Capítulo 3

En ese momento sonó el teléfono de Carlos, me miró como asustado, en la pantalla del teléfono aparecía como número no identificado. Le dije que contestara, pero que lo pusiera en manos libres, yo grabaría la conversación con mi teléfono.

– ¿Hola? -contestó Carlos- ¿Quién es?

– Buenas noches, Carlos -respondió una voz de hombre al otro lado- ¿qué tal estás? Imagino que Nicolás está contigo. Lo primero es que me alegro mucho de hablar con vosotros, nos habéis excitado mucho con vuestras pajas, jijiji. No queremos que os sintáis presionados por nosotros, pero nos habéis calentado como nadie lo ha hecho nunca. En fin, que nos gustaría que mañana quedéis otra vez pero con unas variaciones que no son complicadas ni insalvables. La primera “variación” es que mis colegas y yo estemos presentes, somos 3 en total, la segunda “variación” es que nosotros pondremos el lugar, mejor en una habitación con cama que en el coche. Mucho más cómodo, no lo podréis negar, y por ahora esas dos serían las “variaciones” ¿Alguna pregunta?

– A ver, a ti te parecerá lo más normal del mundo el extorsionar a la gente, pero debes saber que es un delito y grave -le contestó Carlos-

– Bueno, si lo miras así…-le cortó la persona que hablaba- no tenemos problema en mandar un correo a cada trabajador de la planta en la que trabajan vuestras mujeres, imagino que habéis visto el vídeo, no tenemos problema alguno para mandarlo, y jamás sabréis quienes somos…

– No hemos visto vídeo alguno -le corté mirando a Carlos- no nos ha dado tiempo, lo veremos ahora. Necesitamos algunas garantías para saber que no nos pasaría nada en caso de que aceptemos vuestras peticiones.

– Mira Nicolás, no estáis en posición de exigir nada -dijo otra persona distinta a la primera- Se os han dicho las cosas claras, ya vosotros mismos sabréis qué tendréis que hacer. Mañana os llamaremos.

Colgó el teléfono diciendo eso, Carlos me miró asustado.

– Tranquilo Carlos, veremos cómo salir de esta…y verás que saldremos sin problema alguno.

– Eso espero Nico, deben ser alguien que nos conoce aunque esas voces no me suenan de nada. Si tiene nuestros teléfonos, conocen que nuestras mujeres trabajan juntas y en la misma planta…

– ¡¡¡Coño!!! Pues claro -grité asustando a Carlos- Es alguien que trabaja con ellas, con Irene y con Carmen, no puede ser de otra forma…ni mis compañeros de trabajo saben que tu mujer es amiga de la mía, ¿ves cómo la cosa no es tan complicada?

– Es verdad, deben ser compañeros de ellas, al menos uno, o todos…de todas formas quieren estar presentes con nosotros, los conoceremos ahí -me contestó Carlos ilusionado, admitiendo que quedaríamos con ellos, cosa que me llamó la atención- ya hay algo de luz al final del túnel. ¿Quieres quedarte esta noche en casa? Por si estás preocupado o asustado…

– No hace falta, no estoy asustado, preocupado es obvio que lo estoy, o estamos mejor dicho… -le dije algo extrañado- ¿prefieres que me quede contigo esta noche? ¿estás asustado? Si quieres vamos a mi casa.

– Hombre, prefiero no estar solo esta noche -me dijo un poco avergonzado- no soy un cobarde, pero no me encuentro con fuerzas para estar solo esta noche con esos hijos de puta haciéndonos lo que nos están haciendo. Por mí, vámonos a tu casa si la prefieres a la mía…

– Pues vámonos a mi casa, ya veremos como torear a la cotilla, jejeje -solté intentando no dramatizar más la situación-

Aparcamos el coche a unos 25 metros de la casa, por si las moscas con la vecina cotilla. Nos acercamos en silencio a la casa y abrí la puerta, pasamos al interior y cerré.

– Parece ser que está dormida la vecina -le dije a Carlos- ¿te apetece tomar algo? Yo tengo un poco de hambre, voy a prepararme un par de sándwiches, ¿te apuntas?

– De acuerdo, un par de sándwiches me vendrán bien -me dijo algo más animado- te ayudo.

– De acuerdo, pero antes vamos a ponernos cómodos, me gusta estar en casa en total “libertad”, me gusta estar en calzoncillos en casa -le dije desabrochándome la correa del pantalón y dirigiéndome a mi dormitorio- Si quieres hacer lo mismo, pasa a mi habitación o a esa de ahí y te pones cómodo.

– Perfecto, ¿pero puedo pedirte otro favor? -me preguntó- ¿puedes dejarme un slip? El que tengo huele a excitación y a semen…y no me he acordado de haber entrado en casa para coger uno.

– No te preocupes Carlos, por dios -le dije sonriendo- vente a mi habitación y te doy uno, creo que te quedará bien, aunque tu polla es más grande que la mía, pero poco más…jejejeje. De todas formas puedes ducharte si quieres, yo me voy a duchar en un momento y me cambio.

