Capítulo 20

TOC, TOC, TOC…

Adelante gritó Jordana desde el interior de su dormitorio

La puerta se abrió y apareció Julia, sonrojada, acalorada y con grandes signos de haber tenido sexo

¿qué ha pasado? Preguntó Jordana

Sin pensarlo dos veces Julia se levantó el vestido y se bajó las bragas al tiempo que se giraba para mostrarle el trasero rojo a Jordana. Así doblada y expuesta le relató como le había hecho una felación a su esposo y Magdalena, la enfermera le había metido los dedos hasta provocarle un orgasmo…Jordana miraba extasiada el trasero y sus dedos pasaban por los labios vaginales de la muchacha rozando, lentos, deleitándose mientras recogían toda su humedad…sus sensaciones…su excitación… poco a poco Jordana también fue notando su excitación y, apenas sin pensarlo, agarró las caderas de Julia y la atrajo hacia sí, hundiendo su cara en la raja de su culo…su lengua se abrió paso ávida por la hendidura de su coño y fue recogiendo los fluidos de Julia mezclados con la saliva de su lengua. Los lametones eran largos, firmes y a ambas les producían un gran placer, una siendo penetrada por tan cálido y húmedo miembro y la otra dominando la situación con la lengua…perforando ese coño vicioso de una manera impensable horas antes…las dos mujeres se estaban dejando llevar en un frenesí de

excitación,

sexo,

sudor,

calor,

vicio…

uffff resoplaba Julia con cada entrada de la lengua en su interior…

mmmmm mascullaba Jordana sin dejar de usar su lengua a lo largo de la entrepierna de Julia…quien, en el momento de máxima excitación abrió levemente los ojos, hasta ese momento cerrados fruto del frenesí amatorio, y se dio cuenta que toda la escena la contemplaba desde la puerta el doctor.

Todas las gamas de rojo que se puedan imaginar se subieron al rostro de Julia, profundamente avergonzada mientras con las manos intentaba, no con mucho éxito, despegar la cabeza de Jordana que seguía entregada a comerse entera la entrepierna de su prima, ajena completamente a la presencia del doctor. Cuando por fin lo consiguió la escena era todo un poema:

Las dos mujeres respirando de manera jadeante, profundamente excitadas, Julia con el vestido levantado, doblada hacia delante, con el culo en pompa agarrado por Jordana, despeinada, sudorosa…

Lo de Jordana era mucho peor, sentada en la cama, agitada y casi ahogada, el pelo totalmente desaliñado, la cara roja, los alrededores de la boca totalmente empapados de saliva y jugos vaginales que resbalaban por la comisura de sus labios,  y una cara de susto, sorpresa y vergüenza que no dejaba lugar a dudas…

Buenas tardes señoras, interrumpió solemnemente Martin, con una serenidad que humilló todavía mas a las dos primas. Yo venía a verlas con un doble cometido:

El primero enseñarles cómo debe comportarse una dama de una casa como esta y no irrumpir en las habitaciones como lo hicieron anteriormente, pero visto lo visto, creo que me había quedado corto en mi valoración inicial sobre sus necesidades.

¡oiga que yo soy la señor…! Intentó responder Julia, pero la simple mirada del doctor, le hizo desistir rápidamente de semejante intento… y agachó la cabeza sabedora de que tal arranque de dignidad solo podía traerle peores consecuencias…

Bien, tras esta nueva interrupción que obviamente tendrá sus consecuencias, les informo que el segundo de mis cometidos era, bueno es, hacerles un reconocimiento médico completo. Así pues…

¡Desnúdense!

¿desnudarnos?

¡sí, desnúdense por completo!

Ambas mujeres obedecieron, Jordana se levantó de la cama y se puso al lado de Julia ante la atenta mirada de Martín. poco a poco fueron quitando todas las prendas que todavía tenían puestas, dejando caer las faldas, desabrochando blusas y quitando sostenes hasta quedar completamente desnudas…ambas trataban de taparse sus partes pudendas con las manos, pero no les sirvió de nada. Con suma ceremoniosidad el doctor se acercó a la cama y, depositando su maletín en el suelo, se sentó en el lateral de la misma donde había estado sentada Jordana.

