Capítulo 7
-Podéis correros PERRAS -quería ver hasta dónde llegaba su excitación-, quiero sentiros…
Así terminó el último capítulo…
Mientras Triana se agarró fuerte a su madre para evitar caerse por la intensidad del orgasmo, observe como Amparo, se apretó con fuerza un pezón, llevándola también a un gran orgasmo. Triana soltándose de su madre se fue dejando caer hasta quedar totalmente tumbada en el suelo, siendo observada por Amparo que se quedó de rodillas con los talones pegados a su culo y por mí.
-Amparo. -Aunque usted no me lo prohibió, porque hasta el viernes no tenía que darle una contestación, no me he tocado AMO, eso sí, me he tenido que cambiar de bragas por lo menos tres veces al día, jajajaja. -me encantaba el humor de las tres, pero el de Amparo era el mejor-.
-Triana. -La última vez, -reincorporándose y colocándose en la misma postura que su madre- fue el lunes por la mañana SEÑOR, antes de irme de casa de mi tía, siguiendo su consejo.
-Me gusta, no teníais porqué, y lo tendré en cuenta, espero que no haya problemas entre vosotras.
-Amparo. -Por mi parte no los habrá AMO -con una sonrisa de oreja a oreja-, sabe que estaba dispuesta a entregársela si usted me lo hubiese pedido, y ya veo que no ha hecho falta, jajajaja, ahora entiendo su equipaje, jajajaja, mira que no darme cuenta al ver que no ha metido ningún pantalón y sobre todo que haya echado medias, es la primera vez que las usa, por lo menos que yo sepa.
– ¿Eso es cierto?
Triana. -Si, jamás había usado medias, y bragas solo cuando tengo la regla, y tampoco le crearé ningún problema SEÑOR, se cuál es mi sitio y que por ahora soy la última de sus preferencias.
-No eres la última, no es eso, simplemente tú estás a prueba, y a no ser que tu tía o yo lo digamos, tu madre, no puede pedirte ni hacerte nada, eso sí, nunca olvides que ella es tu madre y como tal tiene y debe actuar, eso no va a cambiar nunca, pero a las dos os tiene que quedar claro que no estando yo presente, Olga será vuestra AMA y como tal la tenéis que tratar.
-Triana. -Lo entiendo, todo esto es muy nuevo para mí, SEÑOR, espero un poco de paciencia y compresión.
-Respondes muy bien PERRA, y tu excitación conforme has besado y lamido a tu madre ha ido creciendo, no has mostrado rechazo, así que no te va a resultar difícil.
-Triana. -Gracias SEÑOR.
– ¿Hasta cuándo os quedáis?
-Amparo. -Nos tenemos que ir mañana, porque trabajo el viernes.
-Mejor, mañana es mi último día aquí, ya tengo el traslado concedido, y no le vayáis a decir nada a Olga, le quiero dar una sorpresa, espero trabajar solo hasta mediodía, así que comeremos por aquí y nos vamos después de comer, si no me puedo escapar antes, nos iríamos a las seis de la tarde. Ahora asearos un poco y nos vamos al centro a tomar algo y cenar, y de paso te enseño donde está el hospital.
Se levantaron y entraron en el baño, se las veía muy bien y tranquilas y eso me gustó mucho. Aproveché que salieron a vestirse, para darme una ducha rápida, y a las ocho pasadas cogimos mi coche, sentándose Triana delante conmigo, demostrándome que su tía la había aleccionado, pues se subió la falda, sentándose sobre su culo. Pasamos primero por el hospital para que Triana viese donde estaba, me dirigí al centro, metiendo el coche en un parquin, y dando un paseo entramos en un restaurante no turístico, donde suelo ir bastante a cenar. Las dos llamaban la atención, solo me tenía que fijar en cómo más de uno volvía la cabeza al verlas pasar. Nos sentamos a cenar tranquilamente…
-Triana. -Esta tarde he entendido porque mi madre se ha decidido a dar el paso, la tonta de mi había pensado que fue mi tía, jajajaja.
-Por lo que he visto, es algo que todos esperabais ¿no?
-Amparo. -Llevábamos mucho tiempo donde solo existía el cariño, y cuando el domingo lo hablamos, lo que me sorprendió es como ambos nos liberábamos.
