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La adicción II

La adicción II

Estaba lista para regresar a casa después de la escuela, me sentía un tanto cansada, la profesora de educación física nos había hecho una intensa clase de gimnasia y después de clases nos liberaron para irnos a nuestros respectivos hogares, nos juntamos Alexa y yo para ir a su casa y hacer juntas algunos ejercicios de matemáticas, de consueto su casa estaba sola, sus padres trabajan todo el día y ella gozaba de amplia libertad.

Nos encerramos en su pieza junto a Rex que dormía calmo y tranquilo, estuvimos casi una hora desarrollando los ejercicios y tuvimos algunos problemas con algunas fórmulas que aclaramos con el internet, estábamos las dos sentadas al escritorio en nuestros uniformes escolares, cuando sentí la fría nariz de Rex en mis muslos, gemí solo al sentir ese hocico cálido en las cercanías de mi chocho, Alexa se dio cuenta de mis ansias y me levanto la faldita para ver que su mascota estaba tratando de lengüetear mi conchita, me miro fijo a los ojos ― déjate … está bien y te hará sentir rico … déjate ― me dijo colocando su mano en mi muslo izquierdo y presionando para que abriera mis piernas.

Apenas abrí un poco más mis rodillas, el lengüetazo de Rex me dio de lleno en mi chuchita, tomé su cabeza y la presioné contra mi concha ardiente y moviendo mis caderas para follar su hocico ― quítate las bragas … estarás más cómoda ― dijo Alexa, me levanté de la silla y me saqué mis calzoncitos celestes, mi enmarañado vello púbico negro tenía un brillo propio con los fluidos de mi encharcada vagina, volví a sentarme al borde de la silla y Rex no perdió tiempo sumergiéndose en el mar de fluidos de mi concha.

Ya toda mi ropa me daba un poco de fastidio, así que desabotoné mi blusa blanca y solté mi sujetador que tenía broche en la parte delantera, mis tetitas quedaron libres y Alexa se abalanzó a comerme los pezones endurecidos haciéndome gemir más fuerte, ella misma desabrochó los botones de mis puños y a jalones me quitó la blusa con mi sostén dejándome a torso desnudo, luego se puso detrás de mí a masajear mis tetas.

Rex estaba embelesado con mi coño y empujaba su hocico para afondar su lengua más dentro de mi conchita haciéndome gritar con cada embestida, Alexa besaba mi cuello y lóbulos y no soltaba mis tetas por nada al mundo, casi cinco o diez minutos de esto, me hicieron explotar en espasmos y saltitos en mi silla mientras refregaba el hocico de Rex sobre mis inflamados labios vaginales, estuve con mis muslos tiesos y estirados por algunos segundos o minutos, gozando el espléndido orgasmo.

Alexa detrás de mí se había quitado toda su ropa, se había dejado solo las medias grises largas hasta sus muslos que la hacían lucir más sexy y coqueta, ella se sentó al borde de su cama y se dio unas palmaditas en sus muslos, Rex inmediatamente dejó mi coño y se fue al de su ama que ya abría sus piernas para él, Alexa lucía un soberbio chocho completamente rasurado, no pude evitar de alzarme a tocar su sedosa piel, ella ya estaba bastante húmeda y se abandonó hacía atrás, dejando a Rex a libre albedrio con su chocho, la maestría y costumbre de su mascota resultaba evidente en el modo que le comía su chuchita, el perro giraba su cabeza en variadas posiciones y le daba fuertes embestidas al chocho de Alexa.

Ella en un momento levantó sus piernas en el aire y vi como Rex se concentraba en lamerle el ano de arriba abajo y luego pasaba por su almejita y volvía a su ano tratando de penetrarlo con su lengua indiscreta, Alexa gemía y se quejaba, dando tiritones y chillidos cada vez que Rex metía su lengua en el hoyito de su culo, meneaba sus nalgas como loca, mi chocho lo sentía vibrar frente a todo este espectáculo obsceno y lujurioso, mis deditos comenzaron a masajear siempre más rápido mi húmeda vagina.

Alexa soltó una especie de gruñido ronco y se corrió en la lengua de su mascota, luego lo empujo con sus manos y muslos tratando de alejar su sensibilizada vagina a distancia de la persistente lengua, yo me quité mi faldita y al igual que ella me estire mis medias de lana hasta cubrir mis muslos, sobajee un pocos mis téticas que me escocían.