¡Usted primero Julia! ¡venga aquí! Y dando unos suaves golpecitos en su pierna le señaló su regazo. La mujer, humillada y cabizbaja se postró sobre las rodillas de Martín, quien al momento pudo observar el color rojizo de ambas nalgas, fruto del castigo infligido minutos antes por su esposo. Sin embargo eso no detuvo al joven médico, resuelto a marcar su impronta en el trasero de ambas jóvenes. Apoyó la palma de su mano en las nalgas de Julia, que sintió un escalofrío de excitación al contacto de la piel de él sobre sus nalgas. Martín calculó la distancia elevando su brazo derecho y comenzó con un ritmo suave

Plas, plas, plas

Plas, plas, plas

Plas, plas, plas

Plas, plas, plas

Plas, plas, plas

Plas, plas, plas

Plas, plas, plas

Plas, plas, plas

Los azotes se iban alternando en cada nalga, que subían y bajaban al ritmo que el golpeo marcaba..

Los siguientes fueron más duros y espaciados

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

PLAS, PLAS…

Aquí el color del trasero de Julia ya era de un rojo intenso, los movimientos de rebote contra la pierna eran mas bruscos y los quejidos eran más evidentes…

Los siguientes, según anunció el doctor, eran consecuencia de su amago de interrupción y llevaban implícita una carga de dureza y severidad que provocó el llanto en Julia y el pavor en Jordana. Realmente era un castigo muy duro.

PLAS!!!!!

PLAS!!!!!

PLAS!!!!!

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PLAS!!!!!

PLAS!!!!!

PLAS!!!!!

Con las lagrimas brotando de sus ojos, las piernas separadas por la resistencia a los azotes y el culo palpitante y ardiente por los golpes recibidos, Martin comenzó una exploración preliminar de Julia. Le recorrió muy despacio el cuello, la espalda, provocándole unas cosquillas y un estremecimiento, que le devolvieron la excitación a la entrepierna. Siguió la exploración deteniéndose en las nalgas, el ojete y la entrepierna. Esto aumentó mas si cabe la sensación de exposición y vergüenza que la pobre Julia sentía. A continuación la ayudó a incorporarse y la hizo arrodillarse delante de él. Le palpó el cuello nuevamente desde delante, abrió su maletín y sacó diferentes instrumentos con los que le revisó los oídos, las fosas nasales y por último la garganta. Al revisar esta última observó claramente una irritación en el paladar provocado por un elemento rígido como una verga dura, fruto de la felación que acababa de realizarle a su esposo. Martín se dio cuenta al momento, pero no le dijo nada.

Lo siguiente fue palpar los senos de la muchacha que estaban duros, firmes y con los pezones erizados. Ella se mostró molesta cuando el le apretó levemente las areolas, pero se dejo hacer, ante la atenta mirada de Jordana. Al terminar con los pechos le ordenó tumbarse boca arriba sobre la cama, de la misma manera que le había ordenado hacerlo a Marta anteriormente en la otra habitación. Julia obedeció y se tumbó con las piernas dobladas como el le había ordenado. En esta ocasión fue Martin quien se arrodilló delante de ella y sacando el espéculo del maletín, se lo acercó a la entrada del coño, visiblemente pegajoso por los restos de saliva de Jordana.

¡Acérqueme un trapo húmedo! Ordenó Martín, a lo que Jordana reaccionó haciéndolo con presteza.

Martín restregó el trapo húmedo contra la entrepierna de Julia, quien notó lo áspero de la tela sobre sus sensibles partes, que venían de estar sometidas al delicado, dulce, caliente y húmedo masaje de la lengua de Jordana. El doctor a continuación introdujo dos dedos en el coño de Julia que resopló ufffff al sentirlos dentro…el hizo una serie de comentarios en voz alta que aumentaron la vergüenza de la joven…¡pero mira que está mojada! ¡desde luego que manera de excitarse! ¡parece una hembra en celo! Acompañando dichos comentarios de movimientos dentro de la entrepierna de ella que a Julia le resultaron más incómodos que excitantes. Finalmente no le introdujo el espéculo, se limitó a realizar unas maniobras con los dedos y posteriormente le ordenó ponerse a cuatro patas sobre la cama, dejando el culo expuesto. El palpó el orifico anal e introdujo dos dedos para, una vez dentro, separarlos y abrir su cavidad anal, lo que provoco un ayyyy en la mujer que sentía su trasero dilatado de manera poco cuidadosa.

¡vístase!

Julia lo hizo con rapidez, el castigo y el examen le habían resultado de lo más humillante y vergonzoso. Una vez vestida, le indicó ¡baje y espéreme en la sala, voy a examinar a su prima y en seguida bajamos!