– Te lo agradezco Nico -me contestó ya con una pequeña sonrisa en su cara- dúchate primero y yo me ducho después.

– Pues perfecto entonces -le dije mientras me desnudaba completamente y sacaba un slip de un cajón de la cómoda y se lo daba- Toma este slip, seguro que te está bien, creo que usamos la misma talla…de slips, que no de pollas…jejejeje

– Sí gracias Nico, y perdona la lata que te estoy dando -me dijo un poco avergonzado y totalmente desnudo también- En cuanto salgas de la ducha entro yo.

Me duché en un momento, en cuanto salí de la ducha avisé a Carlos y se metió él, me quedé mirando su cuerpo, su culo…me excitaba bastante. Me sequé en la ducha mientras él se duchaba, mientras hablábamos.

– Tendremos que ver el vídeo que nos han grabado, Nico -me dijo desde la ducha- Igual no se nos ve con claridad y no sería tanto problema, aunque se parecieran algo a nosotros…

– Sí, lo he pensado -le dije- Ahora lo vemos y decidimos qué hacer. En el caso que se nos vea claro, voy a llamar a un compañero para decirle que no iré a trabajar mañana, veré que me invento.

– De acuerdo -me dijo saliendo de la ducha y colocándose la toalla en la cintura- yo aún no me he incorporado, tengo aún unos días para incorporarme a la nueva delegación.

– Pues genial entonces -le dije- voy a la cocina a preparar los sándwiches y una ensalada, ¿te apetece tomar vino o cerveza?

– Prefiero un poco de tinto, la cerveza me embota mucho -me dijo ya más sereno, mientras se frotaba la zona de su entrepierna-

Salí del baño con el slip en la mano, dirección a la cocina, Carlos me seguía. Al llegar al salón me detuve a coger el teléfono. Cogí el portátil que estaba en la mesa y lo encendí.

– Ven, vamos a sentarnos y vamos a ver qué vídeo nos han mandado estos hijos de puta -le dije sentándome en el sofá con el portátil sobre mis piernas-

Carlos se sentó a mi lado, tampoco se había puesto el slip, lo había dejado sobre la mesa del salón, donde había estado el portátil.

Abrí el correo y vi el mail que me había mandado con un archivo de vídeo adjunto. Pinché en él y lo abrí en pantalla completa, el vídeo comenzaba con una foto mía recortada de una foto que mi mujer subió a Instagram, de unas vacaciones. Tenía mi nombre rotulado en la parte inferior de la fotografía, con una leyenda que decía: Nicolás Perea esposo de Irene Bonell, Secretaria de Dirección. Después aparecía la foto de Carlos, por lo visto también recortada de su propio Facebook, también con su nombre rotulado y otra leyenda: Carlos De Tena esposo de Carmen Pinto, Jefa de Recursos Humanos. Lo siguiente que se veía era el interior del coche, tomado desde la parte de la pared donde aparqué el coche. Se nos veía claramente, y no solo eso, se nos oía divinamente, se escuchaba lo que le dije nada más aparcar: “Joder, estoy nervioso, voy a dejar clara una cosa Carlos, sin follar, sin besos…solo paja, y de momento cada uno con su polla ¿te parece bien?” Se nos oía y se nos veía de lujo, nítidamente. De vez en cuando la cámara hacía zoom hacia nuestras pollas o nuestras caras. Vimos el vídeo entero, de cómo me pajeaba y me metía el dedo en el culo, como yo levantaba el culo para que entrara… Se veía estupendamente el momento de su corrida, como se agarraba a mi mano que tenía el dedo en su culo, como llegó el primer trallazo de su corrida a mi cuello… Miré la cara de Carlos y estaba mirando el vídeo con cara de preocupación y de morbo, su polla estaba creciendo. Me miró con cara de preocupación, cerré el portátil y me levanté, yo también estaba empalmado pero teníamos un problema grave que resolver. Carlos se sentó en una de las sillas del salón, seguía empalmado. Me acerqué a él, mi vista iba de su cara a su polla y él se dio cuenta, alargó su mano y me agarró la polla, tiró de ella hasta colocarme delante de él. Abriendo mis piernas, me acerqué a él. Comenzó a sobarme los huevos y me pasaba un dedo por el ojal mientras no paraba de meneármela.

– No te acerques más, no te la voy a comer…jejejeje -me dijo excitado- Sé que tenemos un problema, pero el ver el vídeo me ha excitado mucho, como a ti por lo que veo. Te la hago yo y después cambiamos, ¿te parece bien?

– Ufffff, por mí perfecto -le dije excitado- sé que tenemos un buen problema, pero no he podido evitar excitarme cuando he visto el vídeo. Cuando me corra, nos cambiamos y te la meneo yo. Y tampoco te la voy a comer, por si lo pensaras…

Me encantaba la manera que tenía de acariciarme las nalgas, las pelotas, como me iba metiendo el dedo en el culo, yo me abría las nalgas con ambas manos. Mi polla se puso durísima, segregaba el líquido preseminal que él recogía con la palma de su mano y lo extendía por todo mi capullo, por el tronco de mi polla, por mis huevos…Notaba que mi corrida se acercaba.

