La puta de mi esposa y el puto single

Regrese un poco temprano a casa, esto debido a manifestantes que bloqueaban las vías.

No le avise a mi esposa, ya que le compre un enorme ramo de flores, unos bombones de chocolate, de esos de avellana que tanto le gustan, y una botella de vino. Esto, aprovechando que era viernes y los dos descansábamos mañana. Ella los viernes, trabajaba desde casa.

Subí rápidamente al apartamento, llegué sigilosamente al frente de la puerta, traté de caminar despacio, para no hacer ruido, introduje las llaves y las giro muy lentamente , la puerta se abre, antes de llegar directo a la sala el apartamento tiene un pequeño pasillo de unos tres pasos, cierto la puerta con llave, es instintivo esto, ya que es una costumbre que tenemos, “el último en llegar hecha llaves”

Una melodía muy suave de saxofón sale del equipo de sonido, lo que creo ayuda con mi sorpresa, y a no ser escuchado, camino lentamente, asomo la cabeza, para ver donde esta mi bella esposa, al fondo veo la cocina, la luz natural del atardecer aún inundan la sala, camino un poco más lentamente, en frente mío la mesa del comedor, la atravieso con mucho cuidado de no hacer ruido, veo la sala, tenemos una silla grande que da la espalda al comedor, muy cómoda, de esas que uno se puede recostarse a ver un partido de futbol o ver una buena peli, con dos muy cómodos descansabrazos, fácilmente uno se puede quedar a dormí , o hacer el amor, ¡lo hemos hecho!, al frente de un pequeño sofá y una de la ventana. Nuestro apartamento queda frente a una amplia avenida, lo que facilita que no seamos espiados desde el frente.

Sigo acercándome, escucho unos ruidos que vienen desde el sillón, me agacho antes de llegar, me voy incorporando, veo el cabello de mi esposa, me voy levantando lentamente, para sorprenderla.

Oh, nooo, hay estaba ella, con la blusa desabotonada, los senos por fuera, las piernas el los descansabrazos, la falda subida a la altura de los glúteos, sin ropa interior, y lo peor de todo, lo peor… había un sujeto en medio de sus piernas comiéndosele el coño.

– ¡Mierda Mayed qué haces!, exclamó yo al tiempo que golpeó la mesa del comedor, dejando encima la sorpresa que traía, que de milagro no se rompieron.

El tipo de entre sus piernas sale disparado como bólido, estaba completamente desnudo, con la herramienta completamente templada, pasa por el otro lado del comedor y va directo a la puerta, trata de salir, pero le es imposible. Mi esposa se incorpora lentamente, no se preocupa de bajar su falda, ni de abotonar su blusa.

– ¿Qué haces de qué amor, dice ella muy tranquila.

– Me estas engañando, traes un tipo a casa, que más parece un niño y te lo estas follando, ¡ERES UNA PUTA!.

– Baja la voz.

– ¡Que!

– Que bajes la voz, los vecinos nos pueden escuchar, cálmate. Y me respetas, yo no soy ninguna puta. El tiene 27 y su nombre es Miguel.

No se porqué, pero termine hablando en voz baja. El tipo ese se había quedado en el pasillo.

Me siento en una de las sillas del comedor. Pude ver al tipo, da unos pasos hacia la sala y se queda hay de pie con la mirada al suelo.

Miró fijamente a mi esposa.

– ¿Me puedes explicar?

– No hay nada que explicar, dice ella con un aire de tranquilidad, o quizás como jugueteando.

– ¿Quien es ese tipo?

– Nadie, es solo una verga, una muy hermosa por cierto, me mira con un poco de burla o juego en el rostro.

– ¿Me haz estado engañando?. ¿Lo amas?

– Te amo a ti

– ¿Qué estabas haciendo?

– Tu lo viste

– No, no estoy seguro de lo que vi.

– Ese chico, que está ahí, señala al chico estaba a espaldas mío, el cual seguía desnudo, tapándose con las dos manos el pene, cosa que no podía hacer, ya que lo tenía erecto, y con las manos no podía tomar el animalote que tenía, quizás el grosor del mismo era mayor al de su muñeca.

– Eso chico, que está hay parado, que no ha hecho nada malo, aparte de darme placer, cosa que yo le pedí, ese chico me estaba lamiendo la cuquita.

