relatos eróticos SATISFACCION

19 relatos

El sabor de la venganza IV

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Tu morenito, ven aquí y véngate de esta puta que te mordió la polla. Rómpele el culo.  El negro se puso detrás de la morena, se escupió un poco en la punta de su polla y de un solo golpe atravesó el culo de esta hasta más de la mitad de su grande y gorda verga. La morena chilló

El anuncio IX

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Zoey empezó a lamer el empapado coñito de Silvia, con auténtica maestría. Dominaba la técnica a la perfección. Inicialmente lo hizo por sus labios, abriéndolos con sus dedos alcanzó el clítoris con su lengua. Lamía muy lento y muy húmedo, succionando de vez en cuando. cosa que le hacía estremecer.

Día a día VIII

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El chaval tenía una vista preciosa a través del cristal del ascensor. Cuando llegamos arriba, tiré de la falda de Esperanza abajo para que no fuese enseñando el culo y guiñé un ojo al chaval. Seguro que esta noche se hacía una paja pensando en ella. Salimos y pedimos una mesa

Día a día VII

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Lanzó y la botella quedó apuntando a Esperanza. Unas preguntas no muy incisivas fueron respondidas por ella. Después fue mi turno y la botella cayó del lado de Ángeles que igualmente respondió a las preguntas. Cuando me tocó a mí las chicas subieron la apuesta y hube de desnudarme.

El sabor de la venganza I

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Se preparó para salir, para ella era toda una odisea. Tenía que, subir a la pequeña furgoneta, sacar la rampa para poder subir su silla, anclar bien está para que no se moviese dentro de la furgoneta. Volver a subir la rampa, y salir con la furgoneta después de cerrar su puerta.

Día a día VI

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Él se sacó la polla ya erecta y ella se sentó encima. Volvió su cara y se besaron mientras ambos contraían y expandían sus sexos. Las manos de Pablo apretaban sus pezones y frotaban su clítoris, en lentos círculos. Sus dedos rápidamente se impregnaron con los fluidos de Ángeles   

Día a día III

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Le pasé la mano por la espalda, pero esto solo hizo que temblara más. Se dio la vuelta y me dijo Méteme la polla todo lo duro que puedas. Casi mejor recogemos y vamos a casa que está cerca, aquí la arena es un coñazo.

El padre Ángel VII

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Yo dejé las braguitas en el cajón de la cómoda y salí hacia el bar, ya era la hora de mi cena. Miré dentro, había otras dos mesas ocupadas, me dirigí a mi mesa y me senté en ella. La sola idea de ver aparecer a María en cualquier momento me tenía tenso y excitado

El anuncio III

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Al cabo de un rato, llamaron a la puerta, y la propia Silvia se encargó de abrir, encontrándose con una impresionante rubia de unos 25 años, de cerca de 1,80 de altura y con unas impresionantes curvas que resaltaban sobre su vestido de lycra color beige. Ambas mujeres se miraron de arriba abajo

Ángel o demonio IV

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María gritaba y sus piernas se le doblaban con cada una de mis acometidas violentas. No paré, seguí metiéndosela con todo el vigor que mi movimiento de cadera me permitía, haciendo mover su cuerpo contra el sofá y que su cara chocara con el respaldo