Capítulo 2
- Día a día
- Día a día II
- Día a día III
- Día a día IV
- Día a día V
- Día a día VI
- Día a día VII
DÍA A DÍA CAPÍTULO 2
Mily, se quedó con cara de boba cuando observó que él había colgado. Se lo pensó un buen rato y notó como se estaba mojando y no lo dudó, le mandó su dirección. Metió unas cosas en un bolso y esperó que el llamase.
Se había puesto un vestido que le llegaba a medio muslo y que se ceñía a su cuerpo como una segunda piel, y en este caso lo era, no había nada más que el vestido y su piel.
Le llamé a su móvil y le comuniqué que estaba abajo. Cuando salió por el portal abrí tanto los ojos que casi se me salen. Estás preciosa le dije y le di un pico largo, mientras ella se acomodaba en el asiento del coche.
- Creo que será un fin de semana espectacular.
- ¿Por qué querías que no llevara bragas?
Metí mi mano en la guantera y saqué un huevo vibrador. Se lo di y le dije. Póntelo.
Ella lo miró con ojos vidriosos por la excitación (sí que empezamos pronto, pensó)
Lo cogió, lo chupó con deseo y lentamente lo introdujo en su sexo, en todo momento tenía fijos sus ojos en mí. Yo la observaba sin quitarle el ojo de encima. Una vez lo tuvo dentro me acerqué a su boca y la besé diciéndole.
- Ahora te espera un viaje muy largo.
Apreté el botón del huevo y puse una intensidad suave dejando el mando fuera de su alcance. Salimos rumbo a la playa.
- ¿Te gusta el mar?
- Me encanta el mar y bañarme desnuda, me vuelve loca.
- Que bien, no tendrás problema para nada.
Aún faltaban 100 km para llegar y el huevo estaba haciendo que un charquito se quedase en la tapicería del coche.
- ¿Vas bien, quieres parar?
- Noo, quiero que pares esta tortura.
Busqué el mando y lo retuve en mis manos, subí la intensidad a media, ella pegó un bote en el asiento y empezó a jadear.
- Joder cabrón, ¿esto es parar? Ahora ya no pares. Joder que gusto.
Se lanzó a mi polla y la sacó del pantalón, yo llevaba un pantalón corto con elástico. Levanté un poco el culito y ella sacó mi pantalón, bajándolo a mis tobillos. Aminoré un poco la velocidad del aparato para dejarle hacer lo que quisiera.
Ella bajó la cabeza y empezó a lamer mis huevos, subió por el tallo ya duro, lamiendo lentamente, hasta llegar a la punta de mi polla que tenía ya unas gotitas preseminales, las cuales chupó con deseo, para lentamente enterrar ese falo hasta tocar mis huevos con su lengua. Subía y bajaba con lentitud disfrutando cada centímetro y notando las gordas venas en sus labios. Con su mano acarició su clítoris mientras seguía chupando con emoción mi polla. Paré en un área de servicio lo más alejado que pude de la civilización y acerqué mi mano hasta su culito, metiendo dos dedos en su húmedo coño, hasta tocar con ellos el huevo vibrador. Esto hizo que ella introdujera mi polla hasta tocar su garganta y una arcada salió de su boca. Le saqué los dedos y los chupé mientras ella me miraba con los ojos vidriosos por el deseo. Volvió a su tarea y siguió ahora sí con más rapidez su felación. Yo chupé mis dedos los acerqué a su cuerpo metiendo uno de ellos en su coñito y el otro en su culito, iniciando una lenta pero incansable penetración, notaba el vibrar del huevo y como ella se retorcía abriendo y cerrando la boca. Su orgasmo estaba cerca y seguí con tranquilidad entrando y saliendo de su coño hasta que su boca se abrió y mi polla llegó a su garganta, entrando en ella, cortándole el suministro de aire. Le sujeté su cabeza reteniéndola entre mis piernas unos segundos, los suficientes para que un orgasmo la volviera loca y su cuerpo comenzara a temblar como una hoja de papel.
Saqué un poco mi polla, lo justo para dejarla respirar, momento en que unos fuertes chorros inundaron su boca y su garganta. Ella tragó todo y cayó rendida en el asiento. Me acerqué a su boca y la besé con un beso tierno.
Arrancamos y continuamos camino.
- Joder tío que pedazo de orgasmo, casi me desmayo, jodeeeeeer. ¿Así será el fin de semana?
- Será como tú quieras que sea.
Llegamos a nuestro destino, un chalecito con piscina que estaba un poco apartado del mundanal ruido y muy cerca de la playa.
- ¿Nos cambiamos y dimos un paseo por la playa para ir a cenar?
- Vale.