-Me alegro por todos, y con tu tía ¿Cómo te fue? -mientras Triana se ponía roja, a su madre se le escapo un taco-, jajajaja, no te sorprendas, si ella está aquí es al igual que tú con permiso de Olga.
-Triana. -Esperaba que ella te lo hubiese contado, y ya veo que era verdad cuando me dijo que no lo iba a hacer, no se ponerle palabras Raúl, un sueño hecho realidad -su madre se atragantó y todo al oírla-, pero también distinto a lo vivido contigo, creo que de una forma u otra necesito sentir el poder, tu poder, porque aunque disfrute mucho, estuvimos más tiempo hablando de ti, de quien eres y de lo que esperas de tus sumisas.
-Amparo. – ¿Qué es eso de un sueño hecho realidad?
-Jajajaja, hablas de más, y creo que ya que has llegado hasta aquí, deberías de hacer partícipe a tu madre de ese secreto.
-Triana. – -Poniéndose roja-, de siempre he estado enamorada de la tita, y en cinco minutos él se dio cuenta, que fue lo mejor que me pudo pasar, porque ahora y siempre que él lo permita, tendré la oportunidad de estar con ella, y sobre todo de estar con él -bajando la voz- no puedo evitar mojarme solo con estar a su lado.
-Eso ya lo hemos hablado, pero iremos concretando conforme vayas avanzando, pero deberías de hablarlo también con tu tía.
-Triana. -Si, es algo que tengo decidido, pero antes quería tu consejo, porque me gustaría hacerlo delante de ti y de alguna forma -se volvió a poner roja-, romántica.
-Amparo. -Me he quedado a cuadros, jajajaja, ahora entiendo a tu abuela, cuando me decía que estabas más pegada a tu tía que a tus padres, aunque no creo que ella fuera por ahí, sí que notó que te gustaba estar más con ella que con nosotros.
La cena se hizo amena y corta, a ambas se les notaba el cansancio, así que no tardamos nada en coger el coche…
-Súbete tú ahora a mi lado PERRA, y tú detrás de ella.
Lo hice con la intención de ver cómo lo hacía, y efectivamente, o porque se lo había dicho Olga o por ver a su hija antes, se subió el vestido que al ser estrecho la dejaba con las medias y las bragas al aire, y lo que más me gusto fue cómo se abrió de piernas, invitando a mi mano. Fue salir del parquin y llevar mi mano a sus piernas y acariciarlas, a meter mis dedos entre sus bragas hasta introducirlos en un coño chorreante que al sacarlos los llevaba tanto a su boca como a la de su hija.
-Desabróchale el vestido a la PERRA de tu madre, mete las manos, aprovéchate de sus pechos.
Dicho y hecho, con la ayuda de su madre, lo desabrochó, al estar tan pegado, no podía, por lo que sin cortarse, metió sus dos manos y se lo rasgo entero por la espalda, llevando sus manos bajo su sujetador y con fuerza empezó a martirizarle los pezones, Amparo solo gemía, con su mirada me suplicaba casi que la dejase correr, y no era mi intención, se agarraba al asiento, haciendo fuerza para no correrse, pero no lo pudo evitar, y cuando estábamos entrando en mi cochera…
-Amparo. -Agggggg, me corroooooooo, lo siento, no he podido, agggggg, parad por favorrrrrrrr.
Triana no dejó de martirizar los pechos de su madre, porque un par de veces que giré mi mirada para verla tenía un rostro entre sádico y excitado. No paramos hasta que no se cerró la puerta de la cochera.
-Amparo. -Lo siento -intentando recobrar la normalidad-, no lo he podido evitar AMO.
-No pasa nada, pero sabes muy bien lo que te va a pasar PERRA.
Bajando la cabeza asintió. Salimos los tres del coche, no haciendo en ningún momento Amparo intención de arreglarse, así que hasta el piso subió, con el vestido enganchado en su cintura y rasgado totalmente por su espalda, y sus pechos aunque tapados por el vestido, totalmente fuera del sujetador, notándose que seguía excitada. Las cogí a ambas por la cintura y durante el poco trayecto de la cochera al piso fui alternando sus bocas, morreándolas, saboreándolas. Fue entrar por la puerta y desnudarnos Triana y yo, negándole con la cabeza a Amparo que lo hiciera. En mi mente estaba desvirgar a Triana, pero quería que me lo pidiese ella.
