Mi sobrina Ilieana
En esta ocasión les platicare mis vivencias con una de las sobrinas mas lindas que tengo. Se llama Ileana. Todo empezó cuando al continuar mis relaciones con mis primas, se dio cuenta de lo que hacíamos su mamá y yo.
En una emergencia, mi prima y su marido me dejaron encargada a mi sobrina porque ellos tenían que asistir a un congreso en Acapulco y no podían llevarla.
Al principio me resistí, pero mi prima me convenció (ya se imaginaran como).
Iban a estar toda una semana afuera y un domingo me la llevaron en la mañana y los lleve al aeropuerto para que salieran a su destino. De regreso a mi departamento, Ileana, que en ese tiempo solo tenia diez años, me platicaba de su escuela y de sus amigas.
Déjenme decirles que ella era una niña muy bonita, de piel blanca y cuerpo delgado, pero ya empezaba a delinearse su silueta femenina, al ir platicando, la miraba detalladamente y en su pecho empezaban a asomar unos finos senos del tamaño de una naranja. Su trasero se marcaba mucho debajo se la falda y sus piernas eran llenitas, realmente hermosas.
Le pregunte que si no se le antojaba algo de comer o alguna golosina. Ella me contesto que no, que lo que quería era llegar a mi departamento y ponerse cómoda, porque los domingos lo que hacia era ponerse de flojita. Al llegar me pregunto que si podía andar descalza, yo que no me acostumbraba a su presencia trataba de complacerla en todo y acepte gustoso.
Como me había levantado temprano para recibirla y llevar a sus padres al aeropuerto, me metí a bañar. Al estarme duchando, recordaba a mi prima y la comparaba con Ileana, tan solo de pensar que a la edad de su hija yo le había hecho el amor.
Mi miembro empezó a erectarse y lo acariciaba pensando en mi prima, cuando escuche que tocaban la puerta del baño.
Era Ileana que me preguntaba que si me tardaría mucho para salir. Le conteste que no, que ya casi acababa, pero ella me dijo que se quería bañar, que si la dejaba hacerlo conmigo, pero al estar preguntándome la puerta se abrió y entro ella envuelta en una toalla, se veía hermosa, tan angelical, porque sonreía de una manera encantadora.
Yo aun tenia mi miembro parado y ella sin esperar mi aprobación soltó su toalla y se metió en la regadera conmigo, al hacerlo uno de sus brazos rozo mi pene, que termino por ponerse durísimo.
Espere su reacción pero ella comenzó a ducharse como si nada. Intente salirme de la tina y ella me dijo que no la dejara sola porque no sabia regular el agua caliente.
La deje que se bañara y la observe detalladamente.
Sus pechitos me gustaron mucho porque tenían su aureola chiquita y de color rosita claro.
Sus caderas empezaban a ensancharse y sus nalguitas estaban muy paraditas y grandes para su edad. Lo que mas me gusto era ver los labios de su sexo, eran gorditos y no tenia ni un pelito. (su mama a esa edad ya tenia mas que su hermana dos años mayor).
Tan concentrado estaba admirando a mi sobrina, cuando ella me tomo del brazo y me dijo: – Tío, por que no me contestas?, yo reaccionaba y le preguntaba que había dicho.
Ella me había preguntado que si la podía bañar, porque su mami lo hacia siempre.
Así que tomando el jabón en mis manos, comencé por enjabonarle el cuello, sus brazos, su espalda y sentando en la orilla de la tina, la puse de espaldas a mi, y comencé a enjabonarle los pechos, mas que nada se los acariciaba hasta que el jabón se acababa y los volvía a enjabonar.
Ella no decía nada, pero su agitación era evidente, cuando mis manos se deslizaron a su estomago, repegó sus nalguitas en mi pene quedando en medio de ellas.
Teniéndola abrazada le susurraba en su oído que si le gustaba como la bañaba su tío, ella contesto que si, que nunca se había sentido mejor.
