El vapor de Mérida

Yo creo que una de las fantasías sexuales de cualquier persona, ya sea heterosexual o gay es participar en una orgía, y que me disculpen los moralistas, pero a todo el mundo le mueve la curiosidad en lo más profundo de su ser.

Yo no soy la excepción, y aunque no me ha tocado una experiencia de estar con 50 hombres teniendo sexo en una habitación, lo que he vivido y les cuento a continuación, si no es una orgía, ya no se qué es.

Como les contaba en un relato anterior (una semana de delicioso sexo) en mi trabajo he tenido oportunidad de viajar y recorrer prácticamente todo mi país, México, conociendo lugares maravillosos y gente por demás especial.

Cuando preparo un viaje siempre trato de investigar los lugares gays que puedo encontrar en la ciudad a donde iré, esto me ha dado oportunidad de tener experiencias todas agradables y calientes (claro que con discreción y seguridad, pendejo no soy).

Hace dos años teníamos que salir a dar unas capacitaciones, y abusando un poco del nivel que tengo pude escoger mi destino, quería conocer el bello estado de Yucatán, así fue, conocí sus atractivos turísticos y hasta el bello mar de Puerto Progreso.

Dadas mis investigaciones, yo llevaba la dirección de unos baños públicos de vapor netamente gay y al día siguiente de mi llegada agarre mi mochila y me fui a buscar ese lugar.

Sin caminar mucho encontré esos baños que estén en una casa de apariencia normal, yo estaba nervioso, pero me animé y entré.

El lugar es algo extraño, entre rústico y gótico pasando por lo barroco; el chico de la recepción me trató muy bien, me explicó donde estaba el vestidor, el vapor, la sala de videos porno y me dio una toalla y un pedazo de tela para cubrirme.

Entre al vestidor y había varios hombres, jóvenes todos, desnudos solo con sus taparrabos, y ya saben, las miradas curiosas, me desnudé, guardé mis cosas en el casillero, lo cerré con su candado, me acomodé el taparrabos y me metí a una regadera para estar a tono, y porque el calor tropical estaba de la chingada.

Salí empapado y un poco excitado porque esta tela se transparentaba con la humedad, así me metí al cuarto que era el vapor.

Ese cuarto estaba un poco oscuro, pero tenía buena visibilidad.

Me senté en una banca de mosaicos, frente a una regadera y junto a un chico como de 24 años de muy buen cuerpo, rubio y velludo.

Apenas me había sentado cuando un hombre como de 40 años, de cuerpo normal, lampiño y bigotón caminó directamente hacia donde estaba yo sentado, y parándose frente a mi estiró su mano y la metió bajo mi taparrabos, agarrando y acariciando suavemente mi verga.

Yo estaba sorprendido, no me esperaba tal bienvenida, pero puto que es uno, me dejé hacer y comencé a disfrutar de esas caricias.

Mi verga despertó y comenzó a crecer, el chico que estaba a mi lado se acercó más a mi observando con detalle lo que señor frente a mi me hacía.

Yo pensé: «Que chingue a su madre el mundo, vine aquí a disfrutar, no?» y deshaciendo el nudo de mi taparrabos abrí la tela y deje al descubierto mi verga que ya estaba al máximo, siendo masturbada por este señor que miraba mi caray mi verga con la lujuria más pura y excitante…

El chico de mi lado no perdió el tiempo y acariciando mi pierna derecha se agachó y haciendo a un lado la mano caliente del tipo que me acariciaba, comenzó a mamar mi verga de una manera golosa, digo, no la tengo enorme, pero este chico se tragaba mis 16cms., de grosor considerable, hasta la raíz, tenía una garganta experimentada y profunda, y sabia mamar verga como un experto.

Así estuve como cinco minutos, el chico mamándomela y el tipo acariciándome los huevos, pero yo acababa de llegar y no quería desperdiciar nada, así que me fijé que en el vapor había una puerta muy angosta donde entraba y salía gente pero no se veía nada al interior.