Nada mas salir de la habitación Julia respiró aliviada, todo lo contrario que Jordana que enseguida vio como se le ordenaba ocupar la posición sobre el regazo de Martin que minutos antes había ocupado Julia.

Al igual que con su prima, el doctor fue graduando su castigo de menos a más, golpeando con la mano el trasero de la muchacha hasta ponerlo completamente colorado. Es verdad que Jordana, a diferencia de su prima, disfrutaba mucho de los castigos, con lo cual no le supuso un gran problema sino mas bien una gran excitación. Martín que la había calado al momento se dio cuenta de ello enseguida y no dejó de esmerarse en la parte del castigo mas duro

PLAS!!!!!

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Las lágrimas pronto brotaron de los ojos de Jordana que, aunque estaba excitada, comenzaba a notar los efectos del duro castigo en sus nalgas…con el culo palpitante y ardiente por los golpes recibidos, Martin, al igual que con Julia, comenzó una exploración preliminar y, al igual que con ella, comenzó recorriendo el cuello, la espalda, las nalgas, pero al llegar al ojete y tanteárselo Prrrrrrrrrrrrrrrr un tremendo pedo se le escapó a la muchacha que se puso totalmente colorada.

Martin visiblemente enfadado se levantó haciendo que ella cayera al suelo. Se quitó el cinturón de cuero negro que le sujetaba el pantalón de su traje y agarrándola del brazo la empujó boca abajo sobre la cama donde le descargo una buena ración de correazos sobre sus ya machacadas posaderas.

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Jordana lloraba, pero más que por el dolor, que era muy grande, por la vergüenza que le suponía haberse peído en presencia del joven y apuesto médico.

En ese instante llegó Magdalena, aun sofocada por el encuentro con D. José… ¡buenas horas señorita! Le riñó Martín…¿Dónde estaba?

Yo, yo…D. José…yo…

¡súbete el vestido!

La enfermera obedeció y mostró su braga totalmente empapada… Martín mostró con su gesto que eso no le estaba gustando y Magdalena lo sabía…

¡date la vuelta y baja las bragas!

Ante la atenta mirada de Jordana y Martín la enfermera obedeció, mostrando un trasero visiblemente marcado por una reciente paliza…

¡no ha hecho un mal trabajo, lo acabaremos mas tarde! Ahora ¡prepárame una bolsa de agua tibia!

Magdalena se subió las bragas y abandonó la habitación rauda y veloz, sabía que Martin estaba enfadado y que pagaría caro su retraso, pero no quería enfadarlo más…

Al cabo de unos diez minutos que a Jordana se le hicieron terriblemente eternos llego magdalena con la bolsa, Martín rebuscó en su maletín y sacó un tubo de goma que enganchó en la abertura de la bolsa que estaba boca arriba en las manos de la joven enfermera.

Martín colocó a Jordana en el suelo a cuatro patas y tras enganchar una cánula en el extremo del tubo, dirigió esta hacia el esfínter de la muchacha. Ya que estas llenas de gases posiblemente de estar haciendo indecencias por ese orificio, vamos a purgarte con un enema.

¿Enema? ¡No por favor, pensó Jordana, que ya lo había experimentado de joven y era todavía más humillante.

Pero a una orden de Martín, la enfermera levantó el brazo y puso la bolsa boca abajo, mientras el doctor le metía la cánula por el culo a la muchacha que solo pudo resoplar buffffffffffff mientras le entraba. Con unos ligeros apretones al contenido de la bolsa, el liquido tibio, mezcla de agua y purgante, comenzó a descender por el tubo y a introducirse en el interior de las tripas de la muchacha que iba sintiendo paulatinamente como se iba hinchando…la sensación era tremendamente molesta, pero lo peor fue que al acabar con el contenido de la bolsa el doctor ordenó a la enfermera ir a preparar una segunda unidad, mientras a Jordana le daba instrucciones para que apretara bien el culo y no derramara ni una gota.

El sufrimiento de Jordana iba en aumento, con el culo a punto de explotar, estaba segura de que no le cabria ni una gota de líquido más, sin embargo cuando llegó Magdalena con la segunda bolsa, el joven médico le volvió a clavar la cánula y su culo comenzó a tragar de nuevo hasta vaciar por completo el liquido de la segunda unidad.

ZAS!!!!!