– ¡Eres una puta!

– Claro, claro, ahora soy una puta, pero mientras me culeas, ponemos una porno y me dices al oído que si me gustaría comerme dos vergas, esa puta si te gusta, ¿verdad?, esa que mientras le entierra la verga hasta la garganta y me dices que quieres un oral a dos bocas, que traigamos a otra mujer para follarnosla entre los dos, esa pura si te gusta, ¿verdad?, esa puta que le metes consoladores por el coño y el culo, mientras le metes la vergapor el otro lado, esa si te gusta ¿verdad?, pero, si es la puta es la que toma la iniciativa y trae un hombre a que se le coma el coño, hay si no te gusta la puta ¿verdad?.

Su tono es irónico, un poco burlesco, la veo, desafiante, no se que me disgusta más, el niñato a mi espalda con su dotación, la frescura de mi esposa, el verla así casi desnuda, o con el descaro que me habla. O que hasta el momento no podía discutirle ninguno de sus argumentos.

– Si no llego te lo comes y yo ni por enterado, pensando que mi esposa era una santa.

– No te entiendo.

– Que no entiendes, replico levantando de nuevo la voz.

– Puedes bajar la voz, me mira de nuevo con reproche, ¿quieres una puta o una santa?

– Eres una perra

– Y que tal si quiero se una perra, una perra para mi esposo. Era una sorpresa

– Como no, una sorpresa.

Me pasa el teléfono, me muestra, una conversación de WhatsApp con mi amigo de trabajo, donde el le confirma que saldríamos temprano debido al paro.

– ¿Y este hp?, digo señalando al pendejo.

– Alguna vez nos escribió en nuestro perfil de giacereza. Donde subiste fotos de mi cuca, en ese momento no te molesto ¿verdad?. Como no te decidías, yo tome la iniciativa, pero también pensé en mí, nos habían escrito varias personas, entre ellas la gran mayoría hombres, nos enviaban sus números de WhatsApp, escribí a varios y al final me decidí por el, para programar un trio, ¿no era eso lo que me pedias? o ¿la verdad es que te da miedo que sea tu esposa la de la iniciativa y la que va a disfrutar? Mi Mayed me dice casi susurrando. ¿quieres ver la conversación de WhatsApp?

– No

– ¿Te gustaría que me lo comiera?

– No se, digo entre los dientes, cuando veo que el tipo ese me pasa una cerveza.

– Tome Señor, expresa mientras yo la recibo de mala gana.

– Amor

– Dime, respondo de manera seca

– Como te has portado mal, tendrás que sentarte en el sillón y ver como me como este chico, y si yo decido que participes te lo hago saber, pero solo si yo decido, y solo si tu te portas bien.

Me hala suavemente con su mano llevándome directo a nuestro sillón, mientras el tipo ese me pasa oro trago, al parecer un whisky.

– Ahora disfruta del espectáculo.

En ese momento no supe quien era más pendejo, el niñato que se iba a follar a mi esposa o yo.

M esposa se siena en el sofá, abre las piernas, llama de nuevo a nuestro acompañante, el la besa, entrelazan sus lenguas muerden suavemente sus labios, lo toma del cabello y llega su rosto hasta la vulva, el con obediencia empieza a descender, ella se acomoda en el sofá, todo va a pasar en frente mío, en mis narices. En el descenso el besa su ombligo, su pubis, sin poner la menor resistencia llaga hasta la entrada de la vagina de mi Mayed, aspira fuertemente y se deleita con su aroma, pone la lengua en la parte inferior de la cuquita, la pasa por toda la mitad, haciendo que los labios vaginales se separen, dejando al descubierto aquella bella gruta del placer, mete la lengua, a esta altura ya no había nada que hacer, pues empezó a meter y sacar la lengua de la rajita, se la estaba culiando con la lengua. Ella gime, se retuerce, me mira.

En mi hay una mezcla de sentimientos, rabia, de ver lo descarada de mi mujer, indignación, al ver como disfrutaba de esa lengua lamiéndole la concha y una enorme extinción, de verla hay disfrutando y gimiendo .