Cuando llego el momento de enjabonarle su sexo, le indicaba que separara un poco las piernas para poder lavarla bien, ella lo hizo y comencé a frotar mis dedos a lo largo de su rayita. Los labios de su sexo eran suaves y carnositos y al mismo tiempo frotaba mi pene entre sus nalguitas.
Después de un buen rato de «lavarle» su pañochita, le dije que se volteara quedando frente a mi, mi pene quedo a la altura de su ombligo y comencé a «lavar» sus nalguitas, eran firmes y ricas, viendo que ella no se oponía a lo que yo le hacia, casi descaradamente separaba sus nalguitas y deslizaba mis dedos entre ellas.
Cuando toque su anito ella se movió inquieta. Le pregunte que si la había lastimado o que era lo que había ocurrido. Ella me miro a los ojos y toda colorada, me pregunto que si quería saber un secreto.
Para esto ella tenia sus bracitos alrededor de mi cuello, mi pene sobre su estomago y yo acariciándole las nalguitas.
Le pregunte cual era ese secreto y ella bajando su mirada me contesto: – el otro día, vi lo que estaban haciendo mi mama y tu- Yo sorprendido le pregunte que si a alguien le había platicado sobre esa situación y ella me contesto que no.
Pero que nunca había visto a su mama así, al principio pensó que ella sufría, porque se dio cuenta que tenia mi «ese» (así le llama ella) en la colita de mama, pero después escucho y vio cuando ella pedía que le metiera todo.
Sin dejarme contestar tomando con sus manitas mi pene, me pregunto que si era rico dejarse meter un pito en la colita.
Yo no sabia que hacer, así que para ganar tiempo le dije que mejor nos salíamos de bañar y que mas tarde hablaríamos del tema. No muy convencida, se dejo enjuagar y después la envolví en una toalla y nos fuimos a mi recamara.
Ella salto en la cama y así enredada en la toalla, se sentó y me pidió que por favor le contestara que que se sentía tener un pito en la colita. Yo le dije que era muy niña para saber eso, que cuando creciera ella misma lo iba a comprobar.
Además que yo no sabia, porque a mi nunca me habían hecho eso. Ella insistió, preguntando entonces que era lo que yo sentía al metérselo en la colita de su mama. Le conteste que muy rico.
Pero que ya no quería hablar del tema. Ella se paro en la cama y me dijo: -bueno, si no me lo quieres decir, le voy a preguntar a mi papa, el si me va a decir que es lo que se siente.
Además le voy a contar que esa curiosidad surgió porque te había visto a ti, meterle el pito a mi mama- ¡válgame Dios¡ esta niña salió igual a su mama.
Así que sin decirle nada, me acerque a ella y le quite la toalla, le dije:- siéntate en la cama y vas a hacer todo lo que te diga- Ella de inmediato se sentó y colocándome enfrente de ella tome mi pene con mi mano y le pedí que abriera la boca, ella obedeció y le metí la cabeza de mi pene al tiempo que le decía que lo único que debía hacer era chuparla como un dulce, lamerla como un helado, succionar como una mamila y sobre todo, no usar los dientes ni morder.
Ella mirándome a los ojos comenzó a deslizar su lengua por mi glande, hasta que solo se dedico a succionarla. Me preguntaba si estaba bien como lo hacia, le contestaba que si y ella encantada volvía a mamarme el pene.
Rato después, sentía que mi esperma estaba por salir, pero no quería terminar aun, esta niña me estaba volviendo loco, así que tomándola por los hombros, le indique que se acostara en la orilla de la cama, me pregunto que si ya le iba a meter mi pito en su colita, le dije que si, que me esperara, fui a la cómoda por crema, ella seguía acostada y viéndome lo que hacia, comencé a llenar mi miembro con toda la crema posible.