Le pregunté al señor frente a mi que qué era esa puerta, y me dijo que era un vapor totalmente oscuro.

Entonces me levanté sacando mi verga de la boca del chico, me amarré mi taparrabos (mostrando mi erección que no podía ocultar) y me metí a ese cuartito.

Entré a ciegas, no se veía ni madres, me quedé parado y poco a poco mis ojos se acostumbraron a la oscuridad.

Era un cuarto pequeño, rectangular con bancas de mosaico en las tres paredes, dejando un pequeños pasillo que daba a la puerta.

Había varios hombres sentados, y yo me senté entre dos de ellos, casi no había espacio. El ambiente cálido y húmedo del vapor estaba a doc con el ambiente de sexo que flotaba en el aire…

De repente escuché unos jadeos y vislumbré a un güey que estaba agachado mamando la verga del hombre que estaba sentado junto a él, yo nuevamente excitado sentí una mano que se metía en mi taparrabos y agarraba mi verga y mis huevos, y el tipo que estaba del otro lado de mí me acariciaba el pecho, pellizcando mi pezón izquierdo… yo me dije: «Qué chingón está este desmadre!»

Yo ya podía ver más, la poca luz que entraba por la puerta era suficiente para darme cuenta de que había un tipo frente a mi con su verga parada a 5cms., de mi cara.

Estiré la mano y la tomé, era recta, peluda, muy cabezona… para esto, el tipo que me agarraba la verga ha me había quitado el taparrabos y entre él y el chavo del otro lado se turnaban para mamar mi verga; fue ahí cuando me abandoné al placer y abriendo mi boca comencé a chupar la reata que tenía frente a mi.

No tuve chance de dar ni cinco mamadas cuando ya tenia a cuatro tipos ofreciéndome sus vergas, era increíble, tenía para escoger, unas más grandes, una recta, una curveada a la izquierda, pero todas exquisitamente paradas y calientes-

Yo alzaba mi vista y medio distinguí a los tipos, todos jóvenes, buenos cuerpos, y empecé a mamar una, luego otra, mientras mis manos acariciaban otras ñongas, hasta que de repente sentí mi orgasmo explotar en la boca de alguien que se tragó todos mis mecos, estaba convertido en una maquina de placer.

No lo pude evitar, mis gemidos fueron muy fuertes, lo que acabó de excitar a los demás, sentía manos en mi pecho, en mis huevos, un dedo queriendo entrar en mi culo.

La sensación de mi orgasmo, de mi venida fue tal que casi fue insoportable.

Como pude me levanté agarrando mi taparrabos y haciéndome camino entre los que estaban de pie caminé a la puerta mientras varias manos agarraban mis nalgas (que por cierto comprobé lo apetitosas que son) y mi verga.

Salí de ese cuarto oscuro desnudo y con la verga todavía palpitando, y me pare en la regadera del otro vapor refrescándome y limpiándome un poco, y por supuesto que dando un buen espectáculo a los que estaban sentados frente a mi y que con esa buena iluminación admiraban mi cuerpo desnudo y mi verga erecta.

Como pude me calmé y tapándome la verga salí del vapor rumbo al vestidor, necesitaba aire fresco!

Ya un poco más relajado, y después de fumarme el clásico cigarro post-orgasmo, me dispuse a volver al cuarto de vapor por la segunda sesión de vergas, culos y mamadas.

Qué bruto! Como 20 hombres ofreciendo sus vergas, sus bocas, sus nalgas, pude ver a un güey agachado mamando una verga mientras otro llegó por detrás y sin previo aviso le dejo ir su pene por su culo abierto.

Y que bueno, yo solo me limité al sexo oral y mis manos se recrearon como nunca, pero en ese tipo de lugares me reservo las penetraciones por razones obvias de seguridad, no obstante eso, lo que disfruté este vapor gay superó mis expectativas.

Cuando regreso a la ciudad de Mérida repito mis visitas a ese lugar, y lo mejor es que en otras ciudades también he encontrado este tipo de establecimientos, un verdadero paraíso para los adictos a la putería, como un servidor.