– Ahora si soy tu putaaaa, verdad

El joven con los dedos de su mano, abre los labios, presiona un poco, separa aún más los labios, se concentra en penetrarla, va hasta ese diminuto bulbo del placer, lo golpea suavemente con la lengua, cambiando el ritmo, se detiene por momentos para deleitarse con la vista. Ya su saliva se fundía con los charcos de humedad el la el coñito de mi amada. Trata de levantar las piernas para acariciarle con la lengua el ano. En ese momento ella hala del cabello del muchacho haciendo que este retire el rostro de su vulva, yo se que se iba a correr y lo no quería hacerlo todavía.

Ella aprovecha y se quita la blusa y el sostén, él se incorpora un poco, para besar los senos de mi Mayed, ella lo deja, me mira, lo mira a él, mira como succionando sus pequeños senos, blancos adornados con un pequeño botón de color rosa, que en este momento estaban completamente duros. Mi mujer toma al chico por la cintura, para hacer que se incorpore, el falo del joven ahora queda a la altura de los labios de mi amada, ella lo contempla, lo masturba un poco con una de sus manos, luego con las dos, toma los testículo y los aprieta suavemente, ahora los lame y los lleva a la boca, uno primero y después el otro, vuelve al glande, le da un beso, succiona con fuerza, se da golpes en las mejillas usando el miembro del joven como una fusta, golpea su lengua, luego y sin pensarlo más lo lleva lo más hondo que puede, empujando con sus manos los glúteos del joven hacia ella, lo masturba con la garganta, luego lo saca y este queda completamente ensalivado, repite un par de veces más la técnica. Que mamada estaba recibiendo ese muchacho.

Hace que el chico se siente en el sofá, se arrodilla frente a él, solo para continuar con la terapia oral, por uno segundos más. Mi bella esposa se pone de pie, le da la espalda al joven, se inclina ligeramente, el muchacho hunde su rostro en medio de los glúteos de mi Mayed, se nota que le está devorando el orto. Ella sonríe de manera lujuriosa, mientras con una de sus manos separa las nalgas para permitir las lamidas más profundas. Mi esposa atenta a mi, y a la verga del joven en medio de sus piernas, la toma con una de sus manos, me mira, ya todo está decidido, se va a empalar, empuja al niñato hacia atrás, el entiende descansa su espalda contra el sofá, deslizando la cadera hacia adelante, toma su pene por la base, mientas mi esposa provocadora y sensual hacia mi, toma el pene un poco más arriba, solo para golpear el clítoris con el mazo de carne entre sus manos, desliza el glande a lo largo de su rajita, me mira, yo no puedo de la indignación y la excitación, que mezcla tan loca de sensaciones. Pone el pene el la entrada de su vagina, hace que el glande desaparezca dentro de ella, los labios vaginales se abren sin resistencia abrazando aquel tronco, “es solo una verga” me dijo. No para de mirarme, gime, se saca de nuevo el glande de su interior, lo mete de nuevo, pero ahora trata ella de mirar como ese intruso incursiona dentro de ella, trata de sostener el pene para ir sentándose lentamente sobre el, muy lentamente, como disfrutándolo al máximo, como provocándome. Da un golpecito sobre la mano del joven, que aún sostenía su pene, el la retira, ella continua lentamente el descenso, hasta que termina sentada sobre el regalo de su empalador. La muy puta hace pequeños círculos sobre las piernas del joven, masajea sus pechos, alborota su cabello, , gime como toda una zorra, toca su vientre, imagino que es ahí donde la siente.

– Ahhhhh mira como me la como mi amor, dime que te gusta, dime que soy tu putaaaaa, ahhhh.

– Me encanta, mi putica, eres mi puta.

Digo yo como balbuceando, mientras ella intercalada pequeños brincos y círculos sobre el niño ahí sentado, que no deja de gruñir, con los dedos clavados el los glúteos de mi amada.

Ella me indica con sus dedos que me acerque, y yo como pero faldero obedezco, quedando con mi bragueta a la altura de sus labios. Ella baja mi bragueta, mi verga me delata y sale de un brinco de mi pantalón, ella hace su carita de putica mala y empieza a mamármela.

