Bea y Gus

Beatriz es una chica morena de aspecto muy deseable, siempre viste camisas y pantalones muy ajustados que marcan perfectamente todo el esplendor de su figura. La conocí con motivo de una cena de Navidad de la empresa ya que era la relaciones publicas del local al que fui a contratar para la juerga después de la cena.

El día en que la conocí su trato fue muy profesional y agradable, acordamos un precio cerrado por el total de la comitiva, unos 70 y nos despedimos hasta el día de la cena. Sin embargo antes de ese día fui una vez de noche a comprobar cono era la sala de fiestas cuando se llenaba un viernes por la tarde y la volví a encontrar. Esta vez estaba encantadora y quizás un pelin bebida, hablamos durante un rato e incluso bailamos un par de «lentas» yo lo achaque a una excelente profesionalidad y después de despedirme me marche a casa un poco excitado de mas.

La noche de la cena estuve sentado con el departamento de contabilidad donde para mi desgracia trabaja Carlota una chica poco agraciada que demuestra de forma exagerada como le gusto y se me insinúa constantemente. Conseguí evitar a Carlota hasta que, ya en el local, en medio de la pista de baile me «cazo» para un baile lento en el que se frotaba contra mi paquete como una perra en celo. Yo vi a Bea con el rabillo del ojo y con la excusa de que me iba a quejar de la calidad del sonido abandone a Carlota en medio de la pista.

Me acerque a Bea que se estaba riendo de mi y me dijo:

Parece que las vuelves locas !

Menos cachondeo Conteste yo que es una plasta de la que cuesta deshacerse.

De hecho vi como Carlota se estaba acercando peligrosamente de nuevo.

Parece que vas a necesitar ayuda Dijo Bea.

Y dicho esto me abrazó y empezó a morrearme de forma salvaje, yo ni pude evitar que lo hiciera ni pude evitar la furiosa erección que me provoco. Estuvimos mas de un minuto pegados boca con boca y me dio tiempo a comprobar la textura de sus maravillosas tetas e incluso deslice mi mano por su espléndido culo sin que ella se resistiera lo mas mínimo. Cuando nos soltamos yo estaba mas que cachondo y el pantalón a duras penas podía disimular cuanto.

Ella me miro de arriba abajo y dijo:

– Hace mucho que un hombre no me pone a 1.000 como lo has hecho tu….

No me lo puedo creer -Respondí

– ¿ No crees que llevas un poco lejos lo de la atención al cliente ?

No seas bruto dijo ella Es cierto que me gustas, es mas estoy a punto de acabar aquí, ¿ Quieres follar?

Me dejo alucinado pero conteste de reflejo un Si casi imperceptible que refrende con un gesto de cabeza inequívoco.

Nos marchamos andando pues su apartamento quedaba a dos cuadras de la disco, mientras paseábamos ella me pregunto por mi profesión y por mis gustos incluidos los sexuales. Yo le confesé mis ganas de tener experiencias de todo tipo en ese terreno y ella me miro de una forma muy rara. Pense que la había fastidiado hasta que ella me confeso que había puesto en practica mas experiencias morbosas de lo que yo podía imaginar y que me lo demostraría en su apartamento.

Cuando entramos en el apartamento un precioso pastor alemán llamado Gus nos recibió, primero me olisqueo con desconfianza pero Bea lo tranquilizo diciendo que era amigo y luego salto literalmente sobre Bea.

Ella me dijo:

– Ha olido lo húmeda que me has puesto y se ha puesto muy cachondo.

Dicho esto se empezó a desvestir besándome pidiéndome que hiciera lo mismo, yo estaba un poco violento porque el perro no dejaba de trepar por nuestras piernas y de intentar lamer nuestros cuerpos desnudos. Ella me dijo:

No te resistas déjale que juegue, ¿ no te parece morboso? La verdad es que esto es nuevo para mi Dije

Ella contesto: -Ves como todavía tienes muchas cosas que aprender de mi y de Gus?

Tuve que reconocerlo mientras seguíamos desvistiéndonos, ella me condujo al salón, me indico que me recostara boca arriba en uno de esos sofás de esquineros que tienen un aplique como una litera ella se coloco a cuatro patas encima mío y comenzó a chupar mi verga con mucha delicadeza. Enseguida Gus subió sus patas delanteras al sofá y empezó a lamerle su coñito haciendo que se estremeciera de placer y de cuando en cuando tenia que dejar mi polla unos segundos para poder suspirar sonoramente.

Lo cierto es que era una situación como las que yo andaba buscando y me deje llevar por la excitación, sin embargo la aventura no había hecho mas que empezar, Bea se bajo de encima mío y le dejo el sitio a Gus que empezó a pasar su lengua rugosa y caliente por toda mi empalmada verga llenándome de un placer inesperado.

Bea mientras tanto, se estaba dedicando a chupar la polla de su perro con la misma delicadeza que lo había hecho conmigo, yo no podía creer las oleadas de placer que ese perro me estaba provocando. A continuación Bea subió encima mío mirando a mis pies y se metió mi polla de golpe hasta el fondo de la vagina, comenzó a subir y bajar cada vez mas rápido. Yo notaba como el perro nos lamía ambos genitales con la misma pasada incrementando el ya bestial placer, pero Bea no me dejo correrme y dijo:

– Ahora el amo de casa.

Ella se volvió a colocar a cuatro patas, esta vez en el suelo delante del sofá frente a mi y reanudo la mamada que había dejado a medias, esta vez el perro no uso su lengua para penetrarla sino que en menos de una fracción de segundo se había subido a su ama y la estaba penetrando por detrás con una ritmo bestial. Ella tuvo varios orgasmos antes y después de que yo me corriera en su cara hasta que el perro también se detuvo después de eyacular.

Permanecieron un momento quietos los dos mientras se le bajaba la erección al perro y ella me decía que le hubiera gustado sentir mi leche en su interior en vez de en su cara, yo le dije:

No hay problema

En efecto no me cuesta nada repetir y menos cuando la imagen de una espléndida mujer follada por un perro me aparece ante los ojos.

Si quieres ahora mismo. Le especifique

Ella me miro con admiración y me pidió que esperara un momento, puso los almohadones del sofá en el suelo y se tumbo boca me indico que me acercara y que la penetrara tal como estaba, pero que abriera mis piernas al máximo y que me relajara. Gus entonces empezó a lamerme el ojete del culo, ya había experimentado el beso negro e incluso me habían penetrado con algún consolador pero no estaba preparado para lo que paso entonces:

¿Sabes lo que es un sándwich? Pregunto Bea Claro que si, es cuando le follan a uno por delante y por detrás al mismo tiempo. ¿Te gustaría que te hicieran uno? ¿Gus y yo? Pregunte pensando en cual de los dos entraría donde. No eh dicho «me» he dicho «te» Contesto ella ¿ Como?

Y según decía esto Gus me metió toda su polla por el culo. Sentí un dolor casi insoportable que inmediatamente paso a ser un placer tan intenso como el dolor anterior, pero yo casi no podía moverme con ese largo aparato metido en mi culo. No hizo falta ya que Gus empezó a bombear dentro de mi su polla de forma salvaje haciendo que yo follara al mismo ritmo a Bea, ella tuvo media docena de orgasmos antes de que yo sintiendo mi culo inundado de leche caliente me deje llevar por un orgasmo salvaje.

Creo que perdí la conciencia pero recuerdo a Bea pidiéndome que me quedara quieto hasta que Gus pudiera sacar sin peligro su aparato. Solo se que me desperté oyendo como Bea llenaba la bañera de su Jacuzzy.