Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Vendedor de frutas

Pero eso no era todo, después de lamerles sus vergas y huevos y dejarlos limpios, me afirmaron todos y abrieron mis piernas, de nuevo comenzaron a escupirme el ano y uno de ellos abrió nuevamente la puerta del patio.

Mi vecino de enfrente II

Nos acariciábamos, las piernas, los muslos, las nalgas de Manuel eran maravillosas a pesar de sus años (tenía unos 45), tenía un culo que no dejaba de pedirme ser penetrado, y fue él quien dijo yo seré el primero para que mi hijo aprenda como se hace, solamente nos miramos y esbozamos una risita cómplice con su hijo y dándose la vuelta me ofreció el culo, me puse a besarle las nalgas, a lamérselas, abriéndoselas encontré su agujero, y me dediqué a meterle la lengua, él rabiaba de placer, mientras Rodrigo nos miraba y se masturbaba.