Ummmm que rico exclamó, al sentir como me la mamá, al ver como estaba cabalgando a otro, que delicioso pecado, mi mente vuela por unos segundos imaginando que hay varios hombres en el lugar esperando su turno para disfrutar de sus agujeros, sacudo mi cabeza , el pensamiento me resulta muy sucio, muy pervertidos, demasiado pecaminoso.

Veo como el pene del sujeto aquel entra y sale de mi amada, la vulva muy húmeda y al igual que el clítoris completamente inflamados y rosados, no puedo evitarlo, me agacho un poco, Levanto una de sus piernas, colocando mi pene en la entrada de su vagina, presiono y se resiste a entrar.

-¿Que haces?

Dice ella un poco asustada, pero en el segundo intento mi pene logra entrar, haciéndose un espacio en si interior, ella da unos golpes en mi hombro.

-¡Sacala, sacala, me dueleeee!

Yo la iba a sacar, pero en ese momento me toma de una pierna impidiendo que me separara de ella y apretándome contra ella.

Aaaahhhh, dame, dame más, más rápido ahhhh.

Siento como empieza a contraer su vagina, como humedece aún más mi verga. Fue como una pequeña venganza, no sabía que su estrecha vagina pudiese albergar dos vergas.

Ella me retira con sus manos, me mira con lujuria.

– ¿Quieres ver como sus huevos golpean mi culo?

Yo asiento con la cabeza, ella me empuja, yo voy haca atrás y me siento en la alfombra, mientras ella gira, subiéndose de nuevo sobre el joven, el cual no pierde la oportunidad de besar, chupar y succionar los rosados pezones de mi amada, se ve un poco cansada, pero con ganas de continuar la faena. Es verdad ahora veo como los huevos del chico golpean los glúteos de mi mujer, mientras ella hace violentas sentadas, el le da nalgadas y trata con sus dedos de incursionar en el trasero de ella logrando meter dos falanges en su interior, ella me mira, cachetea su glúteo derecho y me dice.

Vamos únete, dame, dameee.

Yo me incorporo con rapidez acerco mi pene a su trasero, ella muy colaborativa lo saca lo más que puede, y ahí, con la predilección del joven, con el exceso de fluidos, mi verga entra sin problema, los tres hacemos un concierto de gemidos, ella baila, empuja su trasero para lograr tener lo más adentro posible mi pene y el del joven, mi casta esposa se estaba merendando de nuevo dos vergas al tiempo, pero en una de nuestras fantasías, una DP. El chico gime con fuerza, creo se estaba viniendo, mi esposa le sigue, y con esta gran sonata yo no me quedo atrás e inundó de semen el culito de mi esposa.

Que concierto tan delicioso de gemidos, que espectáculo tan hermoso y como en una lucha clásica los tres quedamos desechos sobre el sofá. Pasan un par de minutos sin decirnos nada. Mi esposa al verme desnudo sobre el sofá se acerca, me da una mamada, me hala del pene hacia nuestra habitación, me sigue mamando y consigue que se endurezca de nuevo, yo me acuesto, se sienta sobre mi dándome la espalda, es acuesta y empieza a moverse, el chico entra en la habitación, al ver a mi esposa enculada le abre las piernas y le empieza a lamerle el coño, de manera más suave mi bella amada llega de nuevo, gira la cabeza para besarme, mientras con la mano juega con el cabello del joven. Queríamos más, pero el cansancio nos venció y creo que nos quedamos dormidos.

Al día siguiente me despertó el aroma de un delicioso tinto, mi esposa lo trae a la cama, me lo ofrece, mientras el joven se despide.

– ¿No te quedas un poco?

– No señor tengo un compromiso

– Pero podemos….

– Que pena señor, pero como estaba dormido no quisimos despertarlo y nos adelantamos, asta luego, me da la mano, besa en la mejilla a mi esposa y sale a toda velocidad.

– Siéntate, le digo a mi esposa que estaba de pie al lado mío, ella se sienta.

Siiii se incorpora rápidamente.

– ¿Que pasa amor? Le pregunto

– Es que me quedo doliendo mucho el culo

– Jajaja ¿y eso amor?

– No es que con esa vaina tan grande que me comí esta mañana jajaja Sale corriendo de la habitación, yo salgo medio caliente e indignado corriendo detrás de ella, dispuesto a hacerle una nueva incursión anal.