- Ponte algo cómodo, un vestido sin nada debajo.
- Ehhhhhhh ¿perooooo?
- Tú verás lo que quieres…………..
Solo de pensar en el ratito del coche, Mily no tuvo más objeciones y se puso el liviano vestido sobre su tersa y suave piel.
Salimos del chalecito y nos dirigimos a la playa.
Ella estaba radiante con ese vestido rojo que le hacía un precioso cuerpo, un escote en uve que le insinuaba unos preciosos y turgentes pechos y le llegaba poco más arriba de las rodillas.
La sujeté por la cintura y la fui conduciendo camino a la playa, al llegar cerca de la orilla nos quitamos los zapatos, yo remangué mis pantalones de lino blancos a un a pesar de que se arrugarían.
Caminábamos cerca de la orilla y de vez en cuando el mar mojaba nuestros pies. Bajé mi mano hasta su culo y lo empecé a tocar, le atraje hacia mí, dándole un morreo suave y lento, le dije, lo pasaremos bien.
Llegamos a un chiringuito de la playa y entramos.
- ¿Hombre Pablo que tal va todo?
- Muy bien gracias. Queríamos cenar un poco.
- ¿Te puedo sorprender o tienes ya pensado?
- Sorpréndenos, ¿que será, pescado?
- Por supuesto super fresco.
- Vale pues podrías traernos para beber, un viña Tondonia blanco reserva.
- Excelente elección, seguidme.
Fuimos al final del chiringuito, había un pequeño cuarto con cuatro mesas y nos sentamos en la del fondo una mesa con un banquito con cojines para hacerlo más mullido y unas espectaculares vistas al mar.
- Su vino señores, ¿quiere probarlo?
- Por supuesto. Esta excelente.
- Ahora les traigo una cubitera con hielos.
Marchó y nada más irse mi mano subió por las suaves piernas de Mily hasta llegar a su sexo, volviendo a bajar otra vez. Ella me miró con cara de pícara y preguntando.
- ¿No te atreverás?
- ¿Tienes alguna duda?
El camarero llegó con la cubitera y la dejó a la izquierda de ella.
Mi mano seguía subiendo y bajando sin prisa y sin pausa, llegaba hasta su sexo hacia unas rotondas y volvía a bajar hasta sus rodillas. Ella estaba empezando a calentarse y algún gemido salía de su boca. Me volví y la besé, la besé con pasión y con entrega, mientras mi mano ascendía a su pezón y lo apretaba entre mis dedos. Ella abría sus piernas y su boca en un gemido de placer, ahhhhhhh. Mirabamos al mar mientras mi mano se deslizaba lentamente entre sus piernas, solo mis uñas tocaban la suave piel del sexo de Mily.
El camarero llegó con un tartar de bonito rojo en aceite de oliva dejándolo delante de Mily.
- Está delicioso y el vino espectacular. No te cuidas mal no jajajajajja
- Me gusta más lo natural y en su propia salsa.
- ¿El sushi?
- Siiiii jajajajaj. Bajé un dedo a su coño y recogí sus jugos, llevé el dedo a mi boca y lo chupé con pasión.
- Una salsita estupenda, pero ha de marinar un poco más.
- ¿Siiii, está bueno?
- Me acerqué a su boca y la besé suave. ¿Está bueno?
- Así mucho mejor.
Terminamos el primer plato y mi mano volvió a recorrer el camino anterior, solo que esta vez se paraba unos segundos en su clítoris y lo rodeaba un par de veces.
- Cabrón, vas a hacer que me corra.
- Puedes hacerlo ahora, será suavecito.
- Eso solo se sabe cuándo llega.
- El camarero llegó con los segundos platos, los dejó en la mesa y se quedó mirando los pezones de Mily que apuntaban al cielo, estaban a punto de romper la tela del vestido.
- Ehhh …. lomo de trucha del coto de la Rinconá de Chuchilla Valencia.
- Muchas gracias.
Se marchó no sin echar otra mirada a esos pezones que estaban pidiendo unos labios que los apretasen.
- ¿Has visto?, casi me arranca los pezones
- Siiii, subí mis manos y los apreté, no es para menos.
- Acabemos el plato, ¡¡¡¡ahhhhhh!!!!!!
El lomo de trucha estaba delicioso, terminamos de comer ese plato y mi mano siguió su camino, con la voluntad de calentar el momento al máximo.
Ella acercó su mano a mi polla,
- Cabrón estás como un toro ehhh.
- ¿Quieren postre?
- No gracias, un café solo y un cortado, con un par de Johnnie Walker Blue Label.
El camarero llegó con los cafés y las copas, recogió la mesa marchándose después no sin echar una mirada a los pezones de mi chica, qué seguían enhiestos y desafiantes.