ZAS!!!!!

Dos correazos nuevos con el cinturón le indicaron a Jordana que debía aguantar un poco más…

Cuando Martín chasqueó los dedos, la enfermera le acercó una bacinilla a la joven y se la puso detrás y cuando Martín le dio permiso, Jordana pudo dejar de apretar las nalgas y relajar el esfínter. Un potente chorro de líquido salió disparado hacia el orinal, salpicando todo a su paso y dejando una mezcla de alivio y placer en Jordana. Lamentablemente cuando el líquido ya había salido casi en su totalidad el esfínter de Jordana deleitó a los presentes con una serie de pedorretas sonoras que terminaron de humillar a la joven…

Magdalena la limpió bien, con especial atención a su ojete, donde introdujo un dedo cubierto por un pañuelo. Luego la  ayudó a tumbarse en el borde de la cama boca abajo, pero esta vez en los pies de la cama, no en el lateral, con una serie de cojines bajo su vientre para que su culo y su coño quedaran elevados y disponibles…ella estaba sumisa, entregada, humillada y con cualquier resistencia vencida…así que cuando Martín desenfundó su verga y la penetró por detrás como si de una yegua se tratara, ella se dejó hacer…ambos jadeaban, la polla la taladraba sin piedad y ella solo podía, sólo quería satisfacer al doctor…a ella le atraía mucho pero su “actuación” de hoy le restaban posibilidades, si es que alguna vez las había tenido, y ella lo sabía, sólo le quedaba ser sumisa y obediente a sus deseos para que el la encontrara atractiva. Ante la mirada de Magdalena que observaba todo el polvo deseando ser ella la que ocupara el lugar de Jordana, el doctor aceleró las embestidas, la embistió una y otra vez hasta que el ya no pudo más y se corrió dentro de ella…

¡creo que dejaremos su revisión para otro día! Dijo Martin sabedor de que era el dueño y señor de la voluntad de la joven…

Martín saco la verga llena de restos de semen y fluidos y Magdalena la limpio con sumo cuidado con agua y jabón, le hubiera gustado meterla en la boca, pero Martín no parecía interesado, así que se resignó con manosearla con mimo mientras la limpiaba. A continuación la enfermera arregló un poco la habitación y esperó a que Jordana se hubiera incorporado, recompuesto y vestido.

En ese momento los tres bajaron a la sala donde les esperaba Julia que miraba intrigada a Jordana para saber que había pasado, pero por su cara ya sabía que el castigo había sido duro, no sabía cuanto ni como, pero Jordana estaba muyyy sumisa…

Martin hizo que María el ama de llaves llamara a D. José y a Doña Carmen.

Julia y Jordana estaban muy sorprendidas ¿no pensará contarles lo sucedido no?

Una vez que todos estuvieron en la habitación Martín tomó la palabra:

Tanto mi ayudante como yo les estamos muy agradecidos por el trato recibido en el día de hoy.

D. José miró a Magdalena y sonrió, la enfermera no le sostuvo la mirada y agachó la cabeza…esa pluma la había vuelto loca de placer…

Decirles que Marta no tiene nada grave, continuó su discurso Martín, pero si necesitará tratamiento durante unas semanas hasta estar completamente curada…Martín estaba disfrutando de los miembros de la familia y acababa de llegar, no iba a desaprovechar la ocasión de seguir tratándolos…

Eso no es problema interrumpió D. José, todo el tiempo que necesiten, se apresuró a responder con la mente puesta en volver a tomar a la enfermera entre sus brazos…

Aunque aún recién he comenzado, y me faltan varios miembros de la familia por terminar de revisar, y en ese momento Martín puso la mano en el hombre de Jordana, lo que dejó sorprendida a Julia ¿Qué habrán estado haciendo todo este tiempo?… Todos y todas, y su mirada se dirigió a Doña Carmen, que se sintió incómoda con la mirada y pensó para sus adentros, ¿acaso ese joven pretencioso pretende examinarme?, ¡que se cree el eso!…todos y todas repitió Martín deberán ser revisados y examinados por mi persona para verificar su estado de salud…

Y, aunque como decía, me hacen falta estudios más exhaustivos de todos y todas si debo anunciarles que ya he obtenido un resultado preliminar.

Todos se miraron entre sí intrigados

¡Enhorabuena D. José, va a ser usted padre. Su esposa Julia está embarazada!

 

Continúa la serie