Nos acariciábamos, las piernas, los muslos, las nalgas de Manuel eran maravillosas a pesar de sus años (tenía unos 45), tenía un culo que no dejaba de pedirme ser penetrado, y fue él quien dijo yo seré el primero para que mi hijo aprenda como se hace, solamente nos miramos y esbozamos una risita cómplice con su hijo y dándose la vuelta me ofreció el culo, me puse a besarle las nalgas, a lamérselas, abriéndoselas encontré su agujero, y me dediqué a meterle la lengua, él rabiaba de placer, mientras Rodrigo nos miraba y se masturbaba.
Dijo en voz alta a su hijo, el que llego y como era más alto se puso tras suyo en punta de pies y se estiro para alcanzar la fuente, pero al hacerlo flor se hecho hacia atrás y el muchacho perdió pie y se fue hacia adelante, quedando apegado a su madre, sintiendo a la altura de sus entrepiernas el suave roce de la seda de la bata, lo que lo excito de inmediato.
Le metí un dedo y este resbalo como en mantequilla, mi madre dio un salto y dijo: no pares corazón-, yo seguí metiéndolo y sacándolo y mi mama estaba como loca, sus gritos se escuchaban en casi todo el cine, pero ni a ella ni a mí nos importaba, me detuve y le dije: CHUPAMELA- ella se inclinó y la metió en su boca, - NO MAMA, QUIERO QUE TE PARES Y TE HINQUES DELANTE DE MI-, ella no dijo nada, solo se paró y puso sus rodillas en el piso y se metió mi sexo en su boca, chupaba como desesperada, nada parecido a lo anterior,
Me quitó el sostén y besó todo mi pecho, mamando de los pezones durísimos. Miré al techo y eché un suspiro de emoción y placer, y mi chico me lamió de arriba abajo mi estilizado cuello. Quedé sólo en bragas y él sólo con su camisa. No era justo, mientras me lo pensaba, le desnudé a él y tomé mi parte: Le besé su pecho sin pelos todavía y así él sobaba mejor aún mis pechos, caídos por la postura, en todo su esplendor.
Se bañaron juntos, al salir de la ducha, no pudo evitar mamarlo nuevamente, se besaron como dos enamorados, su padre no le dijo palabra, hablaba el sexo, ambos se deseaban, ambos gozaban, sin palabras, al despertar a la mañana, el padre le hizo el desayuno, la llamo, se acercó al lecho y le dio un beso, se sentó de golpe, le saco el flácido pene, mamándolo como una profesional, lo hizo acabar en poco tiempo, trago toda su leche, y sus primeras palabras fueron , que lindo desayuno.
La relación de ellos había empezado a enfriarse debido a la frialdad de Manuel en la cama, la que se traducía en una falta cada vez mayor de actividad sexual, lo que Flor resentía y le tenía en estado de permanente insatisfacción. Y a su edad, que ahora se empinaba a los 37 años, esa situación era explosiva y sus deseos de satisfacer sus ansias sexuales cada vez eran mayores, con todas las implicaciones que ello tenía.
En un primer momento me asusté, pero abro despacio la puerta, y pude ver a escondidas que mi hijo menor, Néstor, se estaba masturbando. La escena me produjo un morbo increíble, por lo que me quedé escondida mirando como mi hijo se satisfacía sexualmente. Observé como con su mano sostenía un respetable miembro al que sacudía con cierta violencia, sentado en el borde del inodoro, con sus ojos cerrados apuntando al techo.
Madre e hijo parten de viaje a la playa donde se encontrarán con unos amigos. Pero la casa es pequeña y duermen en un hotel ambos se acuestan desnudos en la cama y el chico consigue que su madre, mientras le roza las tetas por su espalda, le masturbe de forma inigualable.
Probarse unos bikinis, pedir la opinión del hijo. Hasta ahí todo normal, pero cuando él pide acariciar sus pechos la madre se derrite y al final terminan follando como salvajes.
Probarse unos bikinis, pedir la opinión del hijo. Hasta ahí todo normal, pero cuando él pide acariciar sus pechos la madre se derrite y al final terminan follando como salvajes.