Alexa se enderezó sobre la cama y llevándose una mano a la boca dijo ― ¡Dios mío! … mira eso ― indicándome la enorme pija de Rex que pendía oscilante bajo la panza de este ― tenemos que hacer algo … mi niño necesita atención ― agrego, me hizo subir a su cama y colocarme en cuatro, ellas coloco unas calcetas a su mascota y la subió a la cama detrás de mí, Rex metió su lengua en mi chuchita trepidante, yo lo miraba con ganas, pero con suspicacia, era mi primera vez con Rex y su pija gigantesca me hacía intimidar, era muy larga y muy gruesa, además su bola era como una mandarina, la verga de Grigio es más pequeña, observé, pero no dije ni una palabra.

Sentí las zampas de Rex en mis caderas y me preparé para recibirlo en mi conchita, ayudado por Alexa, él me enterró su verga en un solo golpe, mi chuchita resintió la fuerza y la potencia de este poderoso animal, su bola forzó ligeramente mi boquete vaginal y entró para afianzarse en mi interior y comenzaron las frenéticas embestidas de Rex, el goce era fantástico, el tamaño de su pene estiraba mis pliegues vaginales acomodando sus dimensiones, mis orgasmos comenzaron casi inmediatamente, todo se fue en esa nebulosa coloreada de miles colores, las sensaciones de su pija follando mi estrecha concha era todo mi universo, todo el resto había desaparecido, mi cuerpo entero temblaba bajo el peso y las embestidas salvajes de Rex.

No sé si fueron horas, minutos o segundos, mi mente vagaba en el limbo de mis sentidos, percibía mi ano que se contraía, mi concha trepidaba y mi vientre también, esa polla colmaba todo mi ser, cada golpe repercutía millones de veces en todos mis poros hasta llegar a mi cerebro y arrasar con todo, una y otra vez como en la montaña rusa, me hundía en caídas libres, me faltaba el respiro, me aferraba a las sabanas y chillaba y gritaba de placer infinito, cuando él me llenó de su lechita candente y burbujeante que a borbotones inundaban todos los rincones y recovecos de mi sexo, casi perdí los sentidos, anegados en convulsiones y espasmos deliciosos.

Rex se giró y quedamos culo con culo, él seguía bombeando semen en mi chocho, Alexa me presentó su chocho lampiño y yo me incline a beber sus fluidos mientras mi concha restaba anudada soldada a la verga de Rex, Alexa disfrutaba de mi pequeña lengua vibrando sobre su clítoris, a ambas la estimulación nos tenía concentradas en dar y recibir placer, Rex me provocaba continuos orgasmos y mini orgasmos, Alexa tomó mi rostro y comenzó a refregarme su chocho en mi boca, mis labios, mi rostro, ella también se corría con fuerza, respirando afanosamente y gimiendo con quejidos y gruñidos de goce sabroso, avasallador y satisfactorio.

Alexa sintió el sonoro ruido que hizo la pija de Rex al ser expulsada de mi vagina y se fue directamente a lamerla con pasión y avidez, me causó unos ciertos celos que ella se comiera los fluidos del macho junto a los míos, en cierta forma me pertenecían, así que me incliné a su lado y ella compartió el pene de su mascota conmigo que yo engullí con ganas saboreando mi chocho y su semen al mismo tiempo.

Nos quedamos un largo rato a disfrutar de ese pene magnifico, su textura, su prestancia, sus dimensiones, sus sabores y olores, luego Rex termino de lengüetearse a sí mismo y su pene desapareció en su forro, experimentar todas esas sensaciones es algo que siempre me ha subyugado y me hace aún más amante de este amor animal.

Las tetas de Alexa eran más grandes que las mías, me entusiasmé a chupar sus pezones y poco a poco me deslicé hacía su chocho lampiño, desde cuando le vi su rajita sin pelo alguno, mis labios quisieron sentir ese chocho exquisito de mi amiga, separé sus delicados labios y sentí en su interior olor y sabor a semen de Rex, ella copula todos los días con él así que no me sorprende, comencé a saborear su conchita y me encantó, le estaba devorando su chochito, ella se giró en sus espaldas y se ubicó bajo mi vientre y alcanzó mi chocho con esa lengua bífida que serpenteaba sobre mi clítoris.

Alexa no solo movía su lengua en mi chocho, sino que también copaba toda mi chuchita con su boca para beberse todo lo que salía de mi vagina que se derretía con sus caricias, cuando sus dedos invadieron mi culito, me corrí en su boca a raudales y ella bebió todo, la vagina de ella es más grande que la mía, cuatros de mis dedos entraban y salían de su chocho sin ninguna dificultad.