-Vas a ser castigada PERRA, apoya tus manos en los brazos del sillón y saca el culo, y tú coge mi correa de los pantalones -se habían quedado en el suelo de la entrada-, quiero que le des 20 azotes y como le dije a la PERRA de tu madre el otro día, si veo que no se los das bien, serás tú la castigada.
Mientras Triana cogía la correa, me acerqué a Amparo y metiendo mis manos en el encaje de unas bragas negras preciosas, se las rompí, y tirando de ellas se las subí más arriba de su cintura, con su ayuda le saqué el vestido de sus brazos, riéndome al verla así, con el vestido hecho trizas al igual que las bragas, y sus tetas empitonadas al aire, lo único que seguía en condiciones, eran sus medias y zapatos. Dejé que Triana, doblando el cinturón se situara tras su madre, y con fuerza, diría que hasta con sadismo, empezó a propinarle azotes a su madre, lo que me llevó a pararla cuando iba por el décimo.
-Para PERRA, y tú, si te corres te perdono el resto.
Lo estaba deseando, y ante la mirada extrañada de Triana, se corrió, tuvo un squirt, que dejó el suelo perdido.
-A que esperáis PUTAS, limpiad el suelo ¡¡¡ya!!!
Amparo con el culo morado, bastante morado, fue más rápida que su hija, que se había quedado paralizada al ver la corrida de su madre, pero reacciono enseguida, tirándose al suelo y junto a su madre usó la lengua para lamer la corrida de su madre, momento que aproveché para mearme en las espaldas de las dos.
-Vamos a la ducha PERRAS.
Lo mejor de mi piso es la ducha, es una especie de spa por lo que es muy grande y espacioso. Esperé que las dos, que en ningún momento hicieron intención de levantarse, entrasen en la ducha y se pusieran de rodillas, solo se quitaron los zapatos.
-Quedaros solo con las medias PERRAS, y quedaros de pie.
Triana tuvo que ayudar a su madre para poder sacarse el destrozado vestido…
-Triana. -Me dijo que se lo tenía que pedir, y no se lo pido SEÑOR, se lo ruego, por favor hágame suya.
Era algo que su madre por la cara que puso no sabía.
-Lávanos PERRA.
Cogí a Triana y empecé a besarla, con fuerza, mordiendo su boca, su lengua, mientras la sentía gemir, poco a poco la fui girando hasta dejarla de espaldas a la pared y haciendo que se cogiera con fuerza de mi cuello, entrelazara sus piernas en mi cintura, aprovechando el momento, para de golpe desvirgarla.
-Triana. -Aggggg, siiiii, gracias SEÑOR, ufffffff, llevo noches pensando, agggggg.
En ningún momento su madre había dejado de lavarnos a la vez que nos besaba.
-De rodillas PERRA, come su coño y mi polla.
No sin trabajo, se puso bajo el culo de su hija, llevando su boca y su lengua a nuestros sexos.
-Puedes correrte cuando quieras.
-Triana. -Siiiii, graciassssssss, me corrooooooo.
No la dejé seguir gritando, pues metí mi lengua en su boca,
-Me corrooooooo, aggggggggggggg, ufffff, ¡¡¡voy a preñarte PUTA!!!
-Triana. -Siiiii, preñe a esta PUTA, su PUTA, soy suya -a pesar del agua pude contemplar cómo lloraba de felicidad-, suya, suya, SEÑOR, gracias.
Separándome de ella y con cuidado de no hacer daño a una Amparo que estaba justo debajo de su hija, la fui dejando caer al suelo, sus piernas no la sostenían, y asintiendo a su madre con la cabeza, está la acercó a ella, y empezó a besarla, al principio con delicadeza, con amor, hasta ir poco a poco subiendo la intensidad, bajando por su cuerpo, hasta depositar su boca en el coño y devorárselo, mordérselo.
-Triana. -Ufffff, ¿Me puedo correr SEÑOR?
-Podéis, os lo habéis ganado PERRAS.
