Capítulo 7
- Capítulo I La llegada
- Capítulo II El resto de la familia
- Capítulo III Al día siguiente
- Capítulo IV La institución para señoritas
- Capítulo V Margarita, La Flaca y Carlos
- Capítulo VI Julia conoce la finca
- Capítulo VII Jordana
- Capítulo VIII La reunión familiar
- Capítulo IX Don Gabriel, el cura del pueblo
- Capítulo X Carlos y Margarita ¿qué pasará con ellos?
- Capítulo XI D. José y Julia, a solas en la finca ¿o no?
- Capítulo XII La interrupción de Jordana
- Capítulo XIII Gertrudis
- Capítulo XIV Doña Maruja visita a Don Gabriel
- Capítulo XV El Domingo
- Capítulo XVI El cuartel
- Capítulo XVII El doctor y la enfermera
- Capítulo XVIII El dormitorio de Julia
- Capítulo XIX El convento
- Capítulo XX La revisión médica
- Capítulo XXI Sor Digna
- Capítulo XXII El Arcángel
Nada mas salieron de la cocina su suegra y su esposo, Julia se acercó a la joven ama de llaves que se encontraba sollozando doblada sobre la mesa. Su trasero estaba claramente colorado como consecuencia de los zapatillazos de Doña Carmen. Julia le acarició las nalgas con ternura y la María le respondió con un leve ronroneo…a ambas les gustaba ese juego sutil de manosearse y masturbarse…en esas estaban cuando apareció de nuevo Doña Carmen en la cocina, que al ver a las dos muchachas paradas y a Julia con su mano en las nalgas del ama de llaves, hizo un rápido gesto con la pierna y su zapatilla saltó de su pie y fue a parar sobre su mano derecha y, poniendo la mano izquierda en la espalda de su nuera, la empujo hacia delante obligándola a doblarse también sobre la mesa y a sacar su trasero hacia atrás y así, en esa posición y sobre la falda comenzó a descargar un aluvión de zapatillazos fuertes y descontrolados ZAS, ZAS, ZAS,…¡vaga, más que vaga! ZAS, ZAS, ZAS,…¡ ¡no te he dicho que te pongas a hacer la comida! ZAS, ZAS, ZAS,…¡¿o es que vamos a comer nalgas de ama de llaves?, ZAS, ZAS, ZAS,…¡ ZAS, ZAS, ZAS,…¡ ZAS, ZAS, ZAS,…¡
En una de estas la zapatilla salió rebotada con tanta fuerza de las nalgas que salió disparada y mientras María la recogía, Doña Carmen, fruto de su enfado, continuó azotando a Julia con la mano, PLAS, PLAS, , PLAS, PLAS, , PLAS, PLAS, , PLAS, PLAS, , PLAS, PLAS,
Ayyyyyyyyyyyyy gritaba Julia, cuyo trasero estaba recibiendo un buen castigo… en seguida me pongo con la comida señora madre, perdóneme…exclamaba la joven señora, mientras María le había devuelto la terrible zapatilla a su señora y esta había vuelto a usarla sobre Julia ,…¡ ZAS, ZAS, ZAS,…¡ ZAS, ZAS, ZAS,…¡
De repente Doña Carmen arrojó la zapatilla al suelo y se la calzó al tiempo que les decía a las dos muchachas…¡ahora pónganse a la faena si no quieren que regrese!
Ambas muchachas se pusieron a la faena entre llantos desconsolados, aprovechando para frotarse las nalgas de vez en cuando…las dos hubiesen deseado tocarse mutuamente, pero no estaban en condiciones de recibir de manera inmediata otro castigo. Al rato la comida estaba preparada y Julia dejó sola a María en la cocina y se dirigió al comedor, allí ya esperaban su marido y su suegra (los mellizos comían en sus respectivas instituciones educativas). Nada mas apoyar su culo en el asiento a Julia se le escapó una mueca de dolor.
¿Qué te ocurre? Exclamó D. José…
La muchacha no tuvo tiempo a contestar, Doña Carmen enseguida interrumpió diciendo ¡la vaga de tu esposa que en vez de hacer la comida estaba mirándole las nalgas a la criada!
¡ven aquí! Le ordenó su esposo
Julia se levantó obediente y temerosa. Para su sorpresa el le mandó apoyarse en la mesa sobre los codos y así, en esa posición, para mayor humillación le ordenó levantarse las faldas y bajarse las bragas. En ese momento, doblada sobre la mesa delante de su marido y en presencia de su suegra, con el culo desnudo y su sexo a la vista, paso de tener un sentimiento de amor por el a odiarlo, se sentía profundamente humillada. El trasero de la muchacha estaba muy colorado, pero sus mejillas se pusieron mas cuando notó como las manos de su esposo le agarraban y separaban las nalgas, apretándolas y soltándolas, mientras hacia comentarios del tipo ¡pues si que se las dejado rojas! ¡madre se ha quedado a gusto!