– Sigue cabrón -le dije- vas a exprimirme hoy por tercera vez, cabrón. Sigue así, me queda poco.

Aceleró el movimiento de su mano como el de su dedo entrando en mi culo. Me apoyé en sus hombros, mi polla estaba como a 40 centímetros de su cara, notaba que me iba a correr.

– Dios mío, cabrón -le dije a punto de correrme- más fuerte, dame más fuerte.

El primer trallazo le dio en la mejilla derecha, los siguientes en el pecho y el cuello, las gotas caían sobre su polla y sus huevos. Miré hacia abajo y tenía leche por todos lados, le acerqué una servilleta de papel para que se limpiara. Con otra servilleta le limpié la leche que le había caído en la cara mientras él se limpiaba el resto. Su polla seguía dura y segregaba líquido preseminal con abundancia.

Se levantó y me sentó, agarré su polla y se acercó a mí, abriendo sus piernas y dejando las mías entre ellas. Su polla estaba muy dura y mojada, sus huevos colgaban y hasta parecían más grandes que hacía un rato. Se los acaricié mientras se la meneaba lentamente, me miraba directamente a los ojos, desde arriba, con superioridad. Yo me sentía dominado por él, y no me disgustaba en absoluto al contrario, me encantaba, Con mi mano izquierda se la meneaba mientras que con la derecha acariciaba sus pelotas, acercando mis dedos por el perineo a su ojal. En ese momento aceleraba la respiración, se le notaba las ganas que tenía de que lo follara con el dedo, al menos las mismas que había tenido yo que él lo hiciera. Con mi dedo anular empecé a masajearle el ojal en círculos, apoyaba la yema en su ojal y apretaba un poco para después hacer círculos frotándole el dedo. Se ponía como las motos, movía sus caderas como si estuviera follando a alguien cuando le hacía eso. Así que teniéndolo bien excitado, aceleraba el movimiento de la paja con la yema del dedo en su culo, para después, cuando aceleraba la respiración, paraba todos los movimientos, quitando mis manos de su cuerpo. En esos momentos su polla comenzaba a hacer movimientos hacia arriba segregando gran cantidad de líquido preseminal.

– Joder cabrón, no pares -me dijo totalmente excitado- sigue cabrón, sigueee. Necesito correrme ya, te lo pido por favor…

– Shhhh, silencio -le dije sonriendo- vas a disfrutar esta paja. Ni tu mujer podrá superar la paja que te voy a hacer, ni con la boca la superará.

– Eres un auténtico cabrón -me dijo- sácame la leche que tengo a punto de salir…no me queda muchooo.

Le agarré de nuevo la polla y metí mi mano dereche entre sus piernas, por debajo de sus cojones, buscando el ojal. Le puse el dedo en él y se lo metí un poco, suspiró y comencé a pajearlo mientras mi dedo entraba y salía de su culo, él se abría las nalgas como antes había hecho yo. Su respiración se aceleró, comenzó a mover sus caderas como si follara, su polla convulsionaba y su respiración se aceleró y se mezclaba con gemidos y jadeos. Noté en el dedo que le había metido, como su culo se contraía y se dilataba, señal de que se iba a correr. Se puso a gemir y el primer trallazo de leche me lo llevé en plena cara en los labios y en la barbilla, los siguientes ya cayeron por mi pecho, mi vientre…

Se puso a reírse mientras me acercaba servilletas para que me limpiara y él me limpiaba lo que me había caído en la cara. Al pasar la servilleta para quitarme lo que me había caído en los labios, saqué un poco la lengua y probé el semen de Carlos, estaba un poco amargo, pero me gustó. Lógicamente no le dije que lo había probado, no quería que se confundiera conmigo. No pretendía que me tomara por otra persona que no era.

– Joder tío, ha sido espectacular -me dijo aun recobrando la respiración- Sin lugar a dudas, ha sido la mejor paja que me han hecho nunca, incluidas las que me he hecho yo a lo largo de mi vida, y han sido muchas…

Preparamos los sándwiches y una ensalada, llamé a un compañero de trabajo pidiéndole que hablase con el encargado, le dije que me habían surgido unos problemas y que necesitaría tres días de asuntos propios, que me mandase por email la solicitud para pedirlos y se lo mandaría relleno en la misma mañana. Cenamos bien y decidimos acostarnos.

– Bueno Carlos, ya es hora de dormir -le dije riéndome- estamos agotados y con razón, jajaja ¿dónde te apetece dormir?