Ahora mi mano siguió con más tranquilidad subiendo hasta ese maravilloso clítoris, que ya estaba lleno de juguitos y hacían más fácil la excitación.
Ronroneaba mientras mis dedos acariciaban ya sin descanso su botoncito del placer.
- Ahhhh, siiiiiiiii, no pares hummmm, nooooo, paaaarrreeeeesss.
Y así se corrió pegada a mi boca y dejándome sentir su orgasmo.
Rápidamente y sin darme tiempo a reaccionar, agachó su cabeza y se metió mi polla en la boca, quería mi corrida, ya que puso un ritmo muy alto. Pero le paré.
- Quiero follarte luego, tranquila.
- No sé si podré esperar, mira mis pezones y la silla está empapada.
Pedro el dueño del chiringuito se sentó a nuestro lado.
- ¿Qué tal la cena?
- Espectacular dijo ella y el vino magnífico.
- Este pájaro no tiene mal gusto. Por cierto, Pablo, venía a decirte que “Caperucita” dará mañana una fiesta en su casa.
- Qué bueno, lo consultaré con ella, si quiere ir, iremos.
- Le di mi tarjeta para que cobrara y a la vuelta nos fuimos, ya éramos los últimos clientes.
Al salir la agarré de la cintura y la atraje hacia mí, besé su boca y le dije.
- Te voy a follar hasta que no podamos más.
Por el camino me preguntó,
- ¿Qué fiesta es esa que me tienes que consultar?
- Una fiesta liberal, donde todo el mundo va en bolas y donde no, sí que siempre es no, pero cualquiera puede pedir participar y si es aceptado, pues se une a la fiesta.
Ella lo pensó un momento mientras mi mano acariciaba su culo.
- No tiene mala pinta, podríamos ir, será una experiencia nueva para mí.
- Tus deseos son órdenes.
Llegamos a la casa y nada más entrar la apoyé contra la puerta besando su boca, a la vez que acariciaba esos pechos que me estaban volviendo loco. Le saqué el vestido por la cabeza, la llevé hasta el jardín y la piscina. La subí encima de la mesa y bajé a chupar su coño que estaba totalmente húmedo. Lo lamí y lo relamí, mientras mis labios lo absorbían y mi lengua daba vueltas y vueltas sobre su clítoris.
- Siiiii, maaaas, siiiii, me voyyyyyyyy, jodeeer
Su sexo explotó en un mar de jugos. Bajé mi pantalón y metí la polla de una, entrando hasta el final, así inicié un polvo salvaje, un polvo duro y fuerte, que hacía qué la mesa se tambaleara. Mi polla entraba y salía con suma facilidad por la humedad de su sexo. Subí mis manos a sus pezones y apretándolos me corrí
- Siiii, jodeeeer, siiiiii.
Sentir mi corrida y el dulce dolor de sus pezones hizo que Mily también se corrieses
- Cabron jodeeer, me matas.
Caímos rendidos uno encima de otro, el polvo, aunque corto, había sido salvaje.
Una vez descansados le dije
- ¿Un bañito?
Entramos en el agua totalmente desnudos y empezamos a jugar, yo le agarraba y le subía por encima de mí haciéndole caer al agua, así jugando empezamos a comernos la boca con pasión y lujuria y nuestras manos fueron a nuestros sexos, allí se detuvieron en un lento y acompasado baile.
- Vamos a la habitación, me dijiste.
Te cogí de la mano y subimos a la habitación, te tumbaste en la cama y dijiste.
- ¡fóllame!!!!
Despacio fui ascendiendo por la cama hasta llegar a tu boca y rozar tu sexo con mi polla.
- Vamos, estoy muy caliente, méteme esa polla, haz que me corra como una puta, vuélveme loca.
Mi polla entró en su coño de una y su boca exhaló un suspiro.
- Siiiiii así con fuerza, rómpeme el coño siiii, más fuerte, más duro.
Yo bombeaba con todas mis fuerzas hasta que me dijiste
- Me corro, no pareees, siiiii más, siiiii jodeeer que gusto, que gustooo.
Saqué mi polla de tu coño, subí tu pierna a mi hombro y empecé a frotar mi capullo contra tu clítoris.
- Ohhhh, cabron ohhhh, para, paraaaa, no joder, no pareees, noooooooo, nooooo, ni se te ocurraaaaaa
Un chorro salió de tu cuerpo cubriendo mi pecho y dejándote totalmente laxa y rendida.
Me tumbé a tu lado y me dijiste
- Qué bueno eso, no me lo habían hecho nunca.
- ¿Lo repetirás?
- Tendrás que ganártelo……..
Y así abrazados nos quedamos dormidos.