No sé quién de las dos se corrió con más fuerza, se confundían sus gritos, sus gemidos de placer. Triana se acurrucó en el suelo, sintiendo el agua en su cuerpo, y su madre se levantó, y sin hablar, pero con una sonrisa de agradecimiento, me lavó, besando cada milímetro de mi piel, limpiando mi polla con su boca.
-Ayuda a tu hija -mientras salía de la ducha-, y cuando estéis secas, avísame que te eche crema en ese culo.
No hubo palabras, tardaron veinte minutos en salir, entrando directamente al dormitorio, no tardando en salir, cada una con un conjunto de braga, sujetador y medias, aunque descalzas, y una toallas liadas en sus cabezas, lo que hizo que me volviese a empalmar, pero era tarde y ellas más que yo estaban cansadas.
-Acércate y gírate PERRA.
Me gustó la cara de sorpresa de Triana, al ver cómo con delicadeza, le apliqué una crema reparadora a su madre.
-Vamos a la cama, que a las ocho cómo muy tarde tendremos que levantarnos.
Las cogí de la mano, primero a Amparo y después a Triana, les quité el sujetador, y las bragas, besando cada milímetro de su piel, los que las llevó a excitarse, por cómo se les erizo el vello, los pezones.
-Buenas noches PERRAS.
No tardamos, por lo menos yo, en quedarnos dormidos, teniendo a una en un lado y a la otra en el otro. Sobre las siete de la mañana abrí los ojos, encontrándome por la postura a Amparo, despierta, con su mirada fija en la mía y con una sonrisa.
-Amparo. – -En voz baja-, buenos días AMO.
-Buenos días PERRA -acercando mi boca a la suya y besándola-, súbete…
Con cuidado, alzando la ropa, se sentó sobre mi polla y despacio, recreándose, empezó a subir y bajar, mientras me encargaba de sus hermosos pechos, lo que la llevo a elevar el tono de sus gemidos, que despertaron a Triana.
-Triana. -Uhmmmm, buenos días, SEÑOR.
-Déjate de buenos días PERRA, ponte pie, agárrate al cabecero y ponle el coño a la GUARRA de tu madre en la boca.
Pegando un salto que casi la hace caer de la cama, pasó sus piernas por mi cabeza y cogiendo a su madre del pelo, le puso el coño en su boca.
-No tenéis que pedir permiso PERRAS.
Lo hice para saber hasta dónde llegaba su entrega, y ninguna se corrió, hasta que…
-Ufffff, me corrooooooo PERRAS.
En ese momento las dos lo hicieron, el de Triana fue tan fuerte, que parte de su corrida cayó sobre mi cara, sobre mi boca. Se quedaron muy paradas, hasta que yo solté una carcajada.
-Uhmmmm, sabes muy bien PUTITA, y ahora mientras me ducho, preparad café, esta todo a la vista.
Tanto la madre cómo la hija no dejaban de sorprenderme, entrando en el baño antes que yo, se arrodillaron.
-Gracias PERRAS.
Apuntándolas a la cara a la boca, me meé en ellas.
-Prepara tú el desayuno, tu madre se va a duchar conmigo.
-Ahora mismo SEÑOR.
Nos dimos una ducha rápida, pero no menos excitante, haciéndola llegar a un nuevo orgasmo, con mis dedos dentro de su coño. Me secó y mientras lo hacia ella, salí a por mí café, parándome un poco a contemplar a una radiante y feliz Triana.
-Triana. -Aquí lo tiene SEÑOR.
-Estamos en el desayuno…
-Triana. -Perdón Raúl, prefiero pasarme a quedarme corta y mi culo rojo, jajajaja.
-Entra a ducharte, aunque es temprano, así nos da tiempo a organizarnos.
Se cruzó con su madre, que ya salía del dormitorio, con un conjunto rosa -le gustaba ese color-, de braga y sujetador y unas medias claras.
-Amparo. -He pensado que yo me puedo quedar aquí, porque habrá que limpiar todo el desaguisado, jajajaja, sobre todo cambiar la cama, y cuando sepas a qué hora nos vamos me avisas.
-Me parece bien, porque el piso va a estar cerrado, aunque tendré que venir el fin de semana que viene a por más cosas.