¡YA ESTA BIEN! Grito de repente Julia mientras se incorporaba y se arreglaba la ropa ante la incredulidad y sorpresa de su marido y suegra…
¡Vuelve a ponerte como estabas ahora mismo! Exclamó D. José claramente molesto
¡No, no soy un animal, soy tu esposa!
¡SIENTATE!
Ante ese tono la muchacha se acobardó un poco y a regañadientes se sentó
¡Después de comer te enseñaré a respetar a tu esposo!
La frase le heló la sangre a Julia, que ya estaba arrepentida de su furiosa salida de tono.
La comida transcurrió en un silencio sepulcral. La tensión se cortaba en el ambiente.
Tras terminar el café D. Jose se levantó y le dijo, ¡acompáñame a la biblioteca!
Julia se levantó temblorosa, sabía que el castigo iba a ser duro por la voz y la mirada de su esposo
Para su sorpresa Doña Carmen también se levantó y los siguió a la biblioteca.
Julia era la primera vez que entraba en aquella majestuosa sala que hacía las veces de despacho de su esposo. Había libros por todas partes y en el frente había una gran mesa castellana de madera maciza.
Esposa, no puedo ni debo consentir esos arrebatos de furia descontrolados, estoy en mi pleno derecho de revisarte, puesto que eres de mi propiedad. Ahora voy a castigarte como lo hago con mis hijos para que recuerdes que si te comportas como una cría te castigaré como tal.
Dóblate sobre la mesa, levántate la falda y bájate las bragas. Madre proceda
Doña Carmen, al igual que hiciera con Marta se colocó un dedal en el dedo índice y otro en el pulgar de la mano derecha y clavó los dedos en el cuello de la muchacha por debajo de las orejas. La presión de esos dedos provocaba un dolor insoportable e impedía que se moviera.
D. Jose cogió la correa de cuero y se remangó la camisa, dio dos pasos hacia atrás para coger impulso y dando los dos pasos de regreso estampó la correa sobre el trasero desnudo de su esposa
¡ZAS!
El sonido resonó en toda la estancia.
¡ZAS!
El orgullo de Julia era mas fuerte que sus ganas de gritar
¡ZAS!
Los ojos se empezaban a encharcar de lágrimas
¡ZAS!
Ayyyyyyyyy …ya no pudo resistir el golpe
D. José miro a su esposa con ternura, pero sabía que debía continuar el castigo
¡ZAS!
Así aprenderás a comportarte
¡ZAS!
Ayyyyyyyyy no más por favor …
¡ZAS!
Eres mi esposa y como tal debes comportarte
¡ZAS!
Ayyyyyyyyy
¡ZAS!
Ayyyyyyyyy
¡ZAS!
¡ZAS!
Uno más…
¡ZAS!
Entre lágrimas se llegó al final del castigo. Esta ha sido la primera parte de tu castigo, espero que hayas tomado nota
S…s…si señor
Y así doblada, dolorida e inmovilizada por su suegra…Julia escucho como su esposo se desabotonaba el pantalón… no lo podía creer… ¿Qué va a hacer?
Has de aprender sumisión, la sumisión de una esposa a su marido, así que voy a ejercer mi derecho marital tomándote aquí y ahora y, dicho esto, le clavó la verga sin miramientos
Agggggg se quejó Julia que estaba dolorida, avergonzada y humillada de ser tomada así en presencia de su suegra que, dicho sea de paso, estaba disfrutando del momento.
Las embestidas eran frías, mecánicas y duras…el golpeo repetitivo contra las nalgas era super doloroso y la verga le estaba haciendo daño en el coño ante la falta de excitación y el continuo trajín que había sufrido durante el día…ohhh arggg ahhh uyyy uffff argggg
Julia aguantó como pudo las embestidas que parecían eternas, los dedales de su suegra clavados por debajo de la oreja le hacían un daño terrible con cada embestida y el culo…el culo ya no lo sentía…solo quería que se acabase cuanto antes…
D. José terminó de la misma manera mecánica que había comenzado…y Julia sintió entre asco y alivio.
Muy bien esposa mía, ahora si hemos terminado, ya puedes retirarte.
Si esposo mío, dijo con evidente desgana
Si esposo mío ¿Qué más? Dijo Doña Carmen, quien siempre evidentemente tenía que decir la última palabra.
Si esposo mío…gracias por corregirme esposo mío, dijo con mayor desgana si cabe…
Como pudo Julia se incorporó y se puso la ropa en condiciones y abandonó la biblioteca camino del dormitorio. Nada más entrar llenó una palangana con agua y se limpió la entrepierna que estaba tremendamente escocida y le dolía mucho. Mientras hacía eso escuchó como D. Jose indicaba a María que iba a llevar a Doña Carmen al pueblo. Sabiéndose sola Julia se desnudó y comenzó a echarse el aceite que le había dado Maria tras los azotes de D. Gabriel.
En ello estaba cuando entró María el ama de llaves, quien empezó a consolarla y ayudarla con el aceite, pronto quiso ir hacia los labios vaginales pero Julia la detuvo por el escozor que sentía. Al oír eso María le dijo que esperara un momento. Al instante apareció con un tarro como de mermelada.