Ella me tomo el brazo y comenzó a moverlo más rápido, jadeando y gimiendo me empujaba mi mano dentro de su vagina, no se como pero mi mano entró toda dentro de ella y ella comenzó a correrse sin soltar mi brazo, su chocho se contraía y apretaba mi mano que chapoteaba dentro de su chocho rebosante, descansamos por un rato y luego mi mano lentamente salió de su dilatada concha, yo estaba fascinada por la elasticidad de la vagina de Alexa no podía creer que toda mi mano y parte de mi antebrazo hubiesen podido entrar en la profundidad de su chocho, ella me dijo que también su culo era muy profundo y que la próxima vez debería probar la estrechez de su trasero, nos limpiamos y le dije que mamá me esperaba a casa y me tenía que ir, así me despedí de ella y me fui a casa.

A casa mamá me esperaba y antes de almorzar le dije que necesitaba una ducha por haber tenido clases de gimnasia, mamá de dijo de darme prisa para que la comida no se enfríe, me fui a mi dormitorio y encontré a Grigio que estaba detrás de la puerta esperándome, apenas entré se fue contra mi chocho, pero lo tuve que empujar porque mamá me esperaba, le tiré las bragas mojadas con semen de Rex y él se fue a olfatearla, luego se acomodo a los pies de la cama con mis calzoncitos en su hocico, me pareció que tenía una cierta mirada de reproche al sentir el semen de otro macho en mi chocho, de hecho luego de un rato comenzó a morder mis calzoncitos en el suelo.

Me fui a la ducha y realmente mi concha todavía goteaba semen de Rex y su fuerte aroma era evidente, me enfoque la ducha en mi concha y me lave lo mejor posible con abundante jabón, luego me fui de carrerita a mi cuarto y me calcé mi lycra ajustada sin bragas, mi chocho gordito de veía claramente, me excita exponer mi sexo a la vista de extraños, y un polerón largo hasta medio muslo, me giré a modelar para Grigio y me di cuenta de que había destrozado mis bragas, ― ¿será celoso? ― pensé, me fui rápidamente a comer con mamá.

Mientras comía junto a mamá, no podía dejar de pensar en la reacción de Grigio al oler mis calzoncitos con semen de otro macho, trataba de seguir la conversación con mi madre y responder coherentemente a sus comentarios y afirmaciones, pero en mi cabeza daba vuelta esa mirada de reproche de mi mascota ― tendré que hacerme perdonar de mi adorado galán ― pensé.

Terminamos de almorzar con mamá y ella me pidió de lavar la vajilla y las hoyas porque ella tenía que salir a sus regulares reuniones del centro de madres, así que fui primero a mi cuarto e hice salir a Grigio al patio y lo dejé afuera por mientras que yo ordenaba la cocina, luego me fui a mi cuarto y recogí mis bragas totalmente mordidas y a pedacitos, luego fui a buscar a Grigio.

Grigio entro, pero se vino detrás de mi sin abalanzarse a mis muslos, me hizo sentir culpable y arrepentida de haberlo hecho con otro ― tengo que recompensarlo … mi bebe necesita que le dé algo especial de mi ― reflexioné, él se mantenía a dos pasos de mi y yo me sentía rechazada y casi me hacía llorar, yo lo quiero a él, el otro no es nada para mí, podría decir que fue un desliz y nada más, pero él no se acercaba, así que decidí desnudarme toda y entregarme a él.

Me subí a mí cama y Grigio despechado se echó a los pies ― cariño … ven … amorcito … venga donde tu mamita … Grigio … amor mío ven ― tuve que llamarlo varias veces dando palmaditas en mi cama, con un poco de desgano subió a mí lecho, me metí mis dedos en mi chocho y se los acerqué a su sensible nariz, pareció interesarse y me dio un lengüetazo como distraído y se volvió a echar, me senté en mis talones y comencé a acariciarlo, sus orejitas, su cuello, su lomito, poco a poco baje a su vientre y delicadamente arrimé mis dedos a la funda de su tesoro.

Acariciando sus peludos cojones, comencé a pasar mi mano sobre su pene y hubo una reacción positiva cuando asomó la puntita rosada de su verga, tiré su forro hacía atrás e incliné mi cabeza para chupar el extremo de su deliciosa polla, Grigio aceptando mis caricias levantó su pata para darme mejor acceso a su sexo, muy pronto mi boca absorbía cinco o seis centímetros de su pene el cual continuaba a crecer.