– Sí, la verdad que yo al menos estoy cansado, y así no puedo pensar -me dijo serio- Me acuesto donde tú me digas, sin problemas

– Si te parece bien, podemos dormir juntos en mi cama -dejé caer- Me apetece dormir contigo, pero que corra el aire entre los dos, no quiero encontrarme con tu verga pegada a mi culo, o al contrario…jejejejeje

– Jajajaja, tranquilo, tranquilo. No te preocupes -me dijo riéndose- aunque me gusta que me pajees y pajearte, no soy maricón y no me apetece darte por el culo, y ni que me des tampoco jajajaja

No esperaba que fuese a aceptar, pero lo hizo. Nos fuimos a mi habitación, yo escogí mi lado de la cama, como siempre el lado derecho, él se acostó en el izquierdo, nos tapamos con la sábana. Los dos estábamos completamente desnudos.

A la mañana siguiente me desperté temprano, estaba empalmado y la parte de la sábana que me cubría estaba levantada como una tienda de campaña canadiense. Carlos estaba despierto también y observaba mi polla, él me pareció que no estaba empalmado. Me guiñó un ojo y se destapó, su polla estaba entre morcillona y empalmada.

– Joder tío -le dije- no te me pongas así, que no puede ser que estemos todo el día liados. Aunque ganas no me faltan, ¿eh?

Acercó su mano a mis huevos y se puso a masajearlos, me encanta esa sensación que te estén sobando las pelotas, la polla se ponía más dura con sus movimientos. Puse mi mano izquierda sobre su vientre y fui bajándola hasta llegar a su nabo, que ya estaba duro y mojado, se lo agarré y empecé a meneársela mientras él abría las piernas. En ese momento sonó mi teléfono móvil que lo tenía en la mesilla de noche, miré la pantalla. “Número no identificado”. Se lo enseñé a Carlos que dejó de tocarme la polla y descolgué en manos libres: Buenos días tortolitos, jejejeje. Perdonad que os hayamos despertado pero hemos estado viendo los vídeos vuestros y estamos que os echamos mucho de menos. Hemos pensado que os podéis pasar por aquí ahora mismo, no preocuparos si no habéis desayunado, ya desayunaréis aquí. Os mando la ubicación y os damos media hora para que lleguéis. En cuanto estéis, llamad y os abriremos. Y no penséis en no venir, porque los treinta minutos comienzan ya, en cuanto pase ese tiempo ya sabéis qué va a pasar. Nos vemos en un ratillo, besitos para los dos, jejejeje. Y colgó.

Nos quedamos mirándonos con cara de preocupación y en ese momento sonó un archivo recibido por WhatsApp, era la ubicación.

– Joder, no nos queda otra que ir allí y ver quiénes son -le dije a Carlos- Esto queda como a unos 25 minutos de aquí, vamos a vestirnos y tiremos hacia allá. Por el camino pensamos que haremos.

– Vale pero, si nos pasa algo ¿cómo haremos para que alguien sepa todo lo que ocurre? -me dijo Carlos asustado-

– Uffff, deja que piense -le dije mientras me vestía- Deja tu teléfono cargando en la mesa del salón, mientras vamos hacia allí te mandas desde mi teléfono la grabación que les hice ayer y todos los mails y demás que he recibido, además de la ubicación. Si pasara algo, lo primero que haría la policía sería venir a mi casa y al ver tu móvil lo mirarían y vería todo lo que hay.

– De acuerdo, buena idea. ¿Dónde tienes un cargador? – me dijo ya vestido- Ya lo veo…listo, teléfono cargando y sobre la mesa del salón.

Salimos de la casa hacia donde dejé el coche aparcado el día anterior, nos montamos y nos dirigimos hacia donde nos habían mandado. Llegamos en 23 minutos, era un chalet un poco descuidado, la casa más cercana estaría como a 250 metros, con una calle de doble sentido por medio. Llamamos al portero y nos abrieron sin preguntar, me fijé que había una cámara enfocando hacia la puerta de entrada, donde estábamos nosotros. Pasamos y cerramos, nos dirigimos hacia la puerta de entrada de la vivienda, que estaba encajada. Carlos empujó la puerta y estaba oscuro su interior.

-Bienvenidos tortolitos -nos dijo la voz que nos había llamado antes- desnudaos y pasad a la tercera puerta de la izquierda, estamos aquí.

Nos miramos y encogimos los hombros, nos pusimos a desnudarnos cuando salió un joven totalmente desnudo de una de las puertas, tendría como 23 años, delgado, con el cuerpo totalmente depilado. Sin decir palabra recogió toda la ropa que íbamos dejando, una vez desnudos nos dijo que lo siguiéramos, dejó nuestra ropa en una de las habitaciones, tirándola desde la entrada. Llegamos a la tercera puerta de la izquierda, me detuve en la puerta y el chaval me empujó haciendo que entrara, seguido por Carlos.

-Vaya, vaya, estábamos a punto de mandar los respectivos correos -nos dijo el más alto y más mayor de los tres señalando al otro tipo que estaba sentado delante de un pc y tenía abierta varias direcciones de mails- Habéis llegado a lo justo. Me presento, me llamo Señor A, el que está sentado en el pc es el Señor B y quien os ha recibido y acompañado es el Señor C. A partir de ahora, cuando os dirijáis a uno de nosotros, tendréis que hacerlo de esa forma, ¿entendido?

