Sentado en las piernas de Santa Claus pedí un juguete de carne, pero sin hueso.
Aquí otra pequeña historia que sucedió cuando era solo un adolescente una vez salí con unos amigos algún lugar de puerto Vallarta no recuerdo muy bien en fin ahí hicimos una lunada esa ocasión iba con mi prima Angélica,
Me pidió que llegara preguntando por el como si yo fuera un viejo camarada de su juventud. Ta bueno, le dije, a que horas. Después de la comida. Comí de volada y me dirigí a las oficinas que, por cierto, eran muy lujosas.
Mis relaciones eran todas normales por así llamarle, nada del otro mundo, muy ricas y las disfrutaba mucho pero la que viví ayer fue de otras dimensiones, no solo por las circunstancias en que se dieron sino el lugar y lo que ahí se vivía.
Todo aquel tiempo mi vecino quiso mamarme, y ahora con su socio a la par lo conseguiría.
Como la excitación puede lograr que dos personas se olviden hasta de sus lazos familiares.
Una compañera de trabajo me inició en estos menesteres del placer y el sexo.
Llegó, lo ví, me gustó, me calenté, me hice mil fantasías, pero jamás creí que se hicieran realidad y menos que llegásemos a ser amigos, y que, a pesar del paso del tiempo, continuemos siendo amantes.
Lucía rinde y entrega el último bastión de su cuerpo a Ringo.
Nunca pensé lo que sucedería aquel día que descubrí lo de mi madre. Esta es una historia verdadera y comenzó a suceder hace exactamente un año.
Ambos me hicieron venirme de nuevo, y volví a gemir fuertemente; me mordí los labios y sentí que mi concha se abría y cerraba atrapando la macana de Carlos, lo mismo que mi culo apretaba y aflojaba no dejando escapar la verga de Luis.
Lo que parecía un día de campo escolar se convirtió en una orgía placentera.
En mi familia es muy común beber, esa noche todos estaban bebiendo demasiado, entre ellos mi tía Stella que es una mujer súper atractiva, a pesar de tener 40 años y dos hijas conserva un cuerpo espectacular.
Juan, ese el nombre de mi primo, con el empezó mi experiencia sexual, teníamos casi la misma edad, desde niños siempre fuimos muy unidos, pasábamos las vacaciones en casa del uno o del otro, hasta que con el tiempo al empezar a crecer comenzó nuestra curiosidad por el sexo y lo fuimos descubriendo juntos.
Esta es mi historia, soy una joven de 18 años pero esto ocurrió cuando tenia 13 desde que recuerdo me ha gustado mi hermano mayor, pero creo que el nunca me miraba por ser la menor y no se daba cuenta que ya yo era toda una mujer y muy bonita por cierto soy blanca de 1.65 cabello castaño largo y ondulado con unas teticas de buen tamaño un culito de muy buen ver el es un chico muy guapo de 25 años que mide 1.80, blanco, ojos café y fornido.
Relato de una madura amante del sexo en todas sus variantes. Un chiquillo en vacaciones la conoce y disfruta de muchos días y noches con ella, hasta que decide partir.
Lo cierto es que luego de mucho esperar por volver a repetir una rica sesión de sexo entre los tres, por fin se llegó el día en que nos volvimos a encontrar y nos dispusimos a entregarnos a la pasión sexual por tantos días reprimida, ya que nuestro amigo vive bastante lejos de la ciudad donde residimos y además es una persona bastante ocupada.
Eran cerca de las doce del mediodía del sábado cuando llegue, y Nippur estaba en el patio, ladro mucho cuando sintió que alguien entraba a la casa, entonces me acerque a la ventana y comencé a hablarle, a llamarlo por su nombre y se fue tranquilizando.
Él me preguntó que si yo tenía fantasías sexuales y que cuáles eran, no me atreví a contarle y le hice la misma pregunta, y me dijo que tenía varios meses pensando que le gustaría ver como me cogía otro hombre; de momento me quedé atónita porque siempre había sido muy celoso y pensé que sólo me estaba tratando de sacar mis sueños eróticos.
El estaba de rodillas a un lado mío mientras yo permanecía acostado en el sillón. Sentí como su toalla caía al piso mientras se movía hacia mi, se puso encima de mi y me abrió la toalla. La sensación de tenerlo encima me puso a mil.