Ella me pregunto para que era eso. Yo le respondía que para que no le doliera mucho y para que entrara mejor.
Ella, preocupada me dijo: – tío si me va a doler? Yo le conteste que si ella cooperaba poniéndose flojita, todo seria muy rápido y ella comenzaría a gozar al tenerla adentro.
Así que levantando sus piernitas, le dije que tomara sus rodillas con las mano y las separa.
Al tratar de colocar mi pene en su anito, ella como que dudo y le pregunte que si estaba bien. Ella me contesto que de los nervios le habían dado ganas de ir al baño. Así que levantándose, se metió en el baño. Yo me quede con mi miembro duro y lleno de crema.
Al regresar me dio un beso y me dijo que ya estaba lista. Se acostó nuevamente y le dije que mejor separa sus piernas y con sus manos abriera sus nalguitas para poder metérsela mejor.
Ella paso sus bracitos por su atrás de su espalda y levantando sus piernitas, abrió sus nalguitas. Ver su anito color rosa, me excito mas de lo que estaba y colocando mi glande en su arrugado conducto, empecé a tratar de meter mi pene, pero por la cantidad de crema que tenia se resbalaba hacia arriba o abajo.
Le indique que mejor se pusiera bocabajo en la orilla de la cama y que me ayudara separando sus nalguitas y haciendo su colita hacia atrás, colocándome atrás de ella, tome mi pene y lo forcé en su apretado hoyito.
Sentí claramente como se ponía tensa, así que besando su cuello, le susurraba que se pusiera flojita, al relajarse un poco, mi glande entro en ella, al sentirlo, volvió a apretar su esfínter y sentí como que me ahorcaba el pene, comencé a besarle el cuello y la espalda, diciéndole lo mucho que la quería y que me encantaría que ella misma empujara su cuerpo hacia atrás, para que elle solita se metiera mi pene, ella solo movió la cabeza afirmativamente y sentí como mi pene entraba poco a poco en ella, cuando estaba enterrado a la mitad, me dijo que sentía muy rico, pero que no me moviera mucho, porque le dolía un poco.
Deje que se acostumbrara y cuando ella ya no sentía molestia, la tome por la cintura y la obligue a que se parara sin sacarse mi miembro, ya de pie, giramos y me senté en la cama, ella quedo entre mis piernas con medio pene en su anito, le dije que ella solita se sentara para que entrara todo, ella empezó a bajar hasta que mi pene estaba alojado completamente en ella, yo comencé el mete y saca, primero suavemente y luego un poco mas rápido.
Era maravilloso sentir de nuevo un culito apretado y nuevecito, le dije que no iba a durar mucho y ella no comprendía porque le decia eso, así que tomándola de la cintura, sacaba casi toso mi pene y luego lo enterraba completamente, cuando ya no aguantaba se lo enterré hasta los testículos y comencé a derramarme en su recto.
Me había venido como nunca y quedamos trabados. Le acariciaba sus pequeños pechitos y le besaba el cuello.
Aun con mi miembro adentro, me dijo que le había gustado sentirme adentro, pero que al final sintió que la había mojado por dentro, que no sabia que había pasado. Le explique que era «venirse» y que los hombres al terminar de coger, siempre arrojaban su esperma.
Ella me pregunto que si se podía repetir lo que habíamos hecho. Le conteste que mas tarde, porque me había cansado un poco.
La invite a que durmiéramos un poco y que después le enseñaría mas cosas relacionadas al sexo.
Ella se alegro y al separarse de mi mi, vi como su ano dejaba salir mi esperma escurriéndole entre las piernas hasta sus tobillos. Tomado unas toallitas húmedas, la limpie, me limpie y nos acostamos.
Pensé que iba a ser una semana muy emocionante, así que no quise enseñarle todo en un día, me imaginaba que si cuando la penetrara por su panochita, iba a ser mejor que con su mami, cuando tenia su edad.
Continuara.