La habitación era grande, un gran colchón estaba sobre el suelo, parecía un cochón King Size, todos ellos estaban desnudos, el Señor A tendría sobre 48 años, con bastante sobrepeso y muchos pelos de cintura para arriba, de cintura para abajo estaba depilado. El Señor B se levantó y se giró hacia nosotros, tendría unos 35 o 36 años, de buen ver, con un cuerpo con los músculos marcados, una buena polla y totalmente depilado. El señor C, como he dicho, tendría sobre los 23 años, un chiquillo, con una polla normalita, huevos depilados y algunos granos en la cara, bastante delgado bajo mi punto de vista.

-Bueno, ya que nos conocemos podéis subiros al colchón y comenzar a pajearos el uno al otro mientras miramos. -dijo el Señor A-

– A ver -dijo Carlos- tampoco es que seamos una atracción para tres tipos que no conocemos.

– Mira maricona -gritó el Señor B a Carlos- o empezáis a pajearos o me lio a ostias con los dos y acabaremos de la peor manera que se puede acabar esto.

– Venga Carlos, tranquilo -le dije en voz baja acariciándole la polla- cerremos los ojos e imaginemos que estamos solos.

Le agarré el nabo y comencé a pajearlo, tenía la polla blanda, le acaricié los huevos y nada. Él trataba de que yo me empalmara también, pero esa presión era demasiada.

– A ver -dijo el Señor A- vamos a ponerlo más fácil, sentaos el uno frente del otro con las piernas abiertas…ya sabéis qué hacer con vuestros dedos y vuestros culos, lo hemos visto. A ver si se os levantan las pollas.

Por más que hicimos, nuestras pollas estaban dormidas y lo peor es que nos estábamos poniendo nerviosos todos.

– Haced una cosa -dijo el Señor C-, comeos las bocas mientras os tocáis, los besos suelen obrar milagros jejejeje.

Nos miramos con preocupación, en todos nuestros encuentros no se nos había pasado siquiera por la cabeza el besarnos, los dos lo veíamos como una línea roja, como lo de comernos las pollas, lo veíamos más de maricón que otra cosa.

– ¡¡¡Vamos!!! Haced lo que el Señor C os ha dicho -nos gritó el Señor A-

Acerqué mi boca a la boca de Carlos, nuestros labios se tocaron, él los tenía calientes y secos, pasé la punta de mi lengua por sus labios para hidratarlos mientras mi mano en su polla comenzó a notar como ésta se agrandaba un poco. Seguí besándolo, mis labios tocaban los suyos cuando su lengua entró en mi boca y se enredó con la mía. Abrí más la boca y nuestras lenguas se enredaban dentro y fuera de la boca, notaba como se empalmaba y como mi polla crecía con su mano alrededor de mi tronco.

– Eres un crack, Señor C jajajaja -gritó el Señor B- ¡¡¡están empalmados ya!!!

-Jejejeje, los besos no fallan -dijo el Señor C agarrándose la polla- las cosas salen mejor haciéndolas con cariño jejejejeje

Teníamos las pollas muy duras, me excitaba mucho besar a Carlos y pajearlo mientras, estábamos de rodillas, en el centro del colchón con los “tres señores” a nuestro alrededor, empalmados igual que nosotros. Carlos me acariciaba los huevos buscando por debajo mi ojal, nuestras respiraciones se aceleraban. Miraba de reojo a todos ellos, todos estaban empalmados y pajeándose.

– Bien, se pone interesante -dijo el Señor B- falta que os comáis las pollas y los culos.

Al oír esto paramos de besarnos, Carlos me miraba con cierta excitación, me acerqué lo besé en los labios y fui bajando mi boca por su cuello, me detuve en sus pezones, notaba que mi polla se endurecía mucho más de lo que estaba. Seguí bajando mi boca por su vientre, me venía el olor de su polla, olor a polla caliente. Le cogí la polla y pasé mi lengua por ella lamiendo su líquido preseminal. Pasé la punta de mi lengua por todo el contorno del glande de Carlos, notaba su respiración acelerarse y se le escapó algún gemido, froté la punta de mi lengua contra el frenillo y eso lo excitó más, le acaricié los huevos mientras cerraba mis labios alrededor de su capullo y comenzaba a mamar. Me excitaba tener la polla de Carlos en mi boca, y por lo que pude comprobar, a él le encantaba. Me cogió la cabeza imponiendo el ritmo de la mamada, lo miré a la cara y me sonrió, se notaba que le estaba gustando bastante, sus gemidos ya no los trataba de acallar y los acompañaba con el movimiento de cadera típico de follar la boca.

– Uy, uyy -dijo el Señor B sin dejar de masturbarse- esto se está poniendo muy interesante. Ahora poneos de rodillas los dos. Tenemos una sorpresa…jijiji.