¿Qué es eso? preguntó Julia
Es un secreto familiar, prométeme que no se lo dirás a nadie, no quiero que la bruja de Doña Carmen lo sepa
Prometido
Es una pomada de Caléndula, se hace un emplasto de tallos y hojas y es ideal para irritaciones, eczemas, pequeñas heridas y para cicatrizar heridas mas grandes. Dicho esto cogió un poco de emplasto y comenzó a extenderlo por la entrepierna de Julia, el frescor y el alivio aparecieron en segundos, y el movimiento lento de los dedos de Maria extendiéndolo comenzaron a excitar a la muchacha, pero por hoy Julia ya no podía más…poco a poco el cansancio la fue venciendo y, tras vestirse ayudada por el ama de llaves, quedo dormida sobre su cama pensando en todo lo que le había sucedido (y en el juego que la dichosa Caléndula le daría en el futuro).
Mientras tanto D. José y Doña Carmen llegaron al pueblo, allí iban a recoger a Jordana, sobrina de Doña Carmen y prima de D. José que había sido bautizada con ese nombre siguiendo la tradición medieval de llamar Jordán o Jordana a aquellos bautizados con agua traída del río Jordán.
Jordana vivía en Barcelona con sus padres, rondaba la treintena y estaba soltera, había sido una adolescente díscola y había pasado muchas temporadas con su tía Carmen, que la quería como a una hija. D. José en cambio, aunque la quería mucho, no la veía como a una hermana, sino más bien como un amor imposible, aunque en más de una ocasión habían retozado juntos.
Nada mas bajar del autobús se fundieron en un abrazo, y mientras recogían las maletas y ante un despiste de Doña Carmen, el le sobó el culo a la muchacha que le sonrió pícaramente a su primo. La muchacha iba a pasar unos meses con su familia porque su padre había cogido tuberculosis y su madre quería alejarla del peligro de contagio.
Doña Carmen había quedado con varias amigas para ir a rezar el rosario así que le dijo a su hijo que llevara a casa a su prima y que después volviera a buscarla.
Nada mas arrancar el coche, D. José le dijo a Jordana ¡menudo culito prieto se te ha puesto!
¡es que me lo calientan mucho! Dijo ella muy ufana
¿tan mala eres que tus padres te tienen que castigar todavía?
Procuro serlo ¡pero no me castigan solo mis padres! Soltó toda picara
Así que te gusta que te calienten el culo dijo el
¡Es lo que mas me gusta del mundo! Exclamó ella
D. José no pudo mas y frenó el coche, se salió del camino y detrás de unos arboles ya en su finca, la agarró y la llevó al asiento de atrás…allí la tumbo en sus rodillas y le levanto la falda blanca plisada a juego con su chaqueta que traía puesta. Debajo tenía unas braguitas de encaje color carne que estaban claramente con una marca de humedad en su entrepierna ¡serás guarrilla prima que estas toda mojada! ¡cállate primo y dame duro!
Dicho y hecho el le bajó las bragas hasta las rodillas y comenzó a azotarle las nalgas
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
Jordana se dejaba hacer, estaba claramente complacida
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
El entre tanda y tanda le acariciaba la entrepierna
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
Mas, quiero más…
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
Siii, dame duro José
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
D. José tenía la verga durísima y ella le dijo
Espera, espera, y moviéndose en el asiento liberó la polla de la opresión de la tela del pantalón y se la metió en la boca.
Uffffffffff resopló el
Jordana era una maestra mamando pollas, la recorría primero lenta, después con pasadas rápidas, succionaba los huevos, el tallo, el glande…ufff José iba a reventar….
Quiero tomarte dijo
Vale, pero por detrás, no vayamos a tener un disgusto entre primos…espera…y echando mano al bolso sacó una barra de labios de cacao y comenzó a frotarla por el ojete
¿eso que es? Preguntó el extrañado.
Nada, una grasa de cacao que esta de moda en Barcelona, sirve para los labios y…otras cosas…y dicho esto se quitó del todo las bragas para facilitar el ponerse a cuatro en el asiento de atrás del Land Rover y dijo ¡venga machote, clávamela, hasta el fondo!
Sin mas palabras José apoyó la verga en el ojete y con un empujón suave la fue clavando en el culo de su prima
Bufffffffffffffffff joder primo que gorda la tienes!
PLAS un fuerte azote le cayó en la nalga derecha, mira que eres mal hablada prima…
¡Dirás que no te gusta mi culo!
¡me encanta! Y siguió bombeando
Una y otra vez
Una y otra vez
Una y otra vez
Bufffffffffffffffff
Bufffffffffffffffff
Bufffffffffffffffff
Bufffffffffffffffff
Resoplaba Jordana con cada embestida…
Y en una de estas el calor húmedo del semen de su primo inundó las entrañas de la muchacha que se dejó caer hacia adelante
¡Jesusssssss!
Mientras estaban así con ella a cuatro patas con la verga deshinchándose dentro de su culo D. José le dijo:
¡Por cierto Jordana me he casado!
Continuará