Su asta maravillosa comenzó a engrosarse hasta sus magníficos dieciocho centímetros y mi mano alcanzo su cosita redonda como una bola de billar que latía bajo mis caricias, Grigio se estaba animando dándome besitos con su lengua a mis cabellos y mejillas, yo me gustaba ese sabor salino y aspro de su miembro, comencé a pajearlo y él se alzó para hacer ese movimiento de follar sacando su lengua entre jadeos, me acomodé bajo su vientre y me tragué toda su pija repetidamente, Grigio me dio algunos lengüetazos a mis téticas durísimas haciendo tiritar mis pezones.

Estaba gozando su néctar y sustancia de su verga y él follaba mi boca, yo lo quería en mí así que me alcé y le di a lengüetear mi chochito, poco a poco me giré y la ofrecí mi panochita gordita y deseosa, Grigio me lamió mi ano y se concentró en ese delicado orificio rugoso, le gustó mi aroma y su lengua forzaba mi estrecha cuevita anal, fue ahí que comprendí que él me estaba pidiendo mi culito.

Le puse sus gruesas calcetas anti rasguños y de mi velador extraje una cremita lubricante, apliqué abundante producto en mi rajita trasera y me puse en cuatro, él volvió a complacer mi culito, luego me montó y lo ayudé a buscar mi trasero, primero me metí dos de mis deditos y tomando su resbaloso pene, lo apunte derechito a mi culo, él me aprisionó mejor entre sus zampas y empujo fuerte, me hizo gritar y mis ojos comenzaron a lagrimear cuando su bola embistió mi boquete y entró finalmente dentro de mi estrecho esfínter.

Le agarré sus patitas traseras haciendo rechinar mis dientes y aguantando sus violentas embestidas contra mi trasero, me dolía bastante, pero la sensación de tener el culo colmado con una pija de esa manera era más fuerte y resistí hasta su bola que casi me parte en dos, sus arremetidas frenéticas me tironeaban violentamente mis vísceras, el temblorcillo placentero comenzó propio con la presión de su bola contra el ojete de mi ano, esos miles de terminales nerviosos estimulados dieron paso a un convulso y espasmódico orgasmo, refregué mi clítoris mientras me corría con su pene en mi culo y muy luego avasalladoras ondas de placer me hicieron estremecer toda y mis tetas tiritaban y mis muslos temblaban y mi vientre vibraba y no podía contener las lágrimas, los sollozos, los grititos, los quejidos y gemidos, me estaba corriendo otra vez demencialmente.

Lo mantuve firmemente mientras su semen me llenaba toda y las palpitaciones de su pija hacían latir a mi ano, mis glúteos se movían en contracciones y ese líquido que no cesaba de inundarme con chorritos de diferente potencia, mi mascota se impacientó y yo le solté una pata permitiéndole de girarse y quedar como una pareja de perros, culo con culo, yo era su perrita y me deleitaba de estar empalada en su verga con su gorda bola que nos mantenía pegaditos. Grigio jadeaba ruidosamente, pero se mantenía tranquilo y mi culito ya no me dolía, había un hilito de semen que se colaba por mis muslos y los costados de mi vagina, mis dedos jugaban con mi abertura vaginal y ese temblorcillo se repetía una vez más.

Sentí achicarse la bola de Grigio y de ahí a poco, resbaló fuera de mi ano junto a un torrente de semen, me acomodé bajo su vientre y me tragué su polla de una, al principio hice unas arcadas, pero controlando mi respiración muy luego pasaron y pude disfrutar esa verga suave y sedosa hasta mi garganta, Grigio comenzó a arquear sus flancos y luego estaba follando mi boca rítmicamente, su semen corría por mis mejillas y mi mano jugaba desesperadamente con mi chochito.

Se la chupé hasta que se me acalambraron las mandíbulas, su pene se mantenía rígido, lo hice recostar y me senté a horcajadas sobre su vientre y me empalé en su miembro despacito gozando su resbaloso miembro en mi estrecho coño, estaba tan ardiente que lo empecé a cabalgar y sentía toda la longitud de su verga que se hundía una y otra vez en la profundidad de mi concha, tenía las palmas de mis manos en sus patitas y él me miraba con pasión sintiendo como mi chocho se comía su polla.