– Bueno, ya tenéis lo que queréis -les dije- dejad que nos marchemos por favor.

– Shh, shhhh, solo acabamos de empezar -me dijo el Señor A acercándose y poniendo su polla delante de mi cara- Como sabemos que no os ha dado tiempo a desayunar, vamos a daros unos biberones…digamos que especiales para vosotros, jajajaja. Anda tortolito, cómeme la polla como tú sabes, como se la estabas comiendo a esta maricona.

Me agarró la cabeza y la acercó a su polla, no quería hacerlo pero estaba excitado, su polla era algo más pequeña que la de Carlos pero un poco más gruesa. Apretó su nabo conta mis labios que estaban cerrados, con la presión que estaba haciendo retiré lo que pude mi cabeza y abrí la boca, saqué la lengua y le lamí la punta del capullo, lo metí en mi boca y apreté los labios contra el tronco de la polla. Con una mano le agarré el nabo mientras con la otra le acariciaba las pelotas, que eran bastante más grandes que las nuestras y más colgonas. Notaba las venas hinchadas de su polla en mis labios, y eso me excitaba más. Le agarré las pelotas tirando un poco hacia abajo, las solté y le metí la mano entre sus piernas buscando su culo, le pasé el dedo por su ojal, de repente me dio un guantazo que sonó más fuerte que el dolor que me produjo.

– No te equivoques conmigo tortolito -me dijo agarrándome de la barbilla- no soy maricón como vosotros. Mi culito no es para meter nada, ¿lo entiendes?

– Sí, sí Señor A, lo siento -le dije arrepentido- No volverá a pasar.

Miré hacia Carlos, se estaba comiendo la polla del señor B, su polla era más grande, mediría unos 19 o 20 cm, con un capullo rosado que resaltaba con lo oscura que era la piel de su nabo, con una mano le tenía cogida la polla meneándosela mientras se la mamaba, y con la otra mano se pajeaba, se le veía la polla muy dura. De vez en cuando soltaba un gemido de placer. Giré mi vista hacia el Señor C, estaba cerca de mí con la polla tiesa, se la meneaba y le caían hilos de líquido preseminal al colchón. Le agarré la polla con la mano que tenía libre, él se acercó más a mí y empecé a pajearlo. Alternaba sus pollas en mi boca, me excitaba el tener una polla en la boca y otra esperando para ser chupada. No entendía la excitación tan grande que tenía, viendo que nos estaban obligando a hacer cosas que jamás se me habrían pasado por la cabeza, cosas que en principio, no consentiría pero que las estaba disfrutando. Mi polla estaba extremadamente dura y segregaba un hilo de líquido preseminal que caía sobre el colchón formando una buena mancha húmeda.

– Sigue chupando así, tortolito -me dijo el Señor A mientras notaba su polla con contracciones- Vas a ser el primero en desayunar por lo que veo, jejejeje.

Me cogió de los pelos y levantó mi cabeza, se puso a meneársela con movimientos más acelerados cada vez mientras gemía y jadeaba. Yo le acariciaba las pelotas esperando sentir su leche caliente contra mi cara. Al poco tiempo sus gemidos fueron más fuertes y, notaba en sus huevos las contracciones para eyacular. Al instante noté como el primer trallazo de leche me llenaba la frente, me caía en los ojos, me taponaba la nariz y caía parte en mis labios.

– Uffff, cabrón cómo la chupas, jejejeje -entre suspiros me dijo el Señor A- Anda y límpiame la polla…ummmm ¡¡¡qué bien la comes!!!

Observé como el Señor B follaba la boca a Carlos, lo tenía cogido por la cabeza y su polla entraba y salía de su boca provocándole, a veces algo de nauseas pero que, a pesar de todo, Carlos no paraba de pajearse. En ese momento, el Señor B le sacó la polla de la boca y, sin meneársela su leche salió despedida con fuerza contra la cara y la boca de Carlos. El señor B no paraba de gemir ni de soltar leche, Carlos tenía la cara totalmente embadurnada en semen. Cuando acabó correrse me miró y sonriendo mi dijo:

– Vamos, ¿a qué esperáis? Tenéis los dos las caras llenas de lefa, limpiárosla el uno al otro, joder…

Nos acercamos de rodillas los dos, nos abrazamos y comenzamos a besarnos, procurando lamernos la lefa de la cara. Carlos me agarró la polla y comenzó a meneármela, cosa que me puso a mil. Ya teníamos las caras limpias cuando el Señor C, el más joven, metió su polla por medio de nuestras bocas.

