Primera vez

Antes de comenzar aclaro que este relato es totalmente verídico.

Mi apodo es Mike. Soy un chico de 20 años y guapo, modestia aparte. Debo aclarar que siempre me han gustado mucho los travestis aunque yo no lo soy.

No sé por qué, pero siempre me han llamado la atención los penes más no los hombres, por eso nunca había tenido experiencias sexuales con penes.

Voy a contarles algo que me sucedió hace unos días.

Estaba en un centro comercial cuando de pronto vi a una hermosa chica pasar a mi lado.

Era preciosa, cabello negro hasta la espalda, cuerpo perfecto, ojos negros, como de 20 años. Linda. Me quedé impactado.

Yo, por lo general, soy muy «abalanzado» con las chicas.

Cuando veo una que me gusta, no la dejo, hasta que obtengo lo que quiero, así que esta no iba a ser la excepción. Me levanté de la mesa donde estaba y la seguí para ver a donde se dirigía.

Entró en varias tiendas de ropa interior y como de costumbre en cada chica, se tardó su tiempo en cada una.

Cuando salió de una de las tiendas, se dirigió al norte del centro comercial, hacia el pasillo de los baños específicamente.

Obviamente iba a entrar al baño, así que decidí esperarla afuera. Cuando llegó al baño, vio hacia los lados y se metió al de hombres.

Me quedé sorprendido. Fui a investigar y cuando entré me estaba esperando sentada en uno de los lavamanos.

.- «Te estaba esperando» Me dijo.

.- «A mi?»

.- «Claro. Crees que soy tonta?. Me di cuenta que llevas horas siguiéndome. Me metí al baño de hombres para que me siguieras. Dime, te gusto?

.- «Por supuesto». Respondí.

.- «Lo que pasa es que hay un problema. Las apariencias engañan». Me dijo.

.- «Cual?. De que hablas?. Cuales apariencias?»

.- «Mejor llámame y hablamos, si?»

Me dio su número telefónico y se fue.

Al siguiente día no paraba de pensar en aquella chica y en lo buena que estaba, así que decidí llamarla a eso de las 6:00 PM.

Hablé con ella y me dijo que me pasaba buscando como a las 7:00 PM. Me alisté y efectivamente llegó a la hora.

Bajé a la calle y ella me estaba esperando en el coche.

Me dijo que me subiera al coche, que íbamos a dar un paseo. Le dije que no había problema y subí.

Dimos varias vueltas por la ciudad y en camino platicamos de tonterías como nuestros nombres, estudios, etc. Me preguntó si tenía hambre y le dije que si, a lo cual me respondió que si quería podíamos ir a su casa y allí comer.

No puse ninguna pega y nos fuimos. Cuando llegamos me dijo que esperara en el sofá, que se iba a cambiar. Esperé y cuando salió mis ojos casi se salen de sus cuencas.

Traía un short blanco pegadito, pegadito que le quedaba hermoso, tanto, que se le notaba el hilo que traía puesto, además de una blusa rosa muy corta pegada también, que le hacía notar sus hermosos senos.

Estaba espectacular. Comimos y a la media hora más o menos, se sentó a mi lado en el sofá y me dijo:

.- «Es mejor que te lo diga de una vez»

.- «Que cosa?». Pegunté

.- «No te has dado cuenta?»

.- «De que?»

.-«Mírame bien». – me dijo -.

Tomó mi mano y la puso en su entrepierna. Me quedé completamente pasmado. La hermosa chica es un travesti.

Al principio no sabía que hacer ni que decir, pero cuando reaccioné mi mano aún estaba en su pene y el mío estaba erecto y durísimo.

Me puse de pie y ella se paró frente a mi, la tomé por la cintura y le olí el cuello. Olía a perfume de mujer. Pasé mi mano por su cuerpo.

Era cuerpo de mujer. Era verídico. Estaba con una mujer, una mujer con pene.

Sin darme cuenta aquella mujer me estaba gustando más de la cuenta y yo le gustaba a ella. Sin decir una palabra la cargué y la llevé a su recamara.

