentro para que la perdonara.
Esta bien puta –dijo el viejo- te voy a perdonar pero si vuelves a fallar en tus obligaciones, el castigo va a ser más fuerte y ya no va a haber perdón y te tendrás que largar de mi vida.
Que bueno es usted conmigo don Javier –dijo ella inclinándose a besar y lamer sus pies- no volveré a fallar.
El le ordeno que se levantara y fuera al baño porque tenia ganas de mear y ella obedeció de inmediato corriendo al baño y poniéndose como era su obligación para recibir en la boca los miados del viejo y bebérselos con gusto, cuando terminaron regresaron a la sala, el se sentó en el sillón y le dijo que tomara su vaso y se sentara en sus piernas y ella obedeció prontamente.
Y así estuvieron por dos horas mas, tomando licor los dos y ella mimándolo y besándolo, dándole de tomar en la boca y ratificándole lo bueno que el era con ella y que ella cumpliría fielmente siempre con sus obligaciones.
Después de este tiempo ya los dos estaban medio borrachos, pero mas Miriam Caballero que no estaba acostumbrada a beber pero era incapaz de decirle a el que no, y si el quería que tomara pues ella tomaría.
Ahora vamos a jugar un poco –dijo don Javier alegremente y con ganas de verla mas humillada- tú vas a ser mi perrita ¿estas de acuerdo?
Claro que si don Javier, ¿Qué debo de hacer?
Primero que nada, -dijo el viejo, riéndose de antemano por lo que ella iba a hacer- te pones a cuatro patas y caminas por la sala y cuando yo te haga una señal, vienes hasta mi y me ladras, ¿entendiste?
Si mi señor.
Y Miriam Caballero se puso a cuatro patas caminando así por la sala mostrando su esplendoroso culo desnudo y atenta a cuando el viejo la llamara, hasta que el le hizo una seña con la mano y ella se dirigió hacia el y le ladro.
Gua, gua, gua, gua, gua, gua, gua, gua, gua, gua.
Muy bien perrita, ahora toma uno de mis calcetines con la boca y pásamelo.
Miriam Caballero hizo lo que le ordenaban, fue caminando a gatas hasta donde estaba la ropa de el, tomo uno de los calcetines con la boca y se lo llevo, el lo tomo y lo hizo bola y le dijo:
Ahora voy a lanzar este calcetín y tu correrás a tomarlo con la boca y me lo traerás, pero deberás de ir y regresar corriendo lo mas aprisa que puedas.
Miriam Caballero asintió con la cabeza y el viejo lanzo el calcetín, naturalmente ella no podía correr a gatas, pero si se esforzaba por hacerlo lo mas rápido posible y le traía el calcetín con la boca, el lo tomaba y lo volvía a lanzar, y así estuvieron por un rato hasta que el tuvo compasión de ella al notar que ya casi no podía con el cansancio.
Descansa un rato perrita, pero descansa con mi verga en la boca.
Ella agotada se metió la verga en la boca, aunque de lo que verdaderamente estaba cansado era de estar hincada pero se aguanto hasta que el le ordenara levantarse.
Ya estoy caliente de nuevo –dijo el viejo separando la cabeza de ella y recostándose boca arriba en el sillón- vamos a hacer un 69, tengo ganas de chupar tu panocha.
Ay que buena gente es usted don Javier al querer chupar la panocha de su puta, se que no lo merezco y por eso le estoy muy agradecida.
Miriam Caballero se acostó sobre don Javier poniéndole la panocha en la boca y metiéndose ella la verga del viejo, y don Javier se dio a chupar la panochita de Miriam Caballero con fuerza, mordiéndola y metiéndole la lengua hasta donde podía, luego se pasaba a su culo y también lo lamía, lo mordía y le metía la lengua, Miriam Caballero se convulsionaba del placer y recibía en su cuerpo orgasmo tras orgasmo.
Después de un rato, el viejo le ordeno:
Ya parate putita y siéntate en la verga, te la metes en la panocha y te das algunos sentones y luego te la sacas y te la metes en el culo y así la vas alternando ¿entendiste?
Si don Javier.
Y Miriam Caballero obedeció las instrucciones, se metía la verga en la panocha y luego la sacaba y se la metía en el culo, y así estuvieron durante un buen rato hasta que el viejo se vino en el culo de ella, y ella experimentaba su enésimo orgasmo.
Cuando terminaron, el viejo decidió que ya tenía sueño y que era hora de dormir. Los dos se fueron a la lujosa recamara y se acostaron en la enorme cama.
Ahora te voy a dar la última obligación de este día –dijo el viejo.
Si don Javier, ordéneme usted.
Siempre que pasemos la noche juntos, tú deberás dormir con mi verga en tu boca y deberás tener mucho cuidado de que no se salga, si despierto y no la tienes en la boca, me enojare mucho ¿estas de acuerdo?
Ay si don Javier, será un verdadero placer para mi el dormirme con mi bebe en la boca y tendré mucho cuidado de que no se me salga.
Perfecto –dijo el viejo- yo siempre duermo de lado, de manera que tu dormirás también de lado con tu cara a la altura de mi verga, y cuando notes que me volteo para el otro lado, tu cambiaras también de lado, ¿esta claro?
Si mi señor.
Y de inmediato Miriam Caballero se bajo a la altura de la verga y se la metió en la boca diciéndole:
Mi hermoso bebito, esta noche dormirás calientito dentro de mi boca.
Y así pasaron el primer fin de semana juntos. Tres días y tres noches en los que cogieron como locos. Miriam Caballero bañaba al viejo todas las mañanas y después lo secaba amorosamente. Le limpiaba la verga después de tomarse su orina y le limpiaba el culo con la lengua después de que el cagaba. También le limpiaba los pies con la lengua. Le preparaba de comer, y se dormía con la verga en la boca. Todos los tres días completos estuvieron los dos encuerados en el departamento y ella cumplió satisfactoriamente con todas sus obligaciones.
El lunes por la noche, el viejo la fue a dejar a su casa y le dio un buen fajo de billetes. Miriam Caballero iba toda adolorida pero muy satisfecha, era el mejor fin de semana que había pasado en su vida, había bebido bien, había comido bien, y había sido cogida repetidas veces por todos sus agujeros, y al llegar a su casa al despedirse del viejo, le dijo:
Hasta mañana patrón, y muchas gracias por todo, es usted el hombre mas bueno y mas hermoso del mundo y yo siempre seré su agradecida putita, ¿me da su permiso para despedirme de mi bebe?
El viejo solo asintió con la cabeza y ella de inmediato le saco la verga y le dio repetidos besos acompañados con palabras de cariño.