– Venga, ahora dos bocas para mi polla -dijo excitado- comédmela entre las dos zorritas…

Empezamos a pasar nuestras lenguas por su polla, de vez en cuando nuestras lenguas se enredaban, cosa que me excitaba muchísimo y a Carlos también, lo notaba. Con una mano cada uno, cogimos la polla del Señor C y se la chupábamos a la vez que lo pajeábamos, mientras que con la mano libre nos pajeábamos el uno al otro. No aguantó mucho el Señor C, al momento se puso a jadear diciendo que se corría. Los trallazos que soltó nos llenaron las caras de los dos, que seguíamos chupando y pajeándolo, Carlos se metía la polla entera en la boca, la chupaba y se la sacaba para besarme metiendo su lengua en mi boca, yo hacía lo mismo hasta que el Señor C se alejó de nosotros. Nos abrazamos besándonos y pajeándonos hasta que noté que me iba a correr.

– Más rápido Carlos, dale más rápido cabrón -le dije al oído, no quería que los Señores se enteraran- me corroooo

Llené el vientre y las manos de Carlos de mi leche. Se puso a gemir y notaba que se iba a correr, aceleré el movimiento de mi mano hasta que noté como me llenaba la barriga, el vientre, las manos de su lefa. Nuestras lenguas no paraban de enredarse con la del otro. Una vez acabamos, nos separamos. Los Señores se pusieron a aplaudir y silbar.

– Vaya polvo hemos echado todos, jajajaja -dijo el Señor B- No disimuléis, que sabemos que os ha encantado, como a nosotros ¿verdad que sí? Jajajaja Ya os podéis vestir, y estad atentos al teléfono, que os llamaremos pronto, esta fiesta no ha terminado aquí…por cierto, para la próxima quedada venid con los culitos preparados, tenemos que ver como os dais por el culo, y si alguno de nosotros quiere daros…pues también. Hoy ya no tenemos tiempo, creo que para ser la primera vez ha estado bastante bien.

– ¿podemos asearnos? ¿darnos una ducha? Vamos muy llenos de todo…

– A ducharse a casa, aquí no estamos para duchas ni masajes ni mariconadas de esas, tortolitos -gritó el Señor B- Así que a vestirse o salís en bolas, de vosotros depende.

Nos dirigimos hacia donde vimos que el Señor C echó nuestra ropa al suelo de otra habitación, nos vestimos rápidamente y salimos todo lo rápido que pudimos de allí. En cuanto entramos en el coche, nos quedamos en silencio, ninguno de los dos queríamos hablar, olíamos a semen, a sexo…

– No sé qué decir Nico -me dijo Carlos- He notado que te excitabas con algunas cosas, igual que yo. Cuando nos hemos besado ha sido la ostia, cuando me la mamaste de primera…uffff. No entiendo porqué me he excitando tanto Nico. ¿Será porque soy homosexual y me he dado cuenta hoy? ¿Cómo es posible que ellos supiesen que nos excitaríamos? Estoy avergonzado, tío, tengo ganas de llorar…

– Hey, relájate Carlos -le dije abrazándolo- No pienses tonterías, es bastante fuerte lo que nos está pasando pero no te alteres, verás como todo tiene solución. Vamos a casa y nos duchamos allí, con tranquilidad estudiaremos las posibles soluciones que hay y verás como todo se aclara. Si te sirve de consuelo, sí que me he excitado besándonos, comiéndote la polla, con solo abrazarnos he notado como mi polla se excitaba…¿significa eso que soy maricón? Pues no, significa que me excita estar así contigo…aunque también me he excitado cuando se la he chupado a los dos a la vez…No sé qué pensar.

– Venga, vámonos para la casa. Ahora veremos las posibles soluciones.

Arranqué el coche y fuimos a mi casa. Aparqué en la puerta, ya me daba igual la vecina cotilla, abrí la puerta de la casa y entramos.

– Yo me voy a duchar en la ducha de mi dormitorio, si quieres puedes ducharte en la de ese cuarto de baño -le dije a Carlos- Por cierto, parece que has tenido una llamada a tu teléfono.

Carlos se acercó a la mesa donde dejó su teléfono cargando, lo cogió y vio la llamada perdida.

– Es de Carmen, me ha mandado un WhatsApp también. Voy a llamarla -dijo Carlos un poco extrañado-

Se sentó en el sofá esperando que Carmen contestara, cosa que no pasó.

– Debe de estar ocupada, después la vuelvo a llamar -me dijo con tristeza en la cara- Voy a ducharme si no te importa.

– Qué me va a importar, joder -le dije intentando que la cosa fuese lo más normal del mundo- vamos tío, duchémonos juntos, después de todo lo que llevamos vivido…jajaja

Nos metimos en la ducha de mi habitación, el plato de ducha es bastante grande y cabíamos sin problema y sin estar pegado el uno al otro. Aprovechamos y nos frotamos mutuamente, nos enjabonamos y nos enjuagamos. Cuando nos estábamos terminando de enjuagar, nos acercamos sin darnos cuenta. Carlos me miró a los ojos y acercó su boca a la mía. Yo me dejé hacer, cerré los ojos y noté como sus labios besaban con suavidad los míos, abrí mi boca y si lengua entró en ella buscando la mía, él me tenía cogido por la cintura, yo le eché los brazos por su cuello y lo atraje para mí.

