En 15 años de matrimonio nunca le había sido infiel a mi esposa

Por ser mi primer relato permítanme presentarme, me llamo Álvaro y soy originario de la ciudad de Guatemala.

Tengo 35 años, tengo un doctorado en economía y por mi trabajo me relaciono con muyas personas, estoy casado desde hace 15 años con una mujer a la que adoro más que nada en el mundo, no tenemos hijos.

Ella es profesional (doctora en Derecho) y su trabajo le absorbe el tiempo por lo que no podemos darnos «el lujo» de tener bebes.

Esta es una historia de mi primera infidelidad, nunca en mis 15 años le he faltado a mi mujer, ni con el pensamiento, aunque les parezca raro, por lo que creo oportuno indicarles el porque sucedió.

Lamentablemente mi esposa es muy celosa, para ella soy el peor de los casanovas, tengo una novia en cada esquina, me cela con mi vecina (esta muy buena por cierto), mi secretaria (una vieja bruja, tan fea como estar de goma un viernes santo en el puerto y sin dinero para quitársela), mis compañeras de estudio de francés y las de secretarias de las empresas que visito.

En los últimos meses fue tanta la fregadera que me molesté mucho y de esa cuenta el gusanito de la infidelidad comenzó a rondar en mi cabeza, no obstante haber tenido muchas oportunidades, nunca le falte hasta que un día acudí a una reunión y conocí a una morena escultural era todo «un cuerazo» y arrebató las miradas de todos los presentes, por trabajo ella tenía que hablar conmigo, primero hablamos del trabajo y luego, sin saber como, surgió una charla más personal, me contó que tenía 20 años, era unida y que llevaba un año en la empresa, así comenzó nuestra amistad.

Nos comunicamos por teléfono, nos encontramos en reuniones y bromeábamos sobre asuntos sexuales, y un día me dijo.

Este asunto es importante para nuestra empresa, como usted tiene que aprobarlo, dígame que quiera, no importa lo que sea, yo se lo doy…

a lo que respondí que porque esa propuesta si estoy consciente de mi trabajo, además le dije que si lo que le pedía era su cuerpo me lo daría (esto fue en broma), a lo que ella respondió que si porque se sentía atraída por mi, ahí inició todo.

Como las oportunidades se dan no se buscan, en un viaje de trabajo nos encontramos hospedados en el mismo hotel cenamos juntos, hablamos cosas sin importancia y al final la acompañe a su cuarto, en la puerta al despedirme sin sentirlo la bese en la boca, ella respondió con otro tremendo beso, ambos nos emocionamos y entramos a su cuarto.

Me acerqué a ella abrazándola fuertemente y mi rostro quedó muy cerca de ella, nos besamos apasionadamente, estaba muy nervioso, era la primera vez que besaba a alguien que no fuera mi esposa.

Se me olvidó contarles al inicio que, hasta esta oportunidad, la única mujer con la que había tenido sexo era mi esposa.

La tomé suavemente por y comencé a acariciarla, le subí la mini que llevaba, le bajé la tanga que tenía puesta y comencé a acariciarle su concha, la tenía caliente y jugosa.

Abrí su blusa y le quité el sostén, acariciándole los pechos con la lengua, esta acción se los puso duros y eso me emocionó, ella bajó su mano me abrió la cremallera y sacó mi pene, que estaba duro cual cañón.

Con mis dedos exploré sus nalgas y luego su culo, acariciándole el hoyito a lo cual respondió abriendo sus piernas.

Me llevó a la cama y me quitó la ropa, luego terminó de quitarse lo poco que le quedaba, agarró mi pene y se lo metió a la boca, sentí algo espectacular (mi esposa nunca me lo ha mamado ella dice que solo lo hacen las prostitutas), le daba lengua de una manera espectacular, pasó la lengua por mis huevos, en la punta y finalmente se lo metió todo.

Le indiqué que parara porque estaba a punto de venirme a lo que indicó que quería beber mis jugos, lo cual realizó con maestría.

Quede fatigado pero contento, comenzamos a acariciarnos nuevamente y mi miembro se puso duro otra vez, le mamé su concha, algo que siempre había querido hacer y mi esposa no me deja porque para ella es sucio, sentí sus jugos deliciosos, estaba muy húmeda, repentinamente me dijo que me levantara que quería hacer algo especial.

Empezó a untarme vaselina en el pene y luego me dijo que se la untara en el ano, que ese día tendrá su virginidad anal, mientras la «untaba», le metí un dedo, luego dos y finalmente tres, esto para dilatarle el esfínter, y evitar que le doliera demasiado.

Se la comencé a meter despacio, tenía temor de lastimarla, por lo que le pedí que si le lastimaba me indicara, esta, esta ha sido mi fantasía pero mi esposa no ha permitido que la penetre por el trasero, dice que es cuestión de putas.

Le metí la punta poco a poco ella comenzó a «dar cintura» y mi miembro inició su entrada triunfal, moría de placer, de repente sin sentirlo le entró todo, ella dio un grito (no se si de dolor o de placer) me asusté pero ella me tranquilizó dijo que era de lujuria, mi semen se derramó dentro de su culito, fue algo sensacional.

Al terminar me dijo que nos ducháramos, donde lo hicimos nuevamente, esta vez la penetré por la concha, algo lindo y maravilloso, me corrí como nunca, el placer que mi «amiga» me dio no le he sentido jamás y, según dijo ella tampoco lo había sentido.

Esa noche dormimos en su cuarto, me sentí en las nubes, aunque al finalizar la emoción, me entró un carga de conciencia terrible, tanto que hasta el día de hoy me siento mal por lo que hice, pero al fin y al cabo, ahora mi esposa si tiene razón de acusarme por algo que hice, sin saberlo ella me llevó a ser infiel y pasar la mejor noche de mi vida.

Aún hoy, me veo con Jenny y, cuando podemos, pasamos ratos maravillosos juntos, mi relación con ella es algo especial.