Encuentro en el cine
Jamás imaginé que en una sala de cine de barriada encontraría una excelente oportunidad para dar rienda suelta a mi libido… fue una experiencia fenomenal que deseo compartir con los lectores…
Relatos eróticos
Jamás imaginé que en una sala de cine de barriada encontraría una excelente oportunidad para dar rienda suelta a mi libido… fue una experiencia fenomenal que deseo compartir con los lectores…
Y si a eso sumamos que como travestí homosexual que siempre asume el papel pasivo y además muy sensual, pues no es fácil exigir una pareja que reúna características del hombre ideal.
Encuentro fortuito en un restaurante, deviene en un «ligue» que deja grandes satisfacciones a Andrea y a Gustavo.
Un hombre apuesto y educado, hombre de recia figura; me llamaba para invitarme a cenar con mi cuñada, pues yo sabía de antemano que ella estaba cumpliendo años ese día, y mi esposo estaba en el trabajo; así que decidí acompañarlo.
Como buen machito le hacía guardia a mi virginidad, hasta que unos días antes de casarnos se la entregué completita en la sala de mi casa. Hasta la fecha queda una manchita de sangre en un cojín.
Dominada al fin. Acostumbrada a ser la dominante, se encuentra con la horma de su zapato. Y ahora es ella la dominada.
Ella se llamaba Patricia, y tenia la misma edad que yo, 16 años, media 1,68 era morena pelo largo, delgada con un culito guapísimo y una cadera que té hacia perder los papeles y dos pechos bien formados.
Los siguientes días fueron un tormento para Teresa, se sentía inquieta, nerviosa, más cuando su mirada se cruzaba con la de Beto, entonces su nerviosismo contagiaba su cuerpo.
Llegamos hasta el lugar, con una breve pero inquisitiva mirada me di cuenta que éramos los únicos en aquella sección del cuarto piso de la biblioteca. Y teníamos dos horas antes que la cerraran.
Cuando conocí a Oscar no imaginé que también conocería a Raúl, que como los buenos vinos me demostró que lo añejo puede ser exquisito.
Como les platiqué, Daniela era toda una maestra en el arte de chupar un miembro. Lentamente, con dulzura y delirio tomó con una mano el tronco de mi pene al tiempo que pasaba por todo el contorno su lengua de abajo hacia arriba, hasta el glande que chupaba y tragaba en su totalidad.
Experiencia sexual de un adolescente con la madre de su novia, la mujer madura descubre a su hija y a su novio teniendo sexo en la sala de la casa.
Después de haber realizado un trío, mi esposo me vio tan caliente, que me dio permiso de canvertirme en una puta.
Como entre sueños escuchó la puerta de la entrada abrirse, soñolienta volteó al lado de la cama que normalmente ocupara su marido y al encontrarlo vacío concluyó que quien entraba a la casa era él, que como cada viernes regresaba de madrugada luego de irse de borrachera con sus amigos, resignada se acurrucó bajo las cobijas y de inmediato se quedó dormida.
No había nadie en la casa así que comencé a ver películas porno. Este día está grabado en mi mente acto por acto por lo que más tarde les contaré.
Un año esperando ésta noche, hoy es cinco de enero y por la noche los Reyes Magos dejarán los juguetes que hemos pedido luego de portarnos bien a lo largo de este periodo.
Fabio, por su lado, no era ningún santo, y lo sabía porque habíamos follado en algunas ocasiones pero como era cliente de la empresa que tenemos mi marido y yo tuvimos que dejar de vernos, lo cual me daba una bronca bárbara, ya que él estaba muy bueno y varios de los orgasmos que tenía con mi marido se los debía a él.
Esa calurosa tarde yo deseaba refrescarme exteriormente y calentarme internamente, llegué, me duché, abrí una cerveza y empecé a ver un video porno gay cuando llamaron a la puerta.
El movimiento de las paradas y arrancones hacían lo suyo. Mientras yo me humedecía, me daba cuenta de lo incómodo o cómodo que iba él al sentir mi tremendo trasero, pues ya les dije, estoy muy culona.
El caso que puso a mi amiga bocarriba, él se colocó cerca de su rostro, y apuntó su mástil a la boca de mi amiga; mientras le daba de mamar, la tomó por los tobillos levantándole las piernas en todo lo alto; así que mientras ella mamaba, me pidió que me la cogiera.