– Parece que no tenemos final, Nico -me dijo suavemente- Me gusta estar contigo así contigo. Pero tenemos un pequeño problema y sabes cuál es.

– Lo sé -le dije asintiendo- el que nos van a obligar a darnos por el culo mutuamente…

– Así es, y prefiero hacerlo primero sin ellos delante -me dijo- los dos a solas.

– Lo veo bien -le dije- es mejor a solas que con ellos delante.

Salimos de la ducha y nos secamos mutuamente, mientras me secaba no paraba de besarme, lo que hacía que mi polla se empezara a levantar como la suya. Nos fuimos a mi dormitorio, delante de la cama lo abracé y nos comimos las bocas.

-¿Quién va a dar primero? -le pregunté- A Irene le gusta el sexo anal, así que algo de experiencia tengo en dar, usamos un lubricante especial que guardamos en este cajón. ¿A Carmen le gusta por el culo?

-Jajaja, sí también, es más le encanta más que por delante y tiene una ventaja…que no hace falta condón -me dijo excitado- Lo primero que hago es dilatarle el culo con el lubricante y metiéndole un dedo, después otro y así hasta que lo tenga bien abierto. Generalmente le meto 3 o los 5 dedos, cuando le meto la polla tengo que ir lentamente, y una vez que la tiene dentro entera, esperar que su culo se relaje para que no se cierre con el mete y saca, ya que le produce más dolor.

-Pues bueno… empieza conmigo -le dije a Carlos un poco excitado- a mí me gusta comerle el culito a Irene, no estaría mal que me hicieras lo mismo…y ya me tienes en tus manos…pero si te digo que pares, para.

Nos pusimos a besarnos mientras nos tumbábamos en la cama, nuestras lenguas se enredaban, nuestras manos buscaban las entrepiernas, de vez en cuando nuestros dedos buscaban los culitos. Estábamos muy excitados, y eso se notaba en nuestras pollas, duras y mojadas; en nuestras respiraciones, muy alteradas; en nuestros gemidos, muy calientes. Su dedo dio con mi ojal, con su yema lo acariciaba en círculos, eso me excitaba. Me giró y me puso bocabajo, me besó en la nuca y fue bajando por mi espalda, besando y lamiendo, llegó a mis nalgas, las besaba, las lamía y las mordisqueaba. Me abrió un poco las nalgas y metió su boca entre ellas. Noté como la punta de su lengua lamía mi ojal, no había notado nunca un placer semejante, lo lamía y me penetraba solo un poco; mi culo pedía más, yo pedía más, solo quería que me follase con la lengua…y eso hizo. Su lengua entraba en mi culo más cada vez, pero tenía que meter un dedo porque mi culo estaba cerrado y su lengua no podía librar ese cierre para entrar. Así que con la yema de un dedo y sin dejar de besarme las nalgas, fue masajeándolo y apretando hasta que la primera falange entró…me encantó. Quería más y se lo hice saber levantando mi culo contra su dedo, apoyó otro dedo en mi ojal, éste ya iba lubricado, y entró con apenas resistencia. Notaba un poco de quemazón pero quería más, llegó el tercer dedo, bien lubricado también. Ese sí quemaba más y se lo dije a Carlos, sacó los tres dedos y los volvió a meter pero los tres a la vez, mientras que me besaba la boca. Yo le tenía la polla agarrada y se la meneaba, me incliné sobre su polla, dejando el culito levantado, noté como los tres dedos entraban hasta el fondo. Comencé a comérsela mientras sus dedos seguían dentro de mí. Sus dedos empezaron a hacer el movimiento del mete y saca, ya estaba muy excitado.

– Túmbate bien que me voy a sentar en tu polla, cabrón -le dije sin siquiera pensarlo- Necesito que me empales ahora.

Se tumbó bocarriba, me coloqué sobre él mientras me abría las nalgas, me había echado una buena cantidad de lubricante en el culo y en su polla. Encaré su polla en mi ojal y me senté lentamente sobre ella, quemaba y dolía, Carlos no paraba de besarme y abrirme las nalgas con las manos. Su capullo entró, más que dolor quemaba. Esperé un poco y seguí metiéndomela despacio, notaba como me abría por dentro, dolía y seguía quemando, pero sentía placer. Me apoyaba con las manos en el pecho de Carlos, me miraba con atención, atento a alguna señal de dolor. Seguí sentándome sobre su polla hasta que noté como mis nalgas se apoyaban en sus muslos y en su vientre. Una sonrisa se me dibujó en la cara, cuando Carlos la vio, me sonrió también. Esperé a que mi culo se relajara y comencé a moverme arriba y abajo lentamente. Carlos me sonreía, gemía de placer, yo estaba en las nubes, no podía hablar, solo gemir.

– Ahora entiendo por qué a Carmen le gusta más por el culo que por el coño, joder tío -le dije entre gemidos- Y porqué le gusta tanto a Irene…

Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com

Saludos, Vantheway

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