Me corrí dos veces y en la segunda no pude retenerme y me incliné para besar sus peludos mofletes grises, mis tetas se endurecieron al contacto con a la peluda piel de él, Grigio tenía su hocico semiabierto y parecía sonreírme muy feliz ― creo que lo he reconquistado ― pensé muy contenta y caliente por su semen que escurría de mi panocha y su miembro que me provocaba tanto goce, solté sus patitas y acaricié mis senos y tironee mi duros pezones, su pene continuaba durito así que moví mis caderas y mi goce se incrementó hasta que me volví a correr, me deje caer a su lado y lo mantuve abrazado a mí, su pelaje me causaba cosquillas en mis senos y me mantenía con mi chochito en llamas.

Me sentía la niña perrita más ardiente, lujuriosa y guarra de este planeta, me sentía feliz porque Grigio me cogía rico y había vuelto a ser mi machito con su verga prodigiosa capaz de causarme cientos de orgasmos, lo acaricie y creo que me adormecí por algunos instantes, cuando volví a abrir mis ojos él me lengüeteaba mis téticas juveniles y adolescentes, mi chochito con esos pendejitos que comenzaban a salir, me hacían sentir más grande, quería sentirme más grande, quería sentirme más mujer, todavía me sentía con ganas de follar.

Mi reencantado Grigio lamía mis pezones, yo me unto un poco de mermelada y su lengua rasposa saca chispas de mi tetitas que cada día crecen más y se hacen más sensibles, todo esos gustitos terminan por incrementar mis fluidos vaginales y así él viene a beberlos y muchas veces termino corriéndome como una loca, ahora se como incitarlo y excitarlo, su miembro es ligeramente más pequeño que el de Rex, pero su ternura es mayor que la del otro macho, y cuando me coge me hace sentir más amada, él es un amante más tierno y considerado, el ha sido mi primer macho, le regalé mi virtuosidad, él me hizo mujer.

El inmenso placer sexual que Grigio me provoca puede obnubilar mis razonamientos humanos y tornarme una perrita para satisfacer sus antojos, me entrego a sus lamidas y a lo que él me hace sentir, a la cantidad de flujo que logra que mi vagina deseosa de su pija comienza a generar, a la magia sensual de las dimensiones de su pene que ensancha mis paredes vaginales, lo siento como se refriega dentro de mí, me compele a empujar mi culito hacía atrás y tragarme su pija con mi concha, sus embestidas me hacen gritar una y otra vez, chillo y tiemblo, me estremezco y convulsiono con fuerza, mis orgasmos empiezan y continúan en sucesión, siento su lechita caliente que inunda toda mi cavidad y se desborda por los bordes de mi chocho y me empapa mis piernas y chillo y me corro muchas veces más, enloquezco de placer.

Él se ha girado y estamos culito con culito, siento su suave pelaje en mis nalgas, también siento que continua a bombear su lefa dentro de mi conchita, aprieto con mis músculos su verga, aprieto esos músculos para no dejarlo ir, necesito que me haga gozar más, necesito su asta caliente entibiando mis carnes intimas, su pija maravillosa no cesa de palpitar y mi chocho trepidante lo acaricia y aprisiona, lo envuelve y lo cobija, lo masajea y lo acoge, es mío, pertenece a mi chuchita, me hace feliz.

Grigio resbala fuera de mi chocho y yo me giro para ofrecerle mi concha a su lengua limpiadora, acicalando mis carnes inflamadas logró que me corriera una vez más, su lengua hace que la magia funcione y llegan mis espasmos que me hacen revolcar bajo sus lengüetazos, mis senos arden y mis pezones escocen como con prurito, me los debo pellizcar y aplacar esa quemazón que me consume en orgasmos de inusitado placer.

Resto exhausta acariciando mis pechos adolescentes, me siento apagada al fin, mi adonis esta echadito limpiando su gruesa pija y yo me acurruco cerca de él y me sumerjo en la paz y quietud del sueño, mi cuerpo me pide un descanso y mis sentidos se apagan para unos instantes de relajo y sosiego, pero la carga de semen en mí panocha, me tendrá lo suficientemente caliente como para volver a empezar en algunas horas, sobre todo ahora que he recuperado la atención de mí macho.

Mi madre regresó tarde y casi no la sentí, ella llamo a Grigio y lo hizo salir, me imagino que es para que haga sus necesidades, mamá es siempre tan acuciosa que siempre piensa a todo, yo estoy demasiado cansada y mis ojos se cierran y finalmente me entrego a ese sueño reparador.

Continúa la serie << La adicción I La adicción III >>

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