La acosté en la cama y me puse sobre ella. Yo le besaba el cuello y las orejas mientras sus manos me despojaban de mi franela.

Le quité la blusa y pude observar sus senos redondos y sus pezones hermosos los cuales no pude evitar el lamer y chupar por un buen rato mientras ella me seguía desnudando. Al cabo de un rato yo estaba sólo con mis bóxer y ella con el short blanco.

Ella me acostó boca arriba y me quitó el bóxer. Mi pene estaba empapado de líquido pre-seminal.

Tomó mi pene con sus manos y suavemente se lo introdujo en la boca para darme lo que ha sido para mí, la mejor mamada de mi vida.

Mientras metía y sacaba la cabeza de mi pene de su boca, con la lengua me la acariciaba al mismo tiempo que succionaba para tomarse todo mi líquido. Me sentía genial.

Después de mamarmelo un rato se acostó boca abajo. Me puse a su lado y le quité el short y el hilo.

En ese momento pude notar que no tenía nada de vello en el culo, algo que me encantó.

Le abrí las nalgas y ahí estaba ese hermoso hoyo listo para ser penetrado, pero en ese momento ella se volteó y pude ver su pene completamente afeitado y, que ya erecto, no medía más de 15 cm. Era un pene hermoso. Blanco con la cabeza rosa y sin nada de venas. Una maravilla.

Vi que de su pene emanaba una brillante gota de líquido.

La tomé con mis dedos y la saboree. Era deliciosa. No pude aguantar la tentación y me abalancé sobre esa verga hermosa, la cual sin titubear comencé a chupar. Nunca antes había chupado uno, así que lo hacía lo mejor que podía.

A ella le gustaba y a mi más, puesto que estaba tragándome todo el preciado líquido que yo quería. Una vez que me sentí satisfecho me arrodillé en la cama, ella se levantó y sacó un par de preservativos.

Tomó uno de ellos y con mucho cariño me lo puso.

Después se puso en cuatro patas o posición de perrito frente a mí y abrió sus nalgas al máximo para que yo pudiera meterle mi verga que mide unos 17 cm. más o menos. Lentamente fui introduciéndoselo hasta que se lo metí casi todo.

Una vez adentro, comencé a meter y sacar mi verga de su rico culito que fácilmente se adaptó al grueso de mi pene.

Metía y sacaba rápidamente mi pene mientras con mi mano derecha aprovechaba para manosear y acariciar su bello pene.

De vez en cuando metía mis dedos llenos de su líquido en su boca para que lo saboreara.

Al cabo de unos minutos sentí que mi cuerpo se estremecía y unos segundos después me vine soltando unos cinco o seis disparos de semen. Me separé de ella y me quitó el condón.

Con su lengua limpió mi pene hasta dejarlo reluciente. Después tomó el otro preservativo y me dijo «Toma, pónmelo».

Obedecí y se lo puse. Me acostó boca arriba y me puso dos gruesas almohadas debajo de mi cintura. Se acercó, abrió mis nalgas e inesperadamente comenzó a lamerme el hoyo del culo con gran maestría. Sólo eso hizo que casi me viniera otra vez.

Después de unos segundos puso la cabeza de su pequeño pero hermoso pene en mi culo y suavemente lo fue metiendo todo.

No lo podía creer, estaba siendo penetrado por una mujer.

Pero me encantaba.

Con sus manos acariciaba mi pene y testículos y de vez en cuando tocaba sus pezones.

Minutos después sentí como se estremecía y se corría. Se separó de mí y le devolví el placer quitándole en condón y lamiendo con gusto todos los restos de semen que habían quedado en su pene.

Se lo estuve chupando por largo rato y no me quería separar.

Al parecer ella se dio cuenta de eso y me lo empezó a chupar a mí también haciendo un sesenta y nueve hasta que no pude aguantar y me corrí en su boca placenteramente.

Después de esto me duché y ella me llevó de nuevo a mi casa.