-Amparo. -Si me dices que te vas a llevar, te preparo la maleta.
-Me parece bien, termina el café, voy a ponerte en lo alto de la cómoda la ropa que me voy a llevar.
La dejé y entré en mi dormitorio, viendo cómo se vestía Triana, le sonreí y le guiñé, lo que le sacó una sonrisa de orgullo y que se recreara más al enfundarse las medias en sus bonitas piernas. Bajé de la parte alta de mi armario dos maletas grandes y descolgando la ropa y sacando de los cajones mi ropa interior, se lo dejé todo en la cómoda a Amparo, así como los accesorios y juguetes que me quedaban, ya que la mayoría los había dejado en casa de Olga. Al salir nuevamente al salón / cocina, ellas estaban en una animada conversación, así que aproveché y llamé a Olga, que si no estaba en el trabajo, estaría llegando, y en pocos minutos la puse al día, aunque obvié decirle que yo iba con su cuñada y sobrina. Sobre las ocho y media…
-Vámonos Triana, ahí te dejo un juego de llaves Amparo, por si tienes que salir, luego te llamo.
Cogimos mi coche y en cinco minutos la estaba dejando en la puerta del maternal.
-Suerte Triana, cuando acabes queda con tu madre, en cuanto sepa a qué hora nos vamos, la llamaré.
Se acercó a mí y me dio un cálido beso en los labios.
-Triana. -Gracias SEÑOR.
Observé cómo bajaba los escalones, con clase y elegancia, llevaba unas medias negras a la vez que una falda también negra por debajo de las rodillas, una blusa blanca y un abrigo negro, y seguí mi camino a mi trabajo. Una vez en mi oficina, me llevé una grata sorpresa, mis jefes me dijeron que cómo no había nada pendiente, que me podía ir cuando quisiera, así que recogí las pocas cosas que quedaban e invite a mis compañeros a desayunar, por lo que a las once llame a Amparo.
-Hola Amparo, ¿Cómo vas?
-Amparo. -Muy bien, esperando a que terminé la secadora, ya lo tengo todo preparado, iba a bajar con Triana al bar de abajo a desayunar.
-Perfecto, yo tardo quince minutos, ahora os cuento.
Colgué y saliendo del parquin de mi oficina, y cómo una semana al mes tendría que, como todos los que están fuera, volver a trabajar allí, no tuve que entregar la tarjeta. Metí mi coche en mi cochera y me dirigí a la cafetería. Al entrar las vi sentadas en una mesa, riéndose, por lo que deduje que muy mal no le había ido a Triana.
– ¿Qué hacen mis chicas preferidas?
-Amparo. -Tus chicas disfrutando de un desayuno granaíno, jajajaja, -bajando la voz-, y sus sumisas deseando su llegada.
-Jajajaja, que pelotas sois -sentándome-, ¿Cómo ha ido todo?
-Triana. -Muy bien, y como le acabo de decir a mi madre, también un poco triste, me han concedido las practicas, así que este lunes no, el siguiente, me tengo que incorporar.
– ¿Triste por qué? -sabía la respuesta-
-Triana. -Se que no tendría que estarlo, porque hasta que te conocí, solo deseaba encontrar donde hacer mis prácticas.
-No me gusta que digas eso, el trabajo es lo primero, es tu futuro, y solo es temporal, además de que no tendrás que buscar piso, ahí este el mío.
-Amparo. -Eso mismo le he dicho Raúl, hasta lo del piso.
-Además no siempre vas a estar sola, yo tengo que estar aquí una semana al mes por trabajo.
Me gustó, me sacó una sonrisa, al ver cómo se le iluminaba la cara.
-Amparo. -Jajajaja, ya se le ha ido la tristeza, ¿y tú que haces tan pronto aquí?
-Me lo han dado libre, así que terminad el desayuno, vamos arriba a coger el equipaje y nos vamos.
-Triana. – ¿Y tú coche?
-No nos vamos a ir en dos coches, cómo el fin de semana que viene, vendré a por más cosas, ya me lo llevó.
-Triana. -Ese día si tú no dices lo contrario me vengo contigo.
-Amparo. -Jajajaja, esta no te suelta, jajajaja.
-Jajajaja, no, y fuera de coñas, es lo lógico, y así conoce la zona mejor.
No tardamos nada en bajar las maletas entre Triana y yo, mientras Amparo, que se empeñó, sacaba la ropa de la secadora y terminaba de fregar el suelo. Sacamos el coche de la cochera y a los diez minutos apareció Amparo.
-Conduzco yo, y antes de entrar en Sevilla lo coges tú, sabrás llegar mejor que yo al hospital a recoger a Olga.
-Amparo. -Cómo quieras, -subiéndose atrás-, antes he estado hablando con ella, está deseando que llegué mañana para verlo, jamás la había visto tan ilusionada Raúl.
-Yo también lo estoy, es todo lo que he deseado siempre, en un rato que la llame Triana y que le diga que la vais a recoger, que queréis comer con ella, y contarle…
-Amparo. -Habría que llamarla ya, solemos comer allí.
No tardó en hacerlo, el resto del trayecto fue muy ameno, casi toda la conversación la acaparó una muy ilusionada Triana, sobre su trabajo, aunque de vez en cuando dejaba caer sus ganas de ser una semana entera mi sumisa, recalcando que siempre y cuando yo la aceptara, lo que nos hacía reír a su madre y a mí, sabíamos perfectamente que iba a ser mía. A la entrada de Sevilla y cómo íbamos con tiempo, paramos en una venta a tomar algo y que Amparo cogiera el coche. Al reanudar el viaje, deje a Triana junto a su madre, subiéndome atrás, justo detrás de ella, y al salir a la autovía, lleve mis manos a sus pechos, abriéndole botón a botón su blusa…
-Ni se te ocurra correrte PERRA.
No habló, solo vi el movimiento de su cabeza diciendo que no. Intercambiaba las caricias con pellizcos en sus pezones, sintiendo y recreándome en sus gemidos, en sus esfuerzos para no correrse.
– ¿Cómo tiene el coño la PUTA de tu hija?
Me entendió muy bien, alargo su mano y la metió bajo la falda de su hija, sacando unos dedos muy mojados, que se llevó a la boca.
-Amparo. -Uhmmmm, muy mojado y sabroso AMO.
-Hazlo otra vez, quiero que se saboreé ella también.
Lo hizo, la excitación de esta era tal, que lamió y chupó con ansia la mano de su madre.
-Cuando tu tía se suba, quiero que te corras PERRA.
-Triana. -Ufffff, lo intentaré, estoy uffff.
Se lo dije cuando estábamos entrando al hospital, viendo al final de la escaleras a Olga, que cuando paro Amparo y al ver a Triana junto a ella, no se fijó en mí, y al abrir la puerta…
-Olga. – ¡¡¡Que!!!, oh, qué hace aquí…
No le dio tiempo a hablar más…
-Triana. -Me corrooooooo, me meoooooo agggggg, gracias SEÑOR, graciassssssss.
-Vámonos a comer -cogiendo a Olga del pelo con fuerza-, ¡voy a follarte PERRA!
Me desabroché los pantalones alcé mi culo y me bajé los pantalones lo justo para liberar mi polla, mientras ella sin quitarse la chaqueta que llevaba, se subió su falda floreada de vuelo y apartándose la braga, se le metió en un coño ya húmedo.
-Lo he echado de menos AMO, ufffff, que ganas de sentirlo, me corrooooooo.
Era increíble solo sentir mi polla en su coño se corrió, pegó su boca a la mía y empezó a besarme con ansia y no dejó de hacerlo hasta que sintió mi corrida en su coño y ella se volvió a correr. Se quedó pegada a mí, recuperando la respiración, hasta que la conseguí separar… y vi a Triana hablando por teléfono.
-Amparo. -Está encargando la comida AMO, ya es tarde, vamos a mi casa, si a usted no le importa.
-No, me parece bien, así me la enseñáis.
-Y pone usted orden en el armario de estas dos PERRAS.
No tardamos mucho en entrar en Coria, y en su casa, era un pequeño chalet, muy bonito y coqueto, con piscina y todo.
Sacaron solo su maleta y entramos dentro…
CONTINUARÁ…
Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